Por: Alberto M. Fernández

Vivimos en un mundo altamente politizado y polarizado. Es un lugar donde decir la consigna ‘all lives matter’ ‘toda vida importa’ es en su apariencia políticamente incorrecto.[1] Es un mundo en el que privilegiados estudiantes adultos de costosas elites universitarias se quejan del «privilegio de los blancos» y exigen «espacios seguros», «palabra gatillo» protección contra el discurso recalcado, mejores opciones en alimentos de la cafetería y todo tipo de alojamiento y ser consentido y mimado.[2]

Estas aparentes contradicciones abundan fuera de Occidente. En el discurso supremacista de los islamistas y yihadistas tales como el Estado Islámico, predominan dos pensamientos: que los «musulmanes» (tal como los definen los grupos extremistas) están oprimidos, esencialmente en todas partes por todos (pero especialmente por los judíos, Estados Unidos y los «cruzados») y que los «musulmanes» pronto dominarán el mundo, «conquistar Roma, esclavizaran a sus mujeres y romperán sus cruces». Recuperarán cualquier territorio que haya tenido algún gobernante musulmán, aunque los lugares más citados son España, «Al-Andalus» y Jerusalén. Esta narrativa, que trasciende a la de los yihadistas, es tanto sobre el ser víctimas y sobre la esperanza de ser capaz de victimizar a otros.[3]

Pero mientras la Izquierda y los islamistas ambos juegan la carta de ser víctimas mientras sueñan con imponer su voluntad a otros, en realidad existen grupos de individuos que a menudo están doblemente en la mira, doblemente victimizados tanto en Oriente como en Occidente. Son víctimas de la violencia extremista en el Medio Oriente que, luego de múltiple indignación en las tierras donde nacieron y después de huir hacia Occidente, corren el riesgo de ser abusados tanto por los islamistas como por una incipiente coalición de guerreros izquierdistas de la «justicia social» vinculados a la burocracia, la Academia y la defensa que busca señalar su virtud sirviendo como una especie de policía del pensamiento contra lo políticamente incorrecto relacionada con el Medio Oriente.

Aquellos doblemente victimizados por la Izquierda y por el islamismo son los cristianos del Medio Oriente y otros miembros de las minorías religiosas o grupos étnicos tales como los yazidis y cualquier otro tipo de musulmanes heterodoxos, desde librepensadores a ex musulmanes que se atreven a criticar tendencias violentas o intolerantes dentro del Islam.

Todos estos grupos sufrieron de persecución en el Medio Oriente pre-moderno, semejante al del Occidente pre-moderno; Las minorías a menudo son perseguidas por el capricho de las autoridades religiosas o políticas por todo tipo de razones, desde lo ideológico hasta lo corrupto. Al mismo tiempo, un gobernante pudiera disminuir la persecución (o incrementarla). Hace mil años, un librepensador musulmán como Mansour Al-Hallaj podía ser ejecutado por su heterodoxia, al igual que algunos librepensadores cristianos serían quemados en la hoguera del Occidente medieval.[4] Los cristianos y yazidis a menudo eran masacrados o se abusaba de ellos, aunque el sufrimiento del grupo anterior se intensificara en los genocidios del siglo 20 contra los cristianos armenios y asirios y la hambruna de la Primera Guerra Mundial, que devastó gran parte del Líbano, matando a la mitad de la población.[5]

Pero si muchos de estos acontecimientos históricos se encuentran en el pasado, los siglos 20 y comienzos del siglo 21 han continuado esta tendencia. Yazidis y cristianos en Irak sufrieron bajo Saddam Hussein y su situación se deterioró bajo las caóticas condiciones después de su caída y el surgimiento de la organización que se convertiría en el Estado Islámico, que no sólo atacó a estos grupos vulnerables sino que convirtió en armas los argumentos islamistas en su contra en los medios de comunicación a novel mundial. Los cristianos egipcios han sido blancos de violencia desde la década de 1970 por organizaciones que eventualmente se alimentarían de la creación de Al-Qaeda. Que la violencia anticristiana parece haber sido internalizada ahora por una considerable minoría de la población musulmana egipcia.[6] Sentimientos intolerantes similares – y las acciones violentas – pueden encontrarse en los países de mayoría musulmana, desde Libia a Indonesia.[7]

