El 18 de abril del presente año 2022, el Centro Árabe en Washington DC (CAW), una organización que se encarga de investigaciones, publicó[1] un artículo titulado «Irak espera el final de su desenlace político» escrito por Rend Al-Rahim, ex-embajadora de Irak en los Estados Unidos, abordando el actual estancamiento político en Irak que se produjo tras el resultado de las elecciones de octubre del año 2021 y argumentando que sería poco probable para el jefe del movimiento sadrista, el clérigo chiita Muqtada Al-Sadr, quien ganó 73 escaños en las elecciones, que «renuncie a su ascendencia y retorne al manto chiita como uno entre los iguales». Al-Rahim también sostuvo que «el escenario más realista es que se llegue a un acuerdo, posiblemente con mediación iraní, por el cual Sadr conserva su primacía sobre los grupos chiitas pero realiza concesiones al Marco de Coordinación (MC), una coalición de partidos políticos chiitas pro-Irán en el nombramiento del nuevo primer ministro, ofreciendo ministerios importantes y cargos parlamentarios de alto nivel y quizás también brindarle garantías sobre el futuro estatus de las fuerzas denominadas las Unidades de Movilización Popular (UMP)».

El siguiente es el texto completo del artículo:

«En las elecciones parlamentarias de Irak realizadas en el mes de octubre pasado, el movimiento Sadrista liderado por el clérigo chiita Muqtada al-Sadr emergió como el mayor bloque ganador con 73 escaños. Su competidor chiita más cercano, la coalición Estado de Derecho encabezada por el ex-primer ministro Nouri al-Maliki, obtuvo 33. Fatah, una amplia coalición que comprende varios equipos afiliados a Irán que operan dentro de las Unidades de Movilización Popular (UMP), obtuvo apenas 17 escaños. Sin lugar a dudas, nadie podía dudar de que Sadr fue el vencedor chiita por un margen abrumador. Esto le ha dado un vuelco total a la política iraquí, con Maliki y la alianza Fatah tratando de desempeñar un papel desmesurado en la formación del gabinete putativo de Irak, elegir un presidente y dirigir el gobierno.

«¿Saboteador chiita o protector?

«Debido a las ambigüedades en la constitución iraquí respecto a quién forma un gobierno y a una definición realizada por la Corte Constitucional del año 2010 a lo que constituye el bloque parlamentario mayor, el movimiento de Sadr no es necesariamente el partido prima facie que tendría la tarea de formalizar un gobierno. Los sadristas tendrían que formar alianzas con otros partidos para construir una mayoría parlamentaria absoluta de 165 escaños (de los 329 restantes) que pueden nominar y darles confianza a un primer ministro designado y a un gobierno. Sadr procedió a entrar en una alianza con el Partido Demócrata de Kurdistán y la Coalición para la Soberanía, un amplio bloque sunita encabezado por el vocero del parlamento Mohammed al-Halbousi. Juntos los tres anunciaron el establecimiento de la coalición Salvemos a la Patria, para asegurar una mayoría nacional inter-sectaria y multiétnica que pueda apoyar el formación de un nuevo gobierno dirigido por sadristas.

«Enfurecidos por su exclusión decidida por Sadr, los partidos chiitas restantes se unieron como los del Marco de Coordinación (MC) cuyas tácticas han cambiado en los últimos seis meses. En las semanas posteriores a las elecciones, los partidos chiitas perdedores denunciaron los resultados como fraudulentos y trataron de que fuesen anulados. Luego de la formación del Marco de Coordinación, estos afirmaron que tenían una mayoría parlamentaria pero no pudieron probarlo. Por lo general, estos siguen una retórica sectaria y han argumentado que el gobierno de mayoría nacional propuesto por Sadr, dependiente tal como sería de la coalición tripartita Salven a la patria y excluyente del Marco de Coordinación – margina la naturaleza demográficamente mayoritaria de los chiitas en Irak y, por ende, le niega a los chiitas el papel político que les corresponde. Ellos despiertan pasiones sectarias al sembrar temores de que un frente chiita dividido despojará a la comunidad de lo que consideran es su bien obtenidas ganancias.

