Introducción
La ola de protestas que arrasa a través del mundo árabe no ha pasado por encima de Siria, sino que ha provocado algunas manifestaciones e intentos de organizar protestas a gran escala. Sin embargo, a diferencia de los regímenes de otros países árabes, el régimen sirio hasta el momento ha logrado suprimir las protestas y de hecho ha utilizado la crisis del Medio Oriente para fortalecer su posición tanto dentro como fuera del país. El fuerte control del régimen se mantiene a través de una política de largos años de atacar y acallar a todas las fuerzas de oposición, que se ha reforzado aún más en las últimas semanas, un control casi absoluto de los medios de comunicación y el mantener la oscuridad en los medios de comunicación sobre los acontecimientos ocurridos en el país; un amplio despliegue de las fuerzas de seguridad y el aprovechamiento de las fuerzas populares y las recientes medidas encaminadas a aliviar las dificultades económicas a través de beneficios financieros que gravemente estiran el presupuesto nacional.
Este informe analizará la respuesta del régimen ante los acontecimientos de Egipto y el despertar de la oposición siria.
Siria: El alzamiento de Egipto fue motivado por la política exterior del régimen, no por la motivación de las protestas en Siria
El alzamiento popular en Egipto le ofreció al Presidente sirio Bashar Al-Assad una oportunidad de colisionar lateralmente con Hosni Mubarak, su principal rival por el liderazgo del mundo árabe y al mismo tiempo demostrar la estabilidad de su propio régimen. El principal objetivo de la respuesta siria a las protestas ha sido la de minimizar la importancia de las dificultades económicas y la demanda de libertad como las motivaciones por el alzamiento – aspectos que son tan relevantes en Siria – y poner de relieve la cooperación de Mubarak con Israel y los Estados Unidos en contra del bando de la resistencia. Este fue representado como la principal razón por el descontento del pueblo, a pesar de que no lo era, de hecho, uno de los temas en las protestas de Egipto. El régimen sirio por lo tanto desea transmitir el mensaje, a su pueblo y a otros países, que a pesar de los problemas económicos de Siria, el pueblo sirio no tiene una causa para rebelarse, porque su régimen – a diferencia del régimen de Mubarak – representa fielmente sus puntos de vista y aspiraciones.
En una entrevista el 31 de enero con el Wall Street Journal, Assad expresó su confianza en la estabilidad de su régimen, que, dijo, representa la postura nacional del pueblo. [1] El Ministro del Exterior sirio Walid Al-Mu’allem tomó un camino similar al describir los acontecimientos en Egipto como «una revolución de la juventud que no es sobre el hambre o el desempleo, sino sobre la demanda de que Egipto desempeña su papel en el Medio Oriente sin [confiar en] la intervención extranjera que ha perjudicado gravemente a Egipto y sigue perjudicándolo». [2]
El gobierno sirio y la prensa no gubernamental apoyó abiertamente las protestas en Egipto y Túnez y no ocultó su satisfacción por el derrocamiento de los presidentes Mubarak y Ben Ali. El diario Al-Watan, cercano al régimen, siguió su costumbre usual de encabezar la campaña anti-Mubarak. [3] El asesor político de Assad, Buthayna Sha’ban, escribió en su columna semanal en el diario del gobierno Teshreen: «Las verdaderas razones por la ira [de los manifestantes en Egipto y Túnez] son complejas y no pueden reducirse a problemas [de] desempleo y medios de subsistencia. El [ciudadano] tunecino Bu’aziz, quien encendió la mecha de la insurrección de masas en Túnez, trabajó como vendedor ambulante durante años después de terminar sus estudios universitarios, hasta que [un día] la humillación e indignidad que le infligieron las fuerzas de la opresión lo llevaron a la desesperación y se inmoló… Todos los análisis y las respuestas oficiales estadounidenses se centraron en el aumento de los precios, la pobreza, el desempleo y la corrupción. Ni un solo funcionario estadounidense menciona la conexión [entre el alzamiento] y las guerras humillantes que han enfurecido a las masas [árabes] una y otra vez…
