Hace unos quince años, cientos de miles de ciudadanos estadounidenses tomaron las calles en manifestaciones en todo el territorio de los Estados Unidos por el bien de una causa bastante lejana. Precisamente al mismo tiempo que Estados Unidos estaba directa y profundamente involucrado en conflictos en Irak y Afganistán, miles de jóvenes idealistas se unieron con el propósito de «Salvar a Darfur». En retrospectiva, esto se parece más bien a otros hechos pasajeros entusiastas en Occidente por causas tales como Liberen al Tíbet o «Kony 2012», un tipo de terapia occidental que genera emociones intensas y fugaces sobre causas distantes que se prestan a una narrativa moralista bastante simplificada. La mayor manifestación de Darfur en el año 2006 tuvo lugar en el National Mall en Washington, D.C. y contó con el empresario de música hip-hop Russell Simmons, Al Sharpton, George Clooney, Elie Weisel y un joven senador estadounidense llamado Barack Obama. Se le pidió a la audiencia de clase media, en su mayoría blanca, que «hablase» y se «sensibilice», para evitar el silencio y la indiferencia ante el genocidio que viene cometiéndose en Darfur, se hicieron comparaciones con el Holocausto y los asesinatos masivos de una década antes en Ruanda, que en su mayoría fueron ignorados por la administración Clinton.

El líder tribal del Sudán oriental Muhammad Al-Amin Turk, en una reciente conferencia de prensa.
El líder tribal del Sudán oriental Muhammad Al-Amin Turk, en una reciente conferencia de prensa.

¿Marcó alguna diferencia esta atención sobre el terreno en Sudán? Probablemente no mucho. La mayor parte de las acciones genocidas del régimen de Bashir en Darfur desde el año 2003 al 2005 ya sucedieron para el momento de las manifestaciones, aunque los asesinatos nunca se detuvieron en su totalidad. Una ineficaz fuerza de mantenimiento de la paz perteneciente a la Unión Africana (AMIS) se encontraba sobre el terreno en el año 2004 y sería reemplazada por una fuerza de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas (UNAMID) mayor y mucho más costosa, solo que algo más efectiva, en el 2007. La UNAMID finalmente pondría fin a sus actividades en el año 2020. Si la guerra en Darfur tuvo un efecto verdadero en Sudán, esta llevaría hasta el final de una guerra mucho más sangrienta e intratable de décadas con los sudaneses del sur. El conflicto que estalló en Darfur a comienzos del año 2003 contribuiría a que el régimen de Bashir firmara un tratado de paz con el Movimiento de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM) del Dr. John Garang en el año 2005 y este acuerdo conduciría a la independencia de Sudán del Sur en el 2011. Otro resultado del conflicto de Darfur sería la institucionalización años más tarde, de las milicias locales árabes de Darfur en el ejército sudanés como reacción rápida separada o fuerza de choque con consecuencias no-intencionales.

La atención de Occidente es fugaz y variable y parece volverse aún más fugaz en los últimos años. La atención de Occidente sobre Sudán va en declive y seguirá así. A Occidente se le ve profundamente distraído por sus propios conflictos internos, sus guerras culturales y sus controversias y cuando la mirada occidental es volteada hacia el exterior, esta ve una multiplicidad de conflictos interminables todos en llamas. La gran causa de los derechos humanos de la última década, Siria, está casi olvidada cuando Assad, Irán y Rusia ganaron esa guerra en la que ellos (y sus adversarios) alentaron el surgimiento de una oposición armada totalmente islamizada. Lo que alguna vez pareció un conflicto en blanco y negro entre el bien y el mal se convirtió en una zona gris y las zonas grises son descartadas y luego olvidadas en su totalidad.

Con la caída del régimen islamista de Bashir en Sudán en el año 2019, un conveniente villano dejó el escenario, Sudán entró en su período de renovada atención internacional, uno que ahora está pasando y probablemente terminará mucho antes de las elecciones programadas para el año 2024. Los innumerables problemas de Sudán palidecen en comparación a los de sus vecinos. En Etiopía, se desata un nuevo genocidio a manos del régimen de Abiy Ahmed y sus aliados eritreos. Sudán del Sur es un estado casi fallido y el cercano Chad es sumamente volátil. Hasta hace poco, tanto Libia como Yemen estaban en guerra.

Se ha logrado mucho en Sudán desde la caída de Bashir. Sudán finalmente está fuera de la lista terrorista estadounidense y eso ha llevado a una serie de consecuencias positivas en términos de la integración del país en el escenario mundial y en la economía global. Este posee un gobierno civil trabajador sensible a los abrumadores problemas del país y trabaja con una agenda reformista muy realista. Sudán es menos represivo y más en paz de lo que ha estado en los últimos cincuenta años.

Pero las cosas no van tan bien. Las agencias de noticias informaron recientemente de buena noticia el hecho de que la inflación se desaceleró en 387,6% en agosto, la primera caída de la inflación desde 2019, ya que el país implementó duras medidas económicas de acuerdo a las directrices del FMI.[1] La disminución es buena noticia para cualquier país que no se llame Sudán del Sur, Venezuela o el Líbano, pero muestra el desafío que enfrentan los legisladores sudaneses para manejar los graves desafíos económicos y políticos que no llegan al nivel de catastróficos.

