Por: Yigal Carmon y Alberto M. Fernández*

Introducción

En una entrevista con Tom Friedman del Times de Nueva York («Obama presenta su caso sobre el acuerdo en materia nuclear con Irán», 14 de julio, 2015), el Presidente Obama pidió que el acuerdo en materia nuclear con Irán sea juzgado solamente por lo exitoso que es en evitar que Irán obtenga una bomba nuclear, no en «si está cambiando el régimen dentro de Irán» o «si estamos resolviendo todos los problemas que pueden ser rastreados en la historia Irán». Sin embargo, en muchas entrevistas que ha dado en los últimos años, ha revelado una estrategia y un plan que excede el acuerdo con Irán: una estrategia cuyo objetivo es crear un equilibrio entre sunitas y chiitas en el mundo musulmán.

El Presidente Obama cree que tal equilibrio se traducirá en un Medio Oriente más pacífico en el que las tensiones entre las potencias regionales se reducen a una mera competencia. Tal como le dijo a David Remnick en una entrevista con El New Yorker, «…si fuimos capaces de hacer que Irán opere de manera responsable… uno puede ver un equilibrio en desarrollo entre sunitas, o predominantemente sunitas, los estados del Golfo e Irán en el que existe competencia, tal vez suspicacia, pero no una guerra activa o de grupos filiales» («Completando la Labor», 27 de enero, 2014).

Al discutir el acuerdo de Irán, el Presidente recordó al Presidente Nixon negociando con China y al Presidente Reagan negociando con la Unión Soviética para explicar el alcance de su estrategia para el Medio Oriente y el mundo musulmán. El presidente Obama busca, al igual que los presidentes Reagan y Nixon con China y la Unión Soviética, impactar la región como un todo. El acuerdo de Irán, aunque importante, es sólo uno de varios vehículos que ayudaran a lograr este objetivo.

Este artículo analizará la estrategia de crear un equilibrio entre sunitas y chiitas, como un medio para promover la paz en el Medio Oriente. Examinará el significado de la estrategia en términos políticos, cuan realista es y cuáles serían sus implicaciones futuras en la región y en los Estados Unidos.

El significado de la estrategia de equilibrio en términos políticos

El examen de la estrategia de equilibrio requiere la recolección de alguna información básica. Dentro de aproximadamente 1.6 billones de creyentes en el Islam, la absoluta mayoría – un 90% – es sunita, mientras que los chiitas constituyen sólo el 10%. Incluso en el Medio Oriente, los sunitas son la gran mayoría.

¿Qué significa la palabra «equilibrio» en términos políticos? En vista de los datos expuestos anteriormente, la palabra «equilibrio» en términos políticos reales significa otorgarle poder a la minoría y por consiguiente debilitar a la mayoría a fin de avanzar hacia el objetivo declarado. Sin embargo, la abrumadora discrepancia en números hace que sea imposible alcanzar un equilibrio entre los dos campos. Por lo tanto, sería poco realista creer que la mayoría aceptara una política que le otorga poder a su adversario y debilita su propio estatus históricamente superior.

Implicaciones para la región

Considerando lo anterior, las implicaciones de la estrategia de equilibrio para la región pudieran no promover la paz tal como el presidente bien intenta; más bien, podría intensificar la lucha y la violencia en la región. La minoría facultada pudiera ser persuadida a aumentar sus actividades expansionistas, tal como puede ser visto ahora: Irán ha extendido su influencia desde el Líbano al Yemen. El analista iraní Mohammad Sadeq Al-Hosseini dijo en una entrevista el 24 de septiembre, 2014 «Nosotros en el eje de la resistencia somos los nuevos sultanes del Mediterráneo y el Golfo. Nosotros en Teherán, Damasco, el suburbio sur [del Hezbolá] en Beirut, Bagdad y Sana’a delinearemos el mapa de la región. Somos los nuevos sultanes del Mar Rojo también» (Clip No. 4530 de MEMRI TV). Similarmente, en un comunicado dedicado a la indivisible conexión histórica entre Irak e Irán, el asesor del Presidente Rouhani Ali Younesi subrayó que, «Desde su creación, Irán [siempre] ha tenido una [dimensión] mundial, nació como un imperio» (Informe de MEMRI N°. 5991).

En vista de esta realidad, esta estrategia podría crear, en contra de las expectativas del presidente, más amargura y voluntad por parte de la mayoría para luchar por su estatus. Esto ya ha sido realizado; por ejemplo, cuando Arabia Saudita intervino en Yemen después de enfrentarse a la revolución chiita/houthi, la cual es percibida como un grave peligro para su supervivencia y creó una coalición de lucha en el lapso de un mes para contrarrestarla. Del mismo modo, Arabia Saudita ha demostrado previamente que considera a Bahréin como un área donde cualquier intento por Irán de provocar disturbios será respondido por una intervención militar saudita. Según informes, Arabia Saudita ha estado apoyando a la población sunita en Irak y en el Líbano, un punto muerto fue el resultado debido a que Arabia Saudita ha mostrado que no se dará por vencido – incluso en un lugar donde el grupo iraní Hezbolá es el poder principal. Por lo tanto, la estrategia de equilibrio tiene mayores probabilidades de resultar en el estallido de una guerra regional que en promover la paz regional.

Implicaciones para los Estados Unidos

Por otra parte, esta estrategia podría tener consecuencias adversas para los Estados Unidos y sus intereses en el mundo musulmán sunita: aquellos países que se sienten traicionados por la estrategia podrían, como resultado, adoptar medidas en contra de los Estados Unidos – con suerte sólo políticamente (tales como el cambiar las alianzas internacionales) o económicamente. Estos países podrían ser más cuidadosos con sus pronunciamientos públicos e incluso pudieran expresar un apoyo retórico a la política estadounidense, al igual que lo hicieron los estados del CCG el 3 de agosto, pero el resentimiento está allí.

Realpolitik versus consideraciones morales

El análisis presentado aquí se basa en los principios de la realpolitik: en política, uno no se alinea con la minoría en contra de la mayoría. Sin embargo, a veces otras consideraciones tienen prioridad. La moral es un ejemplo de ello: los Aliados no se hubieran abstenido de combatir contra la Alemania nazi porque era una potencia mayoritaria – en última instancia, reconocieron la obligación moral de combatir contra el Tercer Reich. Sin embargo, respecto al Medio Oriente, los dos adversarios están de pie en igualdad de condiciones: la República Islámica de Irán no es nada diferente del Reino wahabí de Arabia Saudita. El Presidente Obama y el Secretario Kerry estarían equivocados pensando que Mohammad Javad Zarif, el sofisticado asistente festivo en la ciudad de Nueva York, representa el verdadero Irán. Zarif, su equipo negociador y el propio Presidente Rouhani, todos viven bajo la sombra y a merced del Líder Supremo, los ayatolás y el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán (CGRII).

Vale la pena señalar que el primer Estado Islámico en el Medio Oriente moderno no fue el creado en el mundo sunita en el 2014 y liderado por Abu Bakr Al-Baghdadi. Más bien, fue la República Islámica de Irán, creada en 1979 por el Ayatolá Ruhollah Jomeini y actualmente gobernada por su sucesor, el Líder Supremo Ali Jamenei, quien mantiene – incluso después del acuerdo de Irán – el mantra de «Muerte a Estados Unidos», continúa patrocinando el terrorismo a nivel mundial y comete horribles violaciones a los derechos humanos.

*Yigal Carmon es Presidente y Fundador de MEMRI; Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.