Desde que asumió el cargo en enero de 2010, el Guía Supremo de la Hermandad Musulmana Muhammad Badi’ ha publicado comunicados frecuentes fomentando el Jihad [1] En un sermón semanal, en la que celebró el aniversario de la Batalla de Badr en el año 624 CE. – La primera batalla en la que el Profeta Mahoma triunfó sobre los infieles, la tribu Quraysh de la Meca – Badi’ exhortó a los musulmanes a seguir los pasos de los combatientes de Badr, quienes libraron una guerra Jihad que fue obligada sobre ellos y, vencieron a los infieles a pesar de su escaso número, en virtud de su anhelo por el Paraíso. Este instó a los musulmanes a emprender tal Jihad con el fin de rescatar a sus hermanos oprimidos en Palestina, Irak, Somalia, Afganistán y otros lugares.
Lo siguiente son extractos de su sermón: [2]
«En el nombre de Alá, alabado sea Dios, las bendiciones y la paz estén con el Mensajero de Alá y Sus fieles. Pronto celebraremos el aniversario de la Batalla de Badr. – El día de la redención, el día en que el grupo de creyentes, pequeño en número y mal equipados, triunfaron sobre las hordas de la altiva y arrogante tribu Quraysh. [3] El estado islámico que emergió echó raíces, convirtiéndose en un hecho que no podía ser ignorado. Los tiranos Qoraysh, déspotas y criminales fueron masacrados. En este día bendito de conmemoración, nos detendremos para considerar nuestra situación y la de nuestra débil ummah y nos preguntaremos: ¿Podemos ser hombres de Badr, al igual que los creyentes [iniciales] de Badr? Observará Alá sobre nosotros con un ojo misericordioso y dispuesto y, seremos los victoriosos, tal como ellos lo fueron?»
«Iniciativa y preparación»
«¿Cuántos de los creyentes se apresuraron a responder el llamado del Profeta, cuando le dijo a sus Compañeros: ‘Aquí hay una caravana Quraysh y carga con sus pertenencias. Salgan [y atáquenla], tal vez Alá se las dará como botín’. Algunos individuos se apresuraron a prestarse como voluntarios y otros se detuvieron porque no creían que el profeta llevaría a [la caravana] a una batalla, pero la caravana de Quraysh se les escapó y llegó el ejército Quraysh; su objetivo era aniquilar al grupo de creyentes. El combatir se convirtió en algo imperativo, no había opción alguna en lo absoluto.
«El Profeta consultó con sus Compañeros. Sa’d bin Mu’adh, jefe de la tribu de Aus, dijo: ‘Hemos creído en ti y atestiguamos que tu has traído la verdad contigo y nos hemos comprometido a escucharte y obedecerte. ¿Has como mejor te parezca y estaremos junto a ti. Por la vida de Aquel que os ha enviado para llevar la verdad, nos has traído al mar y lo cruzamos, lo hubiésemos cruzado contigo; nadie se hubiera quedado atrás. No somos reacios a estar de tu lado mañana para luchar contra nuestros enemigos. Estamos aquí heroicamente en la batalla. Luchamos, ya que es propio el combatir. Tal vez Alá te muestre [en nuestra conducta en la batalla] cosas que te complazcan. Ve hacia adelante, con la bendición de Alá’.
«Este es un [comportamiento] ejemplar, que el Mensajero de Alá elogió, diciendo: ‘Aquel que tenga las riendas de un caballo, cada vez que escuche el clamor de la [batalla], galopara hacia esta’.
«Si los musulmanes que se quedaron detrás en exponerse a Badr supieran que la gran batalla contra los politeístas de hecho se llevaría a cabo, que la historia estaría de pie temerosa de ese día, que las puertas del cielo se abrirán para que los ángeles puedan descender y luchar junto a los creyentes y que las almas de los caídos se esposaran a las novias en el Cielo – si hubieran sabido [esto], ninguno de ellos hubiese permanecido allí tanto tiempo’. Y los primeros en la carrera, los primeros en la carrera: Son aquellos que están cerca [de Alá]’. [4]
«Y él que se detuvo – cuan grande fue su pérdida. Este pierde el mérito de participar en [la Batalla de] Badr, y el título de Badri, del cual estos héroes más tarde podían jactarse. Este título podría incluso suprimir los pecados cometidos después de Badr – incluso el pecado de Hatib ibn Abi Balta’ah, que [en el 630 AC.] divulgó los planes musulmanes de conquistar a la Meca [al enemigo]. ‘Omar Ibn Al-Khattab le pidió permiso al Profeta para ejecutar a Hatib, pero el Profeta dijo: Este luchó en Badr y quién sabe, Alá puede haber observado a aquellos que lucharon en Badr y les [dijo], «Hagan como quieran, yo ya les he perdonado’. Este es un hadith aceptado.
