Desde la remoción el 3 de julio, 2013 del poder del presidente egipcio Muhammad Mursi por el General Al-Sisi, la controversia ha sido constante, tanto en Egipto como en todo el mundo, sobre si su expulsión fue democrática o antidemocrática.
La Hermandad Musulmana (HM), junto a otros opositores egipcios a la destitución de Mursi, reiteran que se trató de un golpe militar y una acción antidemocrática, en razón de que Mursi fue legítimamente electo en una elección democrática y por la voluntad del pueblo. Por lo tanto, argumentan, la lucha a sus seguidores «para devolverle el poder y restablecer el parlamento y la constitución que se redactó durante la presidencia de Mursi es en realidad una lucha por restaurar la democracia que Al-Sisi y sus secuaces le robaron a los egipcios.[1]
El argumento de que la expulsión constituye un golpe militar y un golpe a la democracia ha sido también voz de los políticos occidentales y líderes de opinión, tales como los senadores estadounidenses John McCain y Lindsey Graham, así como también en los medios estadounidenses, y el portal oficial de la HM Ikhwanonline.com con frecuencia cita frases de éste, incluyendo artículos en El Times de Nueva York y El Washington Post, a fin de reforzar sus afirmaciones de que la expulsión es antidemocrática. Los artículos que cita afirman que los «liberales» que apoyan el golpe de estado en Egipto han abandonado la democracia.[2]
Caricaturas de Al-Jazeera: Talando los árboles de la democracia en Egipto (Aljazeera.net, 4 de julio, 2013)
Contrarrestando este argumento están los intelectuales que afirman que fue el régimen de Mursi el que no fue democrático, y que fue derrocado por una revolución popular que refleja la voluntad de las masas que despreciaban sus medidas arbitrarias y su preferencia por los intereses del Islam político sobre la preocupación por los derechos del individuo. Entre estos partidarios de la expulsión están varios intelectuales egipcios y escritores.
El poeta egipcio ‘Abd Al-Mu’ti Higazi escribió que la revolución egipcia está en consonancia con los principios establecidos por los padres de la democracia y por las revoluciones francesa y norteamericana, entre ellos Jean-Jacques Rousseau y John Locke. Este explicó que las masas egipcias que salieron a exigir la destitución de Mursi lo hicieron con el fin de defender la democracia de Egipto, de la tiranía, y con el fin de ejercer su derecho democrático de controlar su propio destino. Criticando duramente a Occidente por condenar esto como una infracción a la democracia, dijo que Occidente le da la espalda a la democracia, siempre que esto se adapte a sus intereses para hacerlo.
Del mismo modo, el dramaturgo egipcio ‘Ali Salem rechazó el argumento de que la remoción de Mursi había sido un golpe antidemocrático, Salem ha escrito anteriormente que las elecciones son sólo un criterio para la democracia. En un artículo que escribió luego de la expulsión de Mursi, argumentó que el sistema en el que Mursi había llegado al poder era una especie errónea de democracia, ya que ha permitido participar a partidos con base religiosa. En otro artículo se dirigió al Presidente Obama, este explicó que la democracia es algo nuevo para los egipcios, por lo que cometieron el error en elegir a la HM, y que ahora desean corregir este error.
El intelectual egipcio Mamoun Fandy escribió que las elecciones que llevaron a Mursi al poder no había sido democráticas en lo absoluto, ya que fueron manipuladas. Sostuvo que todo el mecanismo de las elecciones – incluyendo las papeletas, el Ministerio del Interior, los gobernadores y los jueces que supervisaron las elecciones – fueron los mismos que estuvieron durante la era de Mubarak y que habían arreglado las elecciones para ese momento también. Por lo tanto, dijo, el Egipto de Mursi no era una democracia, sino un país en medio de un proceso de democratización que no pudo ser completado dentro del lapso de solo un año. El gobierno de Mursi, añadió, fue también no democrático, ya que no estaba comprometido con los derechos del individuo – que, para Fandy, son la esencia de la democracia – sino más bien los intereses de determinados colectivos, es decir, la HM y otros grupos políticos islamistas. Además, dijo que, no había separación entre religión y estado, tal como se requiere en una verdadera democracia.
