Introducción

A mediados de junio del 2004, el Centro para el Diálogo Nacional Rey Abd Al-Aziz, en Arabia Saudita, celebró su tercera conferencia en una serie pensada «para construir y reforzar una cultura de diálogo en la sociedad saudita.» El foro, el cual terminó en una victoria conservadora, se enfocó sobre el asunto de los «derechos, obligaciones y de la correlación educativa de las mujeres.» A pesar de las objeciones de varios participantes, los hombres y las mujeres estaban separados y las deliberaciones fueron celebradas vía circuito cerrado de televisión. Treinta y cinco hombres y un número igual de mujeres, representando a elementos liberales y conservadores en la sociedad saudita, participaron en las reuniones de tres días. Durante los procedimientos, estudios especializados en asuntos sociales, psicológicos, educativos, políticos económicos y en la ley religiosa (Shari’a) fueron presentados. Lo siguiente es un resumen de la conferencia:

Las recomendaciones: posiciones conservadoras reafirmadas

Las recomendaciones emitidas por la conferencia, y endosadas por el Príncipe a la Corona Saudita Abdallah Bin Abd Al-Aziz, declararon que las reuniones fueron para estudiar los derechos y obligaciones de las mujeres fuera de la preocupación por el equilibrio perdido entre estas mismas. El documento dio énfasis a que las deliberaciones de la conferencia estuviesen en concierto con las enseñanzas del Islam y que había una diferencia entre las metas, substancia e ímpetu que fueron fijados para esta reunión y a aquellos que estaban esposados por organizaciones occidentales que están interesados en el mismo asunto. Los conferencistas declararon que «la mejor manera a las reformas» es adherirse al Corán y al Sunna, preservar la unidad del país y amalgamar estos valores con innovaciones útiles que no desafíen al Corán y al Sunna.

El documento enfatizó que el papel de las mujeres dentro de la familia es de hecho su «deber básico,» pero al mismo tiempo mencionó que el Islam afirmó el derecho de las mujeres a trabajar y ganarse la vida. Las mujeres tienen el derecho a casarse, de ser madres y tener un hogar en el cual puedan realizar sus «roles naturales.» El documento clarificó que, según el Islam, las relaciones entre sexos deberían estar basadas en la cooperación y armonía y no en la dominación y el conflicto.

La conferencia llamó al establecimiento de una organización nacional para tratar con asuntos de familia y de mujeres y por el coordinar entre las instituciones gubernamentales y civiles; esta llamó al establecimiento de cortes de leyes domésticas y para expandir las secciones de mujeres dentro de las cortes ya existentes; recomendó la formulación de un manifiesto nacional detallando los derechos y obligaciones de las mujeres según las leyes islámicas así como también sus papeles en la familia y en la sociedad; también llamó al establecimiento de un comité de expertos en Shari’a y estudios sociales a separar tradiciones y costumbres de las verdaderas leyes religiosas (para que sólo las leyes religiosas permanezcan en efecto). [1]

Pocas recomendaciones trataron con asuntos educativos y de empleo. Estas llamaron a examinar si los actuales planes de estudios educativos definen los derechos y obligaciones de las mujeres de acuerdo con el Shari’a; desarrollar un plan de estudios para muchachas «congruente con la naturaleza de las mujeres» que las vayan «preparando para su papel en la vida»; desarrollar nuevas tareas educativas, ambas académica y vocacional, que servirán a las necesidades de la sociedad y convendrán al mismo tiempo a la naturaleza femenina; establecer universidades para las mujeres y el adoptar nuevas técnicas de instrucción tal como el aprendizaje extendido y a distancia; para proveerle a las mujeres con oportunidades de trabajo y asegurarles una vida respetuosa a la familia y ayudarlas a lograr metas de desarrollo del país y oportunidades avanzadas en trabajos de telecomunicaciones.

