Uno puede aprender mucho estudiando el tema de la cultura popular. Durante años, aquellos que observan a China como Anne-Marie Brady y expertos en los medios de comunicación tales como Martha Bayles han seguido muy de cerca el crecimiento de la propaganda china comunicada a través de los medios de comunicación populares.[1] Ambos han comentado sobre el gran éxito que ha tenido la película de acción china «Wolf Warrior 2/Lobo Guerrero 2» del (2017), una película extremadamente patriota con héroes chinos y villanos estadounidenses que parece personificar el «trabajo de pensamiento» cinematográfico de la era Xi Jingping.[2] El éxito de Wu Jing (uno de los mayores éxitos en la historia en China) apeló expresamente no solo al resurgimiento del nacionalismo chino, sino también al racismo anti-occidental y estadounidense.[3] Brady destaca el punto importante en donde lo que estamos viendo en la era de Xi Jingping en China es principalmente continuación de las políticas de los líderes anteriores, pero con más recursos y más poder político concentrado en las manos de un solo hombre.

No es de sorprender que la agresiva propaganda de la República Popular China hoy día, ya sea política o cultural, esté acompañada de una agresiva campaña interna de vigilancia ideológica, incluyendo una salvaje persecución religiosa.[4] Pero esta no se detiene ahí. Mientras que los films glorifican a la patria, el régimen también glorifica al propio presidente chino.[5] Incluso los lugares de culto se ven obligados a participar en este blasfemo culto a la personalidad, con imágenes religiosas eliminadas para dar paso a dichos políticos e imágenes de Xi, quien ostenta el poder absoluto desde el año 2012.[6]

Si bien China es un país muy antiguo con su propia historia y dinámica política, la dinámica Lobo Guerrero/Xi Jingping recuerda desarrollos anteriores en la otra mitad del mundo. A diferencia de la China comunista, Turquía es hoy – apenas, una democracia, aunque el espacio político, social y religioso se ha reducido constantemente bajo el gobierno autoritario de Recep Tayyip Erdogan. Erdogan ha gobernado ahora durante casi 20 años, primero como primer ministro (2003-2014) y desde el año 2014 como presidente.

Si el ascenso de Xi Jingping y la mentalidad del Lobo Guerrero se superponen, en Turquía, el gobierno de Erdogan se superpone al de la franquicia mediática del «Valle de los Lobos». Comenzando como una serie de acción en televisión muy popular en el año 2003, «El Valle de los Lobos» (Kurtlar Vadisi) evolucionó en varios films muy populares y series que han durado, al igual que el gobierno de Erdogan, casi 20 años.

Tan agresivamente nacionalistas como las películas chinas, las películas turcas le agregan abiertamente contenido antisemita, anticristiano y anti-estadounidense a la mezcla. La primera película creada a partir de una obra ya existente, «Valle de los Lobos: Irak» (2006) se basó en gran parte en realidad un incidente entre las tropas turcas y estadounidenses en Irak y escándalos iguales a Abu Ghuraib, pero aderezado con contenido adicional tal como un médico judío (interpretado por el actor estadounidense Gary Busey) traficando con partes del cuerpo humano.[7] Hasta el día de hoy, han sido producidos tres thrillers más basados ​​en la popular serie: «Valle de los Lobos: Gladio» (2009), «Valle de los Lobos: Palestina» (2011) y «Valle de los Lobos: Homeland» (2017). No es de extrañar, dado lo cercano que las películas y las series hacen eco a la retórica del régimen, tanto los productores como los guionistas de la franquicia son admiradores de Erdogan y han cenado e intercambiado puntos de vista con el hombre fuerte turco.[8] Este contenido también ha sido traducido y comercializado agresivamente a audiencias de habla árabe en el Medio Oriente, promoviendo las teorías de conspiración antisemita, anticristianas y anti-estadounidenses a una audiencia receptiva.[9]

En un espeluznante simulacro a la dinámica del Lobo Guerrero/Xi Jingping, el mundo ficticio del «Valle de los Lobos» corre paralelo a una exaltación política del mundo real de Erdogan, atándolo a una larga línea de conquistadores turcos que se remonta 1000 años en el tiempo.[10] Las películas de «Wolf Warrior» no tratan sobre Xi y sin embargo, propagan su visión del mundo. El universo mediático de «Valle de los Lobos» no trata el tema de Erdogan y sin embargo, está muy sincronizada al muy alimentado nacionalismo que este promueve. Ambos son ejemplos de arte cinematográfico en sintonía con el estado autoritario que presenta a estos estados tal como desean ser: fuertes, feroces y no excusables.

Algunos pudieran muy bien decir, ¿y qué? Después de todo, un mundo occidental que le dio al mundo James Bond, Rambo y Marvel Cinematic Universe ha tenido una tremenda influencia con el público extranjero durante décadas. La cultura popular occidental ha sido y sigue siendo seductora y a menudo, muy subversiva. Yo creo que existen importantes diferencias culturales entre el imperialismo cultural estadounidense y la simbiosis político-cultural que vemos emerger en Turquía y China.

