En su columna del 13 de enero, 2016 en el diario jordano Al-Dustour, Maher Abu Tair advirtió de los daños causados a la psique de los chicos por las imágenes gráficas difundidas por los medios de comunicación, incluso en países donde no existe guerra o conflicto. Este escribió que el exponer a los chicos a este tipo de imágenes forma su conciencia y los aterroriza, para que puedan convertirse en adultos temerosos y sumisos repletos de ansiedad para valerse por sí mismos. Abu Tair siguió pidiéndole a los medios de comunicación a que actúen con responsabilidad y elijan imágenes que puedan transmitir la narrativa sin causarle daño a los espectadores.
Maher Abu Tair (Aljazeera.net 4 de febrero, 2015)
Lo siguiente son extractos de su columna:[1]
«Decenas de miles de vídeos y escenas de masacres en Palestina, Irak, Siria, Yemen, Libia y muchos [otros] lugares fluyen desde los medios de comunicación todos los años. Estas imágenes no son meras imágenes; estas conectan a personas que no experimentan desastres con aquellos que si tienen la experiencia.
«Sin embargo, nos preguntamos sobre un grupo específico – los jóvenes que absorben este medio empapado de sangre a través de las pantallas de televisión, las redes sociales y portales. Esto se debe a que esta generación no puede mantenerse alejada de estas imágenes gráficas, encontradas en sus ordenadores portátiles, escritorios, iPads e incluso en WhatsApp. Existen numerosas opciones disponibles.
«Si los chicos en los países afectados por un desastre son expuestos a una devastación mental, sus almas están plagadas por el miedo y el terror como resultado de ver muerte y masacres con sus propios ojos – al igual que los chicos de Gaza o Siria – ¿qué sucede con los chicos que ven este tipo de escenas desde lejos y qué sucede con el impacto que esas imágenes tienen sobre ellos? Esta no es una comparación de las dos situaciones? – [tales] comparaciones son injustas – pero estamos hablando de una cierta situación que demuestra que la devastación mental de la identidad árabe incluye a todos – tanto a los que están sujetos al bombardeo como los que ven el bombardeo [en los medios de comunicación].
«Queremos [escuchar algunas] opiniones profesionales sobre el impacto psicológico [de tales imágenes] en los niños fuera de los países devastados, millones, especialmente árabes, quienes [están expuestos] a este torrente mediático gráfico. ¿Qué efectos pudiera una exposición tal[?] ¿Arruinará su personalidad, y conducirá a una sumisión emocional y humillación a temprana edad y el chico se crezca en pánico, ansiedad y en un adulto sumiso… que huye de la muerte a [cualquier] costo? O se acumularan [esas imágenes] en su [memoria] y cuando crezca se convierta en un torrente de rabia con el deseo de tomar represalias contra cualquier elemento que considere responsable de la muerte, el haber dejado huérfanos y el terror que vio cuando niño?
«Queremos afirmar abiertamente que el impacto [negativo] de las imágenes gráficas en el mundo árabe se deja sentir no sólo entre los pueblos que sufrieron de ocupación, conflictos o de guerra civil, sino también se esparcen en secreto, infiltrándose en [las mentes de] millones de personas, especialmente niños, remodelándolos de una manera impredecible.
«Este es un tipo de daño causado por estas transmisiones e imágenes de la televisión, que documentan un evento, pero [al mismo tiempo] constituyen un medio secreto con el propósito de reconfigurar la conciencia en la región, ya que la excesiva publicación y radiodifusión [de este contenido] sin tener en cuenta sus efectos a largo plazo va dirigido a sembrar miedo y sumisión en los corazones de los chicos, a fin de convertirlos en jóvenes que no cuidan apropiadamente sus propios asuntos, debido al [temor] por la muerte que les fue inculcado cuando eran muy chicos.
«Por lo tanto, le hacemos un llamado a todos los medios de comunicación, en particular los medios árabes, a que consideren profundamente el significado de las imágenes y sus consecuencias colectivas. Mientras que estos lugares no pueden ser ignorados aquí, podemos elegir las imágenes que transmiten la narrativa sin convertirlas en una herramienta para combatir y destruir las mentes [de los chicos] en los países que aún no han sido tocados por la devastación.
«Estas palabras de ninguna manera tienen como destino dividir a [los pueblos] en la región en aquellos que viven cómodamente y aquellos que experimentan catástrofes. Pero no queremos aumentar [el daño causado por] estos desastres y lastimen a todos. Existe una diferencia muy grande entre crear simpatía difundiendo imágenes y destruyendo las estructuras emocionales de la gente y someterlos obligándoles ver a su propia gente morir o verlos lastimados».
[1] Al-Dustour (Jordania) 13 de enero, 2016.