En su columna del 28 de julio, 2017 en el diario de Londres Al-Hayat, la periodista libanesa Raghida Dergham escribió que el Presidente estadounidense Donald Trump esencialmente continua con la política de sus predecesores Barak Obama y George W. Bush en el Medio Oriente, una política cuya esencia combate el terrorismo en el propio Medio Oriente para no combatirlo en su propio país. Esta política, dijo ella – la cual es compartida esencialmente por muchos otros países, incluyendo a Irán, Rusia y Turquía – termina alimentando el conflicto sunita-chiita sembrando la muerte y destrucción a través del mundo árabe.

Dergham añadió que la diferencia entre Obama y Trump es a que bando estos eligieron respaldar. Mientras Obama persiguió una política que exacerbó deliberadamente el conflicto sunita-chiita a la vez que apostaba por el bando iraní, Trump parece ver a los sunitas, en lugar de los chiitas, como los mejores socios para combatir el terrorismo. Sin embargo, ella advirtió que la voluntad sunita de combatir el terrorismo se perderá si Estados Unidos no cumple sus promesas de contener las violaciones y aspiraciones de Irán en los países árabes. Ella señaló que, a pesar de las promesas de Trump de frenar a Irán, su administración no parece tomar ninguna acción tangible para detener la expansión de Irán y sus agentes satélites en Irak y Siria. De hecho, las declaraciones de funcionarios de la administración sugieren que el objetivo de Estados Unidos en Siria se limita a derrotar al EIIS, incluyendo el cooperar con Irán. Más allá de esto dijo, los Estados Unidos parece carecer de una estrategia clara para lidiar con este país.

Dergham subrayó que si no se toman medidas contra la creciente influencia de Irán en Siria e Irak, las victorias contra el EIIS serán vacías y sólo producirá más frustración, creando un terrorismo nuevo e incluso mucho peor. Por lo tanto, les advirtió a los países del Golfo que deben ser cautelosos y no apostar demasiado al apoyo estadounidense.

Lo siguiente son extractos de una traducción al inglés de su artículo que apareció el 30 de julio, 2017 en el portal de noticias de Arabia Saudita.[1] 

Raghida Dergham (imagen: twitter.com/raghidadergham)

«Declarar la victoria contra Daesh, el Frente Al-Nusra u otros grupos afiliados a Al-Qaeda y grupos extremistas es en última instancia una acción sin ningún sentido, mientras el destino de sus combatientes permanezca envuelto en el mismo tipo de misterio que rodeó el inicio y auge de sus grupos.

«El hombre no aparece ni desaparece de repente. La gente necesita de algún tipo de clausura. Necesitan confirmación de los destinos de los militantes – ya sea su desaparición, su captura, su rehabilitación o incluso su escape a los criaderos desde los cuales llegaron Siria e Irak. Se requieren imágenes publicadas de sus equipos capturados y de los dispositivos de propaganda.

«En nombre de ‘La Guerra al Terrorismo’ y el mantra de George W. Bush, ‘Combátelos allá, para que no tengamos que combatir contra ellos aquí’ (en referencia a las ciudades norteamericanas), Irak fue destruido y se convirtió en un imán para los grupos extremistas y terroristas. Bajo ese mismo estandarte de combatir el terrorismo, Siria creció de una arena de guerra civil a un punto de reunión para terroristas de todas partes del mundo…

«El conflicto sunita-chiita se ha extendido desde el Golfo a Irak, Siria, el Líbano y Yemen. Bajo el mandato del Presidente Donald Trump, el conflicto está tomando una dimensión estilo norteamericano, un cambio en la dirección visto bajo el mandato del ex-Presidente Barack Obama. Ambos han actuado uno contra el otro como socios de confianza en contra del terrorismo. Obama fue persuadido por Irán y, en consecuencia, adoptó una política que deliberadamente alimentó el conflicto sunita-chiita. Sin embargo, esto no es nada nuevo en la estrategia a largo plazo por parte de los Estados Unidos sobre el tema sunita- chiita desde Afganistán y Pakistán a Irán y Arabia Saudita. Ante la vista de las administraciones norteamericanas, el terrorismo alternamente ha adoptado formas sunitas y chiitas. En una ocasión, los Estados Unidos se asociaron con el sunita Saddam Hussein en su guerra con Irán y luego se unieron a los chiitas en Irak y en Siria».

«La preparación sunita para combatir en primera fila de la batalla perderá impulso si los Estados Unidos no cumple con su compensación para así contener las violaciones chiitas y las aspiraciones de Irán en la región»

«Por su parte, Trump parece estar más convencido de que una asociación con las potencias sunitas es el mejor camino para combatir el terrorismo, pero las acciones estadounidenses sobre el terreno en Irak, Siria, Líbano y Yemen no son convincentes. En la Cumbre de Riad, líderes sunitas y Trump obtuvieron promesas, promesas financieras y compromisos laborales contra los grupos terroristas sunitas, pero esta preparación sunita para combatir en primera fila de la batalla perderá impulso si Estados Unidos no cumple con su compensación para contener las violaciones y aspiraciones de los chiitas iraníes en la región.

