El Irán contemporáneo, al igual que el Irán medieval, no es un país sino un imperio heterogéneo, multinacional y multilingüe. En Irán, los persas constituyen la mitad de la población del país, mientras que la otra mitad son minorías que mantienen una fuerte identidad étnica que los distingue de los persas.
Cabe señalar que en Irán se hablan unos 75 idiomas (por ejemplo, túrquico, kurdo, balochi, árabe y caspio). Tal como lo señaló el estudioso iraní Eliz Sanasarian, «si el idioma es utilizado como la principal característica distintiva de la etnia, el persa, a pesar de ser el idioma oficial, es la lengua materna de apenas la mitad de la población de Irán».[1] Sin embargo, muchos de estos idiomas se están extinguiendo debido a las políticas discriminatorias implementadas por la República Islámica de Irán y antes de ello, por la dinastía Pahlavi.[2]
La historia moderna del país se ha caracterizado por ataques brutales contra las comunidades azeríes, kurdas, baluchis, turcomanas y árabes, a las que una sucesión de gobernantes les ha impedido disfrutar de sus derechos políticos y culturales. Desde la fundación del estado-nación iraní moderno en el año de 1925 por Reza Shah, quien institucionalizó el «supremacismo persa», la estratificación étnica de Irán, que comprende un núcleo persa dominante y una periferia marginada compuesta de minorías, se ha vuelto cada vez más evidente.[3]
Muchos persas, tanto dentro como fuera de Irán, dudan en reconocer o incluso hablar sobre la realidad de la diversidad etno-nacional de Irán, debido a los prejuicios, el chovinismo y el miedo a promover indirectamente la secesión. Por estas mismas razones, una relación de desconfianza mutua entre la sociedad persa y la no persa ha moldeado la historia moderna de ciudadanía en Irán.
La diversidad nacional y el auge del etno-nacionalismo han sido percibidos por los sucesivos regímenes de Teherán como una grave amenaza para la integridad territorial y para la seguridad nacional del estado iraní. Sin embargo, días antes de dejar el país, el último Shah de Irán predijo que Irán sería dividido en diferentes países.[4] Dado que Irán ha estado experimentando disturbios anti-régimen durante más de un mes, desencadenados primero en Kurdistán, el tema étnico se está volviendo crucial en darle forma a una estrategia para el «cambio de régimen».
Las minorías desean un ‘cambio de régimen’ junto a etno-estados independientes
El gobierno autoritario y la discriminación étnica de Irán, junto a la economía en crisis del país, la pobreza y el ascenso al poder de los ultra-conservadores luego de las elecciones del año 2021, están poniendo en riesgo la supervivencia de la creación de la República Islámica. Esto ya fue predicho en un documento filtrado del CGRI del mes de febrero del presente año 2022, que advertía que la sociedad iraní se encuentra en «un estado de explosión», ya que «el descontento social se ha incrementado en un 300% en el último año».[5]
Con el inicio de los disturbios en el país, Mohammad Bagher Qalibaf, presidente del parlamento iraní, reconoció que mientras las manifestaciones del pasado tenían como objetivo reformas, las actuales protestas tienen como único objetivo el derrocamiento de la República Islámica.[6] Sin embargo, es importante comprender que en este momento se están produciendo dos revoluciones distintas en Irán. Una es inherentemente persa-centrista, que busca solo un «cambio de régimen» mientras conserva la actual hegemonía cultural y política persa-centrista. La otra revolución es de naturaleza etno-nacionalista y busca no solo un «cambio de régimen» sino el establecimiento de etno-estados totalmente independientes.
La revolución etno-nacionalista y sus demandas quedan en gran parte fuera de los debates sobre el tema en los medios de comunicación internacionales, donde el movimiento persa-centrista es presentado como el único representante de la voluntad de los pueblos iraníes.
La atmósfera revolucionaria que siguió tras el estallido de las actuales protestas a nivel nacional y la posibilidad de un cambio de régimen ha llevado a la intensificación de las actividades políticas entre las comunidades etno-nacionales y religiosas marginadas en Irán. Ellos ven la revolución en curso como una oportunidad de oro para reclamar sus derechos a la auto-determinación socio-política y cultural. Por primera vez desde que ocurrió el golpe de estado persa del año 1921, los movimientos etno-nacionalistas creen que con la movilización masiva de sus sociedades, existe la esperanza de presentar sus demandas de autonomía y de reconocimiento de los derechos socio-políticos, nacionales y culturales en el Irán posterior al de los ayatolás.
Esta vendría a ser la razón por la cual las autoridades iraníes, que no están dispuestas a abordar las quejas y demandas legítimas de los grupos étnicos, atacan de manera desproporcionada a las minorías étnicas en las regiones fronterizas, a diferencia del centro de Irán. De hecho, desde que comenzaron las protestas contra el régimen, el 17 de septiembre, las peores masacres cometidas por el régimen han ocurrido en las regiones fronterizas, particularmente en las regiones de Kurdistán, Juzestán, Baluchistán y el Caspio.