Lo siguiente son extractos de los artículos de estos tres intelectuales egipcios:
Occidente le da la espalda a la democracia cuando le conviene a sus intereses hacerlo
El poeta ‘Abd Al-Mu’ti Higazi escribió en su artículo, publicado el 16 de agosto, 2013: «No estoy ni sorprendido ni perplejo de que algunos en Occidente, que se jactan de ser los padres e hijos de la democracia, a veces le dan la espalda a la propia democracia, especialmente cuando son ellos los que están en el poder, al ver lo que ocurre con las democracias fuera de su propio país, o cuando sus intereses contravienen su [fe en] las democracias… La gente en Occidente siempre puede defender la democracia, pero a menudo le han dado la espalda a esta. Cuando millones de nosotros fuimos [a la calle] a defender la democracia y derrocar a la dictadura, [Occidente] nos dio la espalda, nos condenó, y llamó nuestra revolución, un golpe de estado.
«Cierto que la democracia surgió y maduró en Occidente. Le debemos nuestro conocimiento al propio Platón, Aristóteles, John Locke y Jean-Jacques Rousseau. Sin embargo, Occidente también nos dio [los] tiranos Peisistratos, Hipias, y Nerón en la era antigua, así como también Hitler, Mussolini y Stalin en la era moderna… Todo esto no niega la existencia de las democracias contemporáneas en el Oriente, tales como India y Japón, que son no menos auténticas que las democracias de Occidente».
Los acontecimientos en Egipto constituyen la democracia tal como fue concebida en la antigua Atenas
«Los acontecimientos de los últimos meses en Egipto son prueba contundente de que la democracia no es una prerrogativa exclusiva de Occidente, sino que es un sistema de regulación de convivencia y un sistema de gobierno que puede ser adoptado por cualquiera. En junio y julio [del 2013], los egipcios presentaron su propio intento de entender la democracia. [Su] aplicación de la misma, mientras todos podían ver, tomó una forma primigenia que pensamos había ya sido olvidada por el mundo. Sabemos que la democracia [significa] que el pueblo gobierna sus propios asuntos. [En su forma más pura, esto significa que] la totalidad de la gente se reúne [en las plazas], como los atenienses hicieron en Atenas cuando se reunían en el ágora para gobernar sus propios asuntos – porque eran [ambos] gobernantes y gobernados. Estos crearon y siguieron leyes, elegían a sus líderes y les rendían cuentas…
«Hemos visto que en los últimos 60 años, las elecciones realizadas en nuestros países han sido en su mayoría manipuladas, y que [los gobernantes] que hablaron en nombre nuestro eran [figuras que nos habían sido] impuestas. Esto [continuó] hasta que las cosas llegaron demasiado lejos, y [entonces] todos los egipcios comenzaron a representarse a sí mismos, responsabilizando a sus gobernantes a rendir cuentas, enjuiciarlos, y derrocar a todo el régimen exigiendo una democracia verdadera.
