Introducción
El reciente fallecimiento del Emir de Kuwait, y los eventos que llevaron a la selección de un sucesor, proporcionaron un ejemplo interesante del triunfo del orden constitucional y de una acertada política en una sociedad tribal [1] por lo que históricamente hubiera sido una causa para lanzar el reto.
La muerte del Emir
El Emir de Kuwait, Al-Sheikh Jaber al-Ahmad al-Sabah, falleció el 15 de enero del 2005 a la edad de 78 años, después de 27 años como jefe de estado. Fue el 13 Emir de la familia gobernante Sabah y el tercero desde la independencia del país en 1961. Al-Sheikh Jaber sufrió un derrame a finales de los años 1990 y había pasado la mayoría de los últimos cuatro años en clínicas y hospitales en el Reino Unido y en los Estados Unidos. Su ejercicio al poder había decrecido progresivamente durante años.
El príncipe a la corona, Sa’ad al-Abdallah al-Sabah, también había servido como primer ministro. En 1997, Sa’ad fue operado de cáncer en el colon y luego su salud se deterioró rápidamente. Como resultado, la familia gobernante decidió en julio del 2003 separar las funciones del príncipe a la corona de las del primer ministro. Mientras Sa’ad permanecía como príncipe a la corona, aunque la enfermedad había limitado cada vez más su habilidad para funcionar, Sabah al-Ahmad al-Sabah fue designado como primer ministro. Dada la enfermedad del Emir Jaber y del príncipe a la corona Sa’ad, el primer ministro fue el verdadero gobernante del país durante los últimos cuatro años.
El asunto de la sucesión
A la muerte de Jaber, Sa’ad, de 75 años, el príncipe a la corona, fue declarado el Emir del país. Su nombramiento como Emir [gobernante y cabeza de estado] también mantenía la práctica que el emirato rota entre las dos ramas de la familia Sabah-al-Jaber y la de al-Salem. El actual primer ministro quien está colocado en la lista para ser el próximo Emir es miembro de la rama al-Jaber, mientras que el convaleciente Sa’ad es miembro de la rama al-Salem.
Bajo el proveer de la constitución al nuevo Emir se le exige ser jurado dentro de los ocho días del momento en que el puesto este vacante, y el juramento tenga lugar en una sesión abierta del parlamento. Sin embargo, el Príncipe a la Corona Sa’ad, quien fue declarado Emir seguido a la muerte de Jaber, ni siquiera es competente en recitar el juramento al cargo el cual consiste en dos líneas, y menos que sirva como jefe de estado. El asunto de la disputa entre las dos ramas de la familia y sus respectivos partidarios fuera de la familia gobernante fue de si a Sa’ad se le permitiría convertirse en Emir a pesar de su enfermedad o si debía ser reemplazado por el primer ministro, el Sheikh Sabah.
Tradición versus normas constitucionales
Los partidarios de la tradición, guiados por Sheikh Salem al-Ali al-Sabah de la rama al-Salem de la familia, quien también es el encabezado de la Guardia Nacional, exigió que a Sa’ad se le permita ascender al emirato. Ellos argumentaron que a través de toda la historia del país ningún Emir había muerto en el cargo, y que Sa’ad sería una excepción sí hubiese fallecido. Ellos también argumentaron que, dada la condición médica de Sa’ad, la exigencia para un juramento público es en equivalencia forzar su abdicación. Finalmente, insistieron que Sa’ad debería servir como Emir hasta que la voluntad de Alá haya tomado su camino.
El portavoz del parlamento Jasim al-Kharrafi, apoyado por los estudiosos constitucionales, argumento que bajo la constitución kuwaití el juramento de un nuevo Emir debe realizarse en una sesión abierta del parlamento. Al-Kharrafi dijo que no hubo ningún “juramento silencioso” o juramento a través de un tercer socio. Por otra parte, el traslado de poder sería percibido como sí se hubiese llevado a cabo en secreto, el cual violaría las previsiones de la constitución.
