El 23 de enero, 2015 Salman bin Abd Al-Aziz Al-Saud se convirtió en el nuevo rey de Arabia Saudita luego que su medio hermano, el Rey saudí Abdalá bin Abd Al-Aziz Al-Saud falleciera. Con motivo de la ascensión de Salman al trono, MEMRI republica un informe sobre las declaraciones que hizo en el 2010 sobre el carácter del Islam en Arabia Saudita, y el debate que provocó en el reino.


Imagen: Alarabiya.net

Introducción

Después de los ataques del 11 de Septiembre en el que participaron 15 saudíes, Arabia Saudita fue objeto de críticas por la ideología wahabí que prevalece en el país. Se alegó que el wahabismo, llamado así por el clérigo del siglo 18 Muhammad ibn ‘Abd Al-Wahhab fomenta el extremismo, tal como lo evidencian los autores saudíes del 11 de Septiembre

A raíz de estas críticas, la institución religiosa saudita inició esfuerzos para diferenciarse de la corriente extremista en el país, y afirmó que estas corrientes distorsionaron la intención original del Islam y que la etiqueta «wahabí» le había sido cacheteada a Arabia Saudita con el fin de calumniarla.

En una acción extraña de un representante de la casa real saudita, el Príncipe Salman bin Abd Al-Aziz, gobernador de la región de Riad y jefe de la familia real saudí, salió públicamente a declarar sobre el asunto, negando una conexión entre el término «wahabí», al que llamó despectivo, y los puntos de vistas de Ibn ‘Abd Al-Wahhab. Este dijo que Ibn ‘Abd Al-Wahhab y aquellos que siguieron sus pasos eran simplemente salafistas que se adhirieron al Islam original del Profeta Mahoma y sus compañeros, pero que el término wahabí fue acuñado con el propósito de empañarlos e implicar que habían establecido una nueva e independiente escuela de pensamiento religioso, y añadió: «… desafío a cualquiera a que encuentre una sola letra en las cartas y libros del Jeque [Ibn ‘Abd Al-Wahhab]… contradiciendo el Corán o el Sunna». [1]

Las declaraciones del Príncipe Salman hicieron aparecer varios artículos en el diario de Londres Al-Hayat; en respuesta, él mismo escribió un artículo para el diario, reiterando su afirmación de que no existe tal cosa como el wahabismo.

En respuesta al artículo del príncipe, Ibrahim ‘Issa, editor del diario de oposición egipcio Al-Dustour, escribió que el wahabismo de hecho sí existe, y que su ideología está radicalizando a la sociedad egipcia.

Cabe señalar que desde que el mundo comenzó a interesarse en los círculos religiosos conservadores sauditas, que han engendrado varios terroristas importantes, ha habido refriegas entre la institución saudita y la Hermandad Musulmana, en el que los saudíes culpan del aumento de las tendencias jihadistas en su país al Islam radical de Sayyed Qutb (1906-1966), el prominente pensador del ala radical de la Hermandad Musulmana en Egipto.

Investigador saudita Al-Khalil: El movimiento wahabí necesita de reformas internas

Entre los que respondieron a las observaciones iniciales del Príncipe Salman estaba el investigador saudí Khalil ‘Abdallah Al-Khalil; este escribió que el uso del término wahabí es legítimo, pero que el movimiento wahabí necesitaba de una reforma interna: «Es importante enmendar desde dentro de los mensajes y prácticas del salafismo, fundado por el Jeque Muhammad ibn ‘Abd Al-Wahhab, para que esta corriente religiosa sea capaz de enfrentarse a los desafíos [que enfrenta hoy].

«Existen tres problemas fundamentales a los que los salafistas deberían dedicarle atención: la función del estado moderno en lo referente a la mujer, con el objetivo de integrarlas en el lugar de trabajo y en la vida de la sociedad; la actitud salafista hacia el arte, incluyendo el teatro, el cine, las artes plásticas y similares; y la actitud salafista hacia el otro, tanto dentro de la nación islámica y fuera de la misma, es importante reconstruir mutuas relaciones respetuosas entre los seguidores del Jeque Muhammad ibn ‘Abd al-Wahhab y las otras corrientes del Islam, incluyendo a los chiitas y los sufíes, sin arrogancias religiosas. De esta manera, será posible construir una sociedad musulmana que coopere en caridad y en el fortalecimiento de la religión, lejos de los conflictos entre las escuelas ideológicas de pensamiento». [2]

Para responder a esta respuesta y otras, y para aclarar su postura, el Príncipe Salman reiteró, en un artículo en Al-Hayat, que el wahabismo no existe, y ha añadido que no hay necesidad de modificar la ideología imperante en Arabia Saudita.

