El 24 de septiembre del 2006, el diario de Londres Al-Hayat publicó una entrevista con la galardonada del Premio Nóbel de la Paz Shirin Ebadi, abogada y activista iraní de los derechos humanos. Ebadi sirvió como juez en Irán pero tuvo que dejar su cargo después de la Revolución Islámica debido a la prohibición sobre las jueces mujeres. En la entrevista, ella habla de la batalla por los derechos humanos y los derechos de las mujeres en Irán.
Lo siguiente son extractos: [1]
Después de recibir el Premio Nóbel, fui convocada a la corte tres veces; Mis memorias han sido traducidas en 60 idiomas pero no han sido aprobadas para ser publicadas en Irán
Al-Hayat: «Cómo afectó su vida el Premio Nóbel de la Paz? La ayudó en su batalla legal por promover los derechos humanos en su país, Irán?»
Shirin Ebadi: «… Hasta ahora, [recibir] el galardón no me ha ayudado en mis actividades dentro de Irán. Al contrario, me ha traído muchos problemas. Después de recibirlo, fui convocada a la corte tres veces por oponerme al gobierno. Pero a nivel global, [fuera de Irán], el premio ha extendido mi alcance».
Al-Hayat: «Así que las mujeres en Irán no pueden escuchar lo que usted está diciendo, y todo lo que usted dice va [realmente] dirigido a Occidente…»
Ebadi: «Los canales de [los medios de comunicación] iraníes son instituciones gubernamentales. No [traen] mis declaraciones o [cualquiera] de los informes sobre mí. Afortunadamente, existen varios periódicos iraníes independientes que si publican algunas de mis declaraciones. [Pero] es justo decir que soy mejor conocida fuera de Irán que dentro de esta, debido a la firme vigilancia del [estado]. Por ejemplo, mis memorias que se han traducidas en 60 idiomas, no han sido todavía aprobadas para ser publicadas en Irán».
Al-Hayat: «Sus memorias son tituladas Iraníes y la Libertad: Mi Lucha por la Justicia. [2] Por qué decidió publicarlas ahora?»
Ebadi: «Soy una mujer de clase media. Me dije que escribiendo mis memorias, le puedo demostrar al mundo entero cómo vive la clase media iraní. Mucha gente en Occidente no conoce nada de Irán más allá de lo que leyeron sobre la discriminación [que existe] allí, y piensan que todas las mujeres iraníes están oprimidas y son incultas, y pertenecen a la cocina. Eso no es verdad…»
Al-Hayat: «Su libro vierte luz en las mujeres de clase media en Irán, pero sabemos que el problema prevalece más entre las clases bajas, dónde la ignorancia, la pobreza, y la discriminación están desenfrenadas. Esto es cierto no sólo en Irán sino también en todos los países árabes. ¿Cómo puede esta realidad ser cambiada? Y cuándo nuestras sociedades [musulmanas] tomarán los pasos cruciales hacia la igualdad?»
Ebadi: «La educación de las mujeres garantiza que la sociedad avanzará hacia la plena igualdad. [Otros medios son] el aprobar leyes que no discriminen contra las mujeres. El Dr. [Hassan] Al-Turabi, [por ejemplo], explicó que el Islam [considera] a los hombres y a las mujeres por igual. Él dijo que el testimonio de una mujer en la corte lleva más peso que el de un hombre. Además, la mayoría de los intelectuales iraníes está de acuerdo que es posible alcanzar una mejor interpretación del Islam [para establecer la igualdad entre los hombres y las mujeres]».
«[Emprendiendo] esta lucha es mi propia opción personal, y seguiré el camino hasta su fin»
Al-Hayat: «En entrevistas anteriores, usted habló de… muchachas que están casadas a la edad de 13 años. Es común hoy esta [practica todavía] [en Irán]?»
Ebadi: «Legalmente, todavía es posible para las muchachas casarse a una edad muy temprana, pero estos matrimonios se han vuelto raros, mayormente gracias a la creciente apertura de consciencia. Pero esto no niega la necesidad de revocar la ley que permite [estos matrimonios]. También es necesario cambiar las numerosas leyes discriminatorias pertinentes al precio de la sangre [la compensación pagada a la familia de la víctima en casos de asesinato]. El precio de la sangre [pagado] a una mujer es la mitad del precio [pagado] por la sangre de un hombre. Si hay un accidente [involucrando] a dos vehículos, uno [manejado por] un hombre y el otro por una mujer, la mujer recibirá la mitad de la suma [recibida por el hombre] en daños y perjuicios».
Al-Hayat: «En luz de esta situación legal, quiere usted realmente que sus hijas (Nighar, de 27 años de edad, y Narjis de 24 años) vivan en Irán, o quisiera que vivieran en algún otro país, dónde los derechos de las mujeres se respeten más?»
Ebadi: «Mis hijas son iraníes. Ellas deben crecer en su patria e ir a la universidad en Irán. Luego pueden continuar sus estudios en Canadá, prometiéndome que regresarán a Irán después de completar sus estudios, para que puedan vivir en su patria».