«La ausencia de estar en Badr continuó con el dolor a los que habían estado ausentes de esta batalla. Este se consideraba un defecto, el ser expiado sólo con una solicitud sincera de morir en la batalla en la [oportunidad] para emprender el Jihad. Uno [de los que estuvo] ausente fue Anas Ibn Al-Nadr. Este dijo: «Si Alá me muestra un campo de batalla – después de [Badr] – junto con el Mensajero de Alá, Él en realidad verá cómo me comporto’. [Al-Nadr] temía expresarse de otra manera, por humildad ante Alá y el temor a Él. En la batalla de Uhud [en el 625, cerca de Al-Madina], este combatió inolvidablemente hasta que fue muerto, pueda Alá estar complacido con él. Fue concerniente a él y a sus compañeros que el siguiente versículo fue revelado: ‘Entre los creyentes hay hombres que son fieles a lo que estos pactaron con Alá. Algunos de ellos han pagado su voto con la muerte [en batalla] y algunos de ellos todavía están esperando; y no han cambiado [de parecer] en lo más mínimo [Corán 33:23]’. [5] [Este es también] un hadith aceptado».
«La debilidad [fugaz] no detendrá a los creyentes en la búsqueda de poder»
«Los musulmanes que estuvieron en contra de la caravana Quraysh no estaban preparados para una gran batalla. Eran poco más de 300 en número, con 70 camellos en los que se turnaron para montarlos. Había sólo dos jinetes allí, siendo el resto [soldados] que iban a pie. Eran tal como el Profeta los describió en su declaración [a Alá]: ‘Oh Alá, están descalzos; [el orar les da] el como caminar. Son pobres, el orar los hará más ricos. Están hambrientos, el orar los alimenta’… El cambio en las condiciones creó una situación para la cual no estaban preparados: La caravana se les escapo y ellos mismos se encontraron frente al ejército Quraysh, cuyos hombres los superaban en números hasta tres veces el suyo propio Estos podrían [o] enfrentar la provocación y luchar – una situación para la que no estaban preparados – o hacer caso omiso de la provocación y abstenerse de responder o participar en [esta] batalla que había sido forzada sobre ellos y cuyo momento y el lugar no eligieron, pero que optaron por enfrentar [al enemigo] en lugar de huir. Estos eligieron emprender este Jihad, que había sido forzado sobre ellos, en lugar de correr.
«Pero, cuan numerosas son las excusas de los cobardes, que prefieren la seguridad en todas las circunstancias y disfrazar su cobardía y debilidad por la razón, la responsabilidad y la discreción. Si los musulmanes hubiesen aceptado tales excusas para ese [entonces], habrían tenido, en esta nueva situación que había caído sobre ellos, una salida y una justificación [por su cobardía]. Sin embargo, prefirieron hacerle frente a los infieles [y dejaron que] Alá juzgara entre ellos [y sus enemigos, ya que] Él es el mejor juez… [La pelea pudo haber terminado, ya sea en] una victoria feliz para los oprimidos y depravados, o en la muerte por la espada que abriría las puertas del Cielo para ellos, en el que residirían en comodidad para siempre». [6]
«Aprendiendo del decreto divino sensato»
«Al principio, los musulmanes no quería pelear, tal como dice el verso: ‘Y cuando Alá os prometió que uno de los dos bandos que debería ser de los suyos y ustedes prefirieron el que el no tenía armas y Alá quiso que él debería hacer que la Verdad triunfara por Sus palabras y, cortó la raíz de los incrédulos, para que Él pudiera causar que la Verdad triunfara y llevara a la vanidad hacia la nada, por mucho que los culpables pudieran oponerse. Cuando ustedes buscaron la ayuda de su Señor, este les respondió: Yo les ayudaré con un millar de los ángeles que se sucederán entre ellos [Corán, 8:7-9]’. La elección de Alá para los musulmanes fue mejor que la su propia elección. Ellos deseaban la caravana para que les compensara por algunas [de las posesiones] que habían perdido [7], pero Alá quería [entregar] al ejército [en sus manos] de manera que ésta sería la primera gran victoria contra un ejército de politeístas y para que los musulmanes inscribieran la página más ilustre en la [anales de] su historia en curso y para que el ummah aprendiera a [obedecer] los decretos de Alá y se amolde [a si misma] a partir de Sus caminos benditos.
