Durante el clímax en la crisis entre Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto contra Qatar, el analista político de Al-Jazeera Marwan Bishara sugirió en un editorial el 26 de junio, 2017 en Aljazeera.com, titulado «De que Trata Realmente la Confrontación Qatar-CCG?» que el Presidente estadounidense Trump fue «sobornado» o «engañado» por los saudíes con el propósito de adoptar una postura pro-saudita y anti-Qatar en la crisis, o fue «cómplice» junto a ellos. Las recientes declaraciones de Trump, dijo, «han desconcertado a amigos y enemigos de Estados Unidos por igual», ya que después de haber afirmado durante mucho tiempo que «Arabia Saudita odiaba y menospreciaba a Estados Unidos y que tuvo que ver en el 11 de Septiembre», Trump los contempló ahora como «la base de la seguridad regional y moderación, el mejor amigo de los Estados Unidos y el principal aliado en la ‘guerra contra el terrorismo’ aunque no mucho después de «denominar a Qatar ‘un socio estratégico crucial'», este comenzó repentinamente a «acusar a Doha de apoyar el terrorismo».
Luego de discutir la conducta de Qatar, que este consideró perfectamente normal, Bishara concluyó que Trump «ha permitido que Riad tome medidas draconianas en contra de Qatar, incluso luego de dejar claro que sus pretextos son falsos y sus consecuencias, intencionadas o no, están llevando a una grave escalada e inestabilidad en la región». Ya que esto claramente «no se trata del comportamiento de Qatar», preguntó, «¿de qué trata la crisis y por qué Trump la ha intensificado?»
Luego, bajo el subtítulo «Sobornado, Embaucado o Cómplice» Bishara sugirió que «un resentimiento que Trump pudiera tener contra Qatar» es que «a diferencia de los emiratos y los saudíes, quienes invirtieron en sus propiedades y le otorgaron generosas concesiones, [Qatar] no le otorgó ningunos incentivos». Este denotó que «durante su campaña, Trump se jactó en decir que apreciaba a los saudíes por comprar 40 millones de dólares [en] apartamentos en sus torres» y afirmó que Trump tiende a «valorar el dinero por encima de cualquier otro principio».
El Secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson, añadió que «se sentía ‘desconcertado’ por la repentina escalada y tomó la iniciativa desde la Casa Blanca de atacar a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos por su dilación y falta de seriedad al articular sus quejas y presentar sus demandas a Qatar. También cuestionó las motivaciones tras la crisis, argumentando que [habían] fabricado la crisis con Qatar para así resolver viejas quejas que no tienen nada que ver con el terrorismo o el tema de la seguridad».
Al observar que estas «sombrías, represivas y reaccionarias» medidas complementan el que la Casa Blanca haya acogido a ‘matones, dictadores y hombres fuertes’, Bishara afirmó que esto es «a expensas de sus pueblos a fin de avanzar escuetamente la agenda pro israelí, anti-iraní y anti-islamista de Trump en la región».
En conclusión, Bishara les aseguró a sus lectores que «a menos que las instituciones de política exterior estadounidenses y europeas contengan la presidencia de Trump» habrá «más caos y más conflictos regionales» que afectarán negativamente también la seguridad en Occidente.
Lo siguiente es el artículo de Bishara, traducido del inglés original.[1]
Las recientes declaraciones y tuits del Presidente de Estados Unidos Donald Trump respecto al Medio Oriente han desconcertado a amigos y enemigos de los estadounidenses amenazando con una escalada en los conflictos regionales.
El año pasado, dijo que ‘buscara la armonía’ en el Medio Oriente como comandante en jefe de los Estados Unidos. Pero luego de su primera visita a la región, las tensiones comenzaron a aumentar, especialmente en el Golfo. Ahora esta indecisión por parte de Trump amenaza la estabilidad de la zona, que posee alrededor del 50% de las reservas energéticas del mundo.
Por una parte, luego de haber afirmado que Arabia Saudita odiaba a Estados Unidos y era responsable por las acciones del 11 de Septiembre, este ve ahora al reino como la base de la seguridad y moderación regional, el mejor amigo de Estados Unidos y el principal aliado en la ‘guerra contra el terrorismo’.
Por otra parte, a menos de dos semanas luego de denominar a Qatar como el ‘socio estratégico crucial’ en su discurso en Riad y alardear de venderle ‘armas norteamericanas hermosas’, este de repente comenzó a burlarse de Qatar, acusando a Doha de apoyar el terrorismo.
Para aumentar más la confusión, Trump se ofreció luego a mediar entre Arabia Saudita y Qatar y le pidió a su secretario de estado que calmara la situación e inste a la moderación, lo cual hizo con tacto en una declaración pública cuidadosamente redactada.
Pero luego de menos de una hora, Trump acusó a Qatar de apoyar históricamente y a un alto nivel el terrorismo y socavó su condición en política exterior en el proceso.
