El clérigo jihadista sirio ‘Abd Al-Mun’im Mustafa Halima, mejor conocido como Abu Basir Al-Tartusi, ha publicado en su portal un ensayo en el que declara al Jeque Yousef Al-Qaradhawi un apóstata.
El Jeque Yousef Al-Qaradhawi es uno de los clérigos más prominentes del mundo musulmán. Encabeza la Unión Internacional de Estudiosos Musulmanes, tiene un programa semanal llamado «Sharia y Vida» en Al-Jazeera TV, y está afiliado a varios regímenes árabes, en especial aquéllos de Qatar y Argelia. Ha sido criticado en el pasado por los liberales árabes, especialmente por declaraciones respecto al asesinato de civiles norteamericanos en Irak[1] y su apoyo a los atentados suicidas por Hamas.[2] Le ha sido prohibida la entrada a los Estados Unidos desde el año 1999;[3] a comienzos del 2008 también le fue negada una visa de entrada al Reino Unido.[4] Recientemente, sus declaraciones advirtiendo contra el proselitismo chiíta en los países sunni han generado fuertes controversias.[5]
A la manera de ver de Al-Tartusi, Al-Qaradhawi es un apóstata. Esta postura refleja la fisura que se ha abierto entre los clérigos cercanos a la Hermandad Musulmana, tales como Al-Qaradhawi, y los jihadistas del mundo como Al-Tartusi. Al-Tartusi escribe que él había emitido previamente un fatwa declarando apóstata a Al-Qaradhawi, pero ya que el fatwa fue ampliamente distribuido sin la apropiada explicación, decidió publicar un artículo más extenso explicando el razonamiento detrás de su fatwa. Él ataca a Al-Qaradhawi en particular por el apoyo del último a la democracia multipartidaria y por promover lazos cercanos entre los musulmanes y los no-musulmánes.
A continuación se presenta un resumen del ensayo de Al-Tartusi el cual declara apostata a Al-Qaradhawi:[6]
Al-Qaradhawi defendió las estatuas del Buda en Afganistán
La primera razón que Al-Tartusi da de su fatwa es que el Jeque Yousef Al-Qaradhawi intentó salvar de la destrucción las estatuas del Buda en el Valle de Bamyan en Afganistán por el taliban. Al-Qaradhawi llevó una comisión de estudiosos musulmanes a Afganistán para intentar persuadir al Mullah Omar de que las estatuas no eran objetos de culto, el shari’a no requería su destrucción, y que destruyéndolas se reflejaría negativamente sobre el Islam. La comisión fue patrocinada por Qatar, el país de residencia de Al-Qaradhawi, que para el momento también mantenía la presidencia rotatoria de la Organización de la Conferencia Islámica; la iniciativa vino en respuesta a una demanda del ministro del exterior japonés. Poco antes la comisión se marchó, Al-Qaradhawi también emitió un fatwa en contra de la destrucción de las estatuas.[7]
Al-Tartusi escribe: «Este hombre [Yousef Al-Qaradhawi] nunca viajó a Afganistán a lo largo de las [varias] fases del jihad por la cual el país pasó, aparte de una vez, y eso fue cuando quiso rescatar al falso dios, el más grande de los ídolos adorado en lugar de Alá, de la destrucción y eliminación. La sangre y las partes de cuerpos de centenares de miles de musulmanes inocentes no lo conmovieron, pero por la causa del falso dios y el ídolo si se conmovió, y partió [para Afganistán]…»
Al-Tartusi argumenta que el esfuerzo por salvar las estatuas del Buda es un acto claro de apostasía, ya que este dice en Corán 2:256: «Uno que repudia a los dioses falsos (al-taghut) y cree en Alá se ha aferrado al lazo más firme de fe que nunca se rompe…» Él luego argumenta que este verso pone dos condiciones para la fe – el repudio a dioses falsos y la creencia en Alá – y que Al-Qaradhawi, defendiendo a las estatuas del Buda, fracasó en sostener la primera condición, y por consiguiente se convirtió en un no-creyente.