Otras recomendaciones llamaron a examinar el estatus del transporte público que es conveniente para las mujeres e inventar vías que les permitirán a las mujeres moverse fácilmente cuando lo necesiten; expandir la participación de las mujeres en expresar sus opiniones y su participación en tareas públicas basadas en los dictados del Shari’a y de acuerdo con los desarrollos sociales, económicos y educativos en la sociedad; establecer centros culturales y sociales para el desarrollo de los potenciales de las mujeres y darles consejo en asuntos de mujeres y de familia; reforzar las reglas del Shari’a las cuales prohíben la violencia en contra de las mujeres e instar a los medios de comunicación a enfocarse en los problemas de las mujeres. [2]

Sobre la prohibición de conducir a las mujeres: ‘Somos infinitamente respetuosos y estamos orgullosos de las mujeres, por consiguiente somos inexorables en protegerlas de cualquier daño’

Una acalorada discusión sucedió alrededor del debate sobre el derecho de una mujer a conducir. El Jeque Abdallah Bin Muni, miembro del antiguo concejo de jurisprudencia en Arabia Saudita, quien participó en el diálogo nacional dijo: «Si las mujeres que están exigiendo el derecho para conducir fueran como las mujeres que están participando en esta conferencia, no habríamos dudado ni un momento en permitirles hacer esto. Pero de hecho, estamos tratando con muchachos y muchachas adolescentes que están enfrentando desafíos [sociales]. Actualmente, una mujer joven que va de compras al mercado no es inmune al hostigamiento y esto seria peor aun si ella pudiera conducir y tomar su automóvil, podría haber desviación [de las reglas de moralidad]. Nosotros de hecho nos oponemos a cualquier táctica que pudiera terminar hiriendo a las mujeres, porque ellas son nuestras hijas, hermanas, esposas y cada una de ellas es como una gema preciosa. Somos infinitamente respetuosos y estamos orgullosos de ellas, por consiguiente somos inexorables en protegerlas de cualquier daño.»

El Jeque Bin Muni rechazó el argumento de que, si las mujeres conducirán, no habría ninguna necesidad de emplear a chóferes extranjeros y dijo que la experiencia en los países del Golfo, en los cuales se les permitió conducir a las mujeres, demuestra que todavía había necesidad de chóferes extranjeros y que en cada casa hay un promedio de tres a cuatro chóferes. [3] Aunque el derecho de las mujeres a conducir fue discutido en la conferencia, no fue mencionado en absoluto en las recomendaciones finales.

Conservadores sauditas: ‘Las mujeres sauditas obtienen más de lo que se merecen’

El segundo día de deliberaciones fue tumultuoso, como resultado de la severa crítica que el Dr. Muhammad Abdallah Al-‘Arifi, afiliado a la tendencia islámica extrema, se expresó en contra de las mujeres sauditas. Al-‘Arifi mantuvo que «algunas de las maestras no usan ropa apropiada ni modesta.» Él agregó que «algunas mujeres que condujeron automóviles en Riyadh en 1991 y fueron suspendas de sus trabajos en las universidades por un año o dos, fueron reintegradas y está ahora enseñando en las universidades, pero hay todavía preocupación de que ellas puedan influir sus ideas en las mentes de los estudiantes… Cómo podemos nosotros confiar nuestras hijas a ellas?» preguntó Al-‘Arifi.

Aludiendo a algunas de las mujeres sauditas que participaron en la conferencia, Al-‘Arifi dijo que algunas de ellas, «quiénes habían sido educadas en países occidentales, habían intentado desde su retorno imponer en otros las ideas occidentales que las influenciaron.» Él siguió para argumentar que el trabajo de una mujer está en su hogar y en educar a sus hijos, y comentó que los «sobrecargos femeninos en los aviones fueron usados, durante ciertos períodos, para otros propósitos.» [4]

La Dra. Wafaa Al-Rashid se dirigió a la conferencia después de Al-‘Arifi e, incapaz de contenerse, estalló en lágrimas. Expresó profundo resentimiento a sus comentarios «injustificados» sobre las mujeres y exigió que «como madre está preocupada por sus hijos debido al prevaleciente pensamiento radical.» [5]