«¿Y cuál fue la postura de Occidente en esta revolución del [30 de junio 2013], en la cual la democracia fue expresada como nunca antes? No sólo la gente en Occidente, o sus voceros en los Estados Unidos, Inglaterra y Alemania – e incluso en Francia – negaron la esencia democrática de la revolución egipcia, sino que la calificaron como un golpe de estado militar – [sólo] porque el ejército decidió defender la revolución y a los revolucionarios y evitar que el régimen que caía a que lanzara una guerra contra ellos por medio de sus milicias armadas…
«Nosotros le decimos a [los occidentales] que lo que sabemos sobre democracia no los califica para actuar como maestros justos y jueces [de la democracia], porque, por desgracia, sus intereses les impiden discernir la verdad y juzgar de una [manera] equilibrada. Tal vez hemos tenido la oportunidad de aprender lo que no saben, porque [el dolor] que hemos sufrido bajo la tiranía nos abrió las puertas que nunca se fueron abiertas a otros – al igual que la tiranía de Peisistratos y su familia hacia los antiguos atenienses le abrieron la puertas de la democracia a ellos. Estos lograron [la democracia] luego de una lucha violenta en la que los tiranos pactaron con los invasores extranjeros en contra de su [propia] patria…»
El derecho de los pueblos a destituir a sus dirigentes está en los textos base de las revoluciones francesa y norteamericana
«Nos encontramos frente a un cruel régimen que nos asedió desde todas direcciones, y que vino a nosotros desde el pasado y el futuro, de los Estados Unidos y Qatar, de Turquía y Pakistán. Este nos cerró todas las puertas, y no nos quedo más remedio que confiar en nosotros mismos, y reunir a millones de personas en las ciudades y pueblos, en las plazas y en las calles – una escena que nunca había sido vista por nadie, excepto Jean-Jacques Rousseau. Este habló de la necesidad de establecer un consenso total al menos una vez, para [establecer las bases de] un contrato social. Tal vez debamos revisar lo que Rousseau escribió en «El Contrato Social», lo que John Locke escribió en su «Segundo Tratado del Gobierno Civil», y lo que estaba escrito en las constituciones y declaraciones que se emitieron durante las revoluciones francesa y estadounidense sobre el derecho de los pueblos a enjuiciar a sus gobernantes… Pienso que el Senador estadounidense John McCain, [quien, durante su última visita al Cairo a principios agosto del 2013 describió los acontecimientos como un golpe de estado], nunca ha leído estos [textos] y no los conoce, y esto es lo que le hizo condenar nuestra revolución».[3]
La «democracia» de la HM no tiene nada que ver con política tal como la percibe el resto del mundo
El dramaturgo egipcio Ali Salem escribió en su columna en el diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat el 26 de julio, 2013: «Durante muchos días, he dedicado grandes esfuerzos para aclarar que lo que ocurrió en Egipto el 30 de junio, [2013] había sido una revolución en lugar de un golpe de estado. Durante todo ese tiempo, la conversación natural [giró] sobre [el tema de] la democracia y el hecho de que era inconcebible que un líder elegido por el voto popular debería ser expulsado antes de que finalice su mandato legítimo en el cargo. Esta postura es importante, aunque no me identifico con esta. [Pero] siempre sentí que había algo equivocado en la discusión y aun así me resultaba difícil poner el dedo en este. ¿Qué es? El error yace en el hecho de que estamos hablando de dos tipos diferentes de democracia. La primera es [la democracia] que practican en Occidente, y por el cual pagó un precio muy alto durante muchos siglos, y ahora nos está responsabilizando sobre la base de la reglas de esta democracia. El segundo tipo [de democracia] es el marco bajo el cual el pueblo egipcio eligió al movimiento de la HM, y desde el primer momento se hizo evidente que [los egipcios] no podían sostener [este tipo de democracia]…
