En una entrevista con el periódico italiano, Il Corriere della Sera, del 30 de septiembre del 2003, el presidente sirio Bashar Al-Assad discutió el rol de su país en Irak, la relación compleja con los Estados Unidos, la hoja de ruta, armas de destrucción masiva y los derechos humanos en Siria. Lo siguiente son citas de la entrevista hecha por Antonio Ferrari: [1]


Pregunta : Los Estados Unidos siguen acusándolo de desestabilizar Irak, enviando combatientes, escondiendo armas de destrucción masiva. La lista de alegaciones se está tornando larga y peligrosa. No teme usted que su país pueda convertirse en el blanco de la próxima guerra?

Al-Assad: «Yo no pienso que los Estados Unidos tiene algún interés en repetir los errores cometidos en Irak. Aparte de las acusaciones (las opiniones de un grupo, no de la Administración americana entera) no tenemos ningún signo tangible de una amenaza militar. Preocupado? Sí, lo estamos. No por las amenazas sino por los resultados de la guerra en Irak, que ha tenido serias repercusiones en las esferas políticas, económicas, sociales y de seguridad. Además, las acusaciones contra Siria comenzaron antes del conflicto. Vea usted, nuestra relación con los Estados Unidos tiene varias dimensiones: positiva, como el combatir el terrorismo juntos; problemática, cuando hablamos de las organizaciones palestinas o cómo alcanzar la paz».

P : Los Estados Unidos también lo acusan de producir armas prohibidas.

R : «Inmediatamente después de la guerra, ellos comenzaron a hablar sobre armas de destrucción masiva en Siria. La respuesta está en el Consejo de Seguridad de la ONU donde una resolución del proyecto para librar al Medio Oriente entero de armas prohibidas está pendiente. Nuestros detractores están enfadados con nosotros; nos acusan de poseer estas armas. Pero estaban aun más enfadados cuando propusimos, meses antes de la guerra, eliminarlas de la región entera. Entonces qué es lo que quieren? Nosotros decimos: enfrentados con un compromiso internacional escrito Siria, sería extremadamente veloz hacer de este esfuerzo un éxito. Pero la obligación debe aplicarse a todos, sin excepción.»

P : Si usted se reuniera con el Presidente Bush, que le diría usted para convencerlo de que las alegaciones contra Siria son falsas?

R : «Él debería explicarme por qué estas alegaciones son verdad. Yo le preguntaría entonces donde están las armas de destrucción masiva en Irak, porque a estas alturas está claro de que ellas no existen. Incluso en los Estados Unidos hay instituciones que abiertamente lo dudan.. Luego yo le preguntaría dónde está la democracia que él prometió para Irak y donde están las mejores condiciones de vida que fueron ofrecidas. Muchos iraquíes, empezando por los oponentes de Saddam, nos dicen que la situación hoy es aun peor que bajo el régimen anterior. Así que, son los Estados Unidos y no nosotros que tienen que contestar las alegaciones precisas. Además, ningún país, bajo ningún pretexto, se involucraría en otra guerra en la región.»

P : A pesar de las alegaciones americanas, usted expresa el deseo de contribuir a la reconstrucción de Irak. ¿Qué contestaría usted si le pidieran que enviara un contingente militar?

R : «Nosotros debemos hacer una distinción entre enviar tropas y participar en la reconstrucción. Y luego diferenciar entre la reconstrucción y la restauración de la soberanía iraquí. Algunos hablan sobre la reconstrucción de Irak como si fuera una zona libre para proyectos de inversión. El primer papel que Siria podría tener es el de ayudar a restablecer la independencia de Irak. Pero nuestro involucramiento debería estar en la respuesta a los deseos y a la voluntad del pueblo iraquí. Si éste fuera el caso, nosotros estamos listos. Con cualquier medio.»

P : Incluso el despacho de un contingente militar?

R : «Todo.»

P : Aceptaría usted participar bajo las ordenes de los Estados Unidos?

R : «Significaría de que el pueblo iraquí aceptaría el rol de los Estados Unidos. Hoy, Al contrario, vemos la negativa. Es obvio que nosotros no podemos participar bajo la ocupación americana, menos así enviando soldados. De otra manera seríamos considerados como los Estados Unidos, tropas de ocupación y por consiguiente serian rechazadas. Irak necesita una fecha fija para el fin de la ocupación. O si no, los iraquíes dicen que continuarán su resistencia.»