«No es difícil identificar [cada uno de los] momentos sensibles en donde la furia de los árabes escaló, especialmente el sentido de humillación y la impotencia sentida por millones de jóvenes en incompetencia y el silencio de sus gobiernos ante los desastres en Irak, Palestina y Gaza. La toma de decisiones en los Estados Unidos y Occidente ignora estos sentimientos, de su deseo de humillar a los árabes, confiando en la capacidad de los aparatos del gobierno para suprimir la voz de las masas exigiendo la solidaridad árabe». [4]
El ex diputado libanés Nasser Qandil, cercano al régimen sirio, escribió de una manera similar. En un artículo titulado «Sólo el Arabismo Puede [Protegernos]», afirmó: «Un régimen [como el régimen sirio], que se cubre sí mismo dentro de la armadura del arabismo y coloca a Palestina en el tope de su agenda, está verdaderamente en sintonía con su pueblo. Este no se sorprenderá por los acontecimientos y los pueblos no lo abandonaran. Los [líderes egipcios] perdieron su sabiduría – a diferencia de los pueblos – al abandonar Palestina, que les sirvió como escudo y renunciaron a su arabismo, que ahora está renunciando a ellos». [5]
Antes de la renuncia de Mubarak, numerosos artículos sirios alentaron a los egipcios a continuar su alzamiento hasta que renunció. Por ejemplo, el columnista Ziad Abu Shawish escribió: «… [Mubarak] le extendió a Israel y a los Estados Unidos un gran servicio y, a través de la opresión y la dictadura, obligó a su pueblo a mantener excelentes relaciones con ellos, [aunque] la mayoría de los egipcios se opone a estas relaciones. Este fue el más manso de los presidentes árabes en su obediencia a los Estados Unidos y sus dictados económicos. Egipto no será capaz de restaurar su papel árabe, regional e internacional y los objetivos de la revolución no se lograrán, mientras Mubarak y su pandilla permanezcan en el poder…» [6]
El diario Al-Watan llamó a una revisión política total en Egipto, instando a modificar los artículos constitucionales que tratan con las elecciones presidenciales y parlamentarias, el conceder la libertad de expresión, permitir la creación de partidos políticos, revocar la ley de emergencia, limitar el mandato del presidente en el cargo, suprimir la línea hereditaria y cortar los lazos de Egipto con la política estadounidense [7]. El diario ignoró el hecho de que la mayoría de estas demandas son similares a las demandas presentadas al régimen sirio por su oposición.
Varios días después del estallido de las protestas en Egipto, el columnista de Al-Watan ‘Issa Al-Ayyoubi anunció el nacimiento de la «era post-Mubarak»: «Egipto [ya] está viviendo en la era post-Mubarak, en términos de su [situación] popular, social y política… y también en términos regionales e internacionales… Las llamadas de [los líderes árabes] para mantener la seguridad de Egipto y la estabilidad no significan necesariamente que Hosni Mubarak es la garantía de esa seguridad y estabilidad… Si lo fuera, los hechos [que estamos presenciando] en el Cairo y en otras ciudades de [Egipto] no tendrían lugar… Las declaraciones de funcionarios europeos y el gobierno de Estados Unidos no deberían interpretarse como apoyo constante para el gobierno de Mubarak, sino como el preparar el terreno para la [era] futura…» [8]
Los Estados Unidos ingrato y traidor
La prensa siria no se anduvo con rodeos en su crítica a los Estados Unidos y la reacción de Occidente a los acontecimientos en Egipto. Las principales críticas fueron que al abandonar a Mubarak, su aliado más leal y duradero, los Estados Unidos habían demostrado una vez más ser indignos de confianza y también que la demanda de Estados Unidos de ser el defensor de la libertad y la democracia fue mera pretensión, ya que habían apoyado la dictadura de Mubarak por 30 años.
