Introducción

Tomó nueve meses después de las elecciones iraquíes parlamentarias de marzo, 2010 para que un nuevo gobierno se formará, en un proceso salpicado por negociaciones, regateos, amenazas, compromisos e incluso una intervención extranjera. Fueron las habilidades políticas de Masoud Barzani, el presidente del Gobierno Regional de Kurdistán (GRK), que crearon un compromiso de alianza nacional que finalmente dio a luz, en diciembre, al nuevo gobierno del Primer Ministro Nouri al-Maliki.

Gobierno nacido en la disidencia y la falta de armonía – su supervivencia cada vez más cuestionada

El nuevo gobierno iraquí ha sufrido desde su nacimiento una serie de problemas:

· La ausencia de principios políticos compartidos que unen un gobierno de coalición e inspiran su desenvolvimiento

· La noción de una sociedad nacional y el compartir el poder fijado en las preferencias personales en lugar de los principios rectores y con esta posicionándose rápidamente en el congelador

· La falta del nombramiento de tres ministros claves, es decir, los de los ministerios de Interior, defensa y seguridad nacional

· Una frágil situación de seguridad

· Amplia escala de corrupción y malos servicios

La ausencia de principios políticos compartidos

El gobierno iraquí es un gobierno de coalición, por su propia naturaleza, estos gobiernos no son órganos políticos homogéneos. En el caso de Irak, el gobierno de coalición se ve obstaculizado por la diversidad étnica, sectaria y religiosa. Elementos influyentes en el gobierno y el parlamento están estrechamente vinculados a los intereses extranjeros, que suelen ejercer una influencia significativa en el proceso de toma de decisiones. Otros elementos dentro del gobierno muestran animosidad y desconfianza entre ellos.

El sectarismo sigue siendo una fuerza potente en todo Irak, donde cada ministro asigna altos cargos en su cartera a su grupo político o étnico. El nepotismo es también rampante.

Mientras que el sectarismo ha estado presente desde la creación del moderno estado iraquí en 1920, después de la invasión del 2003 esta se institucionalizó. El nombramiento del Consejo de Gobierno iraquí en el 2003 fue la primera vez en la historia política de Irak que un organismo nacional que regula seleccionó a sus miembros sobre una base puramente sectaria. Posteriormente, muhasasa, la distribución de cargos en todos los niveles políticos y administrativos a lo largo de los grupos étnicos y sectarios, se ha convertido en una característica arraigada de la cultura política iraquí. Tratar de satisfacer a todos los socios de la coalición, el nuevo gobierno comprende un total de 41 ministros, aunque tres de ellos aún no han sido nombrados.

La Alianza Nacional y la distribución de poder

De entre los muchos grupos políticos que compitieron en las elecciones parlamentarias de marzo del 2010, dos bloques políticos principales surgieron, con un número casi idéntico de escaños. Al-Iraqiya, una lista encabezada por el anterior Primer Ministro Ayad Allawi, atrajo los votos de sunitas y seculares y ganó 91 escaños en el parlamento de 325 escaños. El Estado de Derecho, el grupo encabezado por el Primer Ministro Nouri al-Maliki, fue el segundo bloque más cercano, obteniendo 89 escaños. De acuerdo con la constitución, al-Iraqiya, con el mayor número de escaños, debió haber formado el gobierno. Sin embargo, bajo la presión de Irán, otros dos bloques chiítas, a saber, los Sadristas y el Consejo Supremo Islámico, se unieron al Estado de Derecho para formar la Alianza Nacional, que controlaba el mayor número de votos en el parlamento y el derecho a formar el gobierno.

Aunque al-Maliki, necesitó de los votos de la Alianza Kurda para formar un gobierno, ni los kurdos ni los Sadristas y el Consejo Supremo Islámico apoyarían a al-Maliki como primer ministro a menos que al-Iraqiya fuese incorporado al nuevo gobierno. Estos argumentaron que la exclusión de al-Iraqiya significaría excluir a los sunitas, que representan la mayoría de sus votos. Además, al-Iraqiya insistió en que tenían derecho a formar el nuevo gobierno. El estancamiento que persistió durante casi nueve meses y sólo terminó con la intervención de Masoud Barzani, quien convocó a las partes enfrentadas en Erbil, la capital del Gobierno Regional de Kurdistán, para forjar un compromiso.

Bajo el marco del compromiso martillado por Barazani, el principio de «asociación nacional» o de «compartir el poder» fue adoptado. Este principio se basó en la asignación de un número especial de beneficios políticos de naturaleza estrictamente personal: Jalal Talabani, kurdo iraquí, sigue siendo presidente de Irak por un segundo término, Nouri al-Maliki, sigue siendo primer ministro, también por un segundo mandato; carteras ministeriales fueron distribuidas entre los socios y una nueva oficina del Consejo Supremo de Políticas Estratégicas fue creado, hecho a la medida para Ayad Allawi, el jefe del bloque al-Iraqiya que surgió de las elecciones generales con el mayor número de escaños en el parlamento. El Consejo tenía por objeto articular las políticas nacionales y estratégicas y las prioridades.

