Introducción

En contraste con el gran número de reacciones y críticas escuchadas en Occidente por la ejecución del depuesto Presidente iraquí Saddam Hussein, la respuesta del mundo árabe se limitó mayormente a reacciones diplomáticas menores enfocándose principalmente en la sincronización de la ejecución – el primer día de la Festividad del Sacrificio – y no en la propia ejecución.

No hubo ninguna declaración de los líderes árabes sobre el asunto, exceptuando la del gobernante libio Mu’ammar Al-Qadhafi, quién, en un discurso sin ninguna relación, realizó un comentario sobre el tema y declaró tres días de duelo. [1] La Liga Árabe no tuvo ninguna declaración que emitir, y tampoco su secretario general, ‘Amr Moussa.

La reacción oficial saudita vino en la forma de un artículo del analista político de la Agencia de Prensa saudita que declaró: «Hay un sentimiento de asombro y desdén por el hecho de que la sentencia fue llevada a cabo durante los meses santos del [Islam] y en el primer día de la festividad bendita del Sacrificio, que es la encarnación de la unidad musulmana y durante el cual la fraternidad reina entre ellos. Millones de peregrinos que se reúnen en un suelo bendito común por lo que los une, y no por lo que los separa entre si. Millones de musulmanes esperan que el mundo entero – y no sólo el liderazgo político árabe – respeten este gran evento [la peregrinación a la Meca], su honor, y su [cardinal] importancia para los musulmanes, y de no tomarlo a la ligera». [2] Es decir, según esta declaración, la ejecución de Saddam degradó las festividades y redujo su santidad.

Egipto emitió una mera declaración en nombre del Ministerio del Exterior egipcio, expresando «consternación por el hecho de que la sentencia fue llevada a cabo el primer día de la Festividad del Sacrificio y durante la actuación de los ritos de peregrinación, sin tener en cuenta los sentimientos de los musulmanes o la santidad del día, el cual significa misericordia y tolerancia». [3]

Por otro lado, en Kuwait – qué experimentó el trauma de la ocupación iraquí en 1991 – hubo mucha satisfacción por la ejecución. El encabezado parlamentario kuwaití Jassem Muhammad Al-Kharafi dijo, «la pena de muerte de Saddam fue justa. La festividad bendita del Sacrificio que estamos celebrando es dos veces [más jubilosa] ahora que la sentencia de muerte de Saddam Hussein se ha llevado a cabo». [4]

El comentario sobre la indiferencia árabe general a la ejecución fue reflejado en un editorial de ‘Abd Al-Bari ‘Atwan, editor del diario de Londres Al-Quds Al-‘Arabi conocido por su apoyo al régimen de Saddam. En este, ‘Atwan expresó desilusión por esta indiferencia: «Estamos tristes y dolidos cuando vemos a un líder árabe acercarse a la soga mientras existe silencio e indiferencia por parte de sus líderes compañeros árabes y más de 300 millones de árabes esparcidos en cinco continentes del mundo». [5]

Artículos en la prensa árabe: La sentencia fue justa, pero la coordinación del tiempo fue problemática

Algunos de los redactores árabes que expresaron crítica por la sincronización y prisa con que la sentencia fue llevada a cabo enfatizaron que Saddam Hussein había recibido el castigo que merecía. ‘Abd Al-Rahman Al-Rashed, director general de Al-‘Arabiya Tv, escribió:

«A pesar de que la mayoría de la gente se enfocó en la equivocada sincronización [de la ejecución], la verdad es que Saddam merecía la ejecución. Él perpetró crímenes contra el pueblo iraquí y contra otros pueblos en la región más que cualquier otro criminal político. Esto justifica la aplicación de los peores castigos contra él. Un hombre como él no merece misericordia, ya que ejecutó a gente inocente por razones imaginarias, sin juicio, y con una crueldad incomparable. Dio órdenes para matar indiscriminadamente a jóvenes, ancianos, e inocentes. Su ejecución será una lección para los líderes y para los asesinos crueles que piensan que pueden escapar de sus crímenes…

