La periodista liberal saudita Nadine Al-Budair, quien vive en Qatar, escribió un artículo en el diario kuwaití Al-Rai en el que se preguntó cómo hubiesen actuado los musulmanes si los cristianos se hubiesen hecho estallar en medio de ellos o trataran de inculcar obligadamente su fe sobre ellos. Ella pidió al mundo musulmán ser introspectivos y promulgar reformas, en lugar de condenar la actitud de Occidente hacia esta.
Lo siguiente son extractos del artículo:[1]
Nadine Al-Budair (Imagen: Alraimedia.com)
«Imaginen a un joven occidental que viene hasta acá y lleva a cabo una misión suicida en una de las plazas públicas en nombre de la Cruz. Imaginen que dos rascacielos colapsaran en alguna capital árabe y que algún grupo cristiano extremista, ataviados con atuendos de la edad media, surjan y se responsabilicen del evento, al tiempo de destacar su determinación de revivir las enseñanzas cristianas o algunas resoluciones cristianas, de acuerdo a su entender, de vivir como en la época [de Jesús] y sus discípulos e implementar ciertos edictos de los estudiosos cristianos…
«Imagínense escuchar las voces de los monjes y sacerdotes desde las iglesias y las casas de rezos dentro y fuera del mundo árabe, gritando en altavoces y lanzando acusaciones contra los musulmanes, llamándolos infieles y escucharlos entonar canticos de: ‘Dios, aniquila a los musulmanes y derrótalos a todos’.
«Imaginen que le hemos provisto a un sinfín de grupos extranjeros con visas, tarjetas de identidad, ciudadanía, empleos adecuados, educación gratuita, modernos servicios médicos gratuitos, seguridad social y así sucesivamente y luego un miembro de uno de estos grupos sale, consumido por el odio y su sed de sangre y asesina a nuestros hijos en nuestras calles, en nuestros edificios, en nuestras [oficinas] de los diarios, en nuestras mezquitas y en nuestras escuelas.
«Imaginen a un francés o a un alemán en París o Berlín llevando a su vecino musulmán [hacia algún lugar] con el fin de asesinarlo y luego congelar su cabeza en una caja de hielo, de una manera fría y calculadora… tal como lo hizo un terrorista con la cabeza de un estadounidense en Riad hace unos años.[2]
«Imaginen que visitamos su país como turistas y estos nos disparan, vuelan coches bomba cerca de nosotros y denuncian su oposición a nuestra presencia [allí] con los canticos de: ‘Eliminen a los musulmanes de la tierra de la cultura’.
«Estas imágenes están lejos de la mente del terrorista árabe o musulmán porque este está seguro, o solía estarlo, de que Occidente es un lugar humanitario y que el ciudadano occidental negara responder [de esta manera] a los brutales crímenes [de los terroristas musulmanes]. A pesar de los actos terroristas de Al-Qaeda y el EIIS, nosotros [los musulmanes] hemos estado en suelo [occidental] durante años sin ningún temor o preocupación. Millones de turistas musulmanes, inmigrantes, estudiantes y solicitantes de empleo [viajan a Occidente] teniendo las puertas abiertas y las calles seguras [para ellos].
«Sin embargo, ¿cuánto tiempo [durará esto]? Hoy las cosas son diferentes. La ira [occidental] [hacia los musulmanes] es evidente y estos hacen declaraciones temerosas. Uno que recientemente defendió [estos puntos de vista] es Donald Trump, quien exigió se le prohibiera a los musulmanes entrar en los Estados Unidos
«Es extraño que [los musulmanes] creemos que tenemos el derecho de condenar este tipo de declaraciones en lugar de hacerle frente a las consecuencias de algunos de nuestros planes de estudios extremistas, nuestra educación y nuestros regímenes y estar avergonzado [de estos]… Es extraño que condenemos [Occidente] en lugar de hacer frente a lo que está sucediendo en nuestro medio – las formas extremistas en el que interpretamos el sharia y nuestras actitudes reaccionarias de uno hacia el otro y hacia el mundo. Es extraño que condenemos en lugar de disculparnos con el mundo.
«¿Cómo reaccionarían ustedes si un europeo volara por los aires un teatro en su ciudad o una cafetería que su hijo frecuenta? ¿Qué harían ustedes si escuchan maldiciones contra su religión y su fe todos los domingos, tal como lo escuchan [contra ellos] de algunos de nuestros imams los viernes y otros días?
«Imagínense estar en Ámsterdam, Londres o Nueva York y sabiendo que los estudiantes [allí] aprenden como parte de sus planes de estudio que ustedes son infieles y que asesinándolos es la manera de hacer cumplir el yihad que a las vez los conduce a las vírgenes del paraíso. ¿Extenderían ustedes su estancia allí hasta el final del verano, o se mantendrían alejados? [Se] volarían ustedes mismos por los aires [al igual que lo hacen los terroristas musulmanes], o harían menos que eso?: [Meramente] conquistando su rabia y exigiendo prohibirle a los cristianos que entren en los países árabes. ¿Qué harían?
«[Imaginen] la guerra que estallara si los occidentales se despojaran de sus valores ante los delitos sangrientos cometidos por los extranjeros y si el contra-radicalismo occidental o cristiano hubiese surgido en nuestras ciudades árabes?
«Luego de todas estas farsas, algunos analistas árabes salen promoviendo un mensaje patético y recitan las mismas palabras que han repetido millones de veces al oído de su amigo: ‘Esos [musulmanes que cometen terrorismo] no representan al Islam, sino sólo a sí mismos’.
«Esto es todo lo que [sabemos hacer] – [absolvernos] de toda culpa.
[1] Al-Rai (Kuwait) 15 de diciembre, 2015.
[2] Una referencia al ingeniero estadounidense Paul Marshall Johnson, quien fue secuestrado y decapitado por agentes de Al-Qaeda en Arabia Saudita en el 2004. Su cabeza decapitada fue encontrada en una caja de hielo en un apartamento en Riad un mes más tarde.