Si Sudán está manejando condiciones económicas dolorosas tan bien como puede esperarse, otros desafíos parecen surgir constantemente. Si bien el gobierno interino ha firmado varios acuerdos de paz con los grupos rebeldes, incorporándolos al gobierno (el ministro de Finanzas de Sudán es un ex rebelde de Darfur), la inestabilidad regional y política permanecen justo debajo de la superficie y no solo debajo de esta. El 17 de septiembre, una peligrosa revuelta civil en la zona este de Sudán amenaza con deshacer el frágil progreso del país, ya que miles de miembros del pueblo Beja de la región bloquearon el transporte que va desde el principal puerto del país en el Mar Rojo a Jartum y pidieron la disolución del gobierno civil junto al gobierno militar en un nuevo consejo de transición.[2] Los rebeldes, encabezados por el líder tribal Hadendowa Muhammad Al-Amin Turk, también bloquearon el acceso a la terminal de exportación de petróleo del país.[3]

Si bien la acción tiene un componente étnico y económico, también posee uno político, ya que varios de los líderes del bloqueo están relacionados con el partido islamista disuelto del régimen de Bashir, el Partido del Congreso Nacional (PCN).[4] Hasta ahora, el gobierno sudanés se ha resistido a los pedidos de utilizar la fuerza para sofocar el levantamiento que ha atraído no solo a elementos islamistas y tribales, sino incluso a supuestos reformadores descontentos con la lentitud de las reformas en Sudán. Los rebeldes están expresando respeto por los generales de Sudán mientras centran su ira en los administradores civiles del propio Sudán.[5]

Comparado al continuo genocidio que se viene sucediendo en Tigray y los ataques terroristas con drones desde Yemen, esto pareciera algo insignificante o sin importancia. El este de Sudán es, sin embargo, una zona estratégica frente a Arabia Saudita al otro lado del Mar Rojo y que limita con Eritrea, la Corea del Norte de África, al Sur. La región sudanesa también alberga a miles de refugiados eritreos y opositores al régimen en Asmara. Durante el régimen de Bashir, Irán utilizó la misma región para contrabandear cohetes a través de la frontera hacia Egipto en su camino hacia Hamás en Gaza.

El conflicto amenaza con militarizar la situación en Sudán, siendo este el mayor peligro. La pregunta es si la intervención militar será nacionalista, islamista o reformista. Como si fuese una señal, los medios de comunicación sudaneses informaron a la población el 21 de septiembre de un «pequeño y fallido intento de golpe de estado» del mayor general de las SAF Abdel Baqi Al-Bakrawi, en relación con elementos exiliados del antiguo régimen islamista. No fue el sexto complot frustrado conocido durante el período de transición de Sudán y no será el último. Al-Bakrawi es un oficial de tanques y las unidades blindadas de Sudán parecen ser un semillero de apoyo para el régimen anterior. Este recientemente regresó de recibir atención médica en Egipto, donde pudo haber estado en contacto con elementos del antiguo régimen.[6]

Mientras el gobierno civil de Abdullah Hamdok emprende la sombría y difícil labor de reformar, limpiar 30 años de desastres y atrocidades cometidas por el régimen de Bashir, también corre el peligro de desgastarse, absorber el descontento popular y desacreditar las causas de la reforma, el laicismo y la democracia que hará que un eventual retorno al régimen militar absoluto en Sudán sea aún más probable. Y para cuando esta situación suceda, la atención de Occidente estará en otra parte. Incluso si el gobierno civil es capaz de calmar la situación al este de Sudán y apaciguar a los manifestantes, es muy probable que este patrón de agitación regional/tribal más el descontento económico junto a la agitación política entre bastidores continuará en otro lugar y cada vez que repita la peligrosa tentación de tomar medidas enérgicas o permitir que las cosas se salgan de control esta situación aparecerá.

Sudán se encuentra atrapado dentro de su propia historia y realidad. Lejos del resplandor de situaciones espectacularmente espantosas en otros lugares, el gobierno no tiene nada más que hacer sino perseverar obstinadamente, evitar los excesos y las reacciones exageradas, continuar el camino de la reforma. Pero el hecho de que Sudán esté haciendo mucho de lo correcto que en este caso la así llamada comunidad internacional exige y que no haya estallado, no lo convierte en un relato exitoso, por mucho peor que parezcan estar las cosas en otros lugares.


[1] Reuters.com/world/africa/sudan-inflation-slows-38756-august-2021-09-14, 14 de septiembre, 2021.

[2] 3ayin.com/eastern-sudan-3, 19 de septiembre, 2021.

[3] Sudantribune.com/spip.php?article70088, 20 de septiembre, 2021.

[4] Youtube.com/watch?v=7mFbZN6VnCM, 14 de septiembre, 2021.

[5] Youtube.com/watch?v=3_dBiQY6OJk, 19 de septiembre, 2021.

[6] Mc-doualiya.com , 21 de septiembre de 2021.