«Dejar el destino de las UMP en Irak a la discreción del Primer Ministro Haider Al-Abadi es patearlo en el propio camino, porque Al-Abadi no puede enfrentarse a la fuerza paramilitar liderada por Irán. En realidad, este es un excelente ejemplo del defecto fundamental en la actual lucha contra Daesh y otros grupos similares. Por una razón, Daesh se fundó por la disolución del ejército iraquí tras la ocupación estadounidense del país bajo el mandato de Bush. Daesh fue capaz de crecer y expandirse porque su combustible fue la arrogancia de las facciones políticas chiitas bajo el ex-primer ministro iraquí Nouri Al-Maliki, quien deliberadamente marginó a los sunitas del país junto a las violaciones iraníes. En otras palabras, si no se encuentra una solución radical al problema sunita-chiita en Irak luego de la liberación de Mosul – una que aborde el futuro de las UMP y la influencia de Irán en el país – incluso una erradicación victoriosa de Daesh dejará semillas para que una nueva versión, quizás aún peor, reaparezca.

 

«En Siria también, la administración Trump parece verse dispersa en su enfoque, desde sus tratos con Irán y sus milicias en el intento de derrotar a Daesh, hasta los arreglos en el terreno para contener al Frente Al-Nusra y a Daesh, al abandono de los rebeldes moderados sirios.

 

«El Secretario de Defensa de Estados Unidos James Mattis – quien hasta hace poco fue uno de los críticos más acérrimos de las milicias de Irán y el proyecto regional de Irán – habla hoy en un tono que no sugiere objeciones a la expansión del CGRI, Hezbolá y otras milicias iraníes dentro de los territorios sirios recapturados a Daesh, contradicen no sólo sus posturas anteriores, sino también la postura declarada de su presidente.

«Lo mismo aplica a HR McMaster, el asesor de seguridad nacional, quien ha atacado durante mucho tiempo las políticas de Irán. A principios de julio, dijo que esas políticas alimentan ‘este ciclo de conflicto sectario con el fin de mantener al mundo árabe perpetuamente débil’. McMaster ha dicho que Estados Unidos no intervendrá en Siria o Irak para detener el proyecto de Irán, diciendo: ‘Tenemos que estar muy claros de que la razón por la que estamos en Siria es destruir a (Daesh)’ y nada más.

«En los últimos días – en indicación de más confusión en las posturas de la administración Trump, el Director de la CIA Mike Pompeo dijo desde el Foro de Seguridad en Aspen: ‘Cuando tengamos bien colocada nuestra estrategia (sobre Irán), estoy seguro de que ustedes verán un cambio fundamental de política’. En otras palabras, la administración Trump no posee una estrategia para Irán.

 

«Esto contradice todo lo que Trump dijo en la Cumbre de Riad y las subsiguientes amenazas que este realizo contra Irán y Hezbolá. El ‘Eje de los Adultos’, que incluye a Mattis, McMaster, Pompeo y al Secretario de Estado Rex Tillerson, quien se encuentra ahora en un descanso, ha dado marcha atrás a sus posturas y compromisos anteriores, en espera de esta nueva estrategia por parte de los estadounidense».

«Las palabras del presidente de los Estados Unidos difieren significativamente de las acciones de su administración en el terreno»

«Por lo tanto, parece ser que vale la pena que los países del Golfo adopten medidas cautelosas. Tener como base las promesas estadounidenses es apostar en grande. La Cumbre de Riad obtuvo promesas de Trump y movilizó apoyo de países que han apostado por el liderazgo saudita con el fin de garantizar el cumplimiento de tales promesas. Sin embargo, los hechos sobre el terreno sugieren que la administración Trump sólo está implementando las políticas de Obama, al menos en Siria e Irak.

 

«Las palabras del presidente de los Estados Unidos difieren significativamente de las acciones de su administración sobre el terreno. El Congreso ha asistido al presidente imponiendo y estudiando más sanciones contra Irán y Hezbolá, pero su gabinete se está centrando en una prioridad diferente: el deseo por parte de Trump de clamar victoria contra Daesh incluso si eso requiere asociarse con el diablo. A esto se le denomina corto-plazo.

«Uno de los problemas es que probablemente creará una carrera para declarar una victoria que no aborde las causas que llevaron al surgimiento de los grupos terroristas extremistas sunitas, ya sea en términos de su ideología o en términos de su respuesta a la intrusión regional por parte de Irán. Esto conducirá a la reaparición de tales grupos, ya sea en forma de nuevas facciones o células durmientes que pudieran buscar venganza en la comunidad internacional.

Otro tema es que respaldar la arrogancia de Irán y su exceso de confianza permitirá que su proyecto de la ‘Media Luna Persa’, que busca establecer un vínculo iraní con las fronteras de Israel a través de Irak, Siria y Líbano proceda. Y tales acciones socavarán la tácita voluntad entre las potencias sunitas de coexistir y reconciliarse con Israel sobre nuevas bases, diferentes de las ya establecidas en la Iniciativa de Paz Árabe rechazada por Israel.

«Si la administración Trump recupera su equilibrio y pone fin a sus políticas contradictorias, puede que sea posible confiar una vez más en una estrategia constructiva en donde Estados Unidos abandone su política tradicional de provocar conflictos sectarios entre sunitas y chiitas. Entonces será posible confiar en la determinación de Estados Unidos en eliminar el terrorismo de cualquier tipo. Pero en ausencia de este desarrollo, parece ser que los muchos accionistas que invierten en la guerra, desde el complejo militar-industrial a las grandes petroleras y la comunidad de inteligencia, todavía no han saciado sus ansias».

[1] Arabnews.com, 30 de julio, 2017.