El delineamiento de la constitución iraquí la cual será sometida a referéndum el 15 de octubre, 2005 comprende 139 artículos, de los cuales sólo dos son fuentes de controversia mayor. Los artículos que han seguido siendo causa de considerable tensión entre los tres grupos étnicos líderes en Irak – los chi’a, los sunnis y los kurdos – son el No. 3 (qué trata con la identidad árabe de Irak) y el No. 115 (qué establece el principio de que una o más gobernaciones pudieran establecer una región federal).

Después de muchos intentos fallidos por alcanzar un compromiso en estos asuntos, la mayoría en la Asamblea Nacional – constituida casi exclusivamente de representantes chi’itas y kurdos – han votado para presentar el delineamiento de la constitución a referéndum con sólo cambios menores en su idioma. Los sunnis, quienes boicotearon las elecciones en la Asamblea Nacional el 30 de enero, 2005 y a quiénes se les refiere como los «ausentes (al-gha’iboon)» están movilizando cualquier apoyo que puedan reunir para derrotar la constitución en el referéndum que está por venir. Sus amenazas también están respaldadas por los insurgentes que ellos apoyan.

De la oposición procesal y substantiva al delineamiento de la Constitución

En su esfuerzo por obligar a las otras partes a revisar los polémicos artículos o, si es necesario, para derrotar la constitución en su totalidad, los sunnis están usando dos tipos de argumentos – el procesal y el substantivo.

El argumento procesal es de dos pliegos. El primer aspecto de este argumento es que la comisión al delineamiento de la constitución ha adoptado el principio de que el consenso, en lugar de un voto mayoría de sus miembros, debería guiar sus deliberaciones y conclusiones finales. El ignorar las reservas y objeciones de sus miembros sunni, la comisión, ha de hecho, violado ese principio.

El segundo aspecto del argumento procesal es legalista. Tal como fue declarado por un miembro sunni de la comisión delineadora, Hussein Al-Faluji, la Asamblea Nacional ha violado una estipulación importante de la Ley Administrativa de Transición (LAT), la cual sirve como la constitución provisional de Irak, por su acto de extender la fecha tope para la entrega del delineamiento de la constitución la cual fue fijada originalmente para el 15 de agosto. [1] Es quizás irónico que los sunnis, quienes han condenado a menudo la invasión americana de Irak y se han disociado a si mismos de cualquier cosa que tenga que ver con la administración de la ocupación y quiénes han vigorosamente rechazado la LAT, ahora invocan una de sus estipulaciones para apoyar su posición.

Oposición substantiva al delineamiento de la Constitución

Dos preguntas son planteadas por los sunnis: Primero, si todo Irak, o sólo la población árabe de Irak, tal como fue declarado originalmente, es parte de la nación árabe. Segundo, si la forma de régimen la cual está siendo moldeada desde el derrocamiento de Saddam debiera tener una estructura de gobierno centralizado o una estructura de gobierno federal.

La primera parte del Artículo 3 caracterizó a Irak como parte integral del mundo islámico. En esa parte no existe desacuerdo alguno, ya que la abrumadora mayoría de iraquíes son musulmanes. Sin embargo, la segunda parte del artículo estipula que [sólo] el «pueblo árabe» de Irak es parte de la nación árabe. Esta provisión significó satisfacer principalmente a los kurdos y, en menor grado a los turcomanos, quienes claman no ser árabes y se niegan a ser asociados con la «nación árabe». Aparte del hecho que los kurdos no son étnicamente árabes, ellos argumentarían que la gran nación árabe ha ignorado su condición y sufrimiento durante décadas y que ningún país árabe vino en su ayuda cuando Saddam Hussein envenenó con gas a su pueblo. El revisado Artículo 3 retiene la parte pertinente a Irak como parte del mundo musulmán pero agrega que Irak «es miembro activo y fundador en la Liga Arabe y comprometido a su carta constitucional». Éste es el único cambio significante que fue hecho en el delineamiento de la constitución para aplacar a los sunnis.

El segundo asunto substantivo tiene que ver con la estructura del gobierno federal propuesto para Irak. Sin embargo, el artículo más alarmante para los sunnis es el Artículo 115, el cual le concede el derecho a uno o más gobernaciones de federalizar, similar a la región kurda.

Mientras haya un acuerdo general nacional sobre el concederle un estatus federal a la región kurda, los sunnis están fuertemente opuestos a un amplio sistema federal diseñado que le permitiría a las gobernaciones chi’itas organizarse bajo una estructura federal. Aquéllos opuestos al federalismo en Irak ven una licencia constitucional para crear estructuras federales independientes en Irak como una prescripción a la balcanización del país o, peor todavía, para la fragmentación del país en pequeños estados llevando, finalmente a la guerra civil y al caos.