Hussein Shubakshi, quien escribe en el diario árabe con sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat, criticó las opiniones de Al-‘Arifi y explicó: «[Al-‘Arifi] dijo que ‘las mujeres sauditas obtuvieron más de lo que se merecen’, pero no elaboró sobre que merecieron. Si no fuera por los numerosos casos de discriminación y problemas que enfrentan las mujeres sauditas, así como tanta gente reconoce, habría alguna necesidad de celebrar una conferencia para tratar con estos asuntos? [Al-‘Arifi] argumentó que ‘algunas de las maestras no son intelectualmente aptas y no son un modelo ejemplar para sus estudiantes en la manera en que se visten’. Sin embargo, no mencionó que hay también hombres que no son intelectualmente aptos y no son ningún modelo ejemplar en su apariencia persona.»

Shubakshi siguió para criticar a Al-‘Arifi quien dijo que ‘entre las mujeres hay aquéllas que recibieron sus grados en universidades occidentales y regresaron a su país para traer estas ideas a las mujeres sauditas… ‘ olvidándose de que hay muchos hombres sauditas que se graduaron en universidades locales e instituciones y nos trajeron las dañinas ideas y virulentas opiniones, sembraron destrucción y devastación en la sociedad y causaron terror y derramamiento de sangre que nos están rasgando a pedazos hoy. Luego, [Al-‘Arifi] le hizo una falta al estado por reinstaurar a varias mujeres académicas, que fueron suspendidas durante varios años porque condujeron automóviles. Conducir un automóvil es un asunto en que la mayoría de los jurisprudentes en países islámicos estuvieron de acuerdo… se es permitido y sin defecto, pero [Al-‘Arifi] lo considera una violación digna y de castigo» [6]

Redactor liberal: ‘sólo habladurías’

Refiriéndose a la crítica de Al-‘Arifi, el redactor Raid Qusti escribió en el diario saudí Arab News,: «Yo encuentro absurdo de que algunos de estos conservadores, o ultra conservadores, fueron incluso invitados a participar en un foro que discute los derechos de las mujeres, cuando piensan que las mujeres que usan abayas sobre sus hombros son corruptas o pecadoras. Realmente no pienso que tales personas tienen mucho que contribuir para mejorar el estatus de las mujeres en nuestro país. Pero sé que muchos ultra conservadores, como él, están envenenando las mentes de muchachos y muchachas en nuestras escuelas y en nuestras universidades con su pensamiento poco profundo. De hecho, ésta es la gente responsable de poner el toque final a nuestros libros de texto en el Ministerio de Educación.»

Qusti concluyó su columna con una visión pesimista respecto a la habilidad de la sociedad saudita para resolver sus propias diferencias y problemas:

«Cuando no estamos negando, estamos culpando. Y cuando no estamos culpando estamos acusando a otros de que lo están haciendo mal. Y cuando no estamos haciendo esto, zambullimos nuestras cabezas en la arena y permanecemos callados acerca de los problemas, esperando que el Omnipotente produzca un milagro y hará que nuestros problemas desaparezcan.

Muchos Saudis con quien hablé no fueron tan optimistas sobre el foro incluso antes de que empezara. Dijeron que después de todo el bombardeo de los medios de comunicación terminaría como los dos anteriores a este. Como muchas de las otras cosas que hablamos en el pasado, las recomendaciones que hicieron serían agregadas a la larga lista de demandas que están en lista de espera: Las reformas políticas, económicas y sociales, saudizar el servicio de taxis, el cobro de nuestros libros escolares, la creación de instituciones civiles, la aceptación de otros y poner fin a la hegemonía de un sólo punto de vista, removiendo el papeleo y así sucesivamente.

