En un artículo titulado «La Muerte a Través del Fuego es un Castigo Islámico», Yasmin Al-Khatib escritora liberal y artista egipcia, criticó el hecho de que, luego de cada ejecución brutal llevada a cabo por el Estado Islámico (EIIS), muchos musulmanes afirman que estas acciones no tienen nada que ver con el Islam. Ella señaló que la historia musulmana – incluyendo la historia del Profeta y sus Compañeros – está repleta de relatos de ejecuciones espeluznantes, que indican que este tipo de acciones no son ajenas al Islam. Ella hizo hincapié en que el cristianismo también tiene una historia altamente violenta y participó en muchas prácticas brutales. Sin embargo dijo, el cristianismo cambió con los años eligiendo el camino de la iluminación y el Islam debe hacer lo mismo, si no miles de organizaciones como el EIIS surgirán.
Lo siguiente son extractos de su artículo, publicado en el portal del diario Al-Tahrir: [1]
Yasmin Al-Khatib (imagen: Yasminelkhateib.com)
«No entiendo por qué, luego de cada [ejecución] llevada a cabo por el EIIS, la mayoría de los musulmanes insisten en que estas acciones no tienen nada que ver con el Islam. Después de todo, la historia musulmana está repleta de formas terribles de ejecución, similares o incluso idénticas a las utilizadas por el EIIS. No estoy hablando de ejecuciones motivadas por venganza, tales como la crucifixión de Al-Khallaj, [2] el asesinato de Suhrawardi, [3] o la masacre de Ibn Al-Muqaffa. [4] [Ni tampoco estoy hablando de] la mutilación de cadáveres, tales como la práctica de exhibir las cabezas de [las víctimas] decapitadas, inventado por los [califas] umayyad. La [víctima] más notoria en este caso fue el rebelde más grande en la historia islámica, Hussein bin ‘Ali. [5] Hablando sobre los [métodos] de ejecución utilizados a comienzos del período islámico, [un período], que la mayoría de nuestros clérigos consideran como la [fuente] esencial de la legislación islámica, tales como las ejecuciones con fuego o el ser arrojados desde un lugar alto – dos castigos que fueron establecidos para los homosexuales. Fue el consenso entre los compañeros del Profeta de que los homosexuales tenían que ser condenados a muerte, pero no estuvieron de acuerdo en el método. Algunos pensaban que un [homosexual] debería ser quemado vivo, otros abogaron por derribar una pared sobre estos y dejarlos morir bajo los escombros y sin embargo otros pensaron que debían ser arrojados desde el lugar más alto del pueblo y luego, para completar [la tarea], arrojarles una lluvia de piedras. El último [método] en realidad ha sido aplicado por el EIIS a un homosexual que fue arrojado desde lo alto de un edificio en Bagdad. [6] [El primero y el cuarto de los califas,] Abu Bakr y Ali bin Abu Talib, ordenaron incinerar a los homosexuales y así fue hecho. Un libro escrito por el historiador Al-Tabari [7] declara que Abu Bakr ordenó a sus comandantes, durante las guerras contra los apóstatas, quemar a varios de ellos y el libro Futuh Al-Buldan («Conquista de Tierras«) [8] declara que el [líder militar musulmán y compañero del Profeta] Khaled bin Al-Walid también prendieron en fuego a algunos rehenes apóstatas.
«Esto demuestra que el pensamiento islámico no se encuentra totalmente libre de responsabilidad por [la idea de] ejecutar a través del fuego – un hecho que algunos ignoran, ya sea deliberadamente o por ignorancia, luego de la ejecución [por medio del fuego] al piloto jordano Mu’adh Al-Kasasbeh. Estos justificaron [su postura] citando el hadith del Profeta – ‘A nadie se le permite torturar por fuego sino el Maestro del fuego [Alá]’ – a pesar de que esto contradice crudamente los relatos antes mencionados de los compañeros del Profeta ejecutando a gente mediante el fuego. Yo mismo cuestioné este hadith, ya que en principio ordena quemar gente y luego relata lo contrario – [comportamiento] voluble que no le conviene a un Profeta enviado por Alá para guiar su creación por el camino correcto. Aquí presento el texto completo del hadith: ‘El Profeta envió a un escuadrón [de guerreros], diciéndoles: «Si encuentran al hombre llamado fulano de tal y al hombre llamado zutano de tal, quémenlos a los dos a través del fuego». Luego dijo: «Les he ordenado quemar a esos dos hombres a mediante el fuego, pero nadie tiene permiso de torturar por fuego sino el Maestro del fuego, así que si los encuentran mátenlos»‘.
