En su columna en el diario sirio Al-Thawra, el Dr. Jihad Taher Bakfalouni se mofa de altos funcionarios estadounidenses, afirmando que se han dado cuenta de su error al entrar en Afganistán y aún no están dispuestos a asumir la responsabilidad por ello. Agregó que las críticas de la opinión pública estadounidense a la continua presencia de fuerzas estadounidenses en Afganistán sólo se incrementaran.
A continuación se presentan extractos de su columna: [1]
El «restaurante afgano» ha decepcionado a los políticos estadounidenses
«Después de todos estos años, los políticos estadounidenses están descubriendo que el restaurante afgano, de cuyos tentadores platos ellos soñaban, los ha desilusionado, frustrando sus esperanzas públicamente. Hoy día, su única forma de expresar la amargura que se apoderó de ellos después de que sus sueños se hicieron añicos es maldecir el momento en que su débil espíritu despertó su codicia y ellos respondieron a esta, pensando que [la comida] servida en este restaurante es deliciosa y haría provocar su apetito.
«Su continuo lamento sobre su mala fortuna en Afganistán emana primero y ante todo, desde el fuerte aumento en el precio de los platos en este restaurante – un aumento que empeorará a medida que llega el invierno en Afganistán y el fuerte frío y la nieve se acumule alrededor de sus estranguladas y arrugadas almas, y mientras los platos que son [servidos] se tornan más y más bajos en grasa, hasta casi el cero por ciento – por no mencionar la terrible gerencia del [restaurante]».
La crítica a los líderes estadounidenses va dirigida a los planes que ellos mismos crearon
«En luz a la situación embarazosa de las fuerzas estadounidenses que invadieron Afganistán, la única manera en que los políticos norteamericanos y altos militares pueden expresar su abismal desesperación es con una crítica implacable. Sus duras y fuertes críticas van dirigidas a los planes que fueron elaborados y difundidos como la ‘piedra filosofal’ que haría que los rebeldes afganos obedecieran al amo norteamericano de la lámpara al [estilo Aladino], más que sus propios dedos le obedecen. Pero [los líderes de Estados Unidos] se sorprendieron al encontrar que la situación era completamente diferente – en lugar de que el rebelde obedeciera y fuese fiel al portador o dueño de la lámpara, este apuntó a colocar al dueño de la lámpara dentro de la lámpara, torturándolo con el más duro de los tormentos…
«Lo extraño es que la crítica del plan [estadounidense] [para Afganistán] – critica que más tarde se convertirá en maldiciones e insultos – vino de aquellos que concibieron este plan en primer lugar. Para que el lector no se confunda, debe saber que esa [crítica] no es una autocrítica, sino más bien un intento por eludir responsabilidades y evitar rendir cuentas en el futuro, después de que el resentimiento de los ciudadanos estadounidenses se intensifique a causa del fuerte costo financiero y porque sus maridos e hijos están cayendo en Afganistán sin un propósito claro».
«La salida de [Estados Unidos] del caldero de Afganistán no será como su entrada»
Bakfalouni luego cita como ejemplo las críticas del jefe de inteligencia de los Estados Unidos en Afganistán, General Michael Flynn, sobre las operaciones de inteligencia estadounidenses allí y concluye diciendo:
«La salida de [Estados Unidos] del caldero afgano no será como su entrada. Las fuerzas estadounidenses involucradas en penetrar en el restaurante afgano se verán obligadas a pagar un alto precio – uno que no podrán ni ocultar ni [pagar]. La comida saldrá de los intestinos de los soldados norteamericanos, enviados por sus jefes a destruir Afganistán, como un fuego cuyas llamas harán chamuscar a estos líderes. La opinión pública norteamericana hará que este fuego se propague aun más, haciéndolo aún más letal.
«El único camino que queda para los políticos estadounidenses y para el personal militar es mitigar el impacto de este fuego regresando a su país, acompañado por la maldición de la historia y el desprecio de una [generación entera] afgana que vio en ellos la siembra de la corrupción y la destrucción en su tierra – por el cual el crimen odioso nunca les perdonará».
[1] Al-Thawra (Siria), 8 de enero, 2010.