Seguido a la derrota de la oposición libanesa liderada por Hizbullah en las elecciones parlamentarias libanesas, Sati’ Nour Al-Din, redactor del diario libanés Al-Safir, qué durante años se sabe está asociado con la oposición libanesa y con Siria, escribió una dura crítica de la oposición y su conducta en años recientes. Él declaró que el pueblo libanés estaba en contra de todo lo que este representaba, y había rechazado su plan.

Lo siguiente es una traducción de los puntos principales de la columna: [1]

«[Los resultados de las elecciones libanesas] son más el producto de los últimos cuatro años que una infraestructura para los próximos cuatro años – y nadie sabe realmente que sorpresa puede haber en [estos cuatro años]…

«[Los resultados de las elecciones libanesas] son una aplastante derrota para las Fuerzas del 8 de Marzo [es decir la oposición liderada por Hizbullah]… y por toda su aventura política y militar… donde su pico más alto fue alcanzado el 7 de mayo, 2008 cuando este grupo llevó al Líbano y a los libaneses al borde de la guerra civil étnica entre chiítas y sunnis…

«La mayoría del pueblo libanés se opuso al discurso de la oposición, en todas las cosas conectadas a la resistencia, sus armas, sus complejas relaciones con Siria y sus enlaces con Irán… [La mayoría del pueblo] chocó duro en su plan – aunque antes de que los centros de votación abrieran, parecía que la oposición iba en camino hacia una nueva victoria que sería la joya en la corona de las victorias imaginarias del [Hizbullah] sobre los Estados Unidos e Israel…

«[Ahora que las elecciones han finalizado], el saldar cuentas internas [en el Líbano] será duro. El hecho es que las Fuerzas 14 de Marzo son incapaces de cargar con la responsabilidad [de gobernar al país] que esta victoria electoral [les ha dado] – ya que esta victoria no obvia la firme supremacía militar [de la oposición liderada por Hizbullah] y sus aliados. [También], se espera que [la oposición] no acepte los resultados de las elecciones alegremente o admita que [los resultados] son más que una derrota para este que para los chiítas en el Líbano, que intentó sin mucho éxito aumentar su papel político confiando en los cristianos alrededor de ellos.

«Justo en los primeros momentos después de que los resultados fueron declarados existía una tensa calma, debido a la anticipación de la respuesta inicial chiíta sobre el nivel político y en el terreno, así serán las semanas iniciales y meses en la vida del nuevo parlamento – con la anticipación de cómo el grupo étnico más grande del [país] [es decir los chiítas] va a actuar en luz a la oposición popular de los otros grupos étnicos a sus armas, a su resistencia y [también a] su agenda, la cual se refiere a Siria… mientras que la estratégica del Líbano se profundiza junto a Irán y a su política actual como un recurso estratégico que justifica el abandono y humillación de todos los árabes.

«La [decisión de los chiítas respecto a qué hacer en la próxima fase] no es fácil. Claramente, esta de ninguna manera incluirá el deponer las armas y unirse al estado. [Tal desarrollo] todavía es imaginario. La opción de continuar la resistencia con los otros grupos étnicos [existe, pero esta opción] incluye un precio [para los chiítas]…»


[1] Al-Safir (Líbano), 9 de junio, 2009.