El diario libanés Al-Mudun y el portal chiita Janoubia.com, ambos conocidos por ser anti-Hezbolá, publicaron artículos que lamentan la situación en el sur del Líbano bajo la tutela del gobierno de Hezbolá. Los artículos criticaron el suprimir la libertad de expresión, la libertad al ocio y las actividades políticas por parte de Hezbolá y más, contra los cuales los residentes no están dispuestos a protestar por temor a ser lastimados y perseguidos.

Los artículos también resaltaron la continua islamización de la región, tal como se manifiesta en la prohibición hecha por Hezbolá a las ventas de alcohol, las celebraciones seculares de Año Nuevo y a las fiestas con pretextos tales como la muerte de un mártir en algún pueblo u otro o el llevar duelo por los iraníes muertos en un terremoto en Irán. También se observó la marcada proliferación de altavoces a través de la cual se canalizaban regularmente los rezos chiitas.

Lo siguiente son extractos traducidos de los dos artículos:

El sur del Líbano bajo tutela de Hezbolá: No existe libertad de iniciativa o producción, solo fábricas que producen combatientes y guerras, universidades que enseñan religión y acusaciones de traición

El periodista y autor chiita Muhammad Barakat escribió en Janoubia.com que aquellos que se enorgullecen de haber liberado el sur del Líbano del yugo israelí en mayo, 2000 y han celebrado el aniversario de este evento desde entonces, no han liberado a los residentes de la región. En su lugar escribió, se han impulsado a controlar, crear opresión y coerción religiosa. Este añadió:

«Cuando dijimos que todos los libaneses deben oponerse a la opresión hacia los residentes del sur del Líbano… todos se inclinaron a mantener sus relaciones con Hezbolá o se abstuvieron de entrar en conflicto con este – ya que esta opresión se expandió y se extendió de una región a otra… Lo lamentable es que todos – los libaneses, los partidos y los árabes – se aferraron a sus posturas.

«Es difícil, tal vez imposible, desarrollar una idea o una iniciativa en el Líbano sin el patrocinio de [ciertos] elementos en [el Líbano] o en la región. Si este impulso [de opresión], en el que los residentes del sur del Líbano han estado atrapados desde el año 2000 continúa… [es decir], las prohibiciones al alcohol, el canto y las actividades políticas, causará un agotamiento en toda la región y con toda probabilidad, nada ira a cambiar.

«Israel se ha desarrollado y ha avanzado en las áreas de agricultura, industria y tecnología – mientras que el ‘liberado’ Sur del Líbano no posee fábricas, excepto las que producen guerreros combatientes y guerras. No existen universidades, excepto las que enseñan sobre religión y acusaciones de traición. No existen verdaderos hospitales, excepto los espirituales que anestesian a la gente y convencen a los jóvenes a morir en lugar de aquellos que financian [las guerras pero no combaten]».[1]

No vendemos alcohol – Cualquiera que lo haga es atacado

En Al-Mudun, el autor Qassem Marwani describió la vida en el sur del Líbano desde que Hezbolá se hizo cargo: «Mi viaje a Tiró comenzó en Bint Jbeil, una de las fortalezas vitales de Hezbolá, y tuve que pasar por varias aldeas repletas de retratos de mártires y líderes. No encontré donde comprar alcohol hasta que llegué a las aldeas costeras, la fortaleza Amal. Una vez, antes de que Hezbolá apretara su control sobre las aldeas de la montaña, fue posible encontrar algunas tiendas de licores, pero todos sus dueños se vieron obligados a cerrar. Cualquiera que se negara, su negocio era incendiado. Cuando queríamos comprar licor, tuvimos que conducir largas distancias para llegar a una de las aldeas cristianas.

«En el 2011, decidimos pasar la víspera de Año Nuevo [31 de diciembre] en el restaurante Al-Tirus en Tiró, donde servían bebidas alcohólicas junto a cantantes que actuaron haciendo sus rutinas. [Pero] varios días antes del evento, el restaurante fue bombardeado. Nadie se responsabilizó por ello ni se publicó ningún motivo, pero sabíamos muy bien quién lo había hecho y por qué. Fue el primer paso para el cambio, al menos parcialmente, el modo de vida en la ciudad de Tiró, para luego controlarlo todo. A pesar del bombardeo, todos insistimos en unirnos a las celebraciones del Año Nuevo cristiano, pero poco tiempo después el restaurante cerró.

«No se detuvieron con la [prohibición] del alcohol… Solíamos hacer fiestas en el pueblo todos los fines de semana. Había música en el patio o en el jardín de uno de nuestros amigos y bailábamos. Recuerdo bien esos días, en el 2003 y los años anteriores a ello. Pero de repente, durante una fiesta, un funcionario de Hezbolá se presentó y dijo: ‘40.000 mártires murieron en un terremoto en Irán y ustedes estás de fiesta?’

«En un restaurante de la aldea, un cantante se presentaba en una fiesta de compromiso matrimonial. Luego, un vehículo se detuvo con algunos pistoleros; pararon la fiesta y silenciaron la música, alegando que en la aldea continua a esta la gente hacia luto por un mártir. En lugar de música, se incluyeron rezos chiitas.

«Me senté por mi cuenta en la plaza del pueblo una noche después de que todos se fueron a cenar, y escuché con tristeza la voz del predicador chiita que provenía de la mezquita de la aldea. Cada día, la voz se hacía más fuerte y el número de altavoces aumenta. Cada vez que alguien construye una casa, tiene por obligación que incluir un altavoz. Estos hacen sonar las plegarias del predicador todos los viernes y todos los días durante Ramadán. [Solo existe] este rezo e interminables lugares para profesar luto. A veces me pregunto: ¿Si yo fuera Alá, ¿cómo soportaría toda esta continua tristeza y amargura?»[2]


[1] Janoubia.com, 25 de mayo, 2019.

[2] https://www.almodon.com, 14 de mayo, 2019.