Y la ira de los islamistas y yihadistas no se limita a las minorías religiosas, sino que a menudo se expresa violentamente contra cualquiera de la población musulmana que se aleja de la percepción de los extremistas a la rígida ortodoxia. Una campaña dirigida por el EIIS en Bangladesh en el 2015-2016 subrayó esta lujuria por la vigilancia de los transgresores ideológicos. No sólo los cristianos y los hindúes fueron blanco, sino también los sufíes, los seculares, ateos y librepensadores que provenían de la mayoría musulmana del país.[8] Los musulmanes liberales sufren a manos de los gobiernos de Egipto, Arabia Saudita y Sudán, señalando algunos casos recientes.[9] Y el alto perfil de disidentes musulmanes siempre se enfrentan al dilema de si quedarse y luchar o huir hacia Occidente.[10]

Ahora uno pudiera pensar que, para esta gente en la mira, la situación en Occidente sería radicalmente diferente. Después de todo, esta es Occidente que valora la libertad de expresión y todo tipo de libertad más que cualquier otra cosa, ¿cierto? No ha funcionado totalmente de esa manera.

Las minorías religiosas haciéndose pasar como refugiados han sido objeto de ataques mientras huyen con refugiados musulmanes (en un caso notorio, los cristianos son arrojados por la borda para que se ahoguen) y, de manera generalizada, mientras están en los campamentos de refugiados europeos.[11] De acuerdo a una encuesta, el 88% de los refugiados cristianos han experimentado personalmente una persecución con motivos religiosos por musulmanes, mientras se encuentran en los refugios; El 32% afirmó haber experimentado violencia verdadera.[12] Sin embargo, los gobiernos occidentales se sienten incómodos, por decir lo menos, en reconocer los casos en que los musulmanes pueden ser los victimarios por temor a avivar la xenofobia. Los cristianos coptos también han sido blancos de los musulmanes en Occidente.[13] Incluso han sido amenazados por un ex funcionario del gobierno de Estados Unidos que resultó ser musulmán.[14]

Las personas de perfil mayor de origen cristiano del Medio Oriente no son inmunes a la estigmatización. Cuando el estudioso libanés Walid Phares fue identificado desde el principio como asesor de la campaña Trump, este fue criticado en los medios de comunicación occidentales debido a su activismo político décadas antes en su Líbano natal, a pesar de que sus opiniones verdaderas están muy en la corriente conservadora republicana principal. Pero muchas de las críticas también llegaron desde las fuentes de la extrema izquierda y pro-islamista también y este fue el caso también cuando Phares fue consejero de la campaña de Romney en el 2012.[15]

Así vemos el extraño desarrollo de una élite liberal que supone que la islamofobia en un Occidente supuestamente racista (un lugar que en realidad pareciera ser irresistible para los inmigrantes musulmanes) es un problema mayor que la persecución actual (si no es la extinción) de las minorías religiosas en la Medio Oriente.[16]

Si los cristianos del Medio Oriente que huyen en dirección al oeste han tenido sus desafíos, se pudiera suponer que el multiculturalismo del Occidente secular abrazaría con entusiasmo la gran diversidad religiosa existente dentro del Islam. Pero esto no es tan simple. Los islamistas radicales en Occidente han perseguido e incluso han asesinado a musulmanes heterodoxos en Occidente, por supuesto.[17] Este es un proceso que ha estado sucediendo durante décadas, mientras los salafistas y otros extremistas tratan de intimidar a cualquiera pasivamente o con violencia a sus correligionarios musulmanes en Occidente.[18]

Pero el ataque de los supuestamente heterodoxos musulmanes en Occidente no se limita a los islamistas. Este puede provenir también de la izquierda política. Existen muy pocos ejemplos mejores de esto que la reciente dada a conocer lista de «prominentes extremistas anti-musulmanes» del Centro de Derecho de Pobreza del Sur (CDPS), que incluyó a tres personas de origen musulmán en una lista de 15 individuos.[19] Y mientras que la ex-musulmán y ahora atea Ayaan Hirsi Ali y el ex musulmán y ahora Cristiano Walid Shoebat se encuentran en la lista, también lo está el musulmán practicante liberal Maajid Nawaz.[20] Nawaz señaló sarcásticamente que «la izquierda regresiva se encuentra ahora en la actividad comercial de emitir fatuas contra los reformistas musulmanes».[21]