«Mandamiento que favorece el concejo y aboga por la justicia»
«El Profeta, que la paz esté con él, frecuentemente buscó el consejo de sus compañeros, a pesar de que fue [guiado] por inspiración divina. Sus Compañeros aprendieron de esto y estuvieron confiados en que llevaban el mensaje [del Islam] y se hicieron responsables conjuntos de este mensaje. Ellos entendieron la diferencia entre la realización de su misión, en la que [el Profeta] era infalible y asuntos y tácticas de guerra. Consideremos, por ejemplo, el concejo de Al-Hubab ibn al-Mundir al Profeta de que reubicara el ejército en un punto más favorable de una [perspectiva] militar, o el concejo de Sa’d ibn Mu’adh al Profeta a que permitiera a los musulmanes construir una cabaña desde donde dirigiría la batalla. En ambos casos, el Profeta estuvo de acuerdo que [sus concejos] eran justos. No lo vio como humillación o debilidad [en aceptar su consejo]. Este es un mandamiento [basado en] la creencia, que permite a [otros] aplicar su razonamiento, su creatividad y sus lenguas para hablar y persuadir.
«El ejército [musulmán] solo tenía 70 camellos, en los que se turnaron para montarlos. Tres o cuatro se turnaron para montar los mismos camellos, e [incluso] el Mensajero compartió un camello con otros dos compañeros. Estos dos Compañeros del Profeta propusieron que este anduviera en camello y ellos irían a pie y este les dijo: «Ustedes no son más fuertes que yo y, yo estoy en la necesidad de recompensarlos. [8] Esto fue relatado por [el narrador de hadiths Imam] Al-Nasai.
«Pedir ayuda implorando [ante Alá]»
«Ahmad [ibn Hanbal] relató a través de una cadena de transmisión que llegó hasta el final con ‘Ali Abi Taleb: ‘Fui testigo de la escena siguiente: Todos estábamos dormimos, pero para el mensajero de Alá, quien estaba debajo de un árbol rezando y llorando hasta la mañana. Esto fue en vísperas de la [batalla de] Badr. Este decía con frecuencia, «Oh, Eterno», repitiéndolo mientras se [postraba] en oración. Este alzó la mano y gritó a su Señor: «Oh Alá, si este grupo es reducido, ya no seré adorado en la Tierra. Oh Alá, cúmpleme Tu promesa. Oh Alá, extiende tu ayuda». Este levantó su mano al cielo hasta que su capa rodó hasta sus codos y Abu Bakr, temiendo por la seguridad [del Profeta], dijo,» Oh Mensajero de Alá, alivia tus súplicas a tu Señor, Él cumplirá lo que ha prometido»‘.
«Qué súplica tan pura y completa, temerosa de Dios. No fue [ofrecida] con el objetivo de pedir por la supervivencia del grupo o simplemente por la preocupación de su seguridad, sino porque el grupo llevaba el mensaje de la verdad a la humanidad. El temor de su aniquilación fue el temor a una situación en la que el mundo se quedaría sin ninguna indicación sobre el camino correcto y sin la luz de la verdad… Una suplica es la esencia de la adoración a Dios, lo que es la adoración en sí misma y el Mensajero de Alá es el jefe entre los adoradores. No es de extrañar que la respuesta de Alá a esta suplica de ayuda no tardó en llegar: «Cuando uno buscó la ayuda de su Señor, Él les respondió: Les ayudarle con un millar de ángeles que se sucederán uno tras otro Corán, [8: 7-9]’. Los ángeles descendieron del Cielo, uno tras otro, cada ángel fue seguido por otro, o bien: los ángeles siguieron a los creyentes, como refuerzos. Los ángeles combatieron en la batalla de Badr, según se cuenta en numerosas tradiciones».
