El escritor progresista y conferenciante sobre sociología de la religión en la Universidad de El Cairo Sayyed Al-Qimni, escribió en un artículo del semanario egipcio Roz Al-Youssef que los planes de estudio de la Universidad Al-Azhar fomentan el fundamentalismo y el terror. Lo siguiente son extractos del artículo: [1]

«Unos cuantos jeques de Al-Azhar intentan arrastrarla [de vuelta] a la Edad Media»

«Echemos un vistazo juntos a los planes de estudio de jurisprudencia islámica, que se enseña en los cursos intermedios de Al-Azhar, no para llamar a la prohibición [de los libros sobre estos estudios], sino para entender que su eliminación del programa de estudios es el primer paso necesario para la reforma. Deberían, por supuesto, quedarse en una biblioteca islámica como fuente para cualquiera que desee conocer lo que pensaban los musulmanes en la era dorada de la jurisprudencia islámica y para que podamos entender el modo de pensar de [ciertos] jeques [hoy] y lo que quieren de nuestra juventud…

«Al-Azhar continúa siendo un lugar donde se adquiere educación y de defensa del Islam moderado y de las ideas aceptadas [en general]. No obstante, unos cuantos jeques de Al-Azhar intentan arrastrarla [de vuelta] a la Edad Media e imponer [sus ideas] de algunas escuelas de pensamiento fundamentalista. Si Al-Azhar se libera de ellos y de sus ideas, se quitará esas manchas negras de su ropa.

«Si se examinan algunos de los planes de estudio radicales, encontramos que el principio de luchar contra cualquier no musulmán y matarlo no es una innovación ofensiva del [fundador del wahabismo, el] jeque Mohammed ibn Abd Al-Wahhab y de [ Ayman ] Al-Zawahiri, [representante de Osama bin Laden y jefe de la organización de la Jihad Islámica egipcia]. Se debe a un libro [de la escuela de pensamiento] Hanafí, ‘Al-Ikhtiyar fi Ta’lil Al-Mukhtar’ [de Abdaláh Ibn Mahmoud Al-Mawsily ], que enseña a la próxima generación que ‘la guerra contra los infieles es una obligación de todo hombre inteligente, sano, libre y capaz… Y cuando los musulmanes sitien a sus enemigos en una ciudad o en una fortaleza, deben llamarles a convertirse al Islam. Si se convierten, [los musulmanes] deben dejar de luchar contra ellos y si no se convierten, deben hacer que paguen el jizya [impuesto de sumisión]. Si se niegan a pagar el jizya, los musulmanes deben invocar la ayuda de Alá en la guerra contra ellos, levantar catapultas, destruir sus campos y sus árboles, quemarles y golpearles [con piedras de catapulta], incluso cuando [el enemigo] utilice a musulmanes como escudos humanos…»».

«¿Qué clase de pensamiento estamos inculcando a nuestra próxima generación, de que tienen derecho a atacar a otros países para convertirlos al Islam?»

«El libro insta después [a los musulmanes] a actuar con compasión en esta guerra: ‘Los musulmanes no romperán un acuerdo que asegure la protección [de los sometidos], no deben tomar más de su parte del botín, no deben mutilar cadáveres, matar a dementes, a mujeres, a niños, a tullidos, a alguien cuya mano derecha haya sido amputada o a un anciano, a menos que uno de ellos sea rey o una persona capaz de combatir, de incitar [a la guerra], de aconsejar sobre la guerra o de instigar [el combate] mediante sus posesiones’. La condición de que las mujeres, los ancianos y los tullidos sean perdonados si no incitaron a la guerra implica que todos, en la práctica, deberían ser asesinados, ya que ningún ciudadano que viva en un país atacado por extranjeros no incita a la batalla…

«Continuemos leyendo algunos de los planes de estudios del fundamentalismo [ ‘Al-Ikhtiyar fi Ta’lil Al-Mukhtar ‘]: «Cuando el imán conquista un país por la fuerza, si así lo desea – lo dividirá entre los que hacen pillaje [y] si así lo desea – ejecutará a los prisioneros, los esclavizará o les dejará bajo el amparo de musulmanes. [Es más], si quiere volver [al país] [y tiene] ganado, que no puede llevar con él, lo matará y quemará».