El activista secular marroquí Zouhair Mazouz ha señalado recientemente el mismo fenómeno que lo calificó de racista porque «critiqué el misógino tratamiento de la mujer en las sociedades predominantemente musulmanes, [y de esta manera] fui acusado de racismo contra mi propio pueblo».[22] La izquierda odia lo que ellos llaman estas voces «nativas» a quienes estos acusan de «distorsiones simplistas de culturas complejas».[23] El académico egipcio-alemán Hamid Abdel-Samad ha criticado esta «invertida perspectiva racista» o «racismo de bajas expectativas» en la que los intelectuales y políticos europeos de izquierda evitan criticar la intolerancia dentro del Islam.[24]

Los mismos activistas que se burlan de escuchar a las víctimas (de hombres blancos o heterosexuales) son extrañamente silenciosos cuando las víctimas pueden ser refugiados cristianos del Medio Oriente o inmigrantes o reformistas musulmanes liberales. Las víctimas son mucho menos interesantes y están mucho menos en la necesidad por obtener un apoyo abierto.

 

Uno esperaría ver un Occidente verdaderamente libre y verdaderamente respetuoso de toda clase de diversidad, no sólo cuando se ajusta a una narrativa izquierdista que le asigna una virtud inherente o vicio – tal como lo hacen los yihadistas – de acuerdo a su preconcebida agenda política de identidad. ¡Qué gran ironía que la política de identidad coercitiva de la izquierda occidental y la mortal política de identidad del islamismo encuentren un terreno común en la caza de herejes y disidentes de fe pura!

*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI.

[1] Huffingtonpost.com, 25 de julio, 2016.

[2] Learning.blogs.nytimes.com, 14 de septiembre, 2016.

[3] Informe Diario de MEMRI Nº 85, España en la mira de islamismo, 28 de marzo, 2016.

[4] Thesufi.com/sufi_biographies_and_stories/mansoor-al-hallaj.html, sin fecha.

[5] Thenational.ae, 14 de abril, 2015.

[6] Hudson.org, 2 de junio, 2016.

[7] Telegraph.co.uk, 6 de febrero, 2015.

[8] CNN.com, 20 de junio, 2016.

[9] Nervana1.org, 5 de mayo, 2016.

[10] Informe Diario de MEMRI Nº 105, La lucha contra una cultura de Ilusión: La larga lucha del Dr. Turki Al-Hamad, 5 de octubre, 2016.

[11] Barnabasfund.org/news/Persecution-of-Christians-in-Middle-East-being-replicated-in-European-refugee-shelters, 28 de octubre, 2016.

[12] Opendoors.de/downloads/Berichte/Open_Doors_Survey_Religiously_motivated_attacks_on_Christian_refugees_in_Germany_2016.pdf, mayo, 2016.

[13] MEMRI Tv Clip #5691, Activista egipcio-estadounidense en N.Y. Ayat Oraby pide un boicot económico a los coptos: La Media Luna debe siempre estar por encima de la cruz, 21 de septiembre, 2016.

[14] PJmedia.com, 25 de junio, 2016.

[15] Cairchicago.org, 29 de junio, 2012.

[16] Crisismagazine.com, 18 de octubre, 2016.

[17] BBC, 6 de abril, 2016.

[18] Parool.nl, 21 de noviembre, 2016.

[19] Splcenter.org, 26 de octubre, 2016.

[20] The Atlantic, 29 de octubre, 2016.

[21] Thedailybeast, 29 de octubre, 2016.

[22] Wbur.org, 1 de diciembre, 2016.

[23] Huffingtonpost.com, 25 de abril, 2012.

[24] MEMRI Tv Clip #5776, Académico egipcio-alemán Hamed Abdel-Samad: La negativa de los intelectuales occidentales de criticar al Islam refleja racismo; Europa no sería la que es sin criticar la religión, 13 de noviembre, 2016.