A principios de febrero, el fiscal general de la AP Ahmad Barak prohibió la novela ‘Crimen en Ramala’ del autor y periodista ‘Abbad Yahya y ordenó sacarla de todas las librerías alegando que «contiene textos y términos que amenazan la decencia y la moralidad y pueden dañar a la población, en especial a los menores y más chicos».[1] La novela, publicada por primera vez en octubre, 2016 cuenta la historia de tres jóvenes oriundos de Ramala, uno de ellos homosexual quien habla de su orientación sexual y también describe a su familia religiosa, algunos de ellos miembros pertenecientes a Hamas.
Este contenido provocó críticas al libro y a su autor en los medios sociales, que aparentemente condujo a la prohibición por las autoridades y en Nablus el gobernador del distrito y de la municipalidad también prohibió celebrar una conferencia sobre el libro[2].
La decisión del fiscal general de prohibir el libro provocó un debate público. Muchos intelectuales e instituciones palestinas se opusieron a la prohibición alegando que viola la libertad de expresión. También argumentaron que la prohibición del libro sólo aumentara la curiosidad de la gente sobre este y hará que más gente lo lea, especialmente porque en esta era de Internet y los medios sociales es prácticamente imposible impedir la circulación de textos.
Ante el debate público, el Ministerio de Cultura de la AP publicó una declaración el 16 de febrero en la que aclaraba que el fiscal general no había prohibido el libro, sino que sólo había suspendido su distribución en espera de una revisión por un equipo de expertos literarios. La declaración dijo: «Apelar a los críticos y profesionales [literarios] es una forma sabia de manejar este asunto de manera objetiva y profesional sin comprometer la libertad de expresión y opinión ni los reglamentos y regulaciones pertinentes al tema».[3]
Este informe revisará las respuestas en la AP y la prensa palestina a la prohibición del libro.
Autor ‘Abbad Yahya y la portada del libro ‘Crimen in Ramala’ (imagen: amad.ps, 12 de febrero, 2017)
Críticas a la decisión del fiscal general: Prohibir y quemar libros sólo aumenta su popularidad
La oficina de cultura e información de la OLP emitió una declaración el 7 de febrero en la que atacó la decisión del fiscal general de suspender la distribución del libro como «totalmente injustificada» y «una severa violación de la libertad de expresión y de creatividad artística garantizada por la ley».[4]
El jefe de la Unión de Escritores Palestinos Murad Al-Sudani también se opuso a la decisión diciendo: «La libertad de escribir es un principio que no debe ser abandonado y por eso nos oponemos a las acciones contra el libro». El autor palestino y profesor de ciencias políticas de la Universidad Al-Quds Dr. Ahmad Rafiq Awad también habló contra la prohibición de libros y la persecución a autores diciendo: «Los libros que fueron prohibidos, perseguidos o quemados por lo general gozaban de amplia circulación… Uno puede criticar el contenido [del libro] [escribiendo] artículos o críticas y exponer [sus defectos], dejando dentro de la esfera cultural el tema».[5]
El poeta palestino Ghassan Zaqtan dijo que la decisión refleja una política obsoleta característica de los regímenes dictatoriales y que los que deciden si un libro es aceptable o no son los lectores y no las autoridades o los aparatos de seguridad. Este le dijo al diario Al-Quds: «Estoy en contra de la prohibición de libros. Todo intento de mencionar el contenido del libro como algo justificativo para su prohibición pierde su hilo principal. Hablar sobre los estándares sociales y la violación de las normas sociales nos hará vaciar nuestras estanterías de ambas, nuestra propia literatura como la literatura traducida… Eliminar libros de las tiendas y convocar a autores y a editores [para ser interrogados] son medidas [típicas de] regímenes dictatoriales, [medidas] que están obsoletas y no deben ser aceptadas. Nadie debe prestarse a convertirse en un policía social que dicte normas sociales y estándares para escribir [libros]. Es al lector quien le toca decidir si comprar el libro o no».[6]
Intelectuales árabes y palestinos demandan cancelar acciones contra el libro y su autor