La maniobra constitucional
El 20 de enero, la mayoría de la familia Sabah juró obediencia [mubaya’ah] a Al-Sheikh Sabah como próximo Emir de Kuwait. Esta designación fue desafiada por la rama al-Salem a través de una carta según se alega firmada por el Jeque Sa’adi pidiéndole al portavoz de parlamento que llamara a una reunión especial del parlamento para permitirle al Jeque Sa’ad ser juramentado al cargo el lunes, 23 de enero a las 10:00 a.m. Reconociendo la naturaleza políticamente crítica del pedido, el portavoz fijado para el juramento en la ceremonia del martes, 23 de enero a las 4:00 p.m., aparentemente para darle tiempo a la familia gobernante de resolver el conflicto dentro de sus propios límites.
Frustrar los intentos por forzar un juramento en la ceremonia por la rama del rival de la familia, Sheikh Sabah, el primer ministro se movió rápidamente llamando a una reunión ministerial especial el 21 de enero. Bajo la constitución kuwaití, el gabinete podría recomendarle al parlamento la remoción del poder a un Emir si se determina que “ha perdido su capacidad de salud para ejercer sus prerrogativas constitucionales,” y esto es precisamente lo que el gabinete ha decidido hacer. El gabinete le pidió al portavoz que emplazara una reunión del parlamento el martes a las 10:00 de la mañana, en adelanto a la reunión fijada para el juramento, y votar en su recomendación y declarar a Sa’ad médicamente incompetente para ascender al Emirato. Mientras la maniobra de planificación iba en proceso, intensas negociaciones entre las dos ramas de la familia continuaron, a menudo con la ayuda de intermediarios.
En anticipación a una carta de abdicación del Jeque Sa’ad, la sesión parlamentaria originalmente fijada para el 24 de enero a las 10:00 a.m. fue pospuesta dos veces, hasta las 2:00 p.m. para que esta vez el parlamento se reuniera en una sesión secreta y votara unánimemente para remover a Sheikh Sa’ad como Emir de Kuwait. Bajo la constitución, y en la ausencia de un príncipe a la corona, el gabinete como un todo le fue asignada la responsabilidad del cargo de Emir hasta el momento en que el parlamento apruebe la selección de Sheikh Sabah como Emir de Kuwait.
La carta de abdicación de Sa’ad fue entregada al parlamento poco después de que esta había votado para removerlo del cargo.
Preferencia de políticos kuwaitíes a permanecer como observadores
Mientras el conflicto entre las dos ramas de la familia Sabah se intensificaba, la mayoría de las fuerzas políticas en Kuwait estaban de acuerdo en un principio: de que la decisión dependía completamente de “la generosa familia gobernante” [al-‘aila al-hakima al-karima] en resolver el asunto entre sus miembros y evitar un conflicto prolongado que dañaría los intereses del país. Practicando la vieja regla de la auto-preservación, la mayoría de los políticos kuwaitíes evitaron la adhesión a una rama de la familia que podría haber terminado como la perdedora. Prefirieron quedarse como observadores.
Conclusión
La lucha por la sucesión en Kuwait ha demostrado vividamente la buena voluntad de las fuerzas políticas competentes, en este caso miembros de la familia gobernante en acudir a los procedimientos constitucionales en lugar de la fuerza o la violencia para resolver las luchas de poder.
Fue quizás tranquilizador para el pueblo kuwaití que en plenitud del conflicto, ningún miembro de la familia gobernante o cualquiera de las figuras políticas amenazó con usar la fuerza para acabar con el estancamiento. Cuando todo terminó, el decano de la familia Sabah, Jeque Salem al-Ali al-Sabah, quién instigó el conflicto, fue citado diciendo que después de reunirse con “mi hermano el Jeque Sabah al-Ahmad, los lazos de afecto y amor de la familia al-Sabah” permanecerán intactos. [2]
A Sheikh Sabah, de 75 años, se le implantó un marcapasos en 1999. Su actuación en los últimos cuatro años sugiere que es un gobernante con intenciones reformistas. Su conducta a lo largo de la lucha por la sucesión apoya esta valoración. Sheikh Sabah ha sido juramentado al cargo el 30 de enero, y es ahora el Emir de Kuwait.
* El Dr. Nimrod Raphaeli es Analista Senior del Programa de Estudios Económicos del Medio Oriente de MEMRI