El fatwa que permite a los musulmanes combatir en el ejército norteamericano es un acto de apostasía
Al comienzo de la guerra en Afganistán en el 2001, un capellán musulmán en las Fuerzas Armadas norteamericanas, Maj. Abdul-Rasheed Muhammad, le escribió a Yousef Al-Qaradhawi y a otros estudiosos musulmanes preguntándoles su opinión acerca de si los musulmanes norteamericanos que se alistaron para la guerra pueden combatir a otros musulmanes. En respuesta, Al-Qaradhawi y sus cuatro consignatarios escribieron de que no había nada malo en que musulmanes combatan en las fuerzas armadas norteamericanas contra aquéllos que pensaban eran responsables del terrorismo. Ellos explicaron que el Islam prohíbe asesinar a gente inocente, y que los musulmanes tienen una responsabilidad de llevar a tales asesinos a la justicia, tal como esta declarado en Corán 5:2: «Ayudarse mutuamente en rectitud y piedad, y no ayudarse entre si en pecado y agresión». Mientras esto es complicado por el hecho de que en la guerra es difícil no matar a gente inocente también, esta consideración es sobreseída por el hecho de que si los soldados musulmanes no obedecieran órdenes, su lealtad a los Estados Unidos sería puesta en duda. Un soldado musulmán que desee puede pedir ser transferido temporalmente a un rol de no-combatiente, si tal demanda no conlleva repercusiones negativas para si mismas o a otros musulmanes; por otra parte, se le prohíbe que haga tal demanda. El principio jurisprudencial general detrás del fatwa es que mientras está prohibido matar a otros musulmanes, una necesidad de presión hace permisible lo que esta prohibido.[8]
Abu Basir Al-Tartusi caracteriza esta decisión como «el fatwa de este infame hombre [Al-Qaradhawi] que determina que los musulmanes en América deberían alistarse para combatir en el ejército de los cruzados norteamericanos… contra los mujahideen musulmanes, en Afganistán y en otras partes, clamando de que esto recae bajo [el verso] ‘Ayúdense entre si en rectitud y piedad’, y diciendo que para que su obediencia nacional no sea cuestionada, necesitan preferir su obediencia nacional – a la nación norteamericana – por encima de su obediencia a Alá, a la fe y a la fraternidad de la fe y la religión!»
Al-Tartusi toma el tema del razonamiento de Al-Qaradhawi en el fatwa sobre varios terrenos. Él argumenta que ya que el servicio militar en los Estados Unidos y en Europa es voluntario, uno no puede hablar sobre el soldado musulmán como si le exigieran que luche y pudiera enfrentar repercusiones por el no hacerlo. Además, él acusa a Al-Qaradhawi de aceptar la demanda de los Estados Unidos de que la guerra fue dirigida únicamente contra los terroristas, cuando de hecho los Estados Unidos están luchando contra el Islam y los musulmanes.
Al-Tartusi luego presenta su punto de vista respecto a las consecuencias de la lucha que Al-Qaradhawi apoyó: los Estados Unidos reemplazaron un gobierno islámico en Afganistán con un estado títere traidor y asesinaron a miles de musulmanes pacíficos en Afganistán e Irak. Él dice que Al-Qaradhawi es «un cómplice de las invasiones de los cruzados y todos los crímenes que ellos perpetraron en las «tierras de los musulmanes», y le advierte a que se prepare para el Día del Saldar Cuentas. Las consecuencias negativas de estas guerras socavan el razonamiento legal de Al-Qaradhawi; Él permitió la lucha en las fuerzas armadas norteamericanas sólo fuera del principio de que la necesidad permite lo prohibido, mientras que para Al-Tartusi el daño hecho al mundo musulmán pesa más que tales consideraciones como el futuro del soldado profesional o de poner en duda su obediencia hacia los Estados Unidos. Además, la aplicación del principio de necesidad a esta pregunta fue errónea desde el comienzo: Ni siquiera la verdadera compulsión puede justificar el asesinato de un compañero musulmán; a uno se le exige incluso ser asesinado en lugar de asesinar a otra persona.