Preocupado con sus propias recompensas personales, los líderes que se reunieron en Erbil no hicieron ningún intento por tocar los problemas económicos que enfrenta el país, tales como una alta tasa de desempleo, una infraestructura en ruinas, la prestación deficiente de servicios públicos y la corrupción generalizada. Tampoco hubo ninguna mención de la naturaleza política estratégica o extranjeras relacionadas con las futuras relaciones de Irak con los Estados Unidos, la influencia asfixiante de Irán en los asuntos internos del país, o el cómo hacer frente al terrorismo y a la violencia.

Una vez aprobado por el parlamento como primer ministro, al-Maliki no cumplió con muchos elementos del acuerdo de compromiso, sobre todo en lo que respecta a la creación del Consejo Superior de Política Estratégica, alegando que ningún gobierno puede operar con dos cabezas. Al-Maliki, hizo todo lo posible para drenar el consejo propuesto de sus competencias y luego trató de empaquetarlas con sus partidarios. Fuera de maniobra y más listos por Nouri al-Maliki, durante los nueve meses anteriores a la formación del gobierno y cuatro meses desde entonces, Allawi decidió que no deseaba presidir un cuerpo esquelético.

El fracaso en la designación de ministros de seguridad

Nada más claro demuestra la disidencia interina y la naturaleza sectaria del gobierno iraquí que el fracaso de la coalición a un acuerdo sobre los candidatos para tres de los cargos ministeriales más importantes, es decir, los de defensa, interior y seguridad nacional. Después de casi cuatro meses de que este gobierno fue votado en consenso el 21 de diciembre del 2010, estos tres cargos del gabinete permanecen vacantes debido a que el primer ministro y los líderes de los otros bloques – de hecho, incluso el bloque al-Maliki, la Alianza Nacional, por sí misma – no pudieron ponerse de acuerdo sobre los candidatos que obtendrían el voto de confianza del parlamento. Se informó que Al-Maliki dijo que estaba dispuesto a esperar un año hasta que estuviese listo para presentar al parlamento los nombres de los candidatos de su agrado. [1] Como resultado de ello, al-Maliki, ha sido desde entonces ministro en funciones de los tres ministerios.

Situación Inestable de seguridad

Si bien ha habido una mejora en la situación de seguridad, los actos diarios de violencia y de terrorismo siguen acosando a los organismos de seguridad del gobierno. El Estado Islámico de Irak, la rama local de Al Qaeda, no ha sido derrotada. Los principales organismos del gobierno, incluidas las oficinas del primer ministro y la mayoría de los ministerios, operan desde los confines de la muy protegida Zona Verde. Altos funcionarios viajan en convoyes en las calles a menudo bloqueadas por adelantado para asegurar el paso seguro. Un gobierno que funcione desde detrás de altos muros permanece desconectado de las preocupaciones diarias del pueblo y no puede tomar su pulso.

Observadores iraquíes sostienen que Al Qaeda ha cambiado recientemente su estrategia. En lugar de retener territorio, la organización está empeñada en llevar a cabo actos terroristas que causan muertos y heridos en un número demasiado grande para pasar desapercibidos. Dos actos en el 2011 dramatizan la nueva estrategia: el ataque el 1 de febrero, 2011 a la iglesia católica asiria de Bagdad, que causó la muerte de decenas de feligreses, seguido de principios de abril, 2011 con un asalto importante al complejo gubernamental del gobierno provincial de Salahuddin en la ciudad de Saddam Hussein Tikrit, que resultó en la muerte de 63 personas y más de 100 heridos. Cualquiera que haya estado detrás del acto terrorista en Tikrit, está claro que la capacidad de las fuerzas de seguridad iraquíes se ve limitada por la escasa formación y pobre moral. Como era de esperar, esta tomó una fuerza militar conjunta estadounidense-iraquí para recuperar el edificio del gobierno provincial de las manos de un grupo de hombres armados, de los cuales tres se inmolaron para infligir el mayor número de víctimas y para obstruir la evacuación. [2] Los críticos argumentan que incluso después de años de entrenamiento por los Estados Unidos, las fuerzas de seguridad iraquíes siguen siendo víctimas de resultados pobres y de una baja moral.

La falta de seguridad ha supuesto la ausencia de inversiones, nacionales y extranjeras. Ninguna empresa inversora extranjera se ve en una situación que pone su vida y la vida de aquellos que trabajan para esta en peligro. La excepción son las empresas petroleras extranjeras que firmaran el contrato con el gobierno iraquí para desarrollar el sector petrolero. Estas empresas están acostumbradas a trabajar en el área de política problemática que tienen los medios para proteger a sus trabajadores y a su costoso equipo. La economía habría estado en un completo estado de parálisis si no fuera por el flujo de ingresos del petróleo de $40 billones en el 2010 y tal vez una mayor cantidad en el 2011.

Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/5195.htm

* El Dr. Nimrod Rafaeli es analista senior en MEMRI.


[1] Alsumaria TV, 22 de marzo, 2011.

[2] Al-Zaman, Irak, 30 de marzo, 2011; Al-Sharq al-Awsat, Londres, 31 de marzo, 2011.