Todo lo cual plantea la siguiente pregunta: ¿Por qué? Porque el dramático cambio en Arabia Saudita, la confusión sobre Qatar y cuáles son las implicaciones para la región?
Política exterior desconcertante
Algunos culparon el último fracaso del gobierno a la persistente confusión en la política exterior de Trump en la Casa Blanca. Mientras otros detectaron complicidad entre el presidente y su secretario de estado, sugiriendo que estos han estado jugando el juego del ‘buen-policía-mal-policía’ con Qatar.
Por su parte, Trump afirmó que tomó tal postura contra Qatar luego de sus reuniones en la región, donde sus homólogos le comentaron del apoyo de Qatar al terrorismo.
Pero, ¿qué podían decir los sauditas, los emiratos, egipcios y bahreiníes que la CIA, el Departamento de Estado o el Pentágono no supieran o no podían compartir con el presidente antes de su optimista encuentro con el Emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani?
Después de todo, Qatar posee inversiones por un valor de 30 billones de dólares en Estados Unidos y se destaca como el anfitrión con la mayor base militar estadounidense en el Medio Oriente, del cual se libra gran parte de la ‘guerra contra el terrorismo’ en Siria y Afganistán. Además, la mayoría de las acusaciones inventadas contra Qatar son demostrablemente o ligeras, no genuinas o totalmente falsas.
Por ejemplo, la Banda de los Cuatro acusa a Qatar de apoyar al Talibán debido a que abrió una oficina para la insurgencia afgana, cuando en realidad lo hizo a instancias de la administración estadounidense para facilitar de esta manera las conversaciones de paz.
Qatar también ha sido acusado de apoyar a algunos de los grupos anti-régimen en Siria, pero varios de sus socios del Golfo también lo hicieron. Además, el General Joseph Vogel, jefe del Comando Central del ejército de los Estados Unidos, escribió que Qatar es un aliado clave y crítico que pudiera ser de mucha ayuda para facilitar un acuerdo sostenible en Siria.
La presencia política de Hamas en Doha fue otro motivo de queja. Pero al permitir que Hamas tuviese una presencia política en su capital, los qataríes han tenido un efecto moderador sobre el grupo de resistencia palestino. Quizás es bueno recordar que Hamas ganó las últimas elecciones legislativas en Palestina, que la administración Bush ayudó a facilitar hace ya más de una década.
El que no haya pecado…
El Secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson, ha afirmado con razón que Qatar posee ‘una historia de apoyo a grupos que abarcan todo el espectro de expresión política, desde el activismo hasta la violencia’. Pero ¿quién no lo hace en el Medio Oriente? Washington también posee un historial y es una de larga data y muy extensa. Además, no es vicio apoyar a aquellos que buscan la libertad de las acciones de ocupación y opresión.
Lo mismo ocurre con las acusaciones de [que] Qatar ‘es exitosa’, en especial la utilización de influencias económicas o culturales, tales como los medios de comunicación, la filantropía y los deportes. No son exitosos los diminutos EAU e Israel, al igual que Arabia Saudita en las formas más controvertidas?
Y luego mi acusación favorita hacia Qatar ‘beneficiándose de dos modos de pensar incompatibles’, presumiblemente financiando a Al Jazeera y proveyendo plataformas a personas y grupos hostiles a Estados Unidos e Israel y al mismo tiempo acogiendo la mayor base militar estadounidense en la región. Asumiendo que esto es un verdadero problema, por eso digo: ‘El que esté libre de pecado entre ustedes, que arroje la primera piedra’.
Me parece a mí que eso es tradicionalmente lo que hacen los países para mal o para bien, Algunos lo denominan gobierno de estado o equilibrio. Otros se refieren a esto como pragmatismo u oportunismo, pero ciertamente no es nada anormal en las relaciones internacionales, en especial en lo referente a países más pequeños que tratan de mantenerse a flote en aguas tempestuosas.
Además, ¿qué país involucrado en todo este desorden no intenta ‘beneficiarse de dos modos de pensar incompatibles’? ¿Pudieran ser los egipcios, que condenaron a Hamas y abrieron un canal indirecto al grupo palestino en Gaza? Los Emiratos, que acusan a Qatar de interferir en los asuntos de otros países, mientras este interviene militarmente en Libia, Yemen y otros países ¿Pudieran ser los sauditas que hablan de una estabilidad regional mientras llevan a cabo una guerra imprudente en Yemen? O sean los Estados Unidos, que apoya a su aliado de la OTAN, Turquía, mientras que simultáneamente le provee armas a su némesis el PYD/PKK?
Para ver el despacho en su totalidad en inglés junto a las imágenes copie por favor el siguiente enlace en su ordenador: https://www.memri.org/reports/al-jazeera-senior-political-analyst-suggests-president-trump-might-have-been-bribed-be-pro
[1] Al-Jazeera también señala, en una pro-forma de negativa: «Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no reflejan necesariamente la política editorial de Al-Jazeera».