Además, 99 intelectuales palestinos y árabes emitieron un comunicado llamando a cancelar inmediatamente la prohibición sobre la novela ‘Crimen en Ramala’, entre ellos el autor Osama Al-‘Issa, el crítico literario ‘Adel Al-Asta y el poeta Ghassan Zaqtan. El comunicado declaro: «Creemos que tales medidas punitivas sólo perjudican al pueblo palestino y su lucha por liberarse de la tiranía, la opresión y la censura y hacemos un llamado a todos los partidarios de la libertad de pensamiento y publicación a que declaren pública y claramente su postura. Exigimos que se cancele la acción legal y se pida al Ministerio de Cultura de Palestina, el cual tiene a su cargo la cultura y autorías a que organice una mesa redonda sobre varios aspectos del libro… Es extraño que los que se oponen a la indecencia son los mismos que se comportan indecentemente publicando maldiciones y calumnias [refiriéndose a los mensajes de los medios sociales contra el libro y el autor]».[7]
Columnistas palestinos: Palestina es miembro de la UNESCO, comprometida con los tratados que garantizan la libertad de expresión
Columnistas en la prensa palestina se unieron a la condena por la suspensión a la distribución del libro y de la interferencia de la AP en la publicación de libros. El columnista de Al-Ayyam, ‘Abd Al-Ghani Salameh escribió: «No estoy comentando el contenido de la novela porque todavía no la he leído… La correcta opinión y el juicio adecuado será la de los profesionales, es decir, los críticos y literarios. Sería extraño y reprensible que los aparatos de seguridad o sus representantes juzguen el libro. Esto ocurre sólo en regímenes totalitarios que todavía creen en las tijeras de la censura y en el patrocinio a la literatura y el pensamiento. El comportamiento debería tener lugar en la era de la globalización, la revolución de la información y en Internet… Palestina es miembro de la UNESCO y está comprometida con todos los tratados que garantizan la libertad de expresión. Hemos recorrido un largo trecho en este campo, más que la mayoría de los países vecinos. Tenemos decenas de estaciones de televisión y radio privadas y cada año decenas de libros son publicados sin necesidad de que sus autores reciban permiso o licencias. Todos los días los diarios y Facebook destacan artículos de la oposición que no son censurados ni se les impide su publicación. Este es un logro importante y cualquier regresión es considerada como algo grave… No existe justificación para militarizar la cultura o someterla a condiciones establecidas por los aparatos de seguridad, ya que esto puede causar regresión. Sólo la crítica literaria medida y pautada puede corregir los errores y promover y fomentar la [buena] literatura… Evocando la conciencia y moralidad del ummah musulmán, apelando a la censura y aprovechándose de las costumbres, tradiciones, el conservadurismo cultural y el fanatismo religioso [como razón para censurar libros] son actos ofensivos. La excusa de proteger a los chicos es débil porque nuestros hijos pasan horas en la red en sus habitaciones o con sus amigos y no podemos censurarlos constantemente. [Además], si algo les es negado, lo buscarán por curiosidad y porque el agua robada es dulce».[8]
El columnista de Al-Quds Dr. Dalal ‘Iriqat, escribió: «La insensata injerencia de la oficina del procurador general le dio al autor y a su libro bastante publicidad gratuita. Su decisión brilló y motivó a los lectores a buscar y mostrar gran interés en el libro, que los lectores han dicho es moralmente dudosa y no le sirve a la literatura o la cultura palestina».[9]
Editor jefe de diario de la AP: La libertad de expresión no es sagrada cuando pone en peligro los valores y la moral
El jefe de redacción del diario de la Autoridad Palestina Al-Hayat Al-Jadida Mahmoud Abu Al-Haija, expresó una opinión muy inusual: «No quiero defender la decisión del fiscal general pero debemos hablar con la verdad en la mano, donde [la novela] ‘Crimen en Ramala’… es un crimen contra la sociedad y sus valores morales y educativos, y por lo tanto debemos exigir una revisión legal… La libertad de expresión no debe convertirse en una consigna totalmente sagrada y nosotros debemos ir en contra de cualquier cosa que ponga en peligro los valores morales. Yo digo de nuevo de que podemos y debemos tratar este tema a través de una crítica objetiva y discusiones que pueden distinguir entre el bien y el mal y entre un texto creativo y un texto que es simplemente mercancía barata. La novela ‘Crimen en Ramala’ pertenece a esta última categoría y yo he visto muchas injurias y distinciones justificables expresadas sobre esta en Facebook».[10]
[1] Wafa.ps, 6 de febrero, 2017.
[2] Al-Ayyam (AP), 8, 12 de febrero, 2017; Al-Arabi Al-Jadid (Londres), 4 de febrero, 2017.
[3] Wafa.ps, 16 de febrero, 2017.
[4] Al-Ayyam (AP), 8 de febrero, 2017.
[5] Al-Quds (Jerusalén), 7 de febrero, 2017.
[6] Al-Quds (Jerusalén), 7 de febrero, 2017.
[7] Amad.ps, 12 de febrero, 2017.
[8] Al-Ayyam (AP), 8 de febrero, 2017.
[9] Al-Quds (Jerusalén), 12 de febrero, 2017.
[10] Al-Hayat Al-Jadida (AP), 9 de febrero, 2017.