La burocracia rusa, con la excepción del ex-presidente Dmitry Medvedev, ignoró en su mayoría la visita del presidente estadounidense Joe Biden a Kiev. Medvedev, quien actualmente se desempeña como vicepresidente del Consejo de Seguridad de Rusia, atacó salvajemente la reunión entre el «viejo» Biden y los «neonazis» que gobiernan Ucrania. Según él, la pura verdad es que los ucranianos votaron con los pies y se fueron de Ucrania por millones.[1] También hubo informes de que la visita de Biden había sido aprobada con Rusia. Todo esto, según el columnista del diario ruso Kommersant Dmitry Drize, dejó a los rusos con la sensación de que todo, incluyendo la visita, estaba en manos de Rusia.[2]
La principal división fue sobre las motivaciones de la visita. Algunos comentaristas vieron la visita como un truco publicitario de relaciones públicas del «cowboy Biden» o un intento por adelantarse a las críticas republicanas de la administración sobre la política de Ucrania. Otros vieron la visita como un símbolo de que estamos entrando en un juego final en Ucrania y la visita transmitió un sentido de urgencia.
La encuesta de MEMRI sobre los comentarios por la visita de Biden a Ucrania puede leerse a continuación:
Consentimiento ruso
Muchos comentaristas enfatizaron el conocimiento previo de Rusia ante la visita. El tono adoptado fue que Rusia sabía sobre la visita y actuó con responsabilidad y decoro, a diferencia de sus adversarios. Yury Shvytkin, vicepresidente del Comité de Defensa de la Duma, especuló que la visita de Biden fue autorizada con Rusia para evitar un incidente peligroso.
«Las autoridades rusas pudieran haber sido notificadas a través de canales políticos y diplomáticos, esta información pudiera haber sido transmitida legalmente. Y existen conceptos de que el funcionario de más alto rango de cualquier estado, para su información, no está sujeto a ser eliminado, así que, los funcionarios responsables tenían consigo dicha información, de eso no tengo la menor duda.[3]
Dado que Shvytkin creía que Biden había recibido lo que efectivamente equivalía a un salvoconducto de Rusia, los informes de que Biden había llegado a Kiev con el acompañamiento de una sirena antiaérea tenían la intención de dramatizar la visita, ya que no existía una amenaza real para Biden.[4]
El general de división retirado del Servicio de seguridad federal (FSB) Alexander Mikhailov, miembro del Consejo de política exterior y de defensa de Rusia, afirmó que al elegir la Catedral de San Miguel, un lugar elegido por los estadounidenses para la reunión con Zelensky, también tuvo en cuenta la valentía rusa. A diferencia de los ucranianos que bombardearon iglesias en Donbas, Rusia nunca atacaría un monasterio en funcionamiento.[5] Otra teoría sobre el uso del monasterio fue que era una forma simbólica de molestar a Rusia. El monasterio está dirigido por la iglesia ortodoxa ucraniana que se separó del patriarcado ruso y la iglesia rusa ve a la ucraniana de separatista e ilegítima.[6]
Sobolev indignado al ver a Biden «caminando por nuestras ciudades»
El teniente general Viktor Sobolev (retirado), miembro del Comité de Defensa de la Duma, se indignó porque Rusia autorizó la visita del presidente estadounidense Joe Biden a Kiev.
«¿Cómo es que y por qué este camina libremente en nuestros pueblos y ciudades?» Se preguntó Sobolev. La visita de Biden se produjo en un momento en que los drones ucranianos atacaban las instalaciones estratégicas rusas y Rusia trataba el tema como si «todo estuviese muy bien».
Rusia no se benefició de su generosidad y la visita acentuó aún más la necesidad de atacar los «centros de toma de decisiones» ucranianos para desalentar por completo tales visitas por parte de los líderes occidentales.[7]
Lukyanov: Una acción audaz que indica que hemos llegado a una etapa decisiva en el conflicto
Fyodor Lukyanov, presidente del Presidium del consejo de política exterior y de defensa y editor en jefe de la revista «Russia in Global Affairs«, rindió homenaje a Biden a regañadientes: «Tenemos que admitir que este es un paso muy audaz, un gesto de apoyo a Ucrania, un gesto de auto-confianza.