La posición sunni en el federalismo debe ser vista dentro del contexto de la realidad económica. Una región federada al norte y otra región federada al sur, cada una controlando inmensa cantidad de reservas de crudo, mientras las cuatro principales provincias sunni son dejadas con una inmensa área de desierto, esta le infringirá a los sunnis un daño doble: No sólo perderán ellos el extenso poder político que han ejercido sobre Irak durante 80 años, sino que serán dejados con un territorio empobrecido haciéndolos casi totalmente dependientes en la generosidad o la buena voluntad de sus compatriotas más prósperos.

El miedo a la dominación iraní

Los sunnis también están preocupados que un sur federado chi’ita vendrá bajo la hegemonía iraní. Los dos principales partidos chi’itas en el gobierno, los partidos Concejo Supremo de la Revolución Islámica en Irak (CSRII) y Al-Da’wa, son líderizados por políticos que regresaron a Irak después de un largo exilio en Irán con los cuales mantienen una muy cercana relación. Muchos segmentos del sur de Irak ya están bajo la enorme influencia iraní, y su población está actuando cada vez más en el molde del Irán islamista. Uno de los políticos más moderados sunni, el Dr. Adnan Al-Pachachi, expresó preocupación de que el federalismo en el sur permitirá la penetración ilimitada iraní. [2]

La organización sunni

Para solidificar las fuerzas sunni opuestas a la constitución, las principales organizaciones sunni, incluyendo el Partido Islámico, la Asociación de Clérigos [iraquíes] sunni, la Organización de Dotaciones sunni (waqf), y los 15 miembros sunni del comité de delineamiento de la constitución, entre otros, crearon el Concejo

Nacional del Diálogo (majlis al-hiwar al-watani) encabezado por Saleh Al-Mutlak. Al-Mutlak, quién se ha convertido en un frecuente y favorito actor en muchos canales de televisión pan-árabes, y en particular en Al-Jazeera Tv, y en un portavoz muy a menudo citado en la prensa iraquí y árabe, ha amenazado descarrilar el proceso de ratificar la constitución movilizando al 51% de la totalidad de votantes iraquíes o movilizando dos tercios de los votantes en tres provincias. [3] En estas circunstancias, el apoyo de Muqtada Al-Sadr, quién puede proporcionar cantidades de votos en ciudad Sadr (Bagdad) y en otras ciudades principales chi’itas en el centro y sur de Irak, se convierte en crucial.

La no sagrada alianza

Algo inesperado, a los sunnis se les unió en su rechazo a la constitución sobre bases a su patrocinio del federalismo nada más que por el joven clérigo extremista chi’i Muqtada Al-Sadr cuya capacidad a la travesura, y hasta para la violencia, sólo ha sido excedida por su frecuente y vehemente denuncia a la ocupación americana de Irak. La posición política de Al-Sadr lo separa de la corriente principal del establishment religioso y político chi’ita, el cual apoya la constitución y a menudo está cerca a la de los sunnis.

Muqtada Al-Sadr es un vástago de una de las familias religiosas más prominentes de Irak – una familia que dicen ser descendientes de la casa del Profeta Muhammad. [4] Al-Sadr, o, al menos, su gente, fue acusada del asesinato de Hojjat Al-Islam Abdul Majid Al-Khoei, otro vástago de una familia religiosa distinguida, poco después él regresó a Najaf del exilio en G. Bretaña en abril del 2003. Al-Sadr ha construido su propia milicia, el Ejército Mahdi, que se rumora está apoyado por Irán. Él desafió el control del Ayatola Al-Sistani por sobre los sitios sagrados chi’itas en Najaf y Karbala, y ha establecido un bastión de radicalismo religioso en ciudad Sadr (previamente ciudad Saddam). Ciudad Al-Sadr, un barrio de casi dos millones de personas en las afueras de Bagdad, es su base de apoyo así como también su base de operaciones contra el gobierno y las fuerzas de la ocupación. Al igual que los sunnis, Al-Sadr rechaza el principio de federalismo ya que, él ha dicho, llevaría a la desmembración de Irak. Pero también se opone a una constitución que no esté guiada por el Shari’a, o ley islámica. [5]

Escalada en el conflicto

Mientras la negociación sobre la versión final al delineamiento de la constitución entre los tres grupos más importantes fue continua, Muqtada Al-Sadr decidió darle a sus objeciones de la constitución un vuelco violento. Convocó a su Ejército Mahdi a las calles de la ciudad santa de Najaf, creando conflicto que rápidamente se esparció en otras ocho ciudades. Las luchas callejeras brotaron entre el ejército Mahdi y la milicia Al-Badr de los dos principales partidos políticos chi’itas – el Concejo Supremo de la Revolución islámica en Irak (SCSRII) y el partido Al-Da’wa cuyo el líder, Ibrahim Al-Ja’fari, es el primer ministro de Irak.

