A comienzos de noviembre, 2017 clérigos islámicos en Pakistán sitiaron la ciudad capital de Islamabad por tres semanas, en un acto de fuerza destinado a socavar la autoridad del estado paquistaní y reforzar una mezcla peligrosa de religión y política.[1] Sus demandas, asociadas a la organización Khatm-e-Nabuwwat (la finalidad de la Profecía de Mahoma) incluyeron la renuncia del Ministro de Justicia Zahid Hamid. El 27 de noviembre, en medio de acciones de rápido desarrollo, el ministro Hamid presentó su renuncia y el estado de sitio fue suspendido.[2]
La controversia surgió a principios de este año cuando una propuesta de enmienda a la ley electoral paquistaní trató de diluir un juramento que requería a los candidatos declarar que Mahoma fue el último profeta. La enmienda fue borrada debido a las protestas de los clérigos islámicos. MEMRI publicó previamente un análisis detallado del tema y de las protestas de los clérigos islámicos.[3]
Si bien las protestas de los clérigos islámicos no son nuevas, lo nuevo esta vez fue la aparición de un nuevo grupo de clérigos islámicos unidos bajo la organización Tehreek Labbaik Ya Rasool Allah (TLY), que a la vez es un movimiento religioso junto a un partido político. Este está dirigido por el clérigo islámico Maulvi Khadim Hussain Rizvi, que pertenece a la escuela Barelvi del Sunni Islam, una escuela pacífica pro-sufismo perteneciente al Islam.
El 25 de noviembre, el gobierno paquistaní ordenó una operación militar para limpiar Islamabad.[4] En la fallida operación de seguridad, muchas personas fueron asesinadas y muchos otros, incluyendo policías, resultaron heridos. En consecuencia, las protestas se extendieron a más de 100 ciudades en las provincias de Beluchistán, Sindhi, Khyber Pakhtunkhwa, Punjab, Cachemira controlada por Pakistán y las Áreas Tribales Administradas Federalmente.[5]
Antes de la renuncia del ministro, los manifestantes de las ciudades pequeñas comenzaron a unirse a la agitación principal en Islamabad. El 26 de noviembre, los líderes islámicos, el Muftí Mukhtar Ali Rizvi, Hafiz Ghulam Akbar, Abdus Saboor Kayani y otros le dijeron a los manifestantes: «Desafortunadamente, el control del poder en este país creado en nombre del Islam ha caído en manos de tal clase, siendo este enemigo de Pakistán y del Islam».[6]
En un artículo reciente, el periodista pakistaní Zahid Hussain examinó las implicaciones del TLY y la peligrosa mezcla de política y religión que este grupo promueve en la sociedad paquistaní, aunque con cierto apoyo tácito de los partidos políticos. Lo siguiente son extractos del artículo de Zahid Hussain:[7]
«Las llamas de la intolerancia se esparcen por todas partes del país, creando una peligrosa confluencia de religión y política»
«Todo comenzó con solo [unos] cientos de fanáticos bloqueando la carretera principal de Islamabad. Ahora en su tercera semana y con miles más por unirse, el bloqueo virtualmente ha puesto de rodillas a la administración. El mimarlos y las súplicas no han logrado mover a los desafiantes clérigos. Incluso la orden judicial para poner fin al cerco ha caído en saco roto. La parálisis del estado ha dado a los fanáticos una mayor sensación de empoderamiento.
«Lo más preocupante es que las llamas del fanatismo se extienden a través del país, creando una peligrosa confluencia de religión y política. La controversia sobre el juramento faltante que aparentemente ha sido aprovechada por el recién formado Tehreek Labbaik Ya Rasool Allah (TLY) para avivar los sentimientos religiosos se ha convertido en un tema mayormente político que somete al asediado gobierno a una gran presión.
«Es el miedo a un retroceso [en contra del gobierno] lo que parece haber limitado la opción de utilizar la fuerza. La repetida extensión de los plazos y la búsqueda de la ayuda de los líderes religiosos para poner fin al enfrentamiento demuestran la impotencia de la administración en medio de una crisis política, las consecuencias políticas de la operación militar de Lal Masjid en el 2007 [contra estudiantes armados y los clérigos radicales de la Mezquita Roja]… siguen inquietando al acosado gobierno.
«Pero ceder ante las demandas irracionales de un grupo político-religioso debilitaría aún más a la autoridad del gobierno y del estado. La administración no ha aprendido las consecuencias de una política de apaciguamiento y de las acciones retrasadas contra los militantes de Lal Masjid. Sin lugar a dudas, no hubiese habido necesidad de un uso masivo de fuerza si el gobierno dirigido por los militares hubiera actuado un año antes cuando los escuadrones de vigilantes organizados por los clérigos de Lal Masjid se desbocaron. La policía pudo haber abordado el tema fácilmente sin mucho derramamiento de sangre».
«Es bastante evidente que algunos miembros antiguos del gobernante [partido político] PML-N también jugaron un papel en avivar la controversia debido a las competencias políticas»
«Puede que no sea apropiado establecer un paralelo entre las dos situaciones. Sin embargo, para las agencias encargadas de hacer cumplir la ley sería mucho más fácil eliminar a unos cientos de manifestantes cuando comenzaron a bloquear la carretera a comienzos de este mes [noviembre, 2017]. Ciertamente, no hubo una oleada de apoyo para la mafia rebelde, de hecho, hubo una gran indignación pública por el bloqueo. Pero esa vacilación inicial por parte de la administración alentó a otros grupos a unirse al cerco, convirtiendo la situación en una mucho más volátil.