Él continua luego explicando el por qué considera el fatwa de Al-Qaradhawi de estar no sólo equivocado, sino un acto de apostasía. Primero, escribe que permitirle a un musulmán ser soldado en un ejército de «incredulidad e idolatría» combatiendo contra musulmanes es una clara apostasía, tal como está expuesto en los versos Corán 5:51: «Oh creyentes: no tomes a los judíos y cristianos como amigos. Ellos son amigos entre si, y aquéllos de ustedes que se favorecen de esto se convierten en ellos. Alá no guía a gente inicua; y el verso en Corán 3:28: «No permitas a los creyentes tomar a los infieles como amigos en lugar de los creyentes; uno que lo haga no tiene parte en Alá». Al-Qaradhawi no sólo es culpable de hacer esto por si mismo, sino que se lo ha permitido a otros, lo cual es un pecado separado conocido como «el permitir lo que está prohibido», y es en sí misma la causa de la apostasía.
Además, Al-Tartusi escribe que Al-Qaradhawi ha tomado el concepto de nación como el de un falso ídolo, hablando de obediencia a la nación y a las leyes nacionales, y en preferir este tipo de obediencia por encima de la obediencia a Alá y al Islam. Esto es apostasía, ya que viola el principio de al-wala’ w’al-bara’: obediencia exclusiva a Alá y al Islam, y repudio a la incredulidad y a los no creyentes.
Haciendo de Alá algo no importante
Al-Tartusi luego acusa a Al-Qaradhawi de hacer de Alá algo no importante en un sermón del Viernes. Según Al-Tartusi, Al-Qaradhawi alabó las elecciones en Israel como justas, en contraste con las elecciones en algunos países árabes, dónde el gobernante recibe el «99.99» por ciento de los votos; Al-Qaradhawi luego agregó «si Alá [Mismo] estuviese en la contienda no recibiría tal distribución de los votos. Al-Tartusi luego clama de que cuando esta cita fue presentada al difunto clérigo saudita Muhammad Ibn Salih Ibn ‘Uthaymin, dijo: «… Él [Al-Qaradhawi] debe arrepentirse, debe arrepentirse de esto; si no lo hace, es un apóstata, porque ha hecho de lo creado algo mucho mayor que el Creador. Él debe arrepentirse con Alá, y Alá acepta el arrepentimiento de sus sirvientes. Si no lo hace, las autoridades necesitan decapitarle».[9]
La democracia multipartidaria
Abu Basir Al-Tartusi luego ataca la premisa de Al-Qaradhawi sobre el «apoyo a la democracia, en su significado permisivo e infiel», tal como Al-Tartusi lo describe. Él escribe que Al-Qaradhawi apoya la libertad de creencia y apostasía; la libertad de formar partidos políticos infieles y apóstatas, incluyendo los partidos comunistas ateos; y santificación del mandato de la mayoría, aun si esta mayoría fuese a escoger la incredulidad y el ateísmo.
Al-Tartusi provee una colección de declaraciones a los escritos de Al-Qaradhawi para ilustrar estos puntos. (Desde aquí hasta el fin del ensayo, Al-Tartusi cita extensamente a Al-Qaradhawi sin especificar la fuente precisa).
Según Al-Tartusi, Al-Qaradhawi escribió: «Lo que me importa a mí respecto a cualquier partido político en la sociedad islámica o en el estado islámico son dos cosas: … que respete a todas las religiones, y que no sea una extensión de un poder extranjero, como América o Rusia, Para decirlo de esta manera… cuando nosotros [los islamistas] asumamos el poder, no le permitiremos a los comunistas o a los seculares formar partidos políticos – esto va en contra de la misma jurisprudencia islámica que nosotros requerimos y creemos. Algunos dicen que los islamistas son los únicos con el derecho [a gobernar], y que los otros no existen; pero no permitiremos a los otros [ser políticamente activos]….» La cita continúa diciendo que si los islamistas llegan al poder e implementan el shari’a, y luego hacen un mal trabajo gobernando y son sacados de sus cargos a punta de votos, deberían entregar el mandato a aquéllos que ganaron las elecciones. Otras citas expresan opiniones de que la unión de partidos políticos en Occidente está permitido; que la pena por apostasía no es para todos aquéllos que dejan el Islam, sino sólo para esos apóstatas que avivan la disputa civil; que aseguran que las libertades [civiles] son más importantes que implementar el shari’a; que la democracia no es incredulidad; y que un régimen secular será preferido en los países como India dónde no existe ninguna clara mayoría religiosa.
