El día 24 de abril, 2021 el presidente estadounidense Joseph Biden se apartó de la política de sus predecesores y reconoció oficialmente el genocidio armenio ocurrido en el año 1915: «Cada año, en este día, nosotros recordamos las vidas de todos aquellos que murieron en el genocidio armenio de la era otomana y volvemos a comprometernos a evitar que una atrocidad semejante a esta vuelva a ocurrir», declaró Biden.[1]
Rusia no podía ser indiferente a esta declaración. Armenia es un aliado de Rusia y Rusia mantiene tropas estacionadas en territorio armenio. En el reciente conflicto entre Armenia y Azerbaiyán por Nagorno Karabaj, Rusia adoptó una actitud de no-intervención y convirtió esta neutralidad en un contingente ruso al mantenimiento de una paz diseñado para proteger el acuerdo entre las dos partes. Rusia también ha tratado de alejar a Turquía de Occidente a pesar de las diferencias entre Moscú y Ankara en Siria y Libia y recientemente en Ucrania.
Los comentaristas rusos se negaron a creer que la Administración Biden estaba simplemente siendo coherente con su nuevo énfasis en el tema de los derechos humanos de la política exterior estadounidense. Estos vieron la medida como represalias de los estadounidenses contra Turquía por motivos de insubordinación, tal como en la decisión turca de adquirir el sistema de defensa aérea ruso S-400. Sin embargo, aunque Turquía claramente objetó la declaración de Biden, los comentaristas rusos no creían que la declaración tendría un efecto importante, fuese esta decisión positiva o negativa, en las relaciones entre Washington y Ankara.
El experto Gevorg Mirzayan advirtió a Rusia que no ignore la posibilidad de que Biden estuviera haciéndole el juego a Armenia, que todavía se sentía resentida por la falta de apoyo de Rusia en Nagorno Karabaj. Washington deseaba sacar a Armenia de la esfera de influencia de Rusia. Si tal situación sucediera, la postura de Rusia en el Cáucaso se vería socavada.
El informe de MEMRI sobre las reacciones rusas a la declaración de Biden sobre el genocidio armenio puede leerse a continuación:
El portavoz de la presidencia Dmitry Peskov trató en principio de evitar la situación afirmando que este era un problema interno de los Estados Unidos.[2] Sin embargo, en una transmisión realizada en el primer canal de Rusia este denigró la decisión estadounidense:
Yo creo que, en mayor medida, este reconocimiento al genocidio por parte de Washington es muy probablemente parte integral del juego favorito de los Estados Unidos, siendo este el de la zanahoria y el palo”, dijo Peskov. La decisión no emanó de «un deseo de simpatizar con el pueblo armenio, ni del deseo de entender profundamente la historia del Imperio otomano».[3]
El presidente del Comité de Relaciones Internacionales de la Duma Leonid Slutsky, afirmó que la decisión fue una venganza para los Estados Unidos contra Turquía. La «insubordinada Ankara» es «un tema irritante para el liderazgo estadounidense». Slutsky agregó que la cooperación con la Federación de Rusia, incluyendo la compra realizada por Turquía de los misiles S-400 rusos, también es un tema irritante para los Estados Unidos. «Por lo tanto, sí, estos (S-400) son una forma de ver el cimiento sobre el que se basó la decisión de Biden y del Departamento de Estado de reconocer el Genocidio Armenio».[4]
El presentador de la televisión Vladimir Solovyov, un sustituto del Kremlin en el no tomar rehenes, ofreció otra explicación: «Creo que el secretario de Estado Anthony Blinken, en un intento de hacer todo lo posible, simplemente le asestó un golpe colosal a las ambiciones neo-otomanas de Erdogan. Muy probablemente, de esta manera el encabezado del Departamento de Estado busca demostrar que Turquía no es el sucesor legal del Imperio otomano».[5]
Las consecuencias en las relaciones entre Washington y Ankara serán de hecho mínimas
Los comentaristas rusos advirtieron que una ruptura irreparable en las relaciones entre Turquía y Estados Unidos no estaba prevista en la agenda. El senador Alexei Pushkov, comentando en su canal en la aplicación Telegram, creía que a lo sumo habrá tempestades en una tetera:
Creo que todo estará limitado a la violenta indignación por parte de Turquía y nada más: varios aliados de Turquía en la OTAN (Bélgica, Francia, Alemania, Polonia) han reconocido desde hace mucho tiempo el hecho de este genocidio. En el año 2019, Macron incluso declaró el día 24 de abril como un día conmemorativo nacional del genocidio armenio. Y en varios países europeos, se han introducido sanciones penales y legales por negar el genocidio armenio. Y cada vez que Ankara protesta, pero no hace nada más que gestiones diplomáticas sobre este tema. Las relaciones de Francia, con la República Federal de Alemania y otros fueron ligeramente tensas, pero preservadas. Turquía no se ha retirado de la OTAN y no se irá. Lo mismo ocurrirá probablemente con la reacción de Erdogan a la decisión de Biden: una tempestad en la tetera. Al mismo tiempo, el paso de Biden no contribuirá a la mejora de las relaciones entre Turquía y Estados Unidos, especialmente en el contexto de las numerosas y recientes notables diferencias entre Ankara y Washington».[6]
Gevorg Mirzayan: la decisión fue una forma de ‘entrenamiento en obediencia’ para Erdogan
El diario VZGLYAD buscó la opinión del profesor Alexei Malashenko, experto en estudios islámicos y del Medio Oriente junto a la de Gevorg Mirzayan, profesor asociado en ciencias políticas en la Universidad Financiera, ambos expertos en el tema del Medio Oriente.