El ministro de asuntos islámicos dijo el año pasado que el discurso religioso en el Reino debe cambiar. Pero su ministerio no ha hecho mucho para detener a los imames de predicar el odio en nuestras mezquitas. Sólo habladurías. No es de esperar que el mundo no nos está tomando en serio. Nosotros no nos estamos tomando en serio.» [7]

La cobertura de los medios de comunicación: entre ‘nubarrones’ y ‘tumultos’

Las deliberaciones de la conferencia fueron sostenidas en sesiones cerradas y no les fue permitido a los reporteros cubrir los procedimientos. La Dra. Nura Al-‘Udwan, profesor en la Universidad King Saud y miembro del comité de planificación, explicó que las «participantes femeninas querían que cerraran las sesiones debido a la sensibilidad de los asuntos. Votaron y decidieron dejar fuera a los medios de comunicación.»

En respuesta a esto, Nahid Bashtah escribió en el diario saudí Al-Riad: Tal como muchas mujeres, esperé por las recomendaciones del diálogo nacional, pero las leí en el periódico como si estuviera leyendo cualquier otra declaración de una conferencia ordinaria, no una conferencia que esperábamos discutiría los asuntos de mujeres y recomendaría vías para implementar las decisiones, no sólo publicarlas de una manera indefinida… [Antes] del tercer diálogo nacional, yo esperaba que la secretaría de la conferencia estuviera interesada, por ejemplo, en lanzar una campaña de los medios de comunicación a priori de las reuniones que de alguna manera corregirían los puntos de vista unilaterales que prevalecen en la sociedad hacia las mujeres, pero que no son sancionados por el Islam. Pero en la realidad, hubo un total oscurecimiento y tumulto a priori de los medios de comunicación a la reunión durante las reuniones.» [8]

Progresivos sauditas: ‘Es tiempo de que las mujeres se pongan de pie y exijan todos los derechos concedidos a ellas por el Creador’

La conferencia terminó con una victoria de los conservadores. Los elementos progresivos islámicos expresaron sus náuseas acerca de las recomendaciones y fueron penalizados por no tratar con los asuntos centrales concernientes a las mujeres. Por ejemplo, las recomendaciones ignoraron los derechos de las mujeres para moverse dentro de Arabia Saudita y vivir en apartamentos u hoteles sin escoltas masculinos. No trataron con la incapacidad de las mujeres para participar junto con los hombres en muchas actividades. Los críticos de la conferencia también mantuvieron que las recomendaciones fueran declaradas en la forma de generalizaciones que podrían interpretarse de varias maneras y que nada fue decidido respecto a su implementación. Según el Dr. Ibrahim Bin Abdallah Al-Dawish, profesor de estudios islámicos, las recomendaciones de la conferencia no se mantuvieron al nivel aspirado: «Yo esperaba que las recomendaciones prepararían los caminos para su implementación por las autoridades, pero parece que esta discusión fue pensada para promover la cultura del diálogo y no la toma de decisiones.» [9]

El redactor Zaki Al-Milad escribió en el diario saudita Okaz que las recomendaciones de la conferencia fueron caracterizadas por la misma «extrema cautela que domina el acercamiento global a los problemas de las mujeres.» Subrayaron principios indiscutibles, tales como el papel de las mujeres en la familia y la sociedad y el derecho legítimo de las mujeres a casarse, y enfatizaron que las relaciones entre los sexos estén basadas en la aceptación y en la armonía según el Shari’a.islamíco. [10]

El Dr. Omar Baq’ar argumentó que el «diálogo nacional» no comprendió las metas puestas por el liderazgo saudita para formular un acercamiento unido que les permita a las mujeres sauditas jugar un papel activo en la sociedad. Atribuyó el fracaso a la existencia de «un acercamiento tradicional radical que insiste en la dominación de puntos de vista religiosos sobre cada aspecto de las vidas de las mujeres y de sólo verlas en roles caseros, educando a los niños y sirviendo a sus maridos.» [11]