Al-Hayat: «Pero si sus derechos son mejor preservados en algún otro país…»
Ebadi: «Permítame explicar. Yo veo a Irán como mi madre. ¿Si su madre fuera vieja y estuviese enferma, la abandonaría usted en el medio del camino y alegremente se iría a casa a descansar? ¿O le daría usted el sumo cuidado y la curaría? Irán es mi madre patria, y debo hacer todo el esfuerzo para quererla y sanarla».
Al-Hayat: Incluso a costa de su vida?»
Ebadi: «Todos nosotros estamos destinados a morir, y no sabemos cuando llegará nuestro día… [Emprendiendo] esta lucha es mi propia opción personal, y yo seguiré el camino hasta su final».
Al-Hayat: «No teme usted?»
Ebadi: El miedo es un instinto, al igual que el hambre. Uno siente hambre así quiera o no, porque este instinto está más allá de su control consciente. Cuando nos encontramos con la fatalidad… instintivamente tenemos miedo. Seré franca con usted. Me han amenazo, pero he aprendido a través de los años, en el curso de mi trabajo, de impedir que el miedo determine mis acciones o mis creencias, y [el miedo] no me hará vacilar».
Al-Hayat: «Significa esto que usted no piensa, tan pronto sale de su [casa] cada mañana que, ‘hoy podría ser el día?'»
Ebadi: «Yo intento empezar cada día con pensamientos positivos, no negativos… El miedo [sólo] lo paraliza a uno».
Al-Hayat: «En 30 años de continua lucha, ha perdido usted alguna vez bravura?»
Ebadi: «Soy como una nave en el medio del océano. Si no va hacia adelante, se hundirá. Nosotros vamos en la dirección correcta… hacia un sitio seguro… y esto es lo que estoy haciendo: Estoy remando con todas mis fuerzas».
«Islam es una religión como cualquier otra, y tiene diferentes interpretaciones»
Al-Hayat: «Occidente tiene una imagen distorsionada del Islam. Cómo explica usted esta falta de entendimiento?»
Ebadi: «Los gobiernos islámicos no-democráticos usan el Islam… para justificar su violación a los derechos humanos en general, y los [derechos] de las mujeres en particular. Ellos atribuyen sus leyes opresivas al Islam. El Islam es una religión como cualquier otra, y tiene interpretaciones diferentes… El [hecho que] el estatus de las mujeres difiere de un país islámico a otro indica que el Islam tiene varias [posibles] interpretaciones. En Bangladesh, Indonesia, y Pakistán, las mujeres han mantenido cargos importantes, tales como primer ministro, durante años, mientras que en otros [países] las mujeres [todavía] luchan por su derecho a vivir… y no se mueren en el parto.
«Países como Túnez y Jordania tienen precios por la sangre iguales para un hombre y para una mujer. La pregunta a la que nos enfrentamos hoy, al principio del siglo 21, es cual interpretación y que [tipo de] Islam es el que queremos. Queremos una interpretación que respete los derechos de las mujeres. Suficiente tenemos con esta discriminación».
«Los derechos de las mujeres son parte y objeto de los derechos humanos; Cuando la libertad humana es lograda, las mujeres recibirán sin lugar a duda sus derechos también»
Al-Hayat: «Después de su larga lucha por los derechos humanos y los derechos de las mujeres, qué le gustaría lograr en Irán?»
Ebadi: «Me gustaría que Irán fuera un país dónde yo pudiera hablar por teléfono sin que [nadie] escuche mis conversaciones, [un país] en el que pueda elegir a [cualquier candidato] que yo escoja, y no sólo candidatos aprobados por el Concejo de Conveniencia [esto probablemente se refiere al Concejo Guardián], [un país] en el que yo pueda expresar mis opiniones libremente sin que sea castigada por mis puntos de vista, [un país] en el que la riqueza sea distribuida más equitativamente entre los ciudadanos, porque las brechas sociales son actualmente muy extensas».
Al-Hayat: «Yo pensé que usted mencionaría cosas relacionadas a los derechos de las mujeres…»
Ebadi: «Los derechos de las mujeres son parte y objeto de los derechos humanos. Cuando la libertad humana es lograda, las mujeres indudablemente recibirán también sus derechos… Lo que yo mencioné respecto a Irán es el mínimo [nivel] de derechos humanos».
Al-Hayat: «En que rango coloca usted a Irán en la escala de democracia y respeto por los derechos humanos?»
Ebadi: «Irán tiene mucha más democracia que muchos países árabes. Pero todavía nos quedamos cortos por el [estilo] de democracia europea. Lo qué importa es la democracia. En otras palabras, que [grado] de democracia exigen de sus gobiernos pueblos diferentes. En Irán, existe un nivel muy alto de consciencia política y social. Los iraníes exigen un alto [grado] de democracia de sus gobiernos, mientras algunos pueblos árabes no exigen ningún [grado de] democracia [en lo absoluto]. A pesar de esto, nos encontramos que Occidente se enfoca en los derechos humanos en Irán, [mientras ignora las violaciones de los derechos humanos] en otros países de la región. No debemos olvidarnos que Irán no es un aliado de los Estados Unidos, y esto explica el por qué [Occidente] lo ataca y exige que ceda a [su demanda de] energía nuclear».