«El origen del error radica en que permite [formar] partidos sobre una base religiosa, en un ingenioso juego de palabras, [las partes civiles] ‘con una fuente de autoridad religiosa’. Por lo tanto, ésta no fue la democracia tal como fue concebida por Occidente, sino una democracia inventada por nosotros, que no tiene relación alguna con la política tal como se percibe en todo el mundo. Esta es una forma occidental de democracia, pero con un aroma oriental. Permitir que los movimientos religiosos establezcan partidos sobre una base confesional va fundamentalmente en desacuerdo con [los principios de] la democracia, porque transforma a los seguidores del partido de votantes a discípulos. Y, de esta manera, la política se vuelve menos [una cuestión] de correcta o incorrecta [y más una cuestión de] fe en contra de la apostasía. Sus objetivos se centran en conseguir que el discípulo entre al paraíso y mantenerlo fuera del infierno. [En el caso de] otros partidos [es decir, los no religiosos], uno puede estar en desacuerdo con sus [posturas] políticas aún así seguir manteniendo un diálogo amistoso con sus miembros. Pero cuando no están de acuerdo con los discípulos [de un partido religioso], el desacuerdo implica sólo una cosa: guerra…»[4]
Las elecciones no son criterio exclusivo de la democracia
Salem expresó una idea similar en un artículo que publicó hace unos siete años, en el que escribió: «Las elecciones en las urnas [por sí solas] no son democracia, sino [sólo] una parte de esta que debe ser precedida por otras partes. El tratamiento de las elecciones como criterio exclusivo para [medir] la democracia no es más que un autoengaño. Según este [método], de pie ante [el depositar el voto] en las urnas de votación se convierte en el ser y el fin de la larga odisea de la humanidad en su lucha para lograr una forma de gobierno que hasta ahora se ha demostrado que es la mejor manera de gobernar al pueblo…»[5]
Obama, usted está en el bando de los que se oponen a la libertad para los egipcios
En un nuevo artículo publicado el 17 de agosto del 2013, Salem se dirigió al Presidente Obama luego que éste condenara la dispersión brutal de las protestas de brazos caídos pro-Mursi el 14 de agosto, 2013 en la Mezquita Raba’a Al-‘Adawiya del Cairo y de la Plaza Al-Nahda, que cobró cientos de víctimas. Salem escribió: «[El Presidente Obama], algo extraño, extraño y doloroso, ha ocurrido en mi vida. Me encuentro en el bando que se opone a usted, o, para ser más preciso, me parece que usted está en el bando que se opone a la libertad de los egipcios… Usted, el presidente más poderoso en el mundo, debería haber esperado dos semanas antes de que se uniera al movimiento de la HM egipcia, algo que las palabras de sus equilibradas declaraciones no lograron ocultar… ¿Qué quiere Estados Unidos? ¿Está [realmente] dedicada a la democracia? En otras palabras, ¿ha descubierto que la democracia ha sufrido un grave daño en Egipto y han decidido tratarlo [?] Están los Estados Unidos [realmente] dedicados a la libertad y a los derechos humanos? O [siente] un deseo ferviente, cuyos orígenes son desconocidos para nosotros, de ayudar al movimiento de la HM? El problema es que, en su confusión, mucha gente se olvidó de que este movimiento no es originalmente una organización política, sino que [es] precisamente como esas notorias organizaciones que han [surgido] en sus medios, los encabezados por el reverendo Jim Jones y David Koresh.
«Los egipcios permitieron a la HM llegar al poder por una pequeñísima mayoría, porque la democracia en sí era nueva para nosotros. Nuestras frentes estuvieron febriles cuando necesitábamos de la tranquilidad necesaria para elegir [sabiamente]. Más que una disculpa se requiere de nosotros. Oh mundo democrático, les pedimos disculpas, al igual que nos pedimos disculpas a nosotros mismos. Nos equivocamos cuando elegimos [a la HM], por lo que permítanos corregir nuestra postura. Señor Presidente, estamos en nuestro camino hacia la libertad y la democracia. [Finalmente] tendremos una constitución genuina y estable, y partidos políticos que participan en la política con los pies en el suelo en lugar de afirmar que han descendido del cielo. El precio que pagaremos en sangre de las víctimas será empinado, pero ningún egipcio olvidará nunca a [las víctimas], ya que, en cada momento que este disfrute de la libertad, se acordará que los camaradas de Egipto y los ciudadanos pagaron un precio por ello con sus vidas…»[6]
