Introducción
En la reunión de emergencia de dos horas de duración en Viena el 24 de octubre, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) decidió bajar la producción de crudo a 1.5 millones de barriles/día (b/d), entrando en vigencia el próximo mes.
La reducción en la producción fue la respuesta de la OPEP a la caída de los precios del crudo que alcanzó el máximo de $147 por barril a finales de julio de este año pero que está ahora ondeando los $60s por barril, y al parecer la tendencia es hacia la baja. El reducir la producción fue un compromiso entre el precio que la OPEP pregona, principalmente Irán y Venezuela que exigieron una reducción de 2.5 millones de b/d, y el mayor productor de petróleo, Arabia Saudita, que se ha negado a ser arrastrado a una situación que va contraria a sus intereses nacionales y estratégicos.
La postura saudita
Durante semanas, los pregoneros habían llamado a una reducción de la producción de petróleo para estabilizar los precios y quizás incluso establecer un piso de $70-$100 por barril. Mientras la voz de los pregoneros había alcanzado una subida antes de la reunión de la OPEP, los saudíes deliberadamente, se habían quedado callados sobre el asunto del corte de la producción.
Existen dos razones por su silencio deliberado. La razón menor tiene que ver con la clara negativa de los saudíes a ser vista como socios en secreto a los gustos del Presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad y el Presidente venezolano Hugo Chávez, dos revolucionarios anti-norteamericanos cuyas políticas son vistas como anatema por los saudíes conservadores. La razón principal tiene que ver con la percepción de los saudíes del conflicto potencial con Irán, su rival del Golfo. Los saudíes han estado preocupados durante varios años ahora por la creciente influencia estratégica de Irán y los planes para la hegemonía regional en el Golfo y en varios países árabes, principalmente Irak, Siria y el Líbano.
El rápido descenso en los precios del crudo les ha proporcionado a los saudíes una oportunidad de infligir dolor sobre Irán y reprimir sus ambiciones políticas por la hegemonía regional manteniendo la producción de petróleo alta y los precios bajos. En términos prácticos, la sutil arma saudita contra Irán es por lo menos tan potente como las sanciones de las Naciones Unidas y las de Estados Unidas combinadas. Un Irán económicamente más débil se traduce en un Irán que es política y estratégicamente más débil, y así una amenaza menor a la región del Golfo.
Existe otra razón que ha surgido recientemente como una fuente de conflicto entre el Irán chiíta y varios países sunni en el Medio Oriente, particularmente Arabia Saudita pero también Egipto, Jordania y los países árabes del Golfo. Estos países han estado preocupados por los esfuerzos iraníes de aventurarse en el proselitismo a gran escala de sunnis hacia el chiísmo, particularmente los Wahhabis en Arabia Saudita, como una religión falsa cuyos practicantes son apostatas.
Implicaciones por los bajos precios del petróleo
Un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) ha sugerido que para que Irán equilibre su presupuesto, el precio del petróleo no debe caer por debajo de $95 el barril. La cifra equivalente para Arabia Saudita es de $50 por barril y para los Emiratos Árabes Unidos y Qatar incluso más baja. Uno debe tener presente que el crudo iraní se vende a un precio con descuento comparado con el de más alta calidad el West Texas intermedio.
Países cuyas economías se basan en la producción de recursos naturales, tales como el petróleo, generalmente establecen un fondo de estabilización para retener la caída inesperada en las ganancias, tales como cuando el petróleo subió a más de $140 por barril, para ser usado en tiempos de una sacudida económica, tal como un marcado descenso en el precio del artículo.
Irán ha establecido tal fondo a ser manejado por su banco central. Parecería ser, sin embargo, que el Presidente Ahmadinejad se ha zambullido muy a menudo en su arado, causando la salida/renuncia de dos gobernadores consecutivos del banco central de Irán en poco más de un año. Los recursos del fondo de estabilización iraní se mantienen en secreto; sin embargo, un miembro del (parlamento) Majlis reveló recientemente de que tiene un balance de $7 billones, el cual cubriría el costo de la gasolina importada durante casi un año.
El marcado descenso en los precios del petróleo limitará la habilidad de Ahamadinejad en mantener sus promesas electorales de poner dinero en la mesa de los iraníes. Durante el año civil iraní de marzo 2007-2008, las ganancias obtenidas del petróleo iraní fueron estimadas en $80 billones. Si los precios permanecen al nivel presente de $60 por barril, las ganancias obtenidas por Irán el próximo año civil descenderán a $64 billones, lo que significa un déficit presupuestario de $7-$30 billones. Las sanciones de los Estados Unidos y las Naciones Unidas continuarán obligando a Irán a acudir a rutas tortuosas para comprar mucho de lo que consume y, más aun, géneros de uso dual a un precio Premium estimado. La prensa iraní publicó recientemente tales titulares como «el fin del festival petrolero», y «la quiebra de la OPEP». [1]
Las opciones de Irán
Las ganancias obtenidas del petróleo comprenden el 80% del intercambio exterior de Irán. Si los precios del petróleo continúan en picada ante una crisis económica mundial que está empeorando – una crisis que puede ser justa en sus fases tempranas – Irán, a diferencia de los países productores de petróleo árabes con fuertes riquezas soberanas como para soportar sus economías nacionales, pudiera enfrentar una desestabilización política de eventos que podrían amenazar la supervivencia del régimen.
En el frente económico, Irán podría acudir a terminar los subsidios del petróleo y restringir las importaciones de consumo no-esenciales para conservar la divisa extranjera. De hecho, noticias de Irán de la semana pasada sugieren que ambos pasos están siendo considerados.
Irán también puede buscar reintroducir un 3% al impuesto al valor agregado (IVA) el cual fue obligado a suspender después de que dueños de tiendas en los políticamente influyentes mercados comerciales cerraron sus tiendas en protesta, argumentando que el IVA agravaría mucho más la inflación que alcanzó 29.6% en octubre. [2]
El precio del crudo es determinado por los factores gemelos de la economía y la psicología. Los factores económicos son moldeados por el suministro y la demanda y cuando esta hace desplomar los precios rápidamente se produce el ajuste. Pero los precios del petróleo también son sensibles a los factores psicológicos, tales como las amenazas percibidas a las fuentes o rutas de suministro del crudo. En el último caso, Irán puede buscar generar una crisis que haría regresar a los especuladores de petróleo en manadas y causaría que los precios del crudo repuntaran. En este caso, Irán podría poner en acción una de las opciones siguientes en un intento de ambos de desviar el descontento nacional hacia afuera y obtener al mismo tiempo ganancias económicas:
Primero, Irán podría hacer escalar el conflicto en Irak a un grado en que le negaría al mercado un suministro de 1.5-2.0 millones de b/d del muy necesitado crudo ligero Basra. El clérigo chiíta Muqtada Al-Sadr, con su Ejército Mahdi pagado por Irán, es un potente alborotador que llevaría a cabo tal misión al servicio de Irán. Irán podría usar sus muchos agentes al sur de Irak para sabotear los viaductos que llevan el petróleo iraquí al puerto Um-Qasr. En una jugada desesperada, Irán podría causar un incidente con uno de los buques navales norteamericanos que patrullan las plataformas petroleras en Irak.
Segundo, la Guardia Revolucionaria de Irán podrían sabotear a un tanquero petrolero en el Golfo de Hormuz sobre algún argumento débil de que el tanquero ha violado las aguas territoriales de Irán. Tal acto elevaría las tensiones políticas a niveles superiores e incrementaría enormemente la prima de seguros a niveles sofocantes o desalentaría a los tanqueros petroleros de transportar el crudo del Golfo.
Tercero, Irán podría instigar un conflicto entre el Hizbullah e Israel que podría hacer zambullir al Medio Oriente en una nueva ronda de conflictos militares que pudiera también involucrar a Siria (el aliado estratégico de Irán en el área). Los conflictos armados en el Medio Oriente se traducen rápidamente en altos precios del petróleo, con o sin una recesión mundial. [3]
* El Dr. Nimrod Raphaeli es Editor del Blog Económico de MEMRI, www.memrieconomicblog.org
[1] Al-Sharq, Qatar, 24 de octubre, 2008.
[2] El régimen también podría no hacer nada, diciéndole a los iraníes que las dificultades económicas eran parte de un malestar global y que la situación está fuera de su control.
[3] Irán también podría acelerar su programa nuclear e incluso revelar o probar uno de sus elementos nucleares con el propósito de causar un pandemonio internacional. Este escenario es improbable pero no imposible para un régimen ideológicamente fanático que lucha por su propia supervivencia.