En un editorial en primera pagina el 1 de julio, 2007 publicado en el portal reformista árabe www.Aafaq.org, Sa’d Al-Din Ibrahim, el muy reconocido sociólogo egipcio, activista de derechos civiles y director del Centro Ibn Khaldun en el Cairo, criticó al Hamas, al Hizbullah, y a Fath Al-Islam por usar la violencia dentro de sus propias sociedades.
Mientras que ha sido por mucho tiempo partidario a integrar los movimientos islamistas en el proceso político, y mientras en su editorial no cede a su postura, escribe que en luz a los recientes sucesos, es entendible que gente este ahora preguntándose si existe una conexión entre el Islam y la violencia. También escribe para instarle a los islamistas moderados a «defenderse a si mismos y a su religión» de los extremistas.
Lo siguiente son extractos del editorial:
Yo convoqué a la participación islamista en las elecciones, fuera de devoción a los derechos humanos y la democracia
«Puedo decir que estaba entre los primeros en convocar a integrar a los islamistas en la corriente principal de la vida política árabe. En un artículo de 1987 en Al-Majalla, convoqué para que la Hermandad Musulmana [formara] un partido político – y éste fue el principio de la fase de contracción en mis relaciones, que eran para ese entonces buenas, con el Presidente egipcio Hosni Mubarak… También convoqué a esto en las páginas de los diarios internacionales más importantes, tales como El New York Times y El Washington Post (2004 y 2005).
«Y fui el primero en invocar… la cooperación con Hamas después de que fue elegido en enero del 2006, en elecciones democráticas libres, del cual el Centro Ibn Khaldun y el Centro Jimmy Carter tomaron parte en supervisar. Es más, acompañé a 40 de mis estudiantes de la Universidad Americana [en el Cairo], junto con investigadores del [Centro] Ibn Khaldun, y los lleve tres veces a Palestina… donde sostuvimos diálogos con el liderazgo de Hamas – un diálogo intenso, de una semana sobre cada uno de los tres viajes…
«Esta postura pública, que he defendido durante más de 20 años, no fue por amor a la Hermandad Musulmana o a otros islamistas, tal como clama el régimen y sus agentes y por [mis] colegas seculares. Esta llamada mía provino, y aun proviene de, de mi profunda dedicación a los derechos humanos, y de mi creencia en la libre democracia para todos, así sean ellos islamistas, marxistas, o ateos.
«De acuerdo con este principio, defendí, y todavía defiendo, el derecho de los coptos, chi’itas, reformistas musulmanes (quraniun), y baha’is a la libertad de credo y predica, a la par con [la de] los ciudadanos musulmanes sunni. Los derechos civiles son indivisibles.
«Entre aquéllos que he defendido estaban los musulmanes chi’itas del Golfo, el Líbano, y Egipto… Alabé la intrépida resistencia del Hizbullah libanés a la agresión israelí… el año pasado (2006). Pero cuando el Hizbullah se dio vuelta de combatir al enemigo extranjero para intentar derrocar al gobierno legítimo libanés, democráticamente electo, no dudé en criticarlos públicamente en los diarios libaneses…»
«Los problemas del gobierno de Hamas no fueron solo financieros, sino también políticos, sociales, y culturales»
«Esta larga introducción es para preparar el camino a la crítica de la conducta de los islamistas, que han llegado recientemente al poder, o lo han compartido.
«Hasta hace poco, los islamistas en general, y la Hermandad Musulmana en particular, reiteraban su apreciada consigna de ‘Islam es la Solución’. De igual forma, dirían que los pan-arabistas, los izquierdistas, los nasseristas, los realistas, y los republicanos hubieran tenido éxito entre ellos en el gobierno durante los últimos dos siglos, y todos ellos hubiesen tropezado, o [más bien] hubiesen sido un fracaso devastador. Sólo el Islam y los islamistas no han gobernado en la edad moderna – [entonces] por qué no deberían ellos tener su oportunidad, de demostrarle a sus pueblos, y al mundo, la grandeza del Islam, la justicia del shari’a, y el poder de la fe?
«Esta cuestión estuvo bien fundada y fue justa. De hecho, por qué no deberían los islamistas tener su oportunidad de [obtener] un escaño en el gobierno, como lo tuvieron otros de los varios colores del espectro político e ideológico?