«Anhelo por el Paraíso»
. «Es el anhelo por el Paraíso que motivó a [los creyentes] Ellos sabían su valor y que es lo más ‘preciado’ de Alá. Al motivar a sus compañeros a combatir, el Profeta decía: ‘Por el nombre de Aquel que tiene mi vida en Su mano, cualquiera que combata hoy y es muerto, mientras [luche] con firmeza y valentía, por el deseo de complacer a Alá, mirando hacia adelante y no dando la espalda [en huir] – Alá le concederá el Paraíso. ‘Umayr ibn al-Humam escuchó esto en posesión de un puñado de dátiles que comía. Este dijo: ‘Así que no hay nada entre yo y el Paraíso, excepto ese de los [enemigos], que me matara? si vivo para terminar de comer estos dátiles? He vivido demasiado tiempo’. [Entonces] los arrojó y saltó dispuesto a la batalla, [y luchó] hasta que fue muerto».
«La hermandad de la fe»
«El [combatientes] de Badr reservaron su lealtad a Alá y le dieron máxima prioridad a la hermandad de la fe. Estaban convencidos de que la unidad de rango era el medio para [lograr] la victoria. Mus’ab bin ‘Umayr [una vez] pasó por uno de los Compañeros del Profeta mientras capturaba a su hermano, Abu ‘Aziz bin ‘Umayr. Este le dijo [al Compañero del Profeta]: ‘Sé implacable con él. Su madre es opulenta, tal vez ella te pagará un rescate por él’. El hermano capturado se volvió a [Mus’ab bin ‘Umayr], diciendo: ‘Hermano, ¿es así como le recomiendas que me trate? [Mus’ab bin ‘Umayr] respondió: «Él [el Compañero del Profeta] es mi hermano, no tu’.
«[Hoy] nuestros hermanos en fe nos claman desde todos los lugares [desde donde son] oprimidos. Los vemos en Palestina, Irak, Somalia, Afganistán y otros lugares. Los enemigos se han abalanzado sobre ellos y sus amigos los han entregado en las manos [de sus enemigos]. Seamos como los [combatientes] de Badr y mostrémosle a Alá nuestra virtud al venir en su ayuda y rescate.
Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/4661.htm
[1] Para las declaraciones anteriores de Badi’ sobre el Jihad, véase MEMRI Despacho Especial No. 2988, «Líder de la Hermandad Musulmana: Sólo el Jihad puede restaurar la comunidad musulmana a su antigua gloria, ‘La hora está cerca, cuando [libremos] al Ummah de este cuerpo extraño [Israel] que ha sido malévolamente plantado en medio de esta'», 1 de junio del 2010, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=SD298810 ;
Despacho Especial no. 3274, «Guía Supremo de la Hermandad Musulmana:» Los Estados Unidos está experimentando el comienzo de su fin’, la mejora y el cambio en el mundo musulmán ‘sólo puede lograrse a través del Jihad y el sacrificio'», 6 de octubre del 2010, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=SD327410.
[2] www.ikhwanonline.com, 26 de agosto, 2010.
[3] La batalla de Badr, que comenzó como una incursión de Mahoma sobre una caravana de la Meca, lo que se convirtió en una batalla (624 DC). El ejército del Profeta ganó a pesar de un número muy inferior y por lo tanto consiguió una primera victoria para el Islam. Según la tradición musulmana, los ángeles bajaron para ayudar a los musulmanes.
[4] Corán 56: 10-11. De acuerdo a diversas interpretaciones, la «más importante en la carrera» – es decir, los que llegaron primero – están o los profetas o los veteranos seguidores de Mahoma, que tienen un lugar cercano al trono de Alá en el Paraíso.
[5] El pacto al cual el versículo se refiere es el compromiso «a esforzarse a sí mismo», o combatir en el camino de Alá.
[6] Por lo tanto, aquel que participa en la Jihad es recompensado en ambos casos: con la victoria o el Paraíso. Este concepto aparece en el Corán 9:52 y es frecuentemente citado en las llamadas al Jihad.
[7] La referencia a las posesiones que habían dejado atrás cuando emigraron de la Meca a Medina en 622.
[8] La referencia es a la recompensa por el cumplimiento de los mandamientos de Dios, lo que aumenta en proporción directa a la dificultad en el cumplimiento de los mandamientos.