Las relaciones con los no-musulmánes
Abu Basir Al-Tartusi acusa a Al-Qaradhawi de negar el principio de al-wala’ w’al-bara’ – obediencia exclusiva a Alá y al Islam, y repudio a la incredulidad y a los no-creyentes – relacionándolos positivamente a los no-musulmanes. Aquí también Al-Tartusi proporciona una serie de pruebas a las citas de Al-Qaradhawi, tales como «todos los problemas entre nosotros [musulmanes y egipcios cristianos] son comunes a todos. Somos miembros de la misma patria y la misma nación. Yo les llamo ‘nuestros hermanos cristianos; algunas personas me condenan por esto [y dicen]: cómo puedo yo decir ‘mis hermanos cristianos? En Corán 49:10 [dice] ‘Los creyentes son una sola hermandad’. Sí, nosotros somos creyentes, y ellos son creyentes, de una manera diferente… Los coptos son nuestros hermanos, y nosotros tenemos los mismos derechos y deberes». Respecto a los judíos, Al-Qaradhawi dice: «La guerra entre nosotros y los judíos no es debido a creencias. Algunos podrían pensar que nosotros estamos combatiendo a los judíos debido a sus creencias, pero esto no es correcto… Los estamos combatiendo debido a la tierra que usurparon y su pueblo y que dejaron sin hogar». Al-Qaradhawi también dice que no existe ninguna razón para usar el término ‘infieles’ (kuffar), y que uno debe decir ‘no-musulmanes en cambio[10]
Al-Tartusi considera las declaraciones de esta clase de apostasía, debido a los versos como Corán 5:51 y 3:28 qué prohíben favorecer a los no-musulmánes, y fueron ya citados anteriormente en relación con el fatwa de Al-Qaradhawi sobre el servir en el ejército norteamericano.
Jurisprudencia «hereje»
Al-Tartusi ve la raíz del problema con Al-Qaradhawi como el último recurso del uso de una jurisprudencia «herética» que sustituye el antojo por la ley divina. «Bajo la rubrica de ‘la jurisprudencia de equilibrios’, a lo que él objeta para si mismo a su propio antojo y nada más, él permite y prohíbe desde su propio acuerdo, sin las reglas de Alá; él ratifica la herejía y la idolatría, y sacrifica el interés de la unidad de Alá por un material de supuesto menor interés…» Tal jurisprudencia llevó a decisiones como la defensa de las estatuas del Buda, permitiendo construir iglesias en la Península Arábiga, y el apoyo para los gobernantes apóstatas. Bajo el punto de vista de Al-Tartusi, uno puede pesar los beneficios contra las desventajas en jurisprudencia, pero primero uno debe poder evaluarlos correctamente, y el principio de unidad de Alá siempre debe ser colocado por encima de todo. Él también acusa a Al-Qaradhawi de escalar la indulgencia hacia un principio independiente, donde se permite que los dos sexos se mezclen, mujeres que canten, la venta de vino y carne de cerdo en algunas circunstancias y algunas transacciones de interés, así como también permitirle a una esposa musulmana permanecer con su marido no-musulmán.
Al-Tartusi se desespera particularmente por una llamada explícita de Al-Qaradhawi en revisar los textos religiosos más antiguos en luz de la edad moderna, expresados en su ensayo «El Islam Considera a la Humanidad Una Sola Familia»: «[Necesitamos] purificar nuestra cultura pública, la cual le inculcamos los estudiantes en las escuelas, y en las masas a través de los medios de comunicación, de algunos de los conceptos erróneos encontrados en viejos libros, que cargan la huella de su edad y el ambiente [en el que fueron escritos]. Nosotros no podemos generalizar estos conceptos a todas las generaciones, mientras finalizaban juntas con las condiciones [que las produjeron]…[Necesitamos] inaugurar una nueva cultura moderada, basada en el reconocimiento mutuo, no en la negativa mutua del reconocimiento… basado en el amor, no en el odio; basado en el pluralismo, no en el aislamiento; y basado en la paz, y no en la guerra».[11]
Al-Qaradhawi es un infiel, un apóstata y un hereje
Al-Tartusi concluye su ensayo: «Debido a todo lo anterior, y con el propósito de descargar mi deber, y aconsejarle a la nación islámica [sobre este tema], yo decreté – y todavía me apego a esta decisión – de que Yousef Al-Qaradhawi es un infiel, un apóstata y un hereje. Todas las leyes que aplican a los infieles, las apóstatas y herejes aplican a él, hasta que se arrepienta de las creencias arriba mencionadas.