El siguiente es su artículo:

Príncipe Salman: «¿Cómo podemos exigir enmendar los mensajes que son idénticos a los mensajes del Corán y del Sunna?

«Se nos ha concientizado sobre [los artículos en Al-Hayatsobre el wahabismo]. Estos artículos tocaron en el por qué la predica del Jeque Muhammad ibn ‘Abd Al-Wahhab fue llamada wahabismo… y por eso considere oportuno aclarar que algunos de los artículos confunden wahabismo con otros términos, en el supuesto de que el asunto es pura terminología. Pero la verdad es que el da’wadel Jeque Muhammad ibn ‘Abd al-Wahhab, que fue apoyado por Muhammad bin Saud, fundador [del estado saudita], y al que los hijos y descendientes de bin Saud se adhieren hasta este día, se limita a predicar el regreso a los principios de la religión del Islam, ya que fue [originalmente] presentado en el Corán y el Sunna.

«Cualquiera con integridad que se familiarice a sí mismo con las cartas y libros del Jeque Muhammad ibn ‘Abd Al-Wahhab descubrirá que esta predica no contiene nada nuevo que sea contrario al Corán y el Sunna o que se oponga a las prácticas de nuestros antepasados. [La predica de Ibn ‘Abd Al-Wahhab] no es más que la predica de regresar a las raíces puras de la fe islámica, que son su base y punto de partida. Es un error afirmar que llamarlo wahabismo es natural, ya que [este término es utilizado] principalmente para calumniar y empañar a [Arabia Saudita]…

«También es un error afirmar que el término wahabíes se asemeja a [los nombres de las cuatro escuelas] [del Islam sunita, es decir Hanafi, Maliki, Hanbali, y Shafi’l, todos nombrados en honor a sus fundadores], porque esto implica que el jeque fundó una nueva escuela, cuando en realidad este se basó en fatuas y opiniones religiosas dadas por las cuatro escuelas [del Islam]. Incluso la afirmación de que el wahabismo se ha convertido en otra faceta del salafismo está en lo errado, porque el salafismo correcto es la forma de vida de nuestros antepasados justos, comprometidos con el Corán y el Sunna. El Jeque Muhammad ibn ‘Abd Al-Wahhab predicó el retorno a esta forma de vida. Contrario a la opinión que por desgracia es muy frecuente en la edad moderna, su predica no utilizó el salafismo para fines políticos.

«El escritor Khalil Al-Khalil pidió reformar los mensajes y las prácticas del salafismo, que fue fundada según el da’wadel Jeque Muhammad bin Abd Al-Wahhab. Nos preguntamos: ¿Cómo podemos exigir una enmienda a los mensajes que son idénticos a los mensajes del Corán y el Sunna?

«La predica del Jeque Muhammad bin Abd Al-Wahhab no es ni un nuevo método ni una nueva idea, y de nuevo desafío a cualquiera que pueda encontrar en los escritos o cartas del jeque cualquier desviación de las santas escrituras o de las obras y acciones de nuestros antepasados justos para que nos los traigan.

«Hago un llamado a los escritores e investigadores a no dejarse llevar por los que afirman que [no existe nada de malo en] usar del término wahabismo [y] es sólo cuestión de terminología. Esta gente se olvida que el verdadero objetivo de difundir este término es mancillar el correcto y puro salafismo, que no tiene mensajes que contradigan a aquellos presentados en el Corán y los mandamientos del Profeta Mahoma. Por otra parte, tales formas de contaminación la están haciendo varios elementos que no les gusta la predica bien sea de [Ibn ‘Abd Al-de Wahhab] o lo que condujo a, es decir, al establecimiento de un estado islámico fundado principalmente sobre [el Islam], que protege los derechos de la gente y le sirve a los dos lugares santos, es decir, al estado saudita…» [3]