Detrás de la ostensible razón para la objeción de Al-Sadr al federalismo se haya una razón política mucho más profunda e incluso teológica. Es la lucha por el control a la obediencia de la comunidad chi’a de Irak, entre el nacionalista iraquí Muqtada Al-Sadr quién está muy orgulloso de sus raíces y fama iraquí, y el Gran Ayatola oriundo de Iran – Ali Al-Sistani [6] quién habla árabe con acento iraní y ha negado una oferta para convertirse en ciudadano iraquí. Al-Sistani ha permanecido en el trasfondo, aunque enormemente influyente, siguiendo con la visión tradicional de al-Hawza al-samita (el Hawza silente el cual es el centro chi’ita de becas y autoridad); Al-Sadr representa el punto de vista opuesto de al-Hawza al-natiqa (el Hawza hablado) qué debería, a su manera de ver, el no evitar polémicos asuntos políticos. El conflicto de Al-Sadr con el Ayatola de origen iraní, y su denuncia a la ocupación, le ha ganado una considerable popularidad entre muchos iraquíes jóvenes a través del espectro religioso y étnico.

Mientras Al-Sadr se ha negado hasta ahora a declarar lo que él pudiera recomendar a sus seguidores en lo que se refiere a votar en el referéndum, ha sido bastante vocal llamando en ellos a inscribirse para votar lo cual, coincidentemente, es también la posición de los sunnis. La manera en que él escoge dirigir su voto y aquéllos de sus seguidores pueden tener finalmente consecuencias considerables para el referéndum. Tomando en cuenta su popularidad entre muchos segmentos de la población iraquí, las varias organizaciones sunni están haciendo lo máximo para conseguir que suba a bordo.

Protestas contra el proyecto

Bajo los auspicios de la Organización de Científicos sunni, el pueblo de Tikrit, la anterior fortaleza de Saddam, protestó a finales de agosto en contra de la constitución mientras portaban las imágenes de Saddam y las de Muqtada Al-Sadr, [7] en una manifestación perfecta al adagio de que la política hace extraños compañeros de cama. La ironía de todo esto es que muchos miembros de la familia Al-Sadr, incluyendo a su padre el Ayatola Mohammad Sadiq Al-Sadr y sus dos hermanos, fueron muertos en 1999 por agentes de Saddam. Su tío, el Ayatola Muhammad Baqir Al-Sadr, fue ejecutado por el régimen de Saddam en 1980 después de llamar al establecimiento de una república islámica en Irak. [8]

Conclusión

Mientras es posible que los varios opositores puedan todavía encontrar alojamiento en los polémicos asuntos antes del referéndum del 15 de octubre, los sunnis y cualquiera que pueda unir sus líneas y su causa no pueda reunir los votos para derrotar la constitución.

Los partidarios del federalismo en Irak argumentarían de que es la forma más apropiada de gobierno dada la posición demográfica, étnica, religiosa y geográfica del país, y que asegurará una distribución justa de riqueza para todos mientras permita a los varios grupos étnicos retener sus ritos religiosos genuinos, su cultura e incluso su idioma.

* El Dr. Nimrod Raphaeli es Analista Senior del Programa de Estudios Económicos del Medio Oriente en MEMRI.


[1] http://almendhar.com/arabic/index.aspx (26 de agosto, 2005).

[2] Al-Sharq Al-Awsat, 30 de agosto, 2005.

[3] Al-Zaman, 7 de septiembre, 2005.

[4] Para más detalles véase el articulo de Nimrod Raphaeli, Comprendiendo a Muqtada al-Sadr», Trimestral del Medio Oriente, Vol. XI No. 4, Otoño 2004, pp.33-42 http://www.meforum.org/article/655.

[5] Al-Sabah, 2 de septiembre, 2005.

[6] Al-Quds Al-Arabi, 29 de agosto, 2005.

[7] Al-Sharq Al-Awsat, 29 de agosto, 2005.

[8] Al-Hayat, 26 de agosto, 2005.