«Si Saddam hubiese sido ejecutado sin juicio, o seguido a un juicio de campo, este habría sido aceptado más fácilmente que el hecho de que fue ejecutado en un día donde la gente lo considera un día de tolerancia, cuando los musulmanes marcan el día que Alá [tuvo misericordia] en Ibrahim y no le permitió sacrificar a su hijo Isma’il, el día que se ha convertido en un símbolo de clemencia y misericordia». [6]

Tariq Al-Humayd, editor del diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat – qué generalmente refleja la postura saudita – escribió de una manera similar, agregando la dimensión del actual conflicto sunni-chi’a. Criticó el hecho que Saddam sólo fue ejecutado por sus crímenes contra los chi’itas, considerando que sus más graves crímenes – los cuales Al-Humayd enumeró – fueron contra los sunnis. Al-Humayd dijo que habría sido mejor condenar a Saddam también por estos crímenes:

«Fue Saddam Hussein un gobernante dictador que merecía ser ejecutado? Sí. Pero la sincronización de la ejecución fue cruda y provocativa, debido al carácter especial del día y su santidad. De hecho, puede decirse que el problema en la ejecución de Saddam fue el crimen de la coordinación del tiempo, y la prisa con que fue llevado a cabo hace surgir muchas preguntas… y profundiza más que nunca [la fisura] en Irak y en la región…

«La ejecución de Saddam sólo por el episodio de Al-Dujail es una manera apurada, y señala ignorancia de los hechos. Los chi’itas no fueron las únicas víctimas de Saddam Hussein. Hubo [también] kurdos que son sunnis; ellos fueron reventados salvajemente por los soldados de Saddam… [Igualmente] hubo la masacre de sunnis de Al-Ramadi, así como también la sangre [derramada] en la guerra [contra] Irán, y [el asunto de] Kuwait y la sangre de sus capturados». [7]

Siguiente a las críticas de Occidente, los diarios árabes definieron ilegal la ejecución de Saddam

En consecuencia a las protestas de Occidente contra la ejecución de Saddam, seguido a la ejecución los diarios árabes expresaron críticas a la legalidad del juicio de Saddam y a su sentencia. Un editorial en el diario egipcio Al-Gumhouriyya, titulado «Un Regalo de Fiestas, al Estilo Americano» leyó: «Bush no se olvidó de concederle un regalo al mundo musulmán para la Festividad del Sacrificio, a través de la ejecución del primer presidente musulmán árabe por los invasores, después de un ridículo juicio que fue descartado por las organizaciones internacionales de derechos humanos…

«Saddam Hussein cometió crímenes y errores, y sus justificaciones por estos no nos son aceptables. Sin embargo, su ejecución – de esta manera, en cierto modo que contradice la ley internacional y humana, y por la manera en que fue cronometrada refleja una falta de consideración por los sentimientos de millones de árabes y musulmanes – es un crimen, cuya historia de los perpetradores perseguirá, tarde o temprano». [8]

Un día después, Hamud Abu Taleb, redactor para el diario saudita Al-Watan, escribió de forma similar: «La decisión concerniente a la ejecución – y no estoy diciendo ‘la sentencia’ – fue política, y no el resultado de la realización de todos los procedimientos judiciales [requeridos]…» [9]


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), el 31 de diciembre de 2006.

[2] Agencia de Prensa saudita, el 30 de diciembre de 2006.

[3] Al-Gumhouriyya (Egipto), el 31 de diciembre de 2006.

[4] Al-Rai (Kuwait), el 30 de diciembre de 2006.

[5] Al-Quds Al-Arabi (Londres), el 30 de diciembre de 2006.

[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), el 31 de diciembre de 2006.

[7] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), el 31 de diciembre de 2006.

[8] Al-Gumhouriyya (Egipto), el 31 de diciembre de 2006.

[9] Al-Watan (Arabia Saudita), el 31 de diciembre de 2006.