El 7 de abril del 2007, una adolescente de origen kurdo llamada Du’a Al-Aswad fue apedreada hasta morir por una turba que la linchó en Irak, porque había violado el honor de su familia. Un video del apedreamiento, filmado por los propios participantes usando sus teléfonos celulares, fue publicado en http://leilamagazine17.blogspot.com/2008/02/blog-post_6785.html.
Un año después del apedreamiento, la reformista saudita de derechos humanos Wajeha Al-Huweidar escribió un acertado artículo en donde criticó severamente el carácter sexista de la cultura árabe y particularmente el fenómeno de las «muertes por honor».
Lo siguiente son extractos de su artículo, que apareció en el portal reformista www.aafaq.org.
«Toda esta parte del mundo [está llena de] hombres derrotados y abatidos, cuya única manera de sentirse victoriosos es golpeando a las mujeres hasta morir»
El pasado abril, una muchacha iraquí de 17 años llamada Du’a Khalil Al-Aswad se enamoró de un muchacho de una secta [religiosa] diferente. Por este acto, violó el ‘honor’ de los hombres en su secta, causando que se enfadaran con la [furia] del fuego del infierno. Sus [egos] masculinos se inflaron como tumores cancerosos, y sus mentes se encerraron en la locura primitiva del ‘honor’.
«Se llenaron de una locura inquieta, y para aliviar su angustia, se apresuraron a sentenciar a la pobre Du’a a muerte, y luego decidieron llevar a cabo su sentencia en la forma más horripilante posible, e.d., por apedreamiento público. La mataron con la mayor crueldad y depravación.
«Du’a Al-Aswad es una víctima de la salvaje locura masculina llamada ‘honor’. Este concepto prevalece a lo largo del Medio Oriente Mayor [Al-Sharq Al-AwsatAl-Kabir], o quizás debería decir el Asqueroso Oriente Mayor [Al-Sharq Al-AwsakhAl-Kabir], ya que es digno que se le llame así desde esta perspectiva – en particular [en lo que se refiere al] tratamiento de las mujeres. Desde Pakistán y Afganistán a través de Irán, el Medio Oriente, y hasta Marruecos, toda esta parte del mundo [está lleno de] hombres abatidos y derrotados cuya única manera de ganar algún tipo de victoria es pegándole a sus mujeres hasta la muerte.
«Los depravados que participaron en el apedreamiento de Du’a – todos ellos [culpables de] asesinato premeditado y deliberado – fueron educados en creer que las vidas de sus mujeres son para que ellos las controlen. Por eso compitieron entre si para apedrear a Du’a, y lucharon para filmarla mientras exhalaba sus últimas respiraciones. Estos hombres horribles conspiraron para matar a una joven que no había cometido ningún crimen ni hirió a nadie. Cada uno de ellos levantó una roca y se la lanzó. [Sintiéndose] orgullosos y gloriosos, aplastaron a golpes la cabeza de esta joven [muchacha], y su sangre se concentró en el suelo mientras yacía muerta allí…
«Pero matarla no fue suficiente para ellos. Después de que muriera, mutilaron su joven cuerpo, dándole puntapiés y amontonando más piedras sobre ella. Luego vociferaron a gritos ‘Allah akbar’, y ‘no hay ningún dios sino Alá’ como si hubiesen ganado una batalla estratégica.
«Ninguno de ellos sintió piedad por ella, ninguno de ellos levantó un dedo para ayudarla, y ninguno de ellos [trató incluso de] hablar en su defensa. Eran como las piedras que le lanzaron – congelados y desprovistos de toda compasión».
En el Medio Oriente, la vida de una mujer vale menos que la de un animal
«Si Du’a hubiera sido un animal, alguien habría [probablemente] notado e intentado rescatarla de estos inhumanos. Pero era una mujer, y en el Asqueroso Oriente Mayor, la vida de una mujer vale menos que la vida de un animal.