Mursi no fue elegido democráticamente
En su artículo, publicado el 12 de Agosto, 2013 el intelectual egipcio Dr. Mamoun Fandy atacó a la HM en el Golfo, que, según él, «han abrazado la postura estadounidense de que los acontecimientos en Egipto fueron un golpe de estado contra el [gobierno] legítimo de un presidente democráticamente electo». Este escribió: «La HM y sus partidarios argumentan que, en el [proceso de votación] en el que Mursi fue elegido, sin ocurrió ningún fraude electoral, al contrario que en el caso de las elecciones en las que fue elegido Mubarak. Como si el período de un año entre el derrocamiento de Mubarak y la elección de Mursi llevara consigo la promesa de que la sociedad egipcia cambiaría [para parecerse a] la sociedad suiza. Mis queridos amigos, las elecciones que Mursi [ganó] utilizaron las mismas urnas de votación que se utilizaron para elegir a Mubarak. [Estamos tratando] con el mismo Ministerio del Interior que supervisó las elecciones en [la era de Mubarak], los mismos gobernadores de distrito que surgieron de [las filas de los] [aparatos] de seguridad del estado, y los mismos jueces que supervisaron las elecciones de la [era Mubarak]… Un ejemplo es el funcionario de seguridad del estado quien se desempeña como gobernador de mi distrito electoral. Este es el oficial que manipuló las elecciones a favor de Mubarak en el 2005. Este siguió gobernando el distrito bajo el [mandato] de Mursi, y manipuló [las elecciones] de la misma manera. De hecho, durante la era de Mursi este las [manipuló] más aún…
«El punto principal es que los egipcios están aprendiendo de la democracia y abandonando gradualmente a los que manipulan las papeletas de [votación] y los métodos para [manipularlas]. Algo como esto no puede ser totalmente cambiado en un año… Egipto no se ha transformado en Suiza en un solo año. Mursi fue elegido, pero no democráticamente como algunos sostienen».
La democracia demanda la separación entre religión y estado
«La democracia ocurre en un contexto político predicado sobre las libertades individuales. La atmósfera durante la elección de Mursi no fue libre, y el individuo no fue central a este. El mundo de Mursi no es el mundo del individuo, sino el mundo del grupo de la HM [en árabe gama’a], el gama’a islámico, el gama’a salafista, etc. No existen personas aquí. Durante la era Mursi, las masas borraron las libertades individuales en nombre de la religión, [al igual que], en la era Mubarak, [fueron borrados] en nombre de un nacionalismo falso. Por lo tanto, Mursi no fue elegido democráticamente…
«Con toda sinceridad, ninguna democracia puede existir en un marco en que [la política] esté mezclada con religión. La democracia sólo se crea en un marco en el que se obtiene una separación entre religión y estado. Cuando ocurre una mezcla [entre ambos], todo lo que se hable sobre democracia carece de sustancia. [En el caso] ante nosotros, Mursi fue elegido, pero ni las elecciones ni el presidente fueron democráticos. Estoy dispuesto a apostar que no existe conexión alguna entre la HM y la democracia, ya sea de palabra o por escrito, y por lo tanto no hay lugar para ninguna charla ociosa sobre el tema…
«Mursi fue elegido presidente en elecciones que [se] semejaban a las elecciones en Occidente, en otras palabras, [había] una urna para votos y una cola de personas [votando] por sus candidatos de preferencia. Pero no era un presidente elegido democráticamente, de la forma en que Obama fue elegido en los Estados Unidos y Cameron en Inglaterra… La urna de votos fue sólo una ilusión, y [comparar a Mursi con Obama y Cameron] es ser ingenuo, [un ejemplo] el tomar decisiones [exclusivamente] sobre la base de apariencias externas…»[7]
«Apóstata, estamos defendiendo la democracia!» (Imagen: Al-Masri Al-Yawm, Egipto, 7 de julio, 2013)
[1] Ikhwanonline.com, 6 de julio, 2013.
[2] Ikhwanonline.com, 22 de julio de 2013, 18 de agosto, 2013.
[3] Al-Masri Al-Yawm (Egipto), 16 de agosto, 2013.
[4] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 26 de julio, 2013.
[5] Metransparent.com, 12 de junio, 2006.
[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de agosto, 2013.
[7] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 12 de agosto, 2013.