La central nuclear de Karachi se encuentra situada en la ciudad más poblada de Pakistán

A raíz del incidente nuclear Fukushima en Japón, provocado por el terremoto y tsunami del 11 de marzo, 2011, se han planteado preguntas sobre la seguridad de los reactores nucleares, tanto en Pakistán como en India. En un artículo reciente, el famoso físico nuclear pakistaní Pervez Hoodbhoy argumentó que las plantas nucleares de Pakistán no cumplen con sus objetivos declarados de generar electricidad y que sólo cumplen con una fracción de las necesidades energéticas de Pakistán.

Evaluando los riesgos de seguridad en la planta de energía nuclear de Karachi por causas naturales así como también por ataques terroristas, Hoodbhoy argumentó que funcionarios pakistaníes y la sociedad en general no están preparados para afrontar los retos de un accidente nuclear en una ciudad populosa como Karachi. Este señaló: «A diferencia de la evacuación ordenada y disciplinada post-tsunami de Fukushima, se desataría un caos terrible mientras millones trataran de huir. Los saqueadores no dejarían nada a la vista, las carreteras se congestionarían y los servicios vitales colapsarán».

Hoodbhoy agregó: «Contrario a la percepción pública popular, los reactores de energía nuclear de Pakistán tampoco contribuyen a la capacidad de fabricación de bombas de Pakistán – el material fisible de estos es producido en otros lugares. Por lo tanto, existen muchas razones del porqué la búsqueda de más fisión nuclear debe dejarse a un lado».

Lo siguiente son extractos del artículo: [1]

«La relativamente cercana tragedia de Japón le ha recordado al mundo que los reactores situados cerca de una ciudad pueden ser extremadamente peligrosos»

«Cuatro explosiones de hidrógeno redujeron tres edificios en el complejo nuclear de los 6 reactores Fukushima a ruinas humeantes. Penachos radiactivos provocaron un nivel 5 de emergencia y se ordenó la evacuación hasta un radio de 20 kilómetros. Un esfuerzo heroico finalmente impidió una fusión de la barras de combustible agotado y evitó consecuencias catastróficas, pero el reactor sigue ardiendo. Si nada más funciona, los planes llaman a verter miles de toneladas de concreto y convertir a los reactores en tumbas nucleares permanentes.

«Del lado positivo: la gestión de desastres fue excelente. Estoicos y disciplinados, los japoneses se comportaron maravillosamente bien. No saquearon, no hubo ningún pánico y ninguna protesta anti-gobierno seguido a las explosiones. La gente se ayudaba entre si, equipos de ayuda funcionaban sin obstáculos y los rescatistas tenían equipos completos de protección contra las radiaciones. Los operadores de la planta arriesgaron sus vidas trabajando en ambientes de máxima radiación y los ingenieros mostraron su comprensión a la dinámica de emergencia en los reactores.

«Del lado negativo: incluso una elaborada protección en las medidas al terremoto y al tsunami fallaron de forma alarmante. Las fuentes de energía para la refrigeración de las bombas de emergencia fueron destruidas por el alto muro de 30 pies de agua. En retrospectiva, el almacenamiento de miles de barras de combustible agotadas del reactor resultaron ser un terrible error.

«La tragedia de Japón le ha recordado al mundo que los reactores situados cerca de una ciudad pueden ser sumamente peligrosos – incluso más que el almacenamiento de bombas nucleares en su interior. Mientras que un reactor nuclear no puede explotar como una bomba, después de un año de operación, incluso un reactor más pequeño de 200 MW contiene más cesio, estroncio y yodo radiactivo que las cantidades producidas en todas las pruebas de armas nucleares jamás realizadas.

«Estos materiales devastadoramente mortales podrían ser liberados si la vasija de contención de un reactor es de alguna manera vulnerada».

«La central nuclear de Karachi… pone a la población de Karachi en situación de riesgo, sabotaje, ataques terroristas, mal funcionamiento de equipos, terremoto o tsunami podría dar lugar a la liberación de material radiactivo a gran escala»

«Como los japoneses continúan su lucha para controlar los reactores nucleares de Fukushima, saben que apostaron falsamente a que los reactores nucleares podrían ser seguros contra terremotos. Sin embargo, hubo cierta lógica en esta presunción de riesgos: la hambrienta economía de energía de Japón recibe alrededor del 30 por ciento de su electricidad de sus 55 reactores nucleares.