Relaciones Turquía-Estados Unidos, afirmó el experto.
Mirzayan, cree que la administración Biden decidió llevar a cabo un «entrenamiento de obediencia» a su impredecible aliado turco. Esto siguió a un «entrenamiento de obediencia» similar al que la administración Biden recurrió realizar contra el príncipe heredero a la corona de Arabia Saudita Muhammad bin Salman: «Los estadounidenses están dejando en claro que si Turquía ejerce su soberanía e independencia en el ámbito externo, los turcos se enfrentarán a situaciones que originaran malas consecuencias, porque Washington cruzará los puntos de no-retorno establecidos en las relaciones Turquía-Estados Unidos. El reconocimiento del genocidio armenio es uno de ellos».
Malashenko cree que Turquía no cumplirá con su amenaza de cerrar la base aérea Incirlik. Erdogan necesita de la base para maniobrar entre Washington y Moscú. Además, cerrar la base se utiliza mejor como amenaza y si Turquía realmente la cierra, el valor de la amenaza desaparece.
“Si Turquía cierra la base, simplemente perderá un instrumento de diálogo. Sin embargo, uno puede amenazar sin cesar con cerrar la base aérea (de hecho, esto es lo que Erdogan ha estado haciendo durante mucho tiempo). Los turcos siguen tras una política multidireccional, utilizando diversos instrumentos en sus relaciones con los Estados Unidos y Rusia. La base aérea Incirlik y la indignación de Ankara por el reconocimiento del genocidio armenio se encuentran entre estos dos instrumentos”, señaló el politólogo.
“En general, uno no debería exagerar la magnitud del problema que representa Tayyip Erdogan para los Estados Unidos”, dijo Malashenko. “Nadie sabe qué pasará cuando el actual líder turco deje su cargo. Los estadounidenses se han adaptado a Erdogan y viceversa. Este nunca adoptará una postura inequívocamente antinorteamericana o anti-rusa».
Mirzayan cree que la mayoría de los comentaristas están pasando por alto la parte armenia de la ecuación al concentrarse únicamente en las reacciones turcas.
Este argumenta que la decisión de Washington de agravar las relaciones con Turquía le confiere a Rusia no solo ventajas, sino también desventajas: «Sí, cuanto peores sean las relaciones Turquía-Estados Unidos, mejor será para Rusia. Sin embargo, cabe señalar que Biden no solo actúa dentro del marco de las relaciones Turquía-Estados Unidos, sino también dentro de las relaciones Armenia-Estados Unidos. Estados Unidos está tratando de sacar a Armenia del entorno de la influencia rusa y al hacerlo, socava plenamente la autoridad de Rusia en el Cáucaso».
Además, Washington está aprovechándose «del enfriamiento en las relaciones Armenia-Rusia, siendo este el resultado del conflicto Nagorno-Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán… Por lo tanto, Biden ahora está tratando de presentar a los Estados Unidos como alternativa a Rusia para Armenia». Enfatizó el experto Mirzayan.
Mirzayan predice que el asediado primer ministro armenio Nikol Pashinyan, quien necesita urgentemente reforzar su posición en vísperas de las próximas elecciones parlamentarias especiales, intentará jugar su carta del «apoyo estadounidense». «Si Pashinyan alardea de que merece crédito por el reconocimiento al genocidio por parte de los estadounidenses, entonces la postura del primer ministro puede salir fortalecida. Aunque es obvio que ni él, ni la diáspora armenia en los Estados Unidos tienen nada que ver con ello. «Explicó Mirzayan.
Mirzayan le advierte a Armenia que no se deje seducir por las promesas de un apoyo estadounidense: «Estados Unidos puede ‘entrenar en obediencia’ a Turquía, pero no se comprometerá con Armenia en una confrontación armenio-turca». A su vez, Moscú no debería condenar a Biden, pero debería seguir muy de cerca la situación en desarrollo, comprendiendo el peligro que presagia la pérdida de Armenia:
«El que Rusia pierda Armenia amenaza con debilitar la influencia del país en la zona sur del Cáucaso y pudiera complicar cualquier acción a futuro en el Medio Oriente».[7]
[1] Nytimes.com, 24 de abril, 2021.
[2] Tass.ru, 26 de abril, 2021.
[3] Vedomosti.ru, 29, abril.
[4] Ria.ru 29, abril.
[5] Vz.ru, 29 de abril, 2021.
[6] T.me/s/alexey_pushkov, 25 de abril, 2021.
[7] Vz.ru, 25 de abril, 2021.