Durante una visita el 20 de diciembre, 2008 a la capital de Muscat Omani, el presidente del Parlamento Europeo Hans-Gert Poettering declaró que la democracia en el Medio Oriente debe evolucionar desde dentro, reflejar tradiciones y valores locales, y que Occidente no debería presionar a la región en adoptar un sistema democrático al estilo europeo. Esta declaración hizo encender criticas entre los intelectuales árabes; al día siguiente, ‘Omran Salman, editor del portal reformista Aafaq.org. [1] publicó un severo artículo crítico sobre las declaraciones de Poettering.

A continuación extractos del artículo de Salman:

Funcionarios occidentales preferirían mantener al Medio Oriente bajo dictaduras

«… Cual es el significado de las declaraciones [como las de Poettering]… de que el sistema democrático seguido en Europa es apropiado para los países alrededor del mundo excepto en la región árabe?

«Naturalmente, tales declaraciones no son inofensivas, ni son para el beneficio de estas supuestas excepciones [e.d. los países árabes]; más bien, son manifestaciones de tendencia racista así como también objetivos de servicio para si mismos.

«Estas personas [como Poettering] creen que los árabes no se merecen nada mejor que sus presentes gobiernos – [es decir], no se merecen la democracia disfrutada por las naciones civilizadas. Estas continúan diciendo de que es mejor no presionar a los regímenes dictatoriales sino más bien conceder sus deseos, [y recibir] en cambio acuerdos, dinero y ganancias – mientras el pueblo pueden irse al infierno.

«En realidad, el presidente del Parlamento Europeo, que debería estar avergonzado de si mismo, no es el único traidor en este grupo [de estadistas occidentales]. Desgraciadamente, muchos antiguos funcionarios europeos y norteamericanos comparten su opinión, con algunos de ellos [incluso] rivalizando en ver quien voltea la página [en las relaciones con] los gobiernos dictatoriales tales como aquéllos del [Presidente sirio] Bashar Al-Assad, [el líder libio Mu’ammar] Al-Qaddafi, y otros.

«Sus posturas están basadas en las siguientes premisas:

«- La gente no es igual en el cómo logran la democracia – es decir, existen naciones de primera clase y naciones de segunda – clase. La primera clase – Europa y Occidente – merecen el nivel más alto de democracia, mientras las naciones árabes son de segunda clase y [por consiguiente] inherentemente diferentes, y deben obedecer las reglas de sus [respectivos] gobiernos.

«- La mejor manera de salvaguardar los intereses occidentales es preservando a los regímenes tiranos existentes – no ofreciéndole a [éstas] naciones una oportunidad de abrazar la democracia, ya que tal [desarrollo] puede perjudicar a éstos intereses [e.d. occidentales].

«- La experiencia democrática es a través de la naturaleza acumulativa; no hay necesidad de promover o facilitar la democracia, en especial para los países árabes. Sin embargo, esto no aplica a Europa Oriental, América del Sur o Asia, [donde la democracia fue implementada rápidamente].

«- Cada nación en la región tiene sus propias características singulares culturales y tradiciones que deben respetarse; sería por consiguiente un error el imponer la democracia sobre ellas [e.d. a las naciones árabes] o presionarlas para que adopten [la democracia].

«Tal como ya he dicho, [todo] esto es sólo una excusa usada por algunos políticos occidentales para justificar sus lazos con los gobiernos tiránicos y corruptos en el mundo árabe. Esta [actitud] muestra su menosprecio por las naciones de esta región, y [muestra de que] están siendo tratados como especies inferiores».

Los pueblos árabes quieren la libertad y la democracia también

«La verdad es – aunque éstos oportunistas [occidentales] no lo piensen según su lógica – de que todas las naciones tienen igualmente el [derecho] a la libertad y la democracia. No existe ninguna nación que no esté esforzándose y luchando por la libertad – y las naciones árabes no son ninguna excepción.

«Además, la democracia no es ninguna vestimenta que la gente lleva puesta debido a sus tradiciones, o debido al clima local. Es un valor humano universal que transciende los continentes y las culturas.

La regla de ley, un gobierno elegido por el pueblo, la responsabilidad [del gobierno] a [sus ciudadanos], la separación de las autoridades, el pluralismo, la transferencia de poder por medios pacíficos – [todo esto] no depende de las [características] singulares o de las costumbres regionales. Si son buenas para Occidente, también son buenas para Oriente, y para cualquier otra parte en el mundo.

«Lo único que nos queda por decir es que todos los reformistas, y todos aquéllos que defienden la democracia y la libertad en los países árabes, deben condenar el racismo y el oportunismo de estos políticos – incluyendo al presidente del Parlamento Europeo…»


[1] www.aafaq.org, 21 de diciembre, 2008.