«Lo principal es que la administración Biden ahora tiene prisa por brindar máxima asistencia y hacer que Ucrania aproveche al máximo, por temor a que una dilación excesiva pueda afectar la determinación del Congreso estadounidense y de los aliados europeos de Estados Unidos y el apoyo ilimitado a Ucrania. La etapa actual parece ser la que ambas partes y sus partidarios la consideran decisiva». La visita en sí eclipsó los esperados comentarios de Biden.[8]
El analista político del diario Kommersant Dmitry Drize coincidió con Lukyanov en que ambas partes piensan que la guerra ha entrado en su etapa decisiva:
«[…] Estados Unidos y todo el Occidente colectivo realmente desean poner fin al conflicto este año. Y tienen la intención de actuar con la mayor dureza posible. Sin embargo, los compromisos también son aceptables. China también tiene que decir lo suyo – este está preparando también un mensaje para el mundo. Así lo vemos, utilizando el idioma oficial y la intensificación de esfuerzos internacionales en muchas áreas. Incluso se puede decir que las cosas se están moviendo gradualmente hacia un desenlace. Por esta razón, el precio de cualquier error aumenta muchas veces y cada error puede ser excesivamente costoso».[9]
Tanto Drize como el politólogo y columnista Georgy Bovt creen que la visita se produjo antes del discurso de Putin del 21 de febrero del 2023 ante la Asamblea Federal. Drize comentó lo siguiente:
“La Conferencia de seguridad en Múnich fue, de hecho, un calentamiento y la verdadera acción fue planeada en Polonia. Allí, Joe Biden también dará el discurso principal.
«Al mismo tiempo, sin visitar a Vladimir Zelensky, es decir, el personaje principal en Kiev, el efecto, por supuesto, no es el mismo. ¿Cómo se puede hablar de Ucrania sin Ucrania? Además, es bastante lógico dar el paso antes de que el presidente de Rusia pronuncie su mensaje a la Asamblea Federal y luego, habiendo recibido una reacción de Putin, de responder a ello en Varsovia.
“En otras palabras, esto es solo el comienzo de un gran juego político, cuyo final aún no está del todo claro”.[10]
En una entrevista, Georgy Bovt básicamente estuvo de acuerdo:
«En general, fue un gesto simbólico. Esto está diseñado, entre otras cosas, como prefacio del discurso de Putin ante la Asamblea Federal. Será una especie de intercambio de gestos en relaciones públicas por parte de los estadounidenses y una reiteración de las duras declaraciones que se hicieron en la Conferencia de seguridad de Múnich (que terminó recientemente)».
- ¿Cómo pudiera responder Moscú?
“Deberíamos escuchar el discurso de Vladimir Putin mañana, probablemente habrá referencias a las declaraciones que se hicieron en Múnich (declaraciones muy duras por parte de ciertas personas) y Putin seguramente reaccionará al viaje de Biden. Bueno, no directamente, probablemente, pero en el tono, en las valoraciones y en el esbozo de las perspectivas de la Operación militar especial si habrá alguna reacción”.[11]
Mientras tanto, el secretario de prensa de Putin Dmitry Peskov, negó que la visita de Biden tuviese algún impacto en el discurso de Putin.[12]
Relaciones públicas y campañas electorales detrás de la visita de Biden
Otros comentaristas fueron menos dramáticos en sus evaluaciones y algunos fueron francamente despectivos. Alexander Mikhailov cree que Biden vino a Kiev a demostrar que era un tipo duro y a solicitar ayuda militar para Ucrania que mantendrá ocupados a los fabricantes estadounidenses:
«Hay algunas cosas. Primero, este quería demostrarles a todos sus seguidores y detractores de que él es un verdadero vaquero, que no le teme a nada. Siempre aparece donde pudiera haber peligro. Lo segundo: era importante que demostrara, incluso a los políticos occidentales, que venía con un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por valor de 500 millones de dólares, instándolos así a seguir el ejemplo de Estados Unidos y también a invertir en Ucrania.
“Para Biden, es una situación en la que todos ganan. El dinero de la ayuda se está utilizando para adquirir participaciones en los bancos estadounidenses. Se están suministrando equipos, armas y municiones y la administración estadounidense les paga a sus fabricantes por todo esto… Para Biden, esta visita es una acción electoral más”.[13]
Si bien el cinismo de Mikhailov probablemente refleja la opinión del FSB, a este se le unieron algunos comentaristas académicos en su evaluación. Victoria Zhuravleva, investigadora sénior del Instituto de economía mundial y relaciones internacionales (IMEMO/siglas en inglés), aunque advirtió en contra de atribuir la visita en su totalidad a las esferas en relaciones públicas, mencionó el aspecto político de la visita. Ella cree que Biden claramente buscaba adelantarse a las críticas republicanas:
“Por supuesto, esta acción es un intento de Biden por influir su rateo en los Estados Unidos: este está tratando de apoyar la agenda ucraniana para mostrar algo de resultados, ya que es obvio que en vísperas de la contienda electoral, los republicanos lo criticarán activamente. La administración Biden desea lograr algunos indicadores baratos, que puedan usarse para demostrar que el torrente constante dinero asignado y las armas suministradas a Kiev, proveen algún resultado”.