Subdirector de Al-Arabiya: Salman está defendiendo el nombre de Arabia Saudita

Daoud Al-Shiryan, subdirector del canal de televisión Al-Arabiya, elogió el artículo, diciendo que el príncipe estaba defendiendo el buen nombre de Arabia Saudita. Sin embargo Al-Shiryan también dio a entender que los clérigos saudíes deben estar abiertos a la crítica. Este escribió:

«Cualquiera que está siguiendo este tema sabe que no existe justificación por la sensibilidad del Príncipe Salman a la reducción de [la esencia del] movimiento del Jeque Muhammad bin Abd Al-Wahhab al término ‘wahabí’. Con el tiempo, este término ha adquirido significados que contradicen totalmente los logros de este movimiento y sus fundaciones – hasta el punto que empaña la imagen de Arabia Saudita.

«No hay duda de que el término ‘wahabismo’ es un insulto cuando es utilizado en el discurso político y los medios de comunicación occidentales y árabes. La incitación contra el movimiento del ‘Jeque y Emir'[es decir, en contra de Arabia Saudita, que es producto de jeques – es decir, los clérigos que defienden los escritos de Ibn ‘Abd Al-Wahhab – y los emires de la Casa de Saud] alcanzaron su altura después de los eventos del 11 de Septiembre. Para los opositores de este movimiento no fue suficiente ajustar cuentas con algunos personajes por sus errores, y con las costumbres y prácticas de algunas regiones [de Arabia Saudita]; estos culparon a [Arabia Saudita] por el terrorismo que se está barriendo al mundo.

«[Los rivales de Arabia Saudita también tuvieron en cuenta el hecho de] que este movimiento no había conocido revoluciones o rebeliones, o que sus seguidores nunca hubiesen estado en la oposición. Nació, y creció, bajo la égida de un militar, [Muhammad bin Saud], el fundador de [Arabia Saudita], y produjo un estado monárquico y estable. Tal vez fue violento al principio, pero que ha sido característico a todos esos movimientos a lo largo de la historia. Sin embargo, ahora el movimiento ha madurado; tiene casi 300 años. Por esta razón, la preocupación del príncipe Salman es apropiada.

«Tal vez el artículo de Salman bin ‘Abd Al-Aziz creará una oportunidad para abrir este archivo, y hablar sobre la acción del jeque [Ibn’ Abd Al-Wahhab], mientras esté dispuesto a aceptar críticas que no sean acusatorias u odiosas». [4]

Editor de diario egipcio: El wahabismo es fanatismo y busca monopolizar

Ibrahim Issa, editor del diario de oposición egipcio Al-Dustour [5] atacó vehementemente las declaraciones del Príncipe Salman, llamando al wahabismo un movimiento fanático responsable por la radicalización de los clérigos en Egipto y en el resto del mundo islámico. Este escribió:

«… Y así, Su Majestad el príncipe, decidiste por nosotros de que el wahhabismo es el mensaje del Corán y el Sunna. Cuan iluminado y tolerante de ti!

«Eso es el problema con el wahabismo, Oh príncipe. Este presume afirmar que es el [único] representante legítimo del Corán y del Sunna, y que su comprensión del Islam es la pura y correcta comprensión. Esto parecería ser el monopolio del entendimiento de la religión, y el rechazo al entendimiento de los demás a la misma. No hay nada humilde sobre el emitir este tipo de resoluciones firmes.

«Un wahabí no se permite decir, ‘Esto es lo que entiendo de la religión, y mi manera de percibir sus conceptos y objetivos’. Salman, el príncipe wahabí, ha demostrado claramente su fanatismo, diciendo que el wahhabismo es el Islam correcto y puro!

«No quiero hablar con él ni con nadie sobre los medios por los cuales este Islam puro logró dominar las mentes del pueblo en el Hiyaz,y no iré atrás décadas a los detalles de la masacre masiva que se llevó a cabo, cuando se estableció primero la [dinastía] wahabí, contra los [otros] musulmanes en la Península Arábiga, a fin de imponer este Islam puro. Me conformare con [describir] las características del wahabismo, que el príncipe considera es el puro Islam.

