Luego del anuncio del Presidente estadounidense Donald Trump de reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, se realizaron protestas por parte de la Autoridad Palestina (AP). Incluso antes del anuncio, cuando se conocieron las intenciones de Trump, las facciones palestinas declararon tres días de furia y una huelga general. Funcionarios palestinos declararon que es muy probable se produzcan brotes de violencia a raíz de la declaración de Trump. A pesar de esto, el diario palestino Al-Ayyam re-publicó un artículo del año 2012 del columnista del diario Al-Ayyam Hassan Al-Batal titulado «¿Por Qué no Deseo una Tercera Intifada?» En su artículo, este propone unas negociaciones continuas junto a una «intifada tranquila», queriendo decir una intifada a escala de la primera intifada, en oposición a la segunda intifada en la que se utilizaron armas y ataques suicidas. El enfoque de Al-Batal va de acuerdo a la política de larga data del Presidente palestino Mahmoud ‘Abbas, es decir, una resistencia popular junto a negociaciones. Hasta ahora, ‘Abbas no ha anunciado ningún cambio en su enfoque luego del anuncio de Trump. 

Lo siguiente son extractos traducidos del artículo:

«Los jóvenes han vuelto a pintar en grafitis la palabra palestina internacionalmente conocida como ‘intifada’ en las vallas aquí y allá. El léxico de la intifada ha regresado, con la roca, el tirachinas y los enmascarados. Banderas del estado [palestino] y banderas de las facciones [son ondeadas al aire de nuevo]. ¿Son éstos los chispazos de las brasas antes de que estallen en llamas, o chispazos que nunca se encenderán? No lo sé y no me atrevo a decidir.

«Pero me siento familiarizado con los principios importantes del fenómeno recurrente y estos sin lugar a duda son actos heroicos, tragedia y luego [todo se vuelve] una broma. [Nunca] ir a una guerra mientras se utilizan los métodos de la guerra anterior. La terminología permanece siendo la misma, ya que siguen siendo las armas de los débiles contra las de los fuertes, pero la situación ya no es la que fue, ni en el terreno, ni en el ámbito político, ni tampoco entre el pueblo.

«Muy cierto, la llama más alta es probable se encienda de la chispa más pequeña, tal como fue el caso en la [aldea de] Bil’in [en Cisjordania] años atrás, donde una pequeña chispa no violenta generó numerosas chispas en el área alrededor del cerco de seguridad y alrededor de los asentamientos y se extendió a los campos de detención de la ocupación, como también sucedió con la reciente manifestación fuera de la prisión Ofer mostrando solidaridad con los prisioneros en huelga de hambre.

«La primera intifada gloriosa [también] estalló como resultado de [una chispa] producto de un accidente de tráfico intencional o no intencional, y la segunda estalló debido a [la chispa de] una provocación deliberada en el complejo Al-Aqsa – dando lugar a una gran conflagración que se prolongó durante años.

«No importa si la intifada fue espontánea o planeada. Tampoco es importante si el liderazgo de la OLP en Túnez [en la primera intifada] controló las llamas o si el liderazgo en Ramala perdió el control de los eventos [en la segunda intifada]. De una manera u otra, sabemos cómo puede estallar la guerra y solo ocasionalmente sabemos cómo esta se desacelerará. Esta desaceleración puede ocurrir como resultado del caos y la pérdida de control de seguridad, así como también de un descenso de la economía. También pueden ocurrir como resultado del regreso de la sociedad al reflujo de los valores tradicionales, luego de la ola de radicalismo.

«Cuando comenzó, la primera intifada fue radical y los jóvenes se rebelaron contra la ocupación y contra la naturaleza patriarcal de la sociedad. Esta terminó con un retorno a la tradición y las restricciones a la vestimenta de la mujer… Aquellos que observaron la segunda intifada, que se caracterizó por una acción de utilizar armas… sepan que la ocupación nos arrastró para jugar según sus reglas. Los «ataques suicidas» hubiesen sido comprensibles si no hubiera habido tantos y no hubiese habido ataques indiscriminados contra civiles mientras los soldados de la ocupación [es decir, los mejores blancos] controlaban los puntos importantes.

«Si no hubiese sido por cinco o seis ataques increíblemente valientes, la característica predominante de la segunda intifada hubiesen sido los ataques suicidas. La segunda intifada no se ganó la solidaridad global de la primera intifada, que fue popular y no utilizo armas. Los ataques de la segunda intifada, que constituyeron terrorismo [palestino] contra el terrorismo [israelí], le dieron a Israel pretexto y justificativo, ante el mundo, para utilizar el método de asesinatos selectivos a activistas de la intifada.

«A medida que la Autoridad Palestina se acercaba más a Fatah y Fatah se acercaba más a [su ala militar] las Brigadas de Mártires Al-Aqsa, el ejército de ocupación consiguió un pretexto para destruir sistemática y continuamente a la AP y su sede logística, es decir, los centros administrativos. [El ejército de ocupación] llegó al extremo de eliminar al líder histórico del pueblo palestino [Yasser Arafat]. El pueblo [palestino] estaba fuertemente asediado, con el paso entre las partes norte y central de Cisjordania limitados a un ‘callejón’ muy estrecho: el campamento de refugiados Jalazoun.

«Las chispas de la protesta se ven ahora como una olla hirviendo a fuego lento; [estas chispas] fueron encendidas por los jóvenes que forjaron una confrontación sobre el ejército de ocupación, impidiendo que este ultimo tomara la iniciativa tal como lo hizo en la segunda intifada. La gente continua con su vida cotidiana, vive tratando de recoger lo dejado tras la segunda intifada y superar el caos que resultó de la pérdida de control de seguridad en ello. Esta [situación] puede ser preferible a una tercera intifada y una [tercera] interrupción en sus vidas.

«[Tal vez sea mejor librar] una intifada tranquila junto a unas negociaciones continuas. ¿Por qué no? Una vez que el pueblo [palestino] se queje de que las negociaciones [no arrojan ningún resultado], entonces la AP podrá lanzar un ataque político, e Israel estará a la defensiva, hasta que las condiciones sean más favorables en el mundo, en los países árabes y en la región. Es mejor acumular logros políticos que apostar en una tercera intifada».[1]


[1] Al-Ayyam (Autoridad Palestina), 7 de diciembre, 2012.