«Ciertamente no fue una acción espontánea cuando los manifestantes liderados por [el clérigo islámico] Khadim Hussain Rizvi marcharon hacia Islamabad viajando desde Lahore. Parece ser que existe un plan claro detrás del cerco. Es bastante intrigante el por qué el gobierno de Punjab no detuvo a los seguidores del TLY a pesar del hecho de que el tema de la cláusula faltante sobre el tema de la finalidad del Profeta Mahoma (que la paz y las bendiciones estén con Él) ya se resolvió.
«Es bastante evidente que algunos altos miembros del gobernante partido PML-N también desempeñaron un papel avivando la controversia debido a las conveniencias políticas. Algunos de los líderes de los partidos de oposición también han saltado a la pelea por sus propios intereses políticos creados. También se han planteado si el recién formado TLY goza del apoyo tácito de algunas agencias de inteligencia para socavar el banco de votos del (partido político gobernante) PML-N. Todos estos factores han creado un monstruo y han alimentado las llamas del fanatismo que pudieran incinerar sus propias casas.
«A pesar del aumento del extremismo religioso en el país, este nuevo fenómeno encabezado por clérigos tales como Khadim Hussain Rizvi es más peligroso ya que evoca un mayor atractivo emocional entre la población menos educada. El lenguaje sucio utilizado por estos clérigos y la abierta incitación a la violencia ha hecho que las vidas de los miembros de las comunidades religiosas minoritarias y de los musulmanes moderados no solo sean más vulnerables a la violencia de una turba».
«La utilización de la religión como herramienta política por parte del estado y su confluencia con la política ha dividido a la nación a lo largo de las líneas sectarias y ha alimentado el fanatismo»
«En su histórico informe sobre los disturbios religiosos de Lahore en 1953 [contra los musulmanes ahmadi], el ex presidente del Tribunal Supremo Muhammad Munir escribió: ‘… (Si) pueden convencer a las masas de que crean que algo que se les pide es religioso u ordenado por la religión, pueden colocarlos en cualquier curso de acción, independientemente de todas las consideraciones disciplinarias, de lealtad, decencia, moralidad o sentido cívico».
«Esto se aplica al Pakistán actual que ha sido descrito como una de las naciones más intolerantes del mundo. En este país de mayoría musulmana, la fe de todos está siendo cuestionada. La más leve desviación o alegato de blasfemia puede costarle a uno su vida. Estas acciones recuerdan a la Inquisición en la Europa medieval. Solo escuchen los discursos de Rizvi y sus colegas clérigos que se transmiten en vivo en las redes sociales para comprender el tipo de virulencia que se vomita en nombre de la religión. Ciertamente la ley de la tierra no aplica a estos mercaderes del odio que tienen prisionero a la nación.
«Es patético que el ministro de leyes tiene que demostrar su lealtad a la fe y pida perdón por un descuido del que no fue directamente responsable. La demanda de su renuncia no es solo por su persona, sino por la santidad del parlamento. Aceptar esta demanda fortalecerá aún más a estas fuerzas extremistas que se consideran a sí mismas de estar por encima de las leyes.
«Sin lugar a dudas, se deben hacer esfuerzos para que este bloqueo llegue a un final pacífico. Pero el gobierno no debe permitir que ningún grupo desafíe la autoridad del estado. No se puede entender la vacilación por parte de la administración a pesar de la orden del Tribunal Supremo de Islamabad de despejar el cerco. La orden declaraba que a ningún grupo se le permitiría infringir los derechos del pueblo o alterar el gobierno.
«De hecho, es responsabilidad principal del gobierno proteger los derechos del pueblo y defender el estado de derecho. Pero el tema del extremismo también debe ser preocupación del estado y otras partes interesadas en la configuración democrática [es decir, el gobierno electo]. Existe la necesidad de crear un esfuerzo conjunto para hacerle frente a este creciente peligro que amenaza a la comunidad nacional. El uso de la religión como herramienta política por parte del estado y su confluencia con la política ha dividido a la nación entre las corrientes sectarias y ha alimentado el fanatismo. El continuo asedio de la capital presenta un serio desafío no solo para el gobierno sino también para el estado».
[1] Roznama Ummat (Pakistán), 23 de noviembre, 2017.
[2] Dawn.com (Pakistán), 27 de noviembre, 2017.
[3] Investigación y Análisis No. 1353 de MEMRI, en conferencias anti-ahmadi en Pakistán, los clérigos islámicos declaran: ‘[Los musulmanes ahmadi son] agentes de los poderes sionistas e imperiales y agentes de Israel’; ‘[Estos] deben ser eliminados de todas las posiciones importantes [en las ejercito y el gobierno de Pakistán]’, 27 de octubre, 2017.
[4] The News (Pakistán), 26 de noviembre, 2017.
[5] Roznama Ummat (Pakistán), 27 de noviembre, 2017.
[6] Roznama Ummat (Pakistán), 27 de noviembre, 2017.
[7] Dawn (Pakistán), 23 de noviembre, 2017. El inglés original del artículo ha sido ligeramente editado para mayor claridad y estandarización.