«¿Qué clase de pensamiento estamos inculcando a nuestra próxima generación, de que tienen derecho a atacar a otros países para convertirlos al Islam u [obligarles a] pagar el jizya y que si no lo hacen – les aniquilaremos hasta que no quede nadie?. ¿[De que tienen derecho] a saquear países y regresar con el botín, y [que] si no pueden transportar el botín, – [se puede] quemar?. ¿Alguien puede imaginarse a un miembro de otra religión, pagando el jizya, en un estado de esclavitud, a un pueblo que no reconoce, meramente porque es capaz de atacar, matar y descuartizar?…» [2]

«Uno tiene que denigrar a los dhimmis [no musulmanes residentes en países musulmanes]»

«Y qué pasa después de la conquista, ¿la emigración o la toma de residencia en la tierra conquistada junto a sus residentes no musulmanes, que pagan el jizya ?. [Sobre este tema] hay directrices [en ‘Al-Rawdh Al-Murabba Sharh Zad Al-Mustaqna’, de Mansur Ibn Yunes Al-Buhuti ] [a través de las cuales] uno puede ver cual [será] la posición de un licenciado de Al-Azhar hacia su hermano [no musulmán] en la patria [árabe]: ‘… El [flequillo] debe ser cortado… Se les permite cabalgar con otras [monturas] que no sean caballos, como asnos, sin silla de montar… [Uno] no debe elevar su honor o contestarles los saludos… [Uno] no debe darles el pésame, visitarles cuando están enfermos o participar en sus celebraciones. Les está prohibido establecer nuevas iglesias o reconstruir las que fueron destruidas… Les está prohibido construir una estructura más alta que las que pertenecen a los musulmanes… Se les debe prohibir levantar la voz cuando lloran al muerto’. Si un dhimmi [3] invita a un musulmán a una boda, no debe ir, ‘porque se debe denigrar a los dhimmis …»

«Esto es a lo que se enseña en Al-Azhar… y hay otras cosas que provocan asco»

«¿Qué más contienen estos planes de estudio fundamentalistas…?. En ‘Al-Rawdh Al-Murabba’ … encontramos el siguiente tema legal concerniente a las relaciones entre el dhimmi y el musulmán: Si alguien del Pueblo del Libro, [4] el dhimmi, evita pagar el jizya – su vida y su propiedad están permitidas. Si [el dhimmi ] mata a un musulmán, debe ser asesinado, pero si un musulmán le mata – no se matará al musulmán, pero debe pagar sangre y la sangre por [la muerte de] un dhimmi es la mitad de la sangre por [la muerte de] un musulmán. El castigo máximo de la justicia.

Sin embargo, además de toda esta oscuridad y horrenda tiranía, hay anécdotas. Así, en un capítulo de ‘Al-Rawdh Al-Murabba’ que trata de las dotes, uno encuentra que está permitido dotar [la propiedad] para beneficio de un infiel que no sea enemigo o apóstata. ¿Por qué?. [Les] encantará esta [explicación]: porque ‘no será para siempre, ya que ambos serán ejecutados en breve».

«Además, uno debe evitar que el irreverente lea el Corán y [debe] prohibir a un infiel que lo lea incluso cuando quiere que se convierta … En un capítulo acerca de la amputación [como castigo] por robo, [se dice que] la amputación está condicionada a [la propiedad] robada siendo propiedad respetable. [Esto significa que] está permitido robar instrumentos musicales…

«Esto es lo a que se enseña en Al-Azhar… y hay otras cosas que provocan asco y son hirientes, como la condición de purificación tras aliviarse… Está prohibido utilizar papel respetable, lo que significa el tipo en el que el nombre de Alá o un nombre privado está escrito, como [los de los libros del] Hadith y la Shari’a [ley islámica]. Sin embargo, está permitido utilizar papel desacreditado, del tipo sobre el que se escriben las ciencias filosóficas o lógicas, estipulando que uno se asegure de que el nombre de Alá no es mencionado [de ‘Al-Iqna’ fi Haqq Alfaz Abi Shuja, por Mansur Ibn Yunes Al-Buhuti ].

«Y nos preguntamos de dónde viene el terror. Esto es solamente un ejemplo de los escritos de jeques fundamentalistas que se han infiltrado en nuestra noble institución religiosa. Presentamos [estos escritos] con la esperanza de que estos planes de estudio serán reexaminados, de que Al-Azhar prestará atención primero y principalmente a todo a lo que está pasando entre sus filas, y pondrá los intereses nacionales entre sus prioridades…».


[1] Roz Al-Youssef (Egipto), 10 de julio del 2004.

[2] El concepto del jizya a abonarse en un estado de sometimiento aparece en el Corán 9:29: «Luchad contra aquellos que no crean en Alá ni en el Último Día, los que hacen lo prohibido por Alá y Su Mensajero, ni reconocen la religión de la Verdad, contra aquellos que son el Pueblo del Libro, hasta que paguen el jizya en estado de sometimiento».

[3] Un no musulmán bajo mandato islámico cuya vida y propiedad estén protegidos, al tiempo que vive en un estatus inferior.

[4] Un judío o cristiano al que se le ofrece la elección de vivir bajo mandato musulmán como dhimmi al tiempo que conserva su religión.

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