«Le recordé que los jeques y muftíes del movimiento [wahabí] se han negado a reconocer que la tierra es redonda y gira sobre su eje. Es el [wahabismo] que hasta no hace mucho impidió a las muchachas y mujeres estudiar. Es el [wahabismo] que les prohíbe conducir vehículos, es el [wahabismo] que las obliga [a que usen] el niqaby el burka, es el [wahabismo] que ve a Occidente como infiel e impide la construcción de lugares de culto de otras religiones; es el [wahabismo] que declara a los chiitas infieles, es el [wahabismo] que prohíbe las elecciones, y es el [wahabismo] que mantiene una serie de otras percepciones estrechas, formalistas y poco profundas de la religión. El wahabismo es un modelo de unilateralismo, intolerancia de otras escuelas de pensamiento islámico, y fanatismo contra otras religiones.

«Todo lo citado, el [wahabismo] y sus seguidores tienen derecho a su percepción. Nuestro problema con este es que está intentando forzarse a sí mismo en todos los musulmanes. Cuando la riqueza petrolera les permitió hacerlo, [los wahabíes] salieron y allanaron al mundo árabe, especialmente Egipto, financiando cientos de instituciones religiosas y decenas de imprentas, diarios, estaciones de televisión y portales, además de la [Universidad de Al-Azhar en Egipto]… [los wahabíes] imprimieron millones de ejemplares de libros de imams salafistas, y cientos de miles de libros que difunden sus ideas, y acusan a los demás, incluyendo los sufíes, los chiitas y a los innovadores [juristas y estudiosos], de apartarse de la religión.

«Por esta razón, hago hincapié en que Arabia Saudita es un país amistoso con Egipto, pero que el wahabismo, como escuela de pensamiento y ley religiosa, es el enemigo de Egipto. Esta se opone a la comprensión moderada del Islam, sus mandamientos, sus textos, y su doctrina, que prevaleció en Egipto ([al menos] hasta la invasión del wahabismo). El wahabismo, financiado por Arabia Saudita ha [incluso] cruzado las fronteras del mundo árabe hacia el mundo islámico y occidental, y se ha hecho a sí mismo una autoridad en religión y juez de la religión de los demás.

«El príncipe Salman es desafiante, desafiando ‘a cualquiera que pueda encontrar en los escritos o cartas del jeque cualquier desviación de las santas escrituras o de las obras y acciones de nuestros antepasados justos para traérnoslas’. Pero en realidad, yo, por ejemplo, me niego a comparecer ante el príncipe, porque yo no estoy afirmando que el wahabismo se desvía del Corán o el Sunna, pero que entiende el Corán y el Sunna en su propia manera única. Este tiene permiso, y tenemos ese permiso, de entenderlos de diferentes maneras.

«Las hazañas de nuestros rectos antepasados son los hechos de los que vivieron antes que nosotros, y podemos elegir si abrazarlos como modelos, o actuar de manera diferente de lo que hicieron, y entenderlos en nuestro [propio] camino y actuar de acuerdo con nuestra comprensión a las necesidades de nuestro tiempo y de acuerdo a los intereses del Islam en todo tiempo y lugar. Pero [la práctica de] quedarse congelado [en la generación de nuestros antepasados] y de emular rígidamente [sus obras], sin pensar y sin aplicar juicio individual, es típico wahabí.

«El wahabismo no se desvía de la religión – y cualquiera que esté en desacuerdo o se oponga a este no se aparta de la religión [tampoco]. Si los wahabíes estuvieran convencidos de esto, estarían satisfechos y serian tolerantes con los demás, pero tan pronto se convencen de ello, ya no serán wahabíes en lo absoluto». [6]


[1] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de marzo, 2010.

[2] Al-Hayat (Londres), 15 de abril, 2010.

[3] Al-Hayat (Londres), 28 de abril de 2010.

[4] Al-Hayat (Londres), 29 de abril, 2010.

[5] Para más información sobre Ibrahim Issa, véase MEMRI Investigación y Análisis No. 570, «El lobby iraní en la prensa egipcia», 6 de diciembre, 2009.

[6] Al-Dustour (Egipto), 30 de abril, 2010.