En un artículo titulado «La Comunidad Judía de Irak – Una Historia Destacada», publicado el 5 de agosto, 2018 en el portal árabe liberal Elaph.com, el escritor iraquí Haidar Muften Jarallah elogió a la comunidad judía iraquí y su historia y describió a sus miembros como elementos auténticos, antiguos y vitales de la sociedad iraquí. Este afirmó que los judíos de Irak se integraron plenamente en la sociedad iraquí y que muchos de ellos habían sido muy talentosos y respetables y contribuyeron enormemente a la sociedad, pero que la comunidad se había visto obligada a emigrar en la década de los años 1940, después del pogromo de Farhud en 1941 contra ellos y los sucesos que siguieron. Este hizo un llamado al gobierno iraquí y a la élite del país a que actúen para cambiar el estereotipo predominante de los judíos como la fuente de todos los problemas en Irak y el mundo en su totalidad y disculparse con la comunidad judía iraquí, restaurar su buen nombre y compensarla material y espiritualmente y hacer de sus líderes un puente hacia la paz y la normalización de relaciones.

Cabe señalar que en un artículo anterior en Elaph.com, publicado en marzo, 2018 Jarallah discutió la importancia de una relación estratégica entre Irak e Israel.[1]

Haidar Muften Jarallah (Fuente: Ar-ar.facebook.com/muftenalsaadi)

Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo del 5 de agosto, 2018:

«El discurso sobre la comunidad judía iraquí es profundo y amplio, y cuenta la historia del pasado de Irak en todos sus aspectos, porque [los judíos] eran un elemento auténtico profundamente arraigado en la historia [de Irak] y tan antiguo como los días del reino mesopotámico. Muchos investigadores coinciden en que el verdadero comienzo de la presencia [judía] en Mesopotamia se remonta al año 597 o 586 a.C. cuando el rey babilónico Nabucodonosor destruyó su reino en Jerusalén y los condujo a Babilonia en el exilio babilónico y por lo tanto, se cree que están entre los elementos más antiguos y profundamente arraigados en Irak. Además, son el [elemento] más antiguo de los numerosos grupos religiosos y comunidades presentes hoy en esta tierra llamada [Irak].

«No viví en la época de esta comunidad [judía] y no tuve contacto con ninguno sus miembros, porque abandonaron el país antes de que yo naciera, emigrando debido a su temor al Farhud, el saqueo, robo y asesinato ocurrido [en junio de 1941 en Bagdad] contra muchos de ellos, similares al ataque [que resultó en] el exilio babilónico y a la infame Inquisición española que dañó y perjudico a judíos y musulmanes por igual…

«Varios investigadores, sociólogos y pensadores que vivieron en la era de la comunidad judía en Irak están de acuerdo en que la mayoría de sus miembros eran individuos muy respetables y con mucho talento. Además, nuestros padres y antepasados ​​se pusieron en contacto con ellos en muchas áreas y mantuvieron amistades con ellos como hijos de la misma patria y nos contaron muchas historias sobre ellos, sobre sus vidas y sobre su presencia en diversos campos: el técnico, literario, financiero, administrativo, médico y científico. [Dijeron que] era difícil diferenciar entre ellos y el resto de los iraquíes debido a su integración y asimilación de su identidad dentro del resto de las identidades de la sociedad iraquí.

«Tal como señalé, a partir de 1941, los judíos de Irak experimentaron asesinatos y el saqueo de sus propiedades, luego de la caída del gobierno de Rashid Ali Al-Kilani, quien se resistió a los ingleses. Estos eventos ensombrecieron a la sociedad iraquí y los temores de la comunidad judía aumentaron con la resolución de la ONU de 1948 sobre la partición de Palestina entre judíos y árabes y la declaración del [establecimiento del] Estado de Israel. Como resultado de la presión sobre ellos y debido a su preocupación que comenzó después de los acontecimientos de 1941, la mayoría de los judíos iraquíes optaron por emigrar y los que se quedaron se vieron obligados a hacerlo más tarde, cuando las masas se movilizaron [en su contra] y cuando fueron avivadas contra ellos la hostilidad y la enemistad.

«A pesar de las décadas transcurridas desde su éxodo, [los judíos iraquíes] aún levan a Irak en sus corazones y son considerados como una de las comunidades [judías] más leales a su patria. Además, muchos de sus hijos nacidos en Israel y en otras tierras extranjeras y que nunca han visto ni estado en Irak, excepto en los noticieros y en televisión, sienten un amor indescriptible por la tierra de sus padres. Esto lo vemos claramente en su cultura, en su forma de vida e incluso en sus celebraciones, que poseen un sabor y aroma iraquí, como si esta gente residiera todavía en los callejones de Bagdad.

«Le pido al gobierno iraquí, a la elite política, cultural y de medios de comunicación iraquí, y a todas las organizaciones civiles [iraquíes] que actúen con seriedad y prisa para cambiar la estereotipada imagen [de la judería iraquí]. Esta imagen discriminatoria y racista, generalizada y configurada durante décadas junto a estar fijada en las mentes de los iraquíes, que alcanzó su punto máximo durante la era oscura, durante tres décadas, del gobierno del Partido Ba’th en Irak, coloca a los judíos como la razón para los desastres y problemas que afligen a Irak, la región e incluso el mundo en su totalidad.

«Hoy, Irak debe disculparse con su comunidad judía, restaurar su buen nombre, compensarlo material y espiritualmente y convertir a sus líderes en puentes para la paz y la normalización de relaciones, para que los pueblos de la región disfruten de tranquilidad y de seguridad».


[1] Elaph.com, 22 de marzo, 2018.