P : Siguiendo con la Hoja de Ruta, creyó usted en ella?

R : «Si la Hoja de Ruta no es aceptada por el pueblo, por los poderes que pueden traer paz a la región, no tiene ningún valor… yo me pregunto por qué palestinos e israelíes no creyeron en ella. Yo le pregunté a un diplomático europeo: Que es la Hoja de Ruta? Un cese de hostilidades o un proceso de paz? Él me dijo que es un proceso de paz. No, yo le contesté, es un poco más que un cese de hostilidades y mucho menos que un proceso de paz. El problema por consiguiente es que la Hoja de Ruta fue presentada como un recipiente para una última solución, pero no incluyó a los elementos más importantes (las fronteras de un estado palestino, Jerusalén, los asentamientos, los refugiados). [Por consiguiente] fue condenada a fallar. Siria y Líbano fueron mencionados pero nadie pidió nuestra opinión. En Sharm el Sheikh, algunos promotores de la Hoja de Ruta no estaban presentes – Rusia, la ONU, la Unión Europea (UE) – ellos empujaron a Abu Mazen a comprometerse en todo, mientras Sharon no ha ofrecido nada. El gobierno israelí es un gobierno de guerra y, como tal, no tiene ninguna estrategia de paz. Incluso durante la tregua, siguió con la campaña de asesinatos a blancos específicos y la Hoja de Ruta no sobrevivió.»

P : Pero usted intentó facilitar la tregua?

R : «Sí. Los grupos Palestinos estaban determinados a mantenerla, pero Israel siguió con los asesinatos. Fueron ellos los que mataron la tregua, no los palestinos.»

Q : Qué pasaría si Arafat, el que usted nunca amó, fuera expulsado o, peor aun, asesinado?

A : «Nosotros teníamos muchas diferencias con Arafat, principalmente respecto al proceso de paz. Todos los problemas nos regresan a las faltas de Oslo. Pero ahora intentamos defender a Arafat, quien fue electo democráticamente, y yo creo que el error más serio cometido por los Estados Unidos fue el de aislarlo. Si él es expulsado, o le sucede algo peor, toda la región se movería hacia lo desconocido y yo no puedo ni siquiera imaginar las consecuencias.»

P : Usted tiene un nuevo gobierno. Está usted satisfecho? ¿Qué hizo para mejorar la siempre deficiente situación de los derechos humanos?

R : «Yo nunca estoy satisfecho. Ciertos objetivos fueron cumplidos, otros no. En cuanto a los derechos humanos, el objetivo numero uno es el de consolidar la regla de la ley. Es un camino largo y difícil y una de las razones, por el cual no podemos hacer más, está unido a los problemas de la región, el conflicto árabe-israelí y el terrorismo del cual tuvimos la triste experiencia. Ahora además, la consecuencia de la guerra iraquí. No significa que nosotros no podemos hacerlo mejor. Pero hablando de los derechos humanos, sólo piensen en los Estados Unidos que se considera a si misma la democracia más grande en el mundo. Hay conferencias sobre los derechos humanos y al mismo tiempo aquellos 26 millones de iraquíes son violados. Ellos se preocupan por ciertos individuos en Siria y se olvidan de los derechos de 500 mil sirios en el Golan ocupado. Normas de doble sentido no animan a los procesos democráticos.»

P : En su opinión, qué punto hemos alcanzado en la lucha contra el terrorismo internacional?

R : «Cualquier crimen es terrorismo, desde abajo hasta arriba, hasta el terrorismo auspiciado por el Estado. Pero yo puedo decirle que la campaña en contra del terrorismo ha producido importantes resultados, ambos en Siria y en los países que la luchan. La única cosa es que el terrorismo ha hecho mayor progreso que nosotros, así como es una ilusión el de intentar neutralizarlo con mísiles. El terrorismo es un estado mental. Si usted no tiene una mente racional, usted no puede combatirlo. Éste es el problema. Usted podría decir que la campaña contra el terrorismo (más allá de las intenciones que nosotros compartimos) arriesga alimentarla indirectamente, proporcionándole combustible extra. Por eso todos nosotros estamos más expuestos y más vulnerables a otros ataques.»


[1] Corriere della Sera, Milan, septiembre, 28 2003.