«Según las normas de Oriente, [el concepto del] ‘honor’ se relaciona sólo a la conducta de las mujeres. Las mujeres se han vuelto presa fácil para los hombres, que las asesinan para restaurar su amenazado sentido de honor.
«Du’a es una víctima de ambos hombres y mujeres – ella es una víctima de toda su sociedad. En una región que fomenta la hostilidad de sus hombres hasta que se vuelve un demonio rabioso, [los hombres llegan a] sentir que las mujeres en su familia son de su propiedad, para ser tratadas de la forma en que ellos quieran.
«[Esta mentalidad es común entre todo los hombres del Medio Oriente] – musulmanes y no-musulmanes, árabe y no-árabe, rico y pobre, educado e ignorante, grande y pequeño, aquellos que viven en Occidente y aquéllos que han permanecido en sus patrias – mientras hayan sido educados en esta región… eso se resuelve con la enfermedad del ‘honor’, o es originario del [Medio Oriente]. [Todos estos hombres] tiene el potencial para convertirse en bestias rabiosas, especialmente si fueron criados [para creer que] el cuerpo de una mujer y [su conducta] en su vida privada afecta [directamente] su honor y el honor de su familia, clan, nación, secta y todos sus antepasados a lo largo de las eras.
«Todos aquéllos que creen que el honor [reside] en el cuerpo de la mujer son asesinos potenciales, y algún día [pueden] asesinar a una mujer cuando su falso sentido de honor sea despertado. Todos aquéllos que están de acuerdo que un hombre tiene el derecho de asesinar a una mujer, o causarle daño físico [por la causa de conservar] su honor, son asesinos potenciales».
Las mujeres del Medio Oriente crían a sus propios verdugos
«Aquéllos que creen que los hombres tienen más derechos que las mujeres, y crían a sus hijos para creer lo mismo, está criando [más] hombres que matarán a otra Du’a en algún otro lugar. Todos aquéllos que creen que tienen el derecho de golpear a una mujer para ‘educarla’ o ‘corregir sus maneras’ pudieran estar involucrados en el asesinato o en hacerle daño a una mujer.
«Cualquier legislador que pasa una ley que trata indulgentemente con las ‘muertes por honor’ es tan culpable como aquéllos que activamente participaron en el asesinato de sus víctimas – [tan culpables como] los asesinos que tienen la sangre de Du’a y de otras mujeres en sus manos.
«Todos los gobiernos que discriminan entre hombres y mujeres en derechos y deberes que albergan a los perpetradores de las ‘muertes por honor’, y que les dan a los hombres un control parcial o completo sobre la vida de las mujeres… colaboran con los perpetradores de estos despreciables crímenes…
«En el aniversario de la muerte de la inocente muchacha iraquí Du’a Khalil Al-Aswad, asesinada a sangre fría y en la odiosa ferocidad masculina delante de testigos, yo le digo a las mujeres del Asqueroso Oriente Este Mayor: ‘Bien por ustedes por poder criar a las bestias que se deleitan en hacerles daño y en derramar su sangre y la sangre de sus hijas’. [Y] bien por los países y gobiernos que atribuyen más importancia a las vidas de los animales que a sus vidas y a las vidas de sus hijas.
«Bien por ustedes por defender a sus bestias y apoyarlos en los [asuntos] políticos. Bien por ustedes por apoyar sus movimientos fracasados y sus guerras, y su pensando hostil que [les] permite humillarlas y golpearlas.
«Bien por ustedes por crear a sus propios verdugos, y por apoyarlos y ayudarlos. Ustedes saben muy bien que muchos de ellos los consideran a ustedes seres sin valor que existen [solamente] para su placer.
«Bien por ustedes por [tolerar] a estos inhumanos, muchos de quienes anhelan beber su sangre y la sangre de sus hijas siempre que los tambores de la venganza y el ‘honor’ comiencen a sonar en sus podridos y petrificados cerebros».