«Capitalizar la urgencia de esta cuestión y sus ramificaciones fue el éxito de los islamistas en proporcionar una amplia [variedad de] servicios sociales a los desposeídos y necesitados, en Egipto, Palestina, Jordania, el Líbano, Argelia, y Marruecos. Los desposeídos devolvieron el favor apoyando a los islamistas siempre y dondequiera que les permitieron votar [por ellos]…
«En dos [localidades], los islamistas ganaron una mayoría que les permite formar un gobierno – en Turquía (2002) y en Palestina (2006). Mientras la experiencia turca tuvo éxito, la experiencia palestina encontró numerosas dificultades objetivas. Entre éstas Palestina quedaba bajo ocupación israelí, así como también el hecho que condicionaban la ayuda de los Estados Unidos y la U.E. a Palestina sobre su gobierno – es decir, el reconocimiento de Israel por Hamas, detener la resistencia armada, y honrar los acuerdos de [Oslo]…
«Pero los problemas del gobierno de Hamas no fueron solamente financieros; también fueron políticos, sociales, y culturales. Su conflicto con su rival palestino, Fatah y la OLP, continuaron, e incluso aumentaron. Este empeoramiento alcanzó el punto de enfrentamientos armados, a pesar de una declaración anterior por todas las partes de que la ‘sangre palestina’, o la lucha mutualmente destructiva palestina, era una línea que ninguno nunca se atrevería a cruzar.
«Pero todos la cruzaron, y los enfrentamientos armados entre los combatientes de Hamas… y los combatientes de Fatah… causaron aproximadamente 400 muertos y heridos solo en junio».
«Los combatientes de Hamas se comportaron de una forma salvaje y sangrienta, mientras [gritaban] repetidamente ‘Allahu Akbar «
«El punto culminante de esta lucha entre grupos llegó el 14 y 15 de junio. Los árabes, y el mundo, vieron en sus pantallas de televisión escenas de muerte y destrucción esparcidas en la Franja de Gaza, con Hamas consiguiendo la mejor parte. Esté anunció su victoria, y [también anunció] que había liberado la Franja de Gaza de sus enemigos infieles, los miembros de Fatah.
«Los victoriosos ‘creyentes’ palestinos llevaron a sus ‘infieles’ prisioneros palestinos, semi desnudos y en cadenas, a través de las calles de Gaza. Además, los vencedores ejecutaron a varios líderes y combatientes de Fatah, disparándoles o arrojándolos de los techos de los edificios, sin ser juzgados – ni siquiera un juicio simulado.
«Los combatientes de Hamas se comportaron de una manera salvaje y sangrienta, mientras [gritaban] repetidamente ‘Allahu Akbar y las plegarias religiosas, y convirtieron los espacios abiertos de las instituciones que habían ‘liberado’ de Fatah en [sitios para] rezos de acción de gracias por esta clara victoria.
«Esta escena de venganza sangrienta en Gaza… llegó al mismo tiempo que otra escena, no menos sangrienta y pérfida, en el campamento de refugiados palestino Nahr Al-Bared cerca de Trípoli al norte del Líbano. Allí, pistoleros de un grupo que se hace llamar Fath Al-Islam abrió fuego sobre soldados de un batallón del Ejército Libanés como si estuviese llevando a cabo un reconocimiento rutinario cerca del campamento, dejando a unos 20 de ellos muertos. Esto trajo una furiosa respuesta del ejército y de todos los partidos civiles y organizaciones libanesas».
Es entendible que haya gente planteando preguntas sobre la relación entre el Islam y el terrorismo
«A pesar de que allí no se conozca ninguna conexión entre los sucesos en Gaza y aquéllos en Trípoli, la proliferación del uso de apelaciones islámicas (El Movimiento de Resistencia Islámico [e.d. Hamas], Fath Al-Islam, Hizbullah, Jund Al-Sham, el Jihad Islámico) han hecho que la opinión pública árabe e islámica se pregunte a si misma si existe algo en el Islam, como fe o como práctica, que conlleve a toda esta violencia y agresión. Y es entendible que pregunten esto.
«La memoria de la voladura de las torres gemelas del Centro de Comercio Mundial en septiembre del 2001, con sus 3,000 víctimas de [diferentes] nacionalidades, vive en las mentes de muchos. Si le agregamos a esto las imágenes de los atentados diarios en Irak, también llevados a cabo bajo denominación islámica, o, antes de ellas, los ataques suicidas en [ambos] países islámicos y no-islámicos, desde Bali en Asia Oriental a Casablanca en África occidental; por vía de lo que se viene sucediendo en Darfur, Sudán por las fuerzas del régimen de Omar Al-Bashir, que clama que este también gobierna en nombre del Islam; o la lucha extendida en Somalia, que está siendo llevada a cabo por las así llamadas cortes islámicas – [en luz de todo esto], debemos pedir excusar por aquéllos que están planteando cuestiones sobre la relación entre el Islam y la violencia o el terrorismo.
«Es cierto que la generalización en responder a estas preguntas está cargada con dificultades metodológicas y objetivas. También es cierto que existen islamistas moderados que gobiernan en Turquía y que participa en el gobierno en Marruecos, Kuwait, y Jordania.
«Pero la voz de éstos moderados está perdida en el resonar y el clamor de las explosiones perpetradas por otras facciones en nombre del Islam. Entonces, los moderados reiteraran las condenas públicas, o [si no] intentarán justificar y disculparse por ellos.
«Espero que, aquéllos que son racionales entre los islamistas se apresuren a defenderse a si mismos y a su religión contra aquéllos que son tontos».