A medida en que la denominada Operación Militar Especial realizada por Rusia en Ucrania ha entrado ya en su sexto mes, Rusia aún no ha resuelto las contradicciones de su perspectiva y visión por Ucrania. ¿Es Ucrania el enemigo o un país rehén de adictos a las drogas y nazis que volverá a tener sus relaciones fraternales con Rusia o incluso se unirá a Rusia, una vez que las fuerzas rusas hayan logrado obtener la victoria? Esta contradicción resurge en un debate ocurrido en la Duma, reportado por el columnista del diario Moskovskiy Komsomolets Andrei Kamakin. Kirill Kabanov, miembro del partido «Liberal Democrático» ultranacionalista fundado por el difunto Vladimir Zhirinovsky, se le vio indignado por la política de Ucrania de cambiarle el nombre a las calles asociadas con Rusia. En represalia, Kabanov propuso cambiar el nombre de la estación de trenes de Kiev en Moscú. Este lo que recibió fue un rechazo a su propuesta. Una de las razones es que los nombres no eran nombres extranjeros sino nombres rusos y la propia Kiev era la madre de todas las ciudades rusas.
El artículo de Kamakin puede leerse a continuación:[1]
«Muy posiblemente, nadie le ha descrito aún a ningún representante del liderazgo del partido Liberal Democrático en Rusia (de ahora en adelante de denominará, LDPR) con palabras tan insultantes». Kirill Kabanov, miembro del Consejo presidencial para la sociedad civil y los derechos humanos, comentando sobre la propuesta de Vasili Vlasov, primer vicepresidente de la facción LDPR en la Duma, para cambiar el nombre de la estación de trenes de Moscú Kyievsky, dijo lo siguiente: «Tales propuestas nos colocan a la par con estas amargadas criaturas humanoides con el cerebro lavado. Es aún mucho más ofensivo que Kabanov se encuentre muy lejos de sentirse solo en esta evaluación.
«‘Tontamente y poco optimista’, escribió el colega de Vlasov, el delegado de la Duma estatal del partido CPRF Mikhail Matveev en su canal en la aplicación Telegram, ‘Es la suerte de gente con complejos psicológicos nacionales cambiarle el nombre a todo para vengarse de su vecino. Los rusos, por otro lado, son una gran nación y no se ven afectados por ello. Todos los nombres ‘ucranianos’ es decir, los que están asociados a Ucrania deben permanecer, incluyendo el de ‘tarta de Kiev’ y ‘tarta de pollo de Kiev’ (para no mencionar los nombres de la estación de trenes y de las calles). Estos no son nombres extranjeros, son nuestros nombres porque Kiev es la madre de las ciudades rusas’.
«La estación de trenes Kyivsky (en Moscú) no debería cambiar de nombre, porque la palabra «Kyivsky» se refiere a una ruta directa a Kiev», idea secundada por la delegada del partido Rusia Unida María Butina. Tatiana Pop, una activista social ruso-ucraniana le reprocha al autor de la iniciativa en una entrevista con el diario Izvestia:
“’La cultura del cancelar es un fenómeno poco característico del mundo multinacional ruso que respeta las culturas de todos los pueblos que habitan en Rusia'».
«Aclaremos que el delegado del LDPR justificó su propuesta a través de las acciones realizadas por la parte ucraniana. ‘Como respuesta a las acciones de las autoridades ucranianas de cambiar el nombre a la avenida Moscú en Kiev, yo creo que es necesario deliberar sobre la posibilidad de restaurar el nombre histórico de la estación de trenes de Briansk a la estación de trenes Kyivsky’, dijo Vasily Vlasov en una entrevista realizada con la revista Podyem.
«La apelación oficial adecuada ante este efecto ha sido presentada por el delegado a la alcaldía de la capital. El diputado sugiere a las autoridades de Moscú que dejen este tema a juicio de los propios residentes de Moscú, es decir, realizar una votación a través del organismo ‘Ciudadano Activo’ Al momento de escribir este artículo, las autoridades de Moscú no han reaccionado, pero inclusive sin eso, está claro que la idea de Vlasov, por decirlo suavemente, posee una minúscula posibilidad de ser implementada.
«Bueno, es, a menos que presten atención a los argumentos de Sergei Mironov. Sergei Mikhailovich (Mironov) es hasta ahora la única figura pública que no se ha pronunciado categóricamente en contra del cambio de nombre.
«Sin embargo, tampoco apoyó la alternativa de la ‘estación de trenes Briansk’. ‘Como regla general, las estaciones de trenes en las capitales (ciudades principales) del Imperio ruso fueron nombradas según el destino final de los trenes… Yo estoy seguro de que concluiremos victoriosamente la Operación Militar Especial… Si existe fuerte necesidad de cambiarle el nombre, llamemos a la estación de trenes de Kyivsky, la estación de trenes Odessky (en honor a Odessa), o incluso al ferrocarril de Kishinevsky (refiriéndose a la estación en la capital de Moldavia, Chi?inau)’.
«Puede haber algo de lógica en el enfoque de Mirnov. Sin embargo, en este caso también, no se debería apresurar el cambio de nombre. Primeramente, si uno se apresura, sin darse cuenta pudiera revelar nuestros planes ‘estratégicos’ y segundo, pudiera maldecir las buenas noticias por venir. ‘No alardeen cuando se dirigen a la batalla, alardeen cuando se marchen de la batalla’, advierte un conocido proverbio.
“A los argumentos antes mencionados en contra de esta iniciativa, también debe agregarse la falta de una característica tipo ‘espejo’. El cambio de nombre de las calles debería, en todo caso, responderse cambiándole el nombre a las calles, aunque la dificultad de esta tarea puede haber impedido a los diputados hacerlo.
«Sea como fuere, solo existe una estación de trenes de Kiev en Rusia, pero existen muchas calles, plazas y callejuelas en Kiev. En Moscú, como referencia, existen la calle Kyivskaya, la autopista Kiev, la plaza de la estación de trenes de Kiev y varios carriles de Kiev. Y luego están las calles Poltavskaya, Sumskaya, Kharkovskaya, Kirovogradskaya…
“Bajo tutela de la lógica del mismo delegado, ¿deberían borrarse también del mapa todos estos nombres? ¿Qué otra conclusión pudiera haber? El principio enunciado es estricto y no tolera dobles discursos. Ojo por ojo, estación de trenes por estación de trenes, calle por calle (bien, o estación por calle, da igual). Técnicamente hablando es bastante factible. Pero existe la necesidad de entender que es imposible ganar en semejante ‘querella’. Una victoria imaginaria en realidad significaría una admisión de derrota, un alarde de alguien que ‘regresa de la guerra’ (sin embargo, la frase del refrán en la versión no tiene justificación alguna)».
[1] Mk.ru, 25 de julio, 2022.