El siguiente informe es cortesía del Proyecto Supervisión a la Amenaza Terrorista y Jihad en MEMRI (PSATJ). Para información sobre el cómo suscribirse al PSATJ, haga clic aquí.

En una reciente entrevista televisiva, la ex celebridad saudita en Internet Suleiman Al-Subaie, conocido como «Sambateek», relata cómo se involucró en el jihad en Siria luego que su hermano fue asesinado allí. Después de varios meses en Siria, se entregó a las autoridades saudíes. Dijo en la entrevista con el Canal 1 de televisión de que se había desilusionado cuando vio que las facciones jihadistas combatían entre sí, en lugar de luchar contra el régimen.

Lo siguiente son extractos de la entrevista, transmitida el 5 de marzo, 2014.

Haga clic aquí para ver este video en MEMRI TV:
http://www.memritv.org/clip/en/0/0/0/0/0/0/4175.htm

Suleiman Al-Subaie «Sambateek«: «El período luego de la liberación de mi hermano Abd Al-Aziz de prisión fue bastante normal. Yo era muy joven cuando fui enviado a la cárcel, y también él. Tenía 18 o 19 años. Después de seis años, las cosas eran diferentes. El hermano que tuve no podía realmente volver. […]

«De repente, recibimos el mensaje de que se había ido a Siria. Era casi imposible que se fuera, porque no tenía pasaporte y se le prohibió salir del país. Pero luego de establecer contacto con él, nos dimos cuenta de que era verdad. Nos dijo que había utilizado mi pasaporte. […]

«Luego vino la imagen de mi hermano muerto.

«Yo no pensaba que iría a Siria para ese momento, porque no tenía pasaporte, y para ese entonces se me prohibió salir del país. Pero un día conducía el auto de un miembro de la familia, y mientras buscaba un cargador de teléfono celular, abrí la guantera y encontré un pasaporte allí. […]

«Me encontré fuertemente influenciado por la muerte de mi hermano. Lo único que me importaba era ir a Siria y seguir los pasos de mi hermano. […]

«Cuando llegué a Turquía, empecé a centrarme en cómo entrar en Siria. Me comuniqué con uno de mis conocidos en Twitter, y le dije que estaba en Turquía y quería entrar en Siria. Me dijo: «Un traficante sirio te contactará en un plazo de 10 a 15 minutos. Ustedes harán los arreglos, y te llevará a Siria.

«Efectivamente, después de 15 a 20 minutos, recibí una llamada de este traficante sirio. Me preguntó dónde estaba, y le dije que estaba en el aeropuerto de Estambul. Me dijo que viajara a Gaziantep, y me estaría esperando allí. Cuando llegué a Gaziantep, el contrabandista estaba allí, y cruzamos la frontera hacia Siria.

«Yo no tenía conocimiento previo acerca de las facciones islámicas y de otras que combaten en Siria. Yo sólo había oído hablar de Jabhat Al-Nusra y del Ejército de Liberación de Siria [ELS]. Yo no sabía que el ELS está dividido en muchas facciones. Así que llegue a Siria sin ningún historial, y esperando unirme a Jabhat Al-Nusra. Pero nadie me preguntó nada. Me dijeron que estaba con el EIIS, siendo este el mismo que Jabhat Al-Nusra. No me importó. Tenía una meta y no me importaba si me unía a una organización o a otra. Así que me uní al EIIS. La mayoría de los líderes eran ciudadanos iraquíes y sirios.

«Cuando llegué a la ‘casa de huéspedes’, se me acercó uno de los líderes religiosos allí. Sabía que yo era Sambateek, el hermano de ‘Abd Al-Hakim Al-Muahid’.

«Para ese momento, mi cuenta [Twitter] estaba creciendo. Después de haber descansado, me aparto y me preguntó si tenía alguna experiencia en asuntos religiosos. Le dije que no tenía tal experiencia o conocimiento. Me preguntó si yo había venido a emprender el jihad por la causa de Alá, y le dije que sí. Así que me dijo que dejara usar mi cuenta de Twitter para el jihad por la causa de Alá. Le pregunté cómo, y me dijo que ya que yo no tenía conocimiento religioso, podrían usar mi cuenta para dar a conocer lo que estaba sucediendo en el frente sirio. Al principio, esto parecía normal para mí, y dije: ‘No hay problema’ […]

«Al principio, alentaron a los jóvenes a venir a Siria. Luego comenzaron a hablar en contra de algunos clérigos saudíes, y luego en contra de los gobernantes. […]

«Una vez, utilizaron mi cuenta para anunciar una campaña de recaudación de fondos. Esta campaña fue atribuida a mí y a otra persona, a pesar de estar en el medio de una batalla, cuando anunciaron esa campaña. Fui herido en esa batalla. No tenía nada que ver con esa recaudación de fondos. […]

«La gente allí tenían edades de 20-35. La mayoría de ellos eran de 20-25, pero algunos eran más jóvenes, de 15-20 años de edad. Me pareció extraño el cómo se las arreglaron para emprender el [jihad] a tal edad.

«Todos los saudíes tuvieron el papel de combatientes. Siempre estuvieron en primera línea. Los saudíes que fueron a Siria – tenían cada uno sus propias razones. Todo lo que querían era combatir […]

«Al principio, todos nos concentramos en cómo defenderse del régimen, y poner fin a la injusticia y las masacres que sufre el pueblo sirio. Pero entonces todas las discusiones tomaron una dirección diferente. Recientemente, todas las facciones han comenzado a acusarse unos a otros de herejía. Cada facción acusa al otro de herejía con el fin de combatir contra este.

«El takfir también iba dirigido fuera de Siria: Acusaron a los gobernantes saudíes, a algunos clérigos y gobernantes de otros países de herejía. Este takfir fue generalizado. Fue mayormente los tunecinos que estuvieron involucrados en el takfir, aunque personalmente, dudo que tuvieran tal conocimiento religioso extenso.

«Luego de un tiempo, hubo otro acontecimiento. La organización EIIS y Jabhat Al-Nusra comenzaron a luchar entre ellos. También hubo enfrentamientos entre si y las otras facciones. Lo más preocupante es que sauditas combatían a sauditas, aunque, si se le pregunta a ellos, todos le dirán que vinieron a combatir contra el régimen. […]

«Recientemente, no ha habido nada que pueda llamarse jihad. Todos los combates tienen lugar entre las facciones. El régimen solía ser el único objetivo, pero ahora no hay combates contra este. Todas las facciones combaten entre sí.

«Le aconsejo a los jóvenes allí que se vayan, si pueden. […]

«En cuanto a los jóvenes aquí, les aconsejo no ir a Siria. Las cosas no son lo que parecen». […]