Obviamente, el contenido de las exportaciones culturales estadounidenses en películas y música, incluso si el Pentágono puede que ayude en la producción de algunas películas, en gran medida no glorifica al estado norteamericano ni está políticamente sincronizado al gobierno. El Hollywood liberal nunca glorificaría al Presidente Trump. Las figuras autoritarias en Occidente muy a menudo son demonizadas o representadas negativamente en las películas occidentales. La primera película de Rambo fue, entre otras cosas, una crítica a la guerra en Vietnam y una de las películas más mostradas en la propaganda del EIIS fue la épica anti-cruzada del 2005 de Ridley Scott «Kingdom of Heaven/Reino del Cielo». Una película «patriótica» poco común, tal como «American Sniper/Francotirador Americano» del 2014, es sometida habitualmente a  fulminantes críticas en Occidente, con afirmaciones muy comunes de que es «militarista» y «racista».[11] Las películas de superhéroes pueden encabezar las listas de taquilla, pero una cosa que los medios occidentales liberales, incluyendo la industria del entretenimiento hacen prolíficamente es mantener un reflejo crítico, a veces muy duro, de la sociedad, la política y la cultura occidental.

Una mirada crítica tal no es imposible dentro de estados autoritarios, pero es mucho menos común y a menudo, se encuentra plagada de obstáculos políticos. Si bien la autocrítica de Occidente es muy común, las críticas a China en Hollywood son silenciadas, ya que los estudios temen perder el acceso a los lucrativos mercados extranjeros.[12]

Si vemos que China sigue por el mismo cronograma que Turquía, deberíamos preocuparnos. La xenofobia y el amplificado patriotismo en los medios de comunicación en Turquía fueron primero, seguidos años más tarde por una verdadera y realista agresión e intervención desde Libia hasta el Cáucaso. Desafortunadamente, algunos apologistas occidentales del régimen de Erdogan han minimizado el constante ritmo de la tóxica propaganda turca en un esfuerzo desesperado por encontrar terreno común entre una Turquía cada vez más hostil y Occidente.

En mi experiencia, aquellos que modelan la política occidental a menudo minimizan las consecuencias tangibles de una propaganda hostil hasta que el problema estalla frente a ellos. Occidente debería tener mucho cuidado en descartar el contenido de los medios ultra-nacionalistas chinos como mero «bang-bang» al estilo Hollywood.[13] Lo que puede parecer un cumplir de deseos de fantasía por parte de los cineastas en Turquía y China también puede ser una descripción muy burda pero más o menos precisa de las muy reales intenciones de los arrogantes autoritarios.[14]

Estos autoritarios no solo poseen un plan mucho más matizado y calculado de lo que se encuentra en la pantalla, sino también la ambición y los recursos para intentar lograr tal visión.[15]


[1] Youtube.com/watch?v=pf2pvH9Qxpo, 2 de julio, 2015.

[2] Hudson.org/research/14881-sharp-power-and-stock-villains, 15 de marzo, 2019.

[3] Youtube.com/watch?v=cXr1RXJTF0E, 2 de marzo, 2019.

[4] Informe Diario de MEMRI No. 232 – La persecución religiosa de China y sus cómplices, 5 de octubre, 2020.

[5] Nationalinterest.org/blog/buzz/china-and-cult-xi-25581, 12 de julio, 2018.

[6] Bitterwinter.org/xi-jinping-portraits-replace-catholic-symbols, 25 de noviembre, 2019.

[7] Spiegel.de/consenta?targetUrl=https%3A%2F%2Fwww.spiegel.de%2Finternational%2Fcontroversy-over-turkish-movie-beyond-the-valley-of-the-wolves-a-401565.html&ref=https%3A%2F%2Fen.wikipedia.org%2F, 22 de febrero, 2006.

[8] Nordicmonitor.com/2019/01/erdogan-fans-hatred-and-xenophobia-via-popular-tv-series, 31 de enero, 2019.

[9] Youtube.com/watch?v=ER60wqKSeZk, 6 de mayo, 2020.

[10] Youtube.com/watch?v=WKPagHTN_VU, 22 de febrero, 2017.

[11] Jacobinmag.com/2015/01/american-sniper-review, sin fecha.

[12] Latimes.com/entertainment-arts/business/story/2020-07-27/hollywoods-self-censorship-for-china-takes-the-spotlight-but-why-now, 27 de julio, 2020.

[13] Theguardian.com/world/2017/aug/08/flag-waving-chinese-blockbuster-wolf-warriors-2-smashes-cinema-records, 8 de agosto, 2017.

[14] Warontherocks.com/2020/09/blue-homeland-and-the-irredentist-future-of-turkish-foreign-policy, 30 de septiembre, 2020.

[15] Chinafile.com/document-9-chinafile-translation, 8 de noviembre, 2013.