«En cualquier caso, los califas umayyad continuaron propinando la pena de muerte mediante el fuego y luego los [califas] abbasid incluso lo mejoraron y solían incinerar al condenado a fuego lento hasta que expiraba, al igual que uno asa a un animal sacrificado. En cuanto a torturar gente hasta morir, existe el conocido relato de los hombres de Urayna que tomaron los camellos del Profeta y asesinaron al hombre que cuidaba de ellos sacándole los ojos con una espada afilada, cortándole los brazos, piernas y lengua y luego dejándolo a morir. Cuando el Profeta se enteró de esto, ordenó cortar sus brazos y piernas y sacarle los ojos con un hierro al rojo vivo y luego arrojarlo a la calle hasta que muriera. Este [castigo] era de acuerdo al principio de someter [al perpetrador] a lo que le hizo a los demás, sin importar lo atroz del acto.
«Algunos pueden pensar que el propósito de este artículo es manchar la imagen del Islam. Por lo tanto, a fin de elaborar y aclarar, permítanme señalar que, en el pasado, el cristianismo también practicó las ejecuciones a través del fuego. [Esto fue cierto] especialmente en la Edad Media, cuando los tribunales de la Inquisición quemaron a miles de musulmanes y la Iglesia quemó a miles de mujeres por practicar la brujería, así como también a filósofos, por temor [a que esparzan la] iluminación. Pero eventualmente el despertar de la época de la iluminación triunfó y la Iglesia se volvió moderada y tolerante, tal como lo es hoy. La iluminación es nuestra única arma para derrotar al EIIS, porque nuestra verdadera guerra no es contra [la organización], sino contra el pensamiento extremista y si no nos enfrentamos y lo derrotamos, mil [otras][organizaciones] iguales al EIIS surgirán».
[1] Tahrirnews.com 29 de julio, 2015.
[2] Mansour Al-Khallaj, un poeta sufí quien fue crucificado por herejía en el año 922 AD.
[3] Shahab Al-Din Yahya Suhrawardi, un renombrado filósofo sufí ejecutado por sus enseñanzas en el año 1191. Existen informes contradictorios sobre su muerte. Se dice en diferentes versiones que murió de hambre, lanzado desde un lugar alto, asesinado por la espada y/o quemado.
[4] Abu Muhammad ‘Abdallah Ibn Al-Muqaffa fue un autor persa del siglo octavo, traductor y filósofo que se convirtió al Islam. En el año 759 fue acusado de herejía por el gobernador de Basora y torturado hasta morir de una manera horrible (sus miembros fueron cortados uno a uno e incinerados ante sus propios ojos hasta morir).
[5] El nieto del Profeta, que, luego de la muerte del Profeta, dijo ser el califa legítimo en lugar de Yazid Abu Sufyan. En el año 680 fue decapitado y su cabeza fue enviada a Yazid, quien la desplego como un signo de su victoria en la lucha por el trono. Después de la muerte de Hussein, sus seguidores se convirtieron en una secta musulmana separada, los chiitas.
[6] De hecho, el EIIS ha ejecutado a muchos hombres por participar en actos homosexuales, utilizando este método así como también los demás. Véase el informe del PSATY en MEMRI: «Campaña del EIIS para ejecutar a homosexuales – por lapidación, fusilamiento, lanzarlos desde lugares altos, tortura pública: conforme a la ley del sharia según lo han explicado los clérigos influyentes islámicos de corriente principal, estudiosos en los principales medios de comunicación árabes, incluyendo a Al-Jazeera, el canal de televisión de Hamas Al-Aqsa TV – ADVERTENCIA – IMAGENES ALTAMENTE GRAFICAS, «10 de marzo, 2015.
[7] Muhammad Ibn Jarir Al-Tabari (m. 923) fue uno de los primeros historiadores y comentaristas notables sobre el Corán en el Islam. Su libro Tarikh Al-Tabari relata la historia de los reyes y profetas desde la creación del mundo hasta su propia época.
[8] Una historia de las primeras conquistas de Mahoma y los primeros califas por el historiador persa del siglo noveno Ahmad Ibn Yahya Al-Baladhuri.