Sin embargo, la discusión en si misma y la participación de mujeres engendraron respuestas positivas. ‘Abd Al-Muhsin Hilal escribió en el diario saudí Okaz de que él pensó que la conferencia era un evento histórico «no en su substancia, sino porque esta se atrevió a discutir un asunto doloroso que fue explotado por mucha gente que no lo entendía propiamente El resultado es que la mitad de la sociedad está paralizada y [el papel de las mujeres] ha sido confinado al hogar por falsos pretextos que no tienen nada que ver con el Islam. Es tiempo de que la mujer hable por si misma sin el patrocinio de un hombre. Es tiempo de que la mujer se ponga de pie y hable como la mujer que Alá escuchó hablándole a Su Mensajero [el Profeta Muhammad] y se ponga de pie tal como la mujer a que se enfrentó [al Califa] ‘Umar [Bin Al-Khattab] cuando pensó que él desposeía a las mujeres de los derechos que Alá les concedió. Es tiempo de que las mujeres se pongan de pie y exijan todos los derechos que el Creador les concedió y ningún mortal puede llegar a quitárselas» [12]

‘Sólo los conservadores pueden afectar el cambio’

En una columna titulada «Un dialogo de hombres acerca de las mujeres», el anterior editor del diario árabe con sede en Londres Al-Sharq Al-Awsat, Abd Al-Rahman Al-Rashed escribió que el diálogo nacional que tuvo lugar entre conservadores y reformistas refleja el status quo en la sociedad saudita:

«El diálogo mostró que los extranjeros estaban equivocados en asumir que las restricciones impuestas sobre las mujeres fueron decisiones gubernamentales. Este demostró a todos de que de hecho fueron restricciones sociales arraigadas y que las leyes eran meramente una interpretación de una existente verdad. Yo comprendo que es difícil para un extranjero entender las tradiciones existentes, especialmente aquéllas que predeterminan todo para las mujeres, tal como sentarse en el asiento trasero de un automóvil, pero éste es un estilo de vida que no tiene nada que ver con el mundo fuera de las fronteras, aunque se ha convertido hoy en el asunto de discusión entre dos generaciones. Y aunque yo creo que el cambio vendrá algún día, no sé cuánto tiempo persistirá este estilo de vida, porque desde los años 1960 han habido predicciones de que no duraría mucho en su forma presente. Un día vendrá cuando las restricciones impuestas sobre las mujeres serán historia y serán contadas como recuerdos «
Al-Rashed encuentró buena disposición entre los conservadores para cambiar algunas de sus posiciones y expresaron su opinión de que sólo ellos son capaces de afectar un cambio perdurable que será aceptable al público. Él mantuvo que «a pesar de la opinión sobre los conservadores que se oponen a cualquier cambio y falta de franqueza debido a la ignorancia, demostraron buena disposición para clarificar sus posiciones sin presunción. Explicaron sus posiciones con el pleno respeto al otro bando… la cautela que presentaron fue ‘lógica’ no dogmática y podría ser re-examinada y hasta cambiada; ellos son los que pueden afectar el cambio. Ellos, y no el gobierno, pueden determinar el destino de la nación en asuntos que han estado esperando por alguna resolución durante 50 años. Es mejor si la crisis es resuelta por ellos y que estén basadas en sus posiciones, para que otros la acepten también» [13]

*Aluma Dankowitz es directora del proyecto de Reforma de MEMRI.


[1] Esta es una recomendación importante debido al hecho de que parte de la dicriminación de las mujeres está basada en tradiciones y costumbres y no en las leyes del Shari’a.

[2] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), junio 15, 2004.

[3] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), junio 14, 2004.

[4] Al-Hayat (Londres), junio 14, 2004.

[5] Al-Hayat (Londres), junio 14, 2004.

[6] Al-Sharq Al-Awsat, Londres, junio 15, 2004.

[7] Arab News (Arabia Saudita), junio 16, 2004.

[8] Al-Riyadh (Arabia Saudita), junio 17, 2004.

[9] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), junio 14, 2004; Al-Hayat (Londres), junio 15, 2004.

[10] Okaz (Arabia Saudita), junio 16, 2004.

[11] Al-Hayat (Londres), junio 14, 2004.

[12] Okaz (Arabia Saudita), junio 16, 2004.

[13] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), junio 16, 2004.