En un momento en que los medios de comunicación críticos ante la guerra en Ucrania están o cesando temporalmente sus actividades tal como lo hizo el diario Novaya Gazeta o están siendo cerrados como le tocó a Eco de Moscú, el ampliamente leído bloguero Anatoly Nesmiyan, también conocido como El-Murid, parece pedir el no pensar negativamente, a menos que, cree él que los blogueros estarán exentos por el régimen de proveer algún tipo de válvula de seguridad. En la publicación del blog a continuación, este presenta una analogía entre los principales líderes del Kremlin y Adolf Hitler en su búnker mientras las fuerzas aliadas se acercaban a este. La única declaración de responsabilidad es el titular del publicado «analogías imprecisas». Rusia, predice Nesmiyan, será derrotada en la guerra y el actual liderazgo ruso será desmantelado.
En la evaluación que hace Nesmiyan, Joe Biden, lejos de ser el líder indeciso, cuya debilidad animó a Putin a invadir Ucrania, emerge como un Maquiavelo de los últimos tiempos, quien cuidadosamente atrajo al liderazgo ruso hacia una trampa fatal. Estados Unidos impone toda su carga militar sobre Ucrania y la carga económica y política sobre los europeos, prometiéndoles compensación en forma de reparaciones rusas. La publicación del blog de Nesmiyan puede leerse a continuación:[1]
«A mi manera de ver, tratar de medir las intenciones del Kremlin en la casi abierta batalla en curso con Occidente de una manera racional es prácticamente inútil y no tiene ningún sentido. Las dictaduras poseen el rasgo inherente de negarse a percibir la realidad. Hitler, incluso mientras se le ve sentado y atrapado en el búnker, continuó esperando no solo algún tipo de punto de quiebre en la guerra, sino incluso la victoria en esta. Yo sospecho que los principales líderes del Kremlin no se han alejado demasiado de él en este sentido. Por lo tanto, donde cualquier persona normal que piensa racionalmente, estabilizará simplemente las pérdidas y dibujara una línea debajo de su fracaso, tales personas continúan acumulando cada vez más soluciones nuevas que conducen hacia un colapso acelerado.
«La situación actual nos recuerda los últimos días del Tercer Reich, precisamente en términos de una evaluación completamente inadecuada de lo que en realidad está sucediendo. Las analogías históricas, por supuesto, son sui generis y no vale la pena aplicarlas una a una, pero también es útil compararlas con eventos históricos existentes. Después de todo, la psicología humana cambia poco en diferentes períodos históricos y esto se aplica aún más a la psicología de los déspotas, incluso con distintos trastornos de personalidad.
«¿Qué significa esto en términos prácticos? El hecho de que el Kremlin se comporta de manera extremadamente predecible y en política esto es una característica muy útil para el enemigo. Lo principal es mantener a un enemigo predecible en el pasillo y no dejarlo salir de allí». Él mismo hará el resto.
“Uno puede recordar el cómo Biden, de manera clara y cautelosa, llevó a Putin a la decisión del 24 de febrero a lanzar la invasión, literalmente temeroso de asustar a Putin. Y de la misma manera, este ahora hace todo lo posible para que le sea imposible a Putin salirse del conflicto – o el precio de dicha salida será inaceptable para Biden, (o más bien, para aquellos grupos que él representa, tanto nacionales como a nivel global), existen dos niveles de lucha: al nivel militar, Ucrania debería cargar con todo el peso, desangrando los recursos de poder del Kremlin, mientras que a nivel político y económico, Europa tendrá que pagar por todo. Al mismo tiempo, tanto a Ucrania como a Europa, Estados Unidos les ha prometido asistencia continua en sus bolsillos y a futuro, tras la victoria sobre el Kremlin, este promete participar en las reparaciones, que al menos compensarán los costos actuales que deja tras de sí la guerra.
«Solo por esta razón, no tiene sentido medir las pérdidas de Europa y Ucrania en términos de pérdidas actuales: estas pérdidas muy claramente cuentan con una compensación posterior, aunque Estados Unidos, por supuesto, sigue siendo socio. Pero la esencia sigue siendo la misma: El Kremlin y sus oponentes difieren mucho en su horizonte de planificación, lo cual es bastante lógico: Hitler sentado en un búnker en los meses de marzo-abril del año 1945 apenas pensó en el orden mundial de la posguerra, simplemente no tenía tiempo. Pero sus oponentes comenzaron planeando este mundo futuro en Teherán [1943], luego en Yalta, bien y estableció los marcos del nuevo orden mundial ya en Potsdam. Ahora la situación es estructuralmente diferente: pero el nuevo orden mundial definitivamente será creado no solo con la participación de los estados nacionales, sino también con la participación de las estructuras corporativas y la burocracia internacional, que implementa las decisiones consensuadas provenientes de las élites globales, desarrolladas tanto en los foros de la industria como también en la plataforma global común tal como Davos. Por lo tanto, el nuevo mundo será más complejo en términos de formalizar sus disposiciones e instituciones básicas.
«Solo por esta premisa, la victoria del Kremlin en esta lucha parece no solo dudosa, sino incluso imposible: toda la nobleza rusa simplemente es eliminada del registro, no participará en la formulación de ningún acuerdo. Lo más probable es que, siguiendo los resultados de la actual guerra, simplemente será desmantelada y la nueva élite rusa firmará todos los documentos como el bando perdedor en la guerra. Creo que a Navalny se le mantiene para realizar este papel, pero tal vez la trama sea algo diferente.
«En cualquier caso, los objetivos de Occidente parecen bastante racionales y el resultado para el Kremlin en esta lucha es demasiado predecible. Por supuesto, uno puede jugar mentalmente y tratar de contrarrestar con algo irracional. Pero al final, siempre existen ordenanzas alrededor de cualquier persona violenta, quienes lo envolverán como de costumbre y lo harán regresar a un espacio aislado».
[1] El-murid.livejournal.com, 28 de marzo, 2022.