El 19 de junio, 2016, el escritor palestino Majdi Abd Al-Wahhab escribió un artículo en el portal Elaph titulado «Todo Extremista Sirve y Alimenta al Otro – desde el muftí a las Ligas de las Villas», en la que mostraba cómo los extremistas judíos y palestinos se aventajaban mutuamente y se aseguraban la supervivencia de cada uno.
Lo siguiente es una traducción del artículo:
«Hace un par de días, hablaba con un colega periodista sobre el ataque en Orlando y su impacto sobre los musulmanes en Occidente y en las elecciones estadounidenses. Muchos escritores árabes sostienen que el que más se benefició del ataque fue el candidato [presidencial] norteamericano [Donald] Trump y esto confirma la teoría de que los extremistas se sirven mutuamente. Mi amigo trató de convencerme de esta afirmación citando dos ejemplos de la realidad palestina…
«El primer incidente ocurrió en 1939 durante la conferencia de Santiago, una [conferencia] estilo mesa redonda en Londres, que fue el último intento de Gran Bretaña por resolver el conflicto entre árabes y judíos. Según la historia, el Muftí [de Jerusalén] Hajj Amin Al-Husseini, quien para ese momento [vivía] en el exilio en el Líbano, emitió un decreto prohibiéndole a los palestinos asistir a la conferencia sobre la base de que él [el muftí] era su único representante legítimo. Haim Margaliot-Kalvarisky, quien era una figura prominente en [la administración de] la Agencia Judía y [después] de la izquierda israelí… le llego a Ben Gurion con la buena noticia – tal como lo vio – de que habían grupos de palestinos de Ramala y Nablus que estaban dispuestos a tomar parte en la conferencia, a pesar del [decreto] del muftí. Ben Gurion respondió secamente: «No hay necesidad de eso, ya que el muftí sirve mejor nuestros intereses».
«El segundo incidente ocurrió más recientemente, por la época de las Ligas de las Villas en Cisjordania,[1] cuya creación fue [aprobada] por el [ministro de defensa israelí] Ezer Weizman [en 1978] y a los que [ambos] palestinos y judíos estaban violentamente en oposición, en particular los colonos. Según la historia, el abogado Elyakim Haetzni, uno de los jefes del [movimiento] de asentamientos quien vive en Kiryat Arba y fue uno de los más amargos enemigos de las Ligas de las Villas, se acercó a Ariel Sharon en 1982. [Sharon], quien fue ministro de defensa [para el momento], necesitó del apoyo de los colonos, luego de haber perdido su popularidad debido a la masacre de Sabra y Shatila. Haetzni exigió que Sharon disolviera las Ligas de las Villas, explicando: «De Arafat no temo [porque] con él nunca hablaremos. Pero le temo a Mustafa Dudin [de las Ligas de las Villas] porque tendremos que hacerle concesiones’.
«Estas dos historias sin duda aclaran la teoría de que los extremistas se sirven mutuamente. En el primer relato, Ben Gurion pensó que el Muftí extremista Al-Hajj Amin Al-Husseini sirvió los intereses judíos mejor que los palestinos moderados y en el segundo relato, Eliakim Haetzni creyó que los palestinos moderados eran un peligro mayor para su empresa de [colonos] que el extremista Arafat. Estimado lector, no crean que un extremista eliminará a su rival, al extremista [del otro bando. Por el contrario], cada uno de ellos asegura la supervivencia del otro».[2]
[1] Las Ligas de las Villas, formadas a finales de los años 1970 en varios pueblos y ciudades de Cisjordania, se veían a sí mismos como una alternativa a los líderes palestinos de la OLP y su objetivo era llevar a los palestinos a una coexistencia pacífica con Israel. Estas fueron disueltas por el entonces ministro de defensa Sharon a finales de 1982.
[2] Elaph.com. 19 de junio, 2016.