En un satírico artículo titulado «Informes Dicen que Está Llorando», el editor del diario de Londres Al-Hayat, Ghassan Shirbil, escribe que las autoridades sirias están al tanto de los «informes de la inteligencia siria» de que el asesinado primer ministro libanés Al-Hariri todavía vive, y que estos informes recomiendan asesinarlo de nuevo, esta vez con dos coches bomba. La idea transmitida por el artículo es que el espíritu de Al-Hariri – el espíritu del Líbano libre – no ha sido asesinado.

Lo siguiente son extractos: [1]

«Éste es un hombre cuya muerte no puede tomarse a la ligera, aun si su cuerpo ha sido volado en pedazos»

«Los aparatos de seguridad deben elevar [su nivel] de alerta. El número de detectives y espías debe ser aumentado, los equipos de cámaras y micrófonos ocultos deben ser colocados nuevamente. La negligencia es inconcebible e incluso peligrosa. Aquéllos que escriben informes deben ser más perceptivos y estar más vigilantes. En este hombre no se puede confiar. Debe existir un cuarto de operaciones central para recoger cada parte diminuta de información, calibrar la exactitud de datos y rumores, llevar a cabo sutiles análisis en profundidad, interpretar cada susurro y murmullo. Existe un rumor de que él [realmente] no murió… sino que sólo fue herido, que sólo se ha vuelto más obstinado, y que continúa persiguiendo sus sueños tal como siempre lo hizo. Él se niega a descansar y permitir que otros descansen. Éste es un hombre cuya muerte no puede ser tomado la ligera, aun cuando su cuerpo haya sido volado en pedazos. Ellos deben colocar detectives en las [propias] venas de su mente, descifrar las señales y los símbolos. Deben exponer la emboscada que él está preparando, la conspiración que él está formando y el levantamiento cuyas semillas está sembrando. Éste es un hombre cuya inocencia no puede ser tomada a la ligera aun cuando esté acostado rodeado de coronas de flores.

«Informe No. 1: Él todavía se levanta temprano por la mañana, escucha las noticias y sonríe, y recibe a los visitantes de la mañana. Hace unos días, fue visto rodeado por consejeros, abriendo mapas y examinándolos en detalle. Preguntó por fechas, su cara reflejaba desaprobación. La urgencia de conseguir terminar algo no lo ha dejado. [Él cree que] la empresa de la reconstrucción no debe ser obstáculo del desprecio de aquéllos que se mofan. Los rumores dicen que por la noche él parte secretamente a patrullar la ciudad y fuera de ella. Le duelen las escenas de destrucción y se encoleriza por el retraso en reparar caminos y puentes…»

«El primer asesinato no ha afectado sus habilidades… «

«Informe No. 2: Sugerimos intensificar los esfuerzos de hacerlo sangrar y agotarlo. Es un error aliviar la presión en él e imaginar que se ha ido. El primer asesinato no ha afectado su habilidad de preparar [ataques] sorpresa. Él tomará cada oportunidad de reasumir sus actividades. Si se le deja solo incluso por un momento, puede abrir una carretera, reparar un barrio entero, poner una piedra angular para una escuela u hospital o establecer una clínica o una universidad. Quién sabe, hasta puede reconstruir una ciudad entera, o reasumir el conceder becas y entregar diplomas a los graduados. Éste es un hombre que no cambia sus hábitos sólo porque su lugar de residencia ha cambiado.

«Informe No. 3: Debemos asegurarnos que sus líneas telefónicas estén desconectadas, que su servicio de Internet esté apagado y que ninguna paloma mensajera se atreva a acercársele a [él]. Existen rumores de que su teléfono nunca descansa, y que siempre despierta a los fabricantes de decisiones en las capitales dónde las decisiones son hechas. Puede declararse con certeza que ha hecho demasiadas llamadas telefónicas en recientes semanas, y que la tercera conferencia de París tiene sus huellas impresas en esta. Estas huellas impresas deben ser recogidas y mantenidas con la otra evidencia, en preparación a su próximo juicio».

«Éste es un hombre que se niega a morir, se niega a aprender… Recomendamos asesinarlo de nuevo…»

«Informe No. 4: Por la noche, un olor de ráfagas lloronas a través del aire. Los detectives dicen que lloró cuando se reunió con Samir Kassir, George Hawi, Jubran Tweini y Pierre Amin Gemayel. También lloró cuando Israel sembró la muerte en el barrio Al-Dhahiya [en Beirut], al sur [del Líbano] y en el [Valle] Beqa. Él llora siempre que el olor de la guerra civil surge [en el aire]…

«Conclusión de los informes: Éste es un hombre que se niega a morir, se niega a aprender. Interfiere en los asuntos del país sobre una base diaria, como si [todavía] se sentara en [su] Qureitem [palacio], como si todavía se sentara en el edificio de gobierno. Él se robó el show como primer ministro, se robó el show como oposicionista y [ahora] se está robando el show como mártir. Recomendamos asesinarlo de nuevo, esta vez usando dos camiones [llenos de explosivos]…»


[1] Al-Hayat (Londres), 14 de febrero, 2007.

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