“Ellos utilizaron esta narrativa para avivar temores sobre la privación de los derechos de los chiitas, ignorando el hecho de que el propio partido chiita de Sadr es, como mucho, el bloque mayor en el parlamento y en la coalición de Salvemos a la Patria. Incluso estos han insinuado un posible conflicto civil en caso de que sean excluidos del poder. Llegándole a los partidos sunitas y kurdos más pequeños, estos se declararon a sí mismos como el «tercio obstructivo» y, de hecho, lograron abortar dos sesiones parlamentarias para elegir a un presidente. Sin embargo, al darse cuenta de que el título podía perjudicarlos, cambiaron el nombre con mejor sonido ‘tercero garante’, promoviéndose como los únicos garantes de los derechos de los chiitas al dominio político (en esto, tomaron prestada la lengua vernácula libanesa de Hezbolá donde el partido utilizó una disposición constitucional que garantiza el derecho de un tercio del gabinete a anular la voluntad de la mayoría.)

«Estas tácticas de meter miedo no lograron impresionar a Sadr ni a sus aliados kurdos y sunitas. Incapaz de derrotar a Sadr o evitar tratar con él, el Marco de Coordinación está tratando de contenerlo pidiéndole repetidamente que regrese a la proverbial ‘casa chiita’ bajo una bandera unida y que forme con ellos una verdadera mayoría chiita. Por lo último, están predicándole a los convertidos. Sadr también cree en el dominio político chiita y en el derecho de la secta a gobernar, pero quiere ser su líder político y temporal indiscutible y por extensión, el de Irak. Esto es precisamente lo que el Marco de Coordinación, incluyendo a Maliki y los grupos de las UMP, desean frustrar. Los grupos de las UMP en el Marco de Coordinación también temen ante las amenazas de Sadr de poner todas sus armas bajo el control del estado. También se dice que este invitó a algunos elementos dentro del Marco de Coordinación a unirse a su coalición Salven a la Patria y un gobierno de mayoría nacional, pero como socios menores y no como iguales y la invitación excluyó específicamente al ex-primer ministro Maliki. Supuestamente, algunos tuvieron la tentación de huir, pero el Marco de Coordinación recibió órdenes de las altas autoridades en Teherán de mantenerse unida y de no romper filas.

«Agendas políticas en competencia

«Las diferencias entre Moqtada al-Sadr y sus rivales chiitas dentro del Marco de Coordinación bien pueden explicarse por el deseo de ambos grupos de apoderarse de los instrumentos del poder ejecutivo, controlar los recursos del estado y determinar sus políticas. Pero existe más que una ambición, codicia y rivalidad personal: también existen diferencias políticas verdaderas entre la propuesta de Sadr y la del Marco de Coordinación. Las diferencias son captadas en dos lemas. El primero es el de «mayoría nacional», un término que Sadr utiliza repetidamente para denotar una amplia coalición compuesta por una alianza inter-sectaria, interétnica (Salvar a la Patria) en la que posee una mayoría decisiva tal como le corresponde a la comunidad chiita. Posteriormente, una contra-alianza inter-sectaria, interétnica formaría la oposición. Esto no es de ninguna manera un concepto nuevo, de hecho, fue promovido por nada menos que Nouri al-Maliki en el año 2016 y nuevamente en el 2018 como la solución al sistema político disfuncional del país. Esto sería un alejamiento de los gobiernos de consenso que gobiernan desde el año 2003, en los que todos participaron. Si bien todavía se basará en el poder compartido etno-sectario, se adherirá menos a la muhasasa estricta, una división del botín entre todos los grupos y bien pudiera trazar un camino nuevo y más saludable para la política iraquí.

Para ver el resto del despacho en inglés junto a las imágenes, copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: https://www.memri.org/reports/former-ambassador-iraq-us-rend-al-rahim-political-deadlock-iraq-will-likely-end-bargain


[1] Arabcenterdc.org, 18 de abril, 2022