En un artículo publicado en el diario israelí Ha’aretz,[1] el Profesor Itamar Rabinovich – presidente de la Universidad de Tel Aviv, ex Embajador de Israel en los Estados Unidos  (1993-96), jefe de las negociaciones de Israel con Siria durante el gobierno de Yitzhak Rabin, figura prominente del movimiento de paz en Israel y reconocido experto en historia del Medio Oriente – explica las ventajas y desventajas de la iniciativa saudita. A continuación presentamos extractos del artículo:  

«La Junta Cumbre de Beirut» en Contra de las Resoluciones de la Junta Cumbre Arabe

«Los sucesos de los últimos días han provocado una situación extraña y vergonzosa. En teoría, el mundo árabe ha adoptado el plan de paz propuesto por Arabia Saudita, y ha presentado una fórmula atractiva para solucionar el conflicto, mientras que, por su parte, Israel no ha respondido concretamente y continúa atrapado en un ciclo de violencia.»  

«En realidad, el caso es mas complejo. Por ejemplo, la relativamente flexible fórmula sobre el asunto del derecho al retorno contenida en la declaración del secretario general de la Liga Arabe, Amr Moussa, fue neutralizada por la exigencia explícita al derecho de retorno que apareció en una declaración simultánea, la ‘Declaración de Beirut’ presentada por el ministro del exterior de Líbano.»  

«Partiendo de la base de que la confrontación actual no tiene una solución militar y que la única salida es un acuerdo político, es importante entender como evolucionó la iniciativa saudita para convertirse en lo que hoy se conoce oficialmente como ‘la iniciativa de paz árabe’ y comprender las ventajas y desventajas de esta propuesta.»  

«Cuando la iniciativa saudita fue dada a conocer al público, tenía dos ventajas claras. Contenía una actitud positiva (por primera vez un país como Arabia Saudita adoptó la idea de la normalización de relaciones con Israel) y era clara y simple – total normalización a cambio de total retiro. Al mismo tiempo, surgieron preguntas mas serias. ¿Como iba a convertirse esta fórmula simple en un plan político? ¿Sería aceptado el plan por otros países árabes? Y si así fuera, ¿como podría utilizarse el nuevo horizonte político y diplomático para romper el ciclo de violencia?»   

La Interpretación Siria: No Habrá Normalización

«Como muestra de lo que sucedería en el futuro, surgió la reacción Siria, que mantiene relaciones cercanas con Líbano y que se declaró en contra de la iniciativa saudita. Inmediatamente después, el Presidente Bashar Assad fue invitado a visitar Arabia Saudita y, al concluir su visita, se nos informó que Siria había aceptado la iniciativa de paz saudita después de que se le aseguró que el retiro de las tropas israelíes a las fronteras que existían en 1967 sería interpretado de acuerdo a la concepción de Damasco.»  

«Sin embargo, el comunicado de Siria contenía otra condición – implementar el derecho al retorno palestino. Esto ejemplifica la contradicción que se agregó a la iniciativa saudita.»  

«Con el fin de lograr el apoyo del resto del mundo árabe, la fórmula simple tuvo que ser cancelada y se agregaron condiciones restrictivas. La introducción del ‘derecho al retorno’ como una condición limitante por parte de Siria bloqueó a la iniciativa saudita y eliminó la innovación revolucionaria que podía haber contenido y la adaptó a la línea tradicional del mundo árabe: ninguna solución que contenga un punto ‘final’ sería aceptada, en cambio, siempre debe dejarse una apertura para impedir lograr la normalización verdadera.»   

«Esta dualidad fue integrada a las resoluciones de la Junta Cumbre de Beirut. En una conferencia de prensa conjunta con los ministros del exterior de Arabia Saudita y Líbano, Amr Moussa leyó el texto de la ‘iniciativa de paz saudita, que a partir de entonces se conoce como la iniciativa de paz árabe.’ El Consejo de la Liga Arabe agrega dos demandas a la propuesta saudita de que los estados árabes normalizarán sus relaciones con Israel a cambio del retiro de este hasta las fronteras que existían en 1967 y del establecimiento de un estado soberano Palestino con la parte oriental de Jerusalén como su capital. Estas dos exigencias incluyen el retiro de las tierras que Israel ‘ocupa todavía en el Sur de Líbano,’ y una solución conjunta y justa al problema de los refugiados en base a la Resolución 194 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de Diciembre de 1948. Si Israel acepta estos términos, los estados árabes darán por terminado el conflicto y establecerán relaciones normales con Israel.»  

Los Arabes Agregan mas Condiciones

«Sin embargo, junto a esta declaración, la conferencia cumbre publicó una declaración adicional que enfatizaba, entre otros puntos, que Israel debe permitir que los palestinos gocen de todos sus derechos, incluyendo la garantía del ‘derecho de retorno’ de los refugiados palestinos en base a legítimas resoluciones internacionales y en base a principios de ley internacional incluyendo la Resolución 194 de la Asamblea General. Los líderes árabes también enfatizaron su apoyo al derecho de Líbano de utilizar todos los medios legítimos para liberar su territorio de la ocupación israelí hasta la frontera internacional reconocida, y afirmaron que para lograr la paz y la seguridad en la región Israel debía de afiliarse al tratado de no proliferación nuclear y abrir sus instalaciones nucleares a la supervisión internacional.»  

«Si la declaración de  Moussa estaba abierta a interpretaciones al mostrar cierta flexibilidad con respecto a la ‘ley del retorno,’ esta fue eliminada por la fórmula tradicional del ‘derecho al retorno’ que fue integrada en la declaración final de la Junta Cumbre.»   

«La exigencia de desarme nuclear y de que Israel se someta a supervisión internacional, es una posición bien conocida de Egipto y de Siria, que Egipto usó en 1995 para detener el proceso de normalización. La posición adoptada por la Junta Cumbre Arabe sobre el asunto de Líbano, permitiría el surgimiento de crisis en la frontera provocada por Hezbollah.»  

«En otras palabras, si la Junta Cumbre Arabe ofrecía normalización y el ‘final del conflicto’ con una mano, con la otra mano sostenía las fórmulas de siempre, que permiten que continúe la lucha aun después de que se llegue a un acuerdo…»  


[1] Ha’aretz, Abril 7, 2002.