Lo siguiente son extractos de un informe de Al-Jazeera Tv que fue presentado el 16 de agosto del 2005, sobre la atacante suicida palestina Hanadi Jaradat. Jaradat fue responsable del atentado de octubre del 2003 al restaurante de propiedad árabe Maxim en Haifa, Israel el cual mató a 19 personas. (Para ver este clip, visite: http://memritv.org/search.asp?ACT=S9&P1=817.)
Hanadi Jaradat: «Por el poder de Alá, he decidido convertirme en la sexta buscadora del martirio, quien convertirá su cuerpo en una granada de metrallas, el cual alcanzará el corazón de cada uno de los sionistas colonialistas en mi país, y a cada colono o sionista que haya tratado de sembrar la muerte en mi país. Nosotros no somos los únicos que debemos sembrar y cosechar…»
Reportero: «Tu primo Sami fue el que la filmó.»
Sami Jaradat: «Yo la filmé con una cámara de vídeo. No había ninguna necesidad de preparar una habitación especial. Ella podía estar de pie y decir lo que quisiera, y eso es todo.
«Ella era más valerosa que un hombre. Yo estaba parado delante de ella, y aunque ella era la que [iba en la operación], yo estaba mentalmente más estresado que ella.
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«Para el momento, Amjad Al-‘Ubeidi estaba a cargo de los escuadrones Al-Quds. Amjad alquiló un apartamento en Jenin, dónde la gente dormía o sería filmada antes de que se convirtieran en buscadores del martirio. Yo la filmé en ese apartamento. Él me dio la llave y dejó un cinturón de explosivos ahí. Fui al apartamento, le mostré el cinturón, y se lo dí. No es tan complicado como aparenta. Aun sí una muchacha no quiere desnudarse delante de mí, puede llevar puesta su ropa, y le das el cinturón y le enseñas cómo ponérselo.
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«Ella sugirió ir a Jerusalén. Cuando vi que esto no era posible, le dije: ‘Jerusalén es demasiado difícil’. Estábamos en el Ribera Occidental y tendríamos que pasar 10 puntos de control en el camino. Hay un punto de control entre cada dos pueblos o ciudades. Así que dije que sería más fácil hacerlo en Haifa. ‘En Haifa podrías buscar una base militar, y llevar a cabo tu operación ahí’.
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Amjad Al-‘Ubeidi, comandante del Jihad Islámico en Jenin: «No es tan complicado. Nosotros producimos explosivos primitivos, de los cuales hacemos un cinturón explosivo, una bolsa, o algo. Uno puede en estos días conseguir fácilmente la mayoría de las partes. No hay nada especial sobre esto. El cinturón es como esta camisa – la usas y hay un botón aquí. Empujas el botón, y eso es todo. Todo lo que ella tenía que hacer era empujar un botón. No
hay nada que aprender. Ella lo llevaría puesto… Hanadi, especialmente, siendo una abogada educada, que sabe lo que hay qué hacer, que habla inglés, y se lleva bien sola – no necesitaba de nadie para que la llevaran.
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«De la operación de Haifa en la que Hanadi se martirizó hasta mi captura, no vi a su familia para nada. ¿Que puedo yo decirles para consolarlos? Ellos merecen ser consolados, pero las palabras no son suficientes. Perdieron a [un hijo antes que Hanadi]. Nada es más valioso que un hijo. Perdieron a un hijo. Perder a un hijo afecta el alma muchas veces más que perder a una hija en nuestra sociedad. Perder hasta 10 hijas no es tan grave como perder a un hijo. Así es cómo es en nuestra sociedad. Un hijo es más estimado para los padres que una hija. Ya que su papel en la vida es mayor, el dolor es más fuerte».
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Hussein Al-Sheikh, el comandante de Fatah en la Ribera Occidental: «Cuando Wafa Idris lo hizo, interpretó su parte, yo pienso, en la formación de una nueva cultura entre las muchachas palestinas. Ella se ha convertido en una fuente de orgullo. Muchas muchachas, por varias razones, quisieron interpretar el mismo papel.
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«Lo qué empujó a los palestinos a este nivel es la ocupación. Por otro lado, las firmes medidas de seguridad israelíes y las estrictas revisiones a los jóvenes por las fuerzas de la ocupación llevó a las organizaciones palestinas a incorporar mujeres. Muchachas y mujeres no estaban sujetas a las estrictas medidas de seguridad israelíes, y era más fácil para ellas alcanzar cierto lugar y llevar a cabo una misión a diferencia de los jóvenes».
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Entrevistador: «Desde el momento en que decidiste llevar a cabo esta operación, cómo te preparaste para esta?»
Samar, atacante suicida fallida: «Yo estaba, muy feliz, feliz internamente. Intenté crecer cerca de mis padres, para que no estuviesen enfadados de mí. Yo podría haber estado un poco desconcertada, pero no demasiado. La alegría que me llenó superó todo lo demás».
Entrevistador: «De qué estabas feliz?»
Samar: «De que iba a convertirme en mártir».
Entrevistador: «Feliz? Alguien que va a terminar con su vida está contento?»
Samar: «Pero hay vida después de la muerte. Existe vida después de la muerte».
Entrevistador: «Piensas que sí?»
Samar: «Sí. Hay vida después de la muerte. Cada persona que muere resucitará y será responsable por sus actos. Yo moriré y resucitaré».
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La madre de Hanadi Jaradat: «Si yo hubiera sabido, habría yo permitido morir a mi hija? Ya había sacrificado a un hijo, sacrificaría yo a otro? ¿Le diría alguien esto a sus padres? No hay nada más preciado que un hijo. Aun sí le ofrecieran toda Palestina, usted más bien daría todo en vez de perder a su hijo. Si usted tiene un hijo, nada es más preciado. Así es cómo Alá lo quería. Alá sea alabado».
Entrevistador: «Si usted hubiera sabido, qué le hubiera dicho usted a ella?»
La madre de Hanadi: «No le habría permitido ir. La hubiera atado. La habría encerrado en su habitación, y me hubiera quedado con ella durante un año entero».