«Yo no emití esta decisión por antojo o fuera de un deseo de venganza, o de la manera de aquéllos que son precipitados y descuidados. [Yo no lo emití] antes de examinar las condiciones para el takfir y los impedimentos a este. Yo regresé y me reexaminé a mi mismo una y otra vez antes de emitir esta decisión, y escruté estos asuntos, y los reexamine desde cada lado y ángulo. Durante mucho tiempo me abstuve de ensartar [el problema de] este hombre, hasta que ninguna ruta de escape de la [indulgente] interpretación o excusa [justificada] quedara…
«Yo estaba preocupado por el incurrir en el pecado de suprimir lo que tengo como obligación de tener claro respecto a este hombre… [Esto fue necesario] especialmente desde los medios de comunicación corruptos, por cualquier objetivo horrendo está en sus almas, ha creado [un aura de] temor para este hombre entre la gente, y entre algunos estudiosos y sus estudiantes, y esto llevó a muchos de ellos a abstenerse de decir la verdad sobre él…
«‘Abd Al-Mun’im Mustafa Halima, a.k.a. Abu Basir Al-Tartusi
«3 Dhu Al-Qi’da, 1429 / 1 de noviembre, 2008».
[1] Véase MEMRI Despacho Especial No. 794, «Reacciones al Fatwa del Jeque Al-Qaradhawi Llamando al Secuestro y Asesinato de Civiles Norteamericanos en Irak», 6 de octubre del 2004, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP79404.
[2] Véase MEMRI Despacho Especial No. 968, «Clérigo Líder Progresista de Qatar: Permitiendo las Operaciones Suicidas, Al-Qaradhawi y Su Estirpe han Causado una Crisis Moral en el Islam», 25 de agosto, 2005,
http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sd&ID=SP96805.
[3] Véase MEMRI Despacho Especial No. 30, «El Jeque Yousef Al-Qaradhawi en Londres para Establecer ‘El Concejo Internacional de Clérigos Musulmanes», 8 de julio del 2004, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=sr&ID=SR3004 ; este informe también proporciona un resumen de las posturas de Al-Qaradhawi sobre temas contemporáneos.
[4] www.timesonline.co.uk, 7 de febrero, 2008.
[5] Véase Investigación y Análisis No. 481 de MEMRI, «Reciente Escalada en las Tensiones Sunni-Chiítas (II): Declaraciones Anti-Chiítas del Jeque Al-Qaradhawi», 16 de diciembre del 2008, http://www2.memri.org/bin/latestnews.cgi?ID=IA48108.
[6] http://www.abubaseer.bizland.com/articles/read/a%20118.doc.
[7] www.islamonline.net, 9 de marzo, 2001.
[8] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 8 de octubre, 2001.
[9] Al-Tartusi no da una fuente por esta acusación. Varios portales jihadistas han publicado lo que pretende ser una grabación de audio de la respuesta de Ibn ‘Uthaymin al sermón de Al-Qaradhawi; por ejemplo, véase http://www.muslm.net/vb/archive/index.php/t-313456.html.
[10] Podría denotarse que Al-Qaradhawi también está en contra de llamar a los descendientes de los judíos monos y cerdos; véase el segmento de video No. 1691 de MEMRI, «Al Jeque Yousuf Al-Qaradhawi, se le Prohibió Recientemente Entrar al Reino Unido, Reitera su Postura sobre los Atentados Suicidas y Declara: Los Judíos no son Descendencia de los Monos y los Cerdos», 15-18 de febrero del 2008, http://www.memritv.org/clip/en/1691.htm.
[11] Yousef Al-Qaradhawi, «Islam Considera a la Humanidad una Sola Familia», 18 de octubre del 2005, http://www.qaradawi.net/site/topics/printArticle.asp?cu_no=2&item_no=4063&version=1&template_id=187&parent_id=18&static=1.