«Pakistán tiene muchas menos razones de riesgo en Karachi, la ciudad más grande. La central nuclear de Karachi, (KANUPP), ubicada a orillas del mar, produce poca electricidad. Este reactor canadiense ha estado en funcionamiento desde diciembre de 1972, pero según estadísticas de la OIEA, no ha estado disponible para la producción de energía el 70.4 por ciento del tiempo.

«Incluso si hubiese operado según el diseño (120MW de energía eléctrica), podría suministrar sólo el 7.6% del total de las necesidades de energía eléctrica de Karachi – apenas lo suficiente para Golimar y Lyari [dos zonas de Karachi].

«Sin embargo KANUPP coloca a la población de Karachi en situación de riesgo. Sabotaje, ataques terroristas, mal funcionamiento de equipos, terremotos o tsunami y podría resultar en una liberación radiactiva a gran escala. Al igual que en el desastre de Chernobyl en 1986, la reacción instintiva de las autoridades sería cubrir los hechos.

«Pero con la brisa siempre dirigida hacia Karachi, la población sin duda tendría que ser evacuada. Los ricos y afortunados tendrían éxito, el resto no. A diferencia de una evacuación ordenada y disciplinada del post-tsunami Fukushima, se desataría el caos total mientras millones de personas trataran de huir. Los saqueadores no dejarían nada, las carreteras estarían congestionadas y los servicios vitales colapsarían».

«Ya sea conduciendo coches o administrando plantas nucleares, los paquistaníes se arriesgan buscando atajos, poniendo su fe en Dios en lugar de las precauciones»

«La catástrofe nuclear de Japón debe abrirnos los ojos. Japón es un país avanzado industrialmente con conocimientos superiores de ingeniería y prácticas. Tiene una cultura de seguridad; Pakistán no. Ya sea conduciendo coches o administrando centrales nucleares, los paquistaníes son arriesgados en busca de atajos, eligiendo poner su fe en Dios en lugar de ser precavidos.

«No sería sorprendente si nuestros operadores de la planta nuclear pasaran por alto los procedimientos de seguridad crítica. Poco se sabe acerca de los procedimientos de operación, porque todo lo nuclear es mantenido en secreto, aparentemente por razones de seguridad nacional. Esto también cubre hasta las malas prácticas.

«La indiferencia de encogerse de hombros por las autoridades paquistaníes durante el desastre de Japón es particularmente preocupante. A pesar que las explosiones afectaron los complejos nucleares, los ‘expertos’ declararon tajantemente que un Fukushima nunca podría ocurrir en Pakistán. Esta afirmación extravagante no les costó nada, por supuesto, porque funcionarios y otros altos-oficiales en Pakistán nunca han pagado el precio por emitir declaraciones falsas.

«Un verdadero desastre nuclear en Pakistán vería al CEAP [Comisión de Energía Atómica de Pakistán], a la ARNP [Autoridad Regulatoria Nuclear de Pakistán] y a nuestros ‘grandes científicos’ – quienes proveen un sinfín de garantías con sabor a vainilla – corriendo como pollos con sus cabezas cortadas. Estos no tendrían ni idea en el como hacerle frente a una situación que amenace la vida de millones. Lo único que saben hacer es correr rápido».

«Aunque sigue siendo un peligro constante, la tecnología nuclear no ha cumplido con ninguna fracción razonable de las necesidades de energía de Pakistán»

«Es hora de reducir la producción de energía de fisión nuclear de Pakistán.

«Aunque sigue siendo un peligro constante, la tecnología nuclear no ha cumplido con ninguna fracción razonable de la energía que Pakistán necesita. Después de casi medio siglo de inversión en la Comisión de Energía Atómica de Pakistán – y los billones de dólares invertidos en la creación de su infraestructura – sólo el dos por ciento de la capacidad nuclear instalada en Pakistán es nuclear. La producción actual es menor que incluso esta cifra.

«India no lo ha hecho mejor tampoco. Sólo seis por ciento de la electricidad de India es nuclear. Claramente, la electricidad nuclear no es barata ni fácil.

«Contrariamente a la percepción pública popular, los reactores nucleares de Pakistán tampoco contribuyen a la capacidad de fabricación de bombas de Pakistán – el material fisible de estos se produce en otros lugares. Por lo tanto, existen muchos motivos del por qué la búsqueda de energía de fisión debe dejarse a un lado.

«Hasta que la energía de fusión nuclear esté al alcance después de algunas décadas, Pakistán, al igual que otros países, debe contar con una mezcla de petróleo, gas, energía hidroeléctrica, carbón, energía solar, eólica y otras energías renovables».


[1] La Tribuna Expresa (Pakistán), 22 de marzo, 2011. El texto del artículo ha sido ligeramente editado para mayor claridad.