Biden también desea demostrar que está monitoreando el apoyo financiero a Kiev. “Biden quiere demostrar que no solo está arrojando dinero, sino también exigiéndole (a las autoridades ucranianas). Puede que se hable de la lucha contra la corrupción o cosas similares que mostrarían que la administración Biden controla el proceso”.[14]
Según Andrey Kortunov, director general del Consejo ruso de asuntos internacionales (CRAI), la visita fue principalmente de «importancia política y psicológica». Biden le levantó el ánimo de los líderes ucranianos y demostró la firmeza del apoyo y la solidaridad estadounidense con Ucrania. La visita combinó un favor al presidente Zelensky con «quizás uno de los primeros pasos en la campaña electoral de Biden. En términos prácticos, no creo que la visita fundamentalmente, haya cambiado absolutamente nada».
Incluso el paquete de ayuda de medio billón de dólares anunciado por Biden no fue un cambio de juego según Kortunov, dado el largo tiempo de espera entre la decisión política y las fechas reales de entrega de armas “ya que dependen, entre otras cosas, de la solución de los problemas de transporte y logística, de decisiones financieras y administrativas y del entrenamiento al personal”.[15]
Los comentaristas rusos difirieron en su evaluación de un párrafo particular del discurso de Biden en Kiev: «Sabemos que habrá días, semanas y años muy difíciles por delante. Pero el objetivo de Rusia era borrar a Ucrania del mapa. La guerra de conquista de Putin no llega al rendimiento mínimo requerido».[16]
Para Timofey Bordachev, director de programas del grupo de expertos Valdai Discussion Club, este párrafo fue para evadir responsabilidades: «Biden parece haber decidido ir a lo seguro hablando sobre las difíciles semanas y años que le esperan a Ucrania. Este comprende que la crisis de Ucrania puede que no se resuelva antes del final de su presidencia. Además, el líder estadounidense ha demostrado que no tiene intención de asumir ninguna responsabilidad personal por los acontecimientos que se desarrollan en Ucrania». Bordachev argumentó que esto representaba un reconocimiento a la opinión rusa:
«Cabe señalar que Rusia ha reconocido repetidamente que el conflicto en Ucrania no puede resolverse rápidamente. Es cierto que Moscú y Washington tienen una comprensión totalmente diferente de las metas y objetivos de este proceso».
La conclusión es que la visita fue pura publicidad. «Con todo, esta visita sirvió como una especie de performance para los estadounidenses y los europeos».[17]
El politólogo Dmitry Drobnitsky tiene una visión diferente y más caritativa sobre la plática de Biden ante los años difíciles que se avecinan. Según Drobnitsky, “Biden trató de bajar el nivel de preocupación entre europeos y estadounidenses respecto a una escalada agravada del conflicto ucraniano y el riesgo de que ocurra una tercera guerra mundial”. Si hubiese querido animar a los ucranianos, este hubiese hablado de una victoria inminente. En cambio, habló de una larga lucha. Las conversaciones sobre días, semanas y años difíciles también iban dirigidas a los aliados de Estados Unidos y tenían la intención de transmitir que «existe una guerra larga por delante y que la democracia es bastante costosa».[18]
[1] Rbc.ru, 20 de febrero, 2023.
[2] Kommersnat.ru, 20 de febrero, 2023.
[3] MK.ru. 20 de febrero, 2023.
[4] Bfm.ru, 20 de febrero, 2023
[5] Mk.ru, 20 de febrero, 2023.
[6] Vz.ru, 20 de febrero, 2023.
[7] MK.ru. 20 de febrero, 2023.
[8] Bfm.ru, 20 de febrero, 2023.
[9] Kommersant.ru, 20 de febrero, 2023.
[10] Kommersant.ru, 20 de febrero, 2023.
[11] Bfm.ru, 20 de febrero, 2023
[12] Fotanka.ru, 21 de febrero, 2023.
[13] Mk.ru, 20 de febrero, 2023.
[14] Rbc.ru, 20 de febrero, 2023.
[15] Rbc.ru, 20 de febrero, 2023.
[16] Whitehouse.gov, 20 de febrero, 2023.
[17] Vz.ru, 20 de febrero, 2023.
[18] Vz.ru, 20 de febrero, 2023.