«Estoy en contra de las armas nucleares y en contra de obtener [tales armas] en principio»
Al-Hayat: «Cual es su postura respecto a las armas nucleares iraníes?»
Ebadi: «Yo estoy en contra de las armas nucleares y en contra de obtener [tales armas] en principio. Creo que ningún país necesita armas nucleares para protegerse a si mismo – ni Irán, ni Israel, ni Pakistán, y ni siquiera América. Yo espero que el día llegue cuando todas las armas nucleares en el mundo serán destruidas.
«En cuanto a las armas nucleares de Irán, América dice que si Irán obtiene armas nucleares, amenazará la paz y la seguridad del Medio Oriente, debido a que el pueblo iraní es extremista, y su gobierno es un [gobierno] no-democrático que apoya a los extremistas. Pero América parece olvidarse que Pakistán no es una democracia [tampoco], y que el Taliban y Al-Qaeda tienen bases en Pakistán. A pesar de esto, América no objeta que Pakistán tenga armas nucleares. La única diferencia entre Irán y Pakistán es que el último es aliado de América, e Irán no lo es. Los iraníes no entienden y no aceptan el doble sentido aplicado por América».
Al-Hayat: «Se opone usted a las organizaciones occidentales que interfieren en el expediente de los derechos humanos de Irán?»
Ebadi: «El expediente de los derechos humano es diferente del expediente de la energía nuclear. El expediente de los derechos humano es un [asunto] global: El estado de los derechos humanos en cada parte del mundo es la preocupación del mundo entero. Como iraní, estoy preocupada por la violencia contra los niños palestinos, así como Occidente esta preocupado por los derechos de las mujeres en Irán. Cuando uno habla de derechos humanos en algún país, es fuera del deseo de mejorar [la situación] de los derechos humanos allí. Esto no constituye una intervención extranjera en los asuntos de [ese país]».
La mayoría no tiene derecho a privar a la minoría de sus derechos
Al-Hayat: «Las democracias en la región están atascadas en otra época… Está usted de acuerdo con esta declaración?»
Ebadi: «Las cosas están empezando a moverse en la dirección correcta. Debemos hacer más, y no perder nuestra fe en la posibilidad de cambio. Quiero agregar algo sobre la propia democracia. [Incluso] cuando la mayoría llega al poder a través de elecciones, no tiene derecho a hacer lo que quiera, sino que debe respetar los derechos de la minoría que no está en el poder. Debemos recordar que todos los dictadores, incluyendo a Hitler y a Mussolini, llegaron al poder a través de una decisiva victoria electoral.
«Cuando un [grupo] mayoritario llega al poder, este debe preservar las líneas de trabajo democráticas generales y [el respeto] por los derechos humanos. Este no tiene el derecho de oprimir a las mujeres o pasar leyes discriminatorias en nombre de la mayoría. Este no tiene el derecho de privar a otros de sus derechos o imponer su ideología particular [sobre ellos]. Los gobiernos no obtienen la legitimidad sólo a través de las elecciones. Su legitimidad depende de las elecciones [pero también] al grado en que respetan los derechos humanos. Por consiguiente, un grupo extremista que llega al poder y viola los derechos humanos y las libertades pierde su legitimidad».
Al-Hayat: «Cree usted que las mujeres en los centros de poder se están dirigiendo a los problemas de las mujeres de una manera justa?»
Ebadi: «Cuando un hombre está en el poder, no lo juzgo por su sexo sino por sus puntos de vista. Muchas mujeres en el gobierno son más violentas que los propios hombres, así como hay hombres que exigen derechos para las mujeres más [a gritos] que las propias mujeres. El sexo de una persona, el color y la identidad no importa… Lo que importa es su plan de acción. Desgraciadamente, algunas mujeres no creen en la igualdad. Y afortunadamente, algunos hombres creen en las mujeres y en [su derecho a] un papel prominente en la sociedad».
«Uno debe estar listo y pagar el precio necesario para lograr sus metas»
Al-Hayat:«Como una gran luchadora por los derechos de las mujeres, usted le da a muchas mujeres la fuerza para continuar. Cuáles son las características de un buena y eficaz luchadora?»
Ebadi: Para ser una luchadora formidable, usted debe creer en la causa por la que está luchando, y no [permitir] que la duda le atrape ni siquiera por un momento. No se debe perder el corazón cuando uno se enfrenta a las dificultades, sin importar lo que sea. Deben estar listas y pagar el precio necesario para lograr sus metas…
«También es importante escoger una manera pacífica de lograr nuestros objetivos, una manera no-violenta que atraerá a un gran número de personas… Debemos convencernos personalmente de la justicia de nuestra causa antes de que intentemos convencer a otros… Muchos pensadores y activistas de derechos humanos en el mundo islámico no usan términos atractivos, sino más bien atacan al Islam de una manera destructiva. Esto debilita su causa y aplaca a la gente. Debemos respetar las creencias de otros, y mostrarle a la gente religiosa que ellos pueden mejorar sus vidas día a día y sus circunstancias humanas, sociales y profesionales…»