‘Issam Dari, columnista del diario Al-Watan, escribió: «… [La amenaza estadounidense de congelar la ayuda económica a Egipto fue un acto de] ingratitud hacia un régimen que durante 30 años había llevado a cabo sus órdenes sin dudar, sin quejas, ni cuestionar su beneficio… ¿No se justifica al presidente egipcio en la repetición de las famosas palabras de Julio César en Roma, cuando su mejor [amigo] lo apuñaló por la espalda – ‘Et tu Brute?’…
«A través de eventos de la semana pasada en la calle egipcia, la administración estadounidense parece estar sentada sobre la cerca, esperando ver quién saldrá victorioso por lo que declararía su apoyo para el vencedor y lo explotaría de la manera más eficaz, tal como lo ha venido haciendo en Egipto en las últimas tres décadas… Las administraciones estadounidenses [siempre] abandonaron a todos los aliados, incluso los que eran importantes para ellos, cuando su tiempo se les acabó y de inmediato comenzaron a cortejar al próximo candidato para jefe de estado, a fin de convertirlo en un aliado para llevar a cabo sus deseos… Los Estados Unidos no defienden a sus aliados a la hora de su necesidad y durante los «días de ira» [manifestados por] el pueblo. Lo único que hace [en esos momentos] es buscar a otro aliado…» [9]
El columnista de Teshreen ‘Izz Al-Din Darwish advirtió a los lectores de que no se dejen engañar por las llamadas del Presidente estadounidense Barack Obama pidiendo la renuncia de Mubarak, ya que los Estados Unidos «está tratando subrepticia y abiertamente, desde todas las direcciones y por todos los medios de contener los hechos [en Egipto]… Hay que tener en cuenta que lo que los estadounidenses, incluyendo al Presidente Obama, dicen acerca de Egipto y el alzamiento popular [allí] no es lo mismo de lo que están pensando, o lo que están haciendo clandestinamente para lograr de inmediato [sus objetivos]…» [10]
Escribiendo en el diario Al-Watan, el columnista ‘Issa Al-Ayyoubi escribió: «la preocupación de Occidente no se debe a que está consciente de la situación [en Egipto] – la opresión, la [falta de] justicia social, la corrupción y la falta de democracia. Tienen [largo] conocimiento de la situación de deterioro y han absorbido a millones de egipcios que huyeron de la pobreza en su propio país. La principal preocupación del [Occidente], según lo indicado por sus declaraciones, es por la seguridad de Israel… No están preocupados porque los extremistas suban al poder [tampoco], ya que saben que la participación de los líderes religiosos en la política fue una estrategia propia de Mubarak, con el objetivo de consolidar su régimen… Todas las manifestaciones de extremismo religioso [en Egipto] son el producto de esta política de corrupción, opresión y amiguismo y de la explotación de las instituciones religiosas para el beneficio del régimen… El problema que preocupa a Occidente no es sólo que Israel haya perdido su barrera más efectiva de seguridad [es decir, al Egipto de Mubarak]… sino [el hecho de que] este desarrollo anuncia la caída [inminente] de otros líderes que garantizan la seguridad militar, política y económica de Israel. [Ahora este país] será una vez más asediado desde todos los lados que no sea del mar Mediterráneo…»
Sin embargo, Al-Ayyoubi hizo hincapié en que el derrocamiento de Mubarak «no significa que los intereses de [Occidente] van a estar en peligro, sino [sólo] de que tendrá que forjar una nueva visión del mundo. Occidente y sus intelectuales tienen el tiempo suficiente para evaluar minuciosamente [la situación, y comprender]… que los pueblos de la región no son hostiles. La imposición de los gobernantes sobre ellos – eso es lo que provoca su hostilidad…» [11]
Para ver el despacho en su totalidad en inglés por favor haga clic en el siguiente enlace:
http://www.memri.org/report/en/0/0/0/0/0/0/5032.htm
* N. Mozes es compañero de investigación en MEMRI.
[1] Online.wjs.com, 31 de enero, 2011.
[2] Al-Watan (Siria), 10 de febrero, 2011.
[3] Véase MEMRI Despacho Especial 3117, «Diario sirio: El alto el fuego en los medios de comunicación Siria-Egipto ha terminado», 23 de julio del 2010,
http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=SD311710 ; MEMRI Despacho Especial No. 3402, «Siria y Egipto se unen de nuevo en batalla de guerra mediática», 29 de Noviembre, 2010, http://www2.memri.org/bin/espanol/articulos.cgi?Page=archives&Area=ia&ID=SD340210.
[4] Teshreen (Siria), 31 de enero, 2011.
[5] Teshreen (Siria), 30 de enero, 2011.
[6] Al-Watan (Siria), 6 de febrero, 2011.
[7] Al-Watan (Siria), 30 de enero, 2011.
[8] Al-Watan (Siria), 1 de febrero, 2011.
[9] Teshreen (Siria), 1 de febrero, 2011.
[10] Teshreen (Siria), 8 de febrero, 2011.
[11] Al-Watan (Siria), 2 de febrero, 2011.