En años recientes, varios eventos críticos han conducido al hogar de la familia gobernante saudí a la necesidad de reformas estructurales en los dominios políticos, sociales, educativos, culturales y económicos. Entre el más crítico de éstos estaba el número grande de saudís que tomaron parte en los eventos del 11 de Septiembre del 2001 (9/11), el declive económico y el alto desempleo, la guerra en Irak que hizo de los Estados Unidos un vecino de facto, el resurgimiento del terrorismo dentro del Reino, incluyendo a la capital Riad y la ciudad santa de la Meca, y el subsecuente arresto de centenares de miembros de grupos terroristas clandestinos que operan dentro de Arabia Saudita, y la confiscación de grandes depósitos de armas y explosivos.

Estos eventos también han animado a un número creciente de reformistas que están buscando cambios a través de medios pacíficos. Sus peticiones a la familia gobernante han recibido la atención prominente.

Estos eventos han subrayado los peligros del estancamiento político, la dislocación económica, el radicalismo religioso, la alienación social y la ausencia de una magistratura independiente que caracteriza a Arabia Saudita. En particular, la creciente ola de fundamentalismo islamista debe verse en el contexto de un descenso precipitado en las fortunas económicas del Reino así como también en su creciente vulnerabilidad a los actos de terror de grupos e individuos quienes, sino recientemente, estaban al final de una cadena financiera sin trabas del Reino Saudita.

Sin sorprender, el régimen saudita ha estado enfrentando cantidades de demandas de los grupos de reformistas sauditas, intelectuales, hombres de negocios, e incluso de los miembros de la familia real para llevