Retiro Íntegro

Según el reportero Thomas Friedman del periódico New York Times, el Príncipe Abdallah exigió el retiro íntegro israelí de las fronteras establecidas en 1967. Sin embargo, según Henry Siegman, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores, funcionarios sauditas anónimos afirmaron que Arabia Saudita se conformaría con mucho menos. Siegman escribió, «funcionarios sauditas me dijeron que las relaciones de normalización con Israel no excluyen la soberanía israelí sobre el Muro de los Lamentos dentro de la Ciudad Vieja y sobre los barrios Judíos de Jerusalén. También indicaron que Arabia Saudita no se opondría al traslado de pequeñas áreas de la Franja Occidental a Israel a cambio de territorios equiparables que Israel ceda a los Palestinos, a condición que dicho intercambio se establezca libremente en una negociación.» [1]

Las citas de Siegman causaron cierta confusión. Edward Walker, presidente del Instituto del Medio Oriente en Washington, las atribuyó al Príncipe Abdallah, afirmando: «Por primera vez, el Príncipe saudita acordó a la posibilidad de intercambio de tierras, tomando en cuenta los pueblos que rodean Jerusalén.» [2]

El New York Timesdeclaró que: «… La propuesta saudita permitiría a Israel retener lugares religiosos Judíos y áreas residenciales en la parte oriental de Jerusalén e incluso conservar un grupo de poblados más allá de las líneas establecidas de 1967 a cambio de otros territorios equiparables. [3]

Sin embargo, Abd Al-Rahman Al-Rashed, editor del diario saudita inglés Al-Sharq Al-Awsat, quien afirmó que había conversado con un interlocutor de Siegman, reportó algo diferente. «La conversación del Príncipe Abdallah con Friedman se basó en la palabra «completo» porque esta palabra es todo… Es la clave, así como era el obstáculo principal en negociaciones de paz anteriores. Si lo israelíes quieren la paz, deben de dar algo íntegro, no solamente una parte. Deben devolver toda la Franja Occidental, la ocupación de Jerusalén, los territorios del Golan y otorgar un estado palestino íntegro…» [4]

El Tema de los Refugiados

Un punto central de la crítica del editor del diario árabe inglés Al-Quds Al-Arabi, Abd Al-Bari ‘Atwan con respecto a la propuesta de Abdullah, fue que no mencionó el tema de los refugiados palestinos. «La disputa israelí-palestina nunca giró alrededor del retiro íntegro de la Franja Occidental y de la Franja de Gaza, las cuales, constituyen ocho por ciento de la palestina histórica. La disputa siempre se centraba en el derecho de los palestinos de regresar a sus hogares, según resoluciones internacionales legítimas… El tema de los palestinos siempre fue el tema de los refugiados; no solamente una cuestión de territorio. Las guerras entre Israel y Palestina se originaron con un solo propósito en mente, el regreso de los refugiados a su patria y el fin del sufrimiento en los campos. En este momento se debe mencionar que la revolución palestina inició en los campos de refugiados aun antes de la ocupación de la Franja Occidental y la Franja de Gaza en junio de 1967.» [5]

Los seguidores de la iniciativa saudita no fueron capaces de refutar estos argumentos. Othman Al-Rawwaf, miembro del Consejo Saudita «Shura», afirmó que era implícito la solución del problema de los refugiados: «el retiro íntegro incluye la solución automática y directa de los temas de Jerusalén y de los refugiados» [6] .

La Estrategia de Negociaciones

Surgió un debate entre los seguidores del plan y aquellos que se oponían en relación a la óptima estrategia de negociación. Según ‘Atwan, «aun si existe la necesidad de presentar estas ideas, lo debían haber hecho en una reunión con el presidente estadounidense, y a cambio de una forma de remuneración. El levantar estas propuestas, sin fundamento claro, solo para complacer a un reportero, es vergonzoso.» [7]

En contraste, Al-Rashed afirmó que el Príncipe Abdallah había establecido un precio para las relaciones con Israel, y que otros países habían normalizado su relación con Israel sin recibir nada a cambio: «La relación que tiene Israel con Qatar, Omán, Mauritania, Marruecos, Tunez y otros países fue prácticamente a cambio de nada. Sin embargo, la nueva iniciativa establece que para poder mantener una buena relación con otros países árabes, Israel tendrá que pagar un precio alto: tierras, Jerusalén y seguridad. Si rechazamos la iniciativa, y cada país árabe empieza a reconocer a Israel, entonces los palestinos no tendrán nada más que dar a cambio para que se retiren íntegramente de los territorios deseados…» [8]

Al-Rashed también argumentó que la iniciativa del Príncipe Abdallah da esperanza a los palestinos, sin la cual estarían derramando su sangre en vano: «En la entrevista con Friedman, el Príncipe Abdallah se dirigió a la opinión pública israelí… La afirmación del Príncipe declarando que era posible la paz íntegra, a condición de que se detuvieran los actos israelíes y siempre y cuando se lleve a cabo el retiro íntegro de los territorios árabes ocupados, debilita el argumento israelí en relación al uso de fuerza palestina y les otorga a los palestinos una verdadera oportunidad para traducir sus acciones en un programa político. De otro modo, ¿cuál es la finalidad de estos actos si no existe un programa político que los respalde?» [9]

¡Tenía que Ser Friedman!

‘Atwan estaba agitado por la decisión del Príncipe Abdallah de conversar con Thomas Friedman sobre la iniciativa de paz. ‘Atwan se refirió a Friedman como «un reportero estadounidense acusado, recientemente por los medios de comunicación árabes, de ser hostil hacia el reino saudita y hacia los musulmanes debido a sus severos artículos en donde critica la corrupción que se está divulgando en los círculos gobernantes sauditas, y sus ataques en contra de la educación islámica, culpable de los ‘terroristas'» ‘Atwan consideró que «dicha decisión estratégica debió haber permanecido en secreto, y presentado a líderes árabes… en la cumbre de la liga árabe o a través de un discurso en canales de televisión árabes…»

«Las afirmaciones del Prícipe Abdallah podrán alegrar al reportero Friedman y a la población Judía, quienes según círculos sauditas, son los responsables de los ataques en su país. Sin embargo, es razonable asumir que no complacerán a los ciudadanos sauditas. En mi opinión, es más importante la satisfacción de los ciudadanos sauditas que la del señor Friedman del The New York Times, y de la población Judía.»

Además, ‘Atwan argumentó que el régimen saudita procuró cubrir sus puntos débiles para solucionar el problema de corrupción y de violación de derechos humanos en su país, así como mejorar servicios públicos, con iniciativas extranjeras «protegidas por la legitimidad palestina…» Concluyó su artículo, «Solamente puedo reconocer que el reportero Thomas Friedman se ha convertido en el hombre que define la agenda para la mayoría de los líderes árabes con sus cartas, reportajes y entrevistas. Es Friedman quien determina lo que deben o no deben hacer. De hoy en adelante, debemos leer sus reportajes para saber qué dirección tomarán nuestros líderes. Felicidades a Friedman por sus logros.» [10]


[1] The New York Times, Febrero 21, 2002.

[2] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 26, 2002.

[3] The New York Times, Febrero 28, 2002.

[4] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[5] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 27, 2002.

[6] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 26, 2002.

[7] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 19, 2002.

[8] Al-Quds Al-Arabi (Londres), Febrero 19, 2002.

[9] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

[10] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), Febrero 19, 2002.

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