Cabe señalar también que en el pasado, la política del régimen iraní ha sido dividir a los kurdos y azeríes al noroeste del país. Los azeríes, que hablan túrquico, son principalmente musulmanes chiitas, mientras que los kurdos poseen su propio idioma distintivo y son predominantemente musulmanes sunitas. Juntos, forman entre el 30-35% de la población de Irán, lo que representa una grave amenaza para la integridad territorial de Irán. El esfuerzo de la República Islámica por promover la desunión étnica en la periferia de Irán ha tenido hasta ahora dos objetivos principales: primero, debilitar a los grupos étnicos no persas de Irán dividiéndolos en partes beligerantes y antagónicas, y segundo, promover la violencia étnica entre diferentes grupos para justificar la intervención del gobierno y fortalecer el gobierno de estado.
Un frente unificado contra los mulá
La revolución iraní del año 2022, en su etapa inicial, comenzó como protestas que condenaban el asesinato de la mujer kurdo-iraní de 22 años Jina Amini (conocida en los medios por su nombre obligado en persa Mahsa), quien fue torturada y asesinada por la «policía moral religiosa de la República Islámica de Irán.[7] Estas protestas pronto se convirtieron en una rebelión desatada destinada a derrocar al régimen. Irán ha pasado ahora de un «estado de explosión» a un «estado de colapso». Esta fase marca un momento crítico y decisivo en cuanto a si la «revolución» contra el régimen entrará en su etapa final: el régimen pudiera colapsar, o el país caerá aún más en violencia, ya que el régimen iraní, que está desesperadamente decidido a sobrevivir, utilizará medios cada vez más agresivos para reprimir la rebelión.
A diferencia de la Revolución Islámica del año 1979 y el Movimiento Verde del 2009, las actuales protestas están muy descentralizadas y desorganizadas. La historia muestra que sin un liderazgo ni organización, las perspectivas de éxito son bastante escasas. Por lo tanto, las protestas iraníes necesitan de un fuerte liderazgo, organización y una agenda política para poder transformar las actuales protestas en un movimiento colectivo organizado en contra de la República Islámica de Irán.
Existe la necesidad de crear una organización fuera de Irán diseñada para unir a la oposición iraní en torno a una plataforma común. Es importante que toda la sociedad, persas y no persas por igual, se una para perseguir el objetivo común del cambio de régimen. Por lo tanto, debería establecerse un comité directivo, el cual se desempeñaría como la voz oficial de la oposición iraní, similar al frente unido de oposición iraquí contra el régimen Ba’ath iraquí en Londres en el año 2002, a pesar de los desacuerdos radicales entre los grupos políticos iraquíes en disputa. Tal como argumentó el analista político iraní Borzou Daragahi, «las sublevaciones contra autócratas longevos en Libia en el año 2011 y Sudán en el año 2019 tuvieron éxito luego que los aliados políticos de los manifestantes visitaron las capitales extranjeras y convencieron a los poderes regionales de que la oposición podía liderar sus naciones de una manera responsable».[8]
Cabe enfatizar que la agenda política de esta organización anti-régimen debe buscar respaldar un futuro confederalista democrático para Irán, con minorías ante la perspectiva de ejercer su derecho a la auto-determinación.
Dentro de Irán, a medida que el gobierno intensifica los ataques del ejército contra los manifestantes, existe la necesidad de formar unidades de autodefensa, junto a la unificación política de la oposición. Sin unificación política y lucha armada con ayuda exterior, las protestas no tendrán éxito ante la brutalidad del régimen iraní.
Confederalismo democrático
Una transición hacia un nuevo orden político en Irán solo será posible si los revolucionarios y sus seguidores encuentran vías para la cooperación política entre ellos.
La ideología de «iranianidad (Iraniyyat)», en la que los persas gobiernan sobre los demás, la cual fue defendida por los Pahlavis y por el posterior régimen de los ayatolás, está condenada a colapsar, ya que nunca se ha convertido en un contrato social entre los régimen y los diferentes grupos étnicos y religiosos del país. Las minorías étnicas de Irán se han orientado mucho más internamente, centrándose más en sus raíces históricas y sus lazos culturales transfronterizos con sus co-étnicos en otros países.
Mientras los persas glorifican un Irán unificado, los manifestantes árabes kurdos, baluchis, azeríes y ahvazíes dentro y fuera de Irán siguen defendiendo sus derechos etno-nacionalistas, izando sus banderas nacionales y coreando consignas etno-nacionalistas como «Kurdistán libre». Kurdistán no es parte de Irán», «Libre de Baluchistán» y «Libre de Juzistán», en lugar de consignas nacionalistas pan-iraníes. Sin embargo, parte de la diáspora persa, principalmente los partidarios de Pahlavi, parecen oponerse a las demandas de las minorías por sus derechos. De hecho, muchos videos muestran a nacionalistas persas pro-Pahlavi hostigando a grupos no-persas ondeando sus banderas étnico-nacionales. Por lo tanto, los nacionalistas pro-Pahlavi sirven el objetivo de la República Islámica de reprimir la revuelta liderada por las minorías étnicas, aunque comparten el mismo objetivo de derrocar al régimen de los ayatolás.
La diáspora persa debería hacer un esfuerzo por hallar un término medio con las minorías étnicas y apoyar la idea del confederalismo democrático para el futuro de Irán. Este concepto fue teorizado por primera vez por el encarcelado líder del PKK Abdullah Ocalan. La consigna feminista kurda «Jin, Jiyan, Azadi» (Mujer, vida, libertad – en persa, «Zan, zendegi, azadi«), que se ha convertido en el grito de guerra de los iraníes, es un principio de este concepto político que también pudiera ser adoptado como la agenda política por todos los grupos de oposición iraníes, por el nuevo orden político que emerge luego de la caída de los ayatolás.
El confederalismo democrático puede caracterizarse como un sistema que surge desde abajo hacia arriba para la auto-administración y la auto-determinación, cuyo objetivo es trascender la idea de un estado jerárquico y centralizado mediante la creación de confederaciones que aceptan las realidades étnicas, religiosas y políticas. Por lo tanto, este pudiera ser un marco unificador para las diferentes organizaciones étnicas y religiosas que representan los diferentes segmentos de Irán.
El «pan-iranismo», junto al «chiismo», son ideologías fallidas que no han logrado formar un contrato social entre los iraníes desde el establecimiento del Irán moderno en el año 1921. Por lo tanto, un contrato político y social alterno basado en el confederalismo democrático necesita ser forjado entre todas las etnias de Irán, reconociendo su derecho a la autonomía y a la auto-determinación, abandonando así el antiguo proyecto estatista y nacionalista iraní centralizado por uno democrático-confederal que ya no tiene como objetivo construir un estado-nación iraní inherentemente imperial y opresivo. En cambio, el objetivo debería ser el establecimiento de una entidad descentralizada, basada en el confederalismo democrático, que prepare el escenario para una nueva era en la historia y política de Irán con nuevos estados étnicos, que emergen después de que se le conceda a las minorías étnicas el derecho a tomar decisiones sobre sus derechos vidas y determinar sus propios asuntos económicos, culturales y sociales.
Conclusión
Los pueblos de Irán están unidos ante el actual régimen. Sin embargo, en el Irán posterior al ayatolá, los persas buscan mantener su hegemonía, mientras que las minorías étnicas buscan formar estados étnicos. Un término medio puede encontrarse en la idea de la confederación democrática del país.
Los persas deben entender que los grupos étnicos en Irán ahora desean un cambio verdadero y no aceptarán otro régimen que no reconozca sus derechos. La República Islámica representa una continuación de las políticas Pahlavi en contra de las minorías en el país y no hay garantía de que un futuro régimen persa-centrista no continúe en la misma línea que la de sus predecesores.
El cambio de régimen no es suficiente. Pero el confederalismo democrático pudiera servir de modelo radical para la emancipación política en Irán. Pudiera funcionar como un proyecto inter-gubernamental temporal y de transición en el Irán posterior al ayatolá hasta el establecimiento de nuevos estados étnicos en las regiones de Baluchistán, Kurdistán, Juzestán y el Caspio, basados ??en el respeto mutuo e intereses comunes.
*Himdad Mustafa es un estudioso kurdo y experto en temas kurdos.
[1] Eliz Sanasarian, Minorías religiosas en Irán. Prensa de la Universidad de Cambridge, 2000.
[2] Véase l serie de MEMRI Informe diario No. 423 – La revuelta en Irán es una sublevación liderada por minorías étnicas, 25 de octubre, 2022.
[3] Allan Hassaniyan. Política kurda en Irán. Prensa de la Universidad de Cambridge, 2021, págs. 80-82.
[4] Alam Saleh. Identidad étnica y el Estado en Irán. Springer, 2013.
[5] Rferl.org/a/iran-irgc-leaked-document-discontent/31683642.html, 2 de febrero, 2022.
[6] Voanews.com/a/iran-parliament-speaker-says-protests-could-weaken-society-/6772502.html, 2 de octubre, 2022.
[7] Véase la serie de MEMRI Informe diario No. 420 – Devuélvanle su nombre kurdo: Jina Amini, 10 de octubre, 2022.
[8] Atlanticcouncil.org/blogs/iransource/how-to-turn-irans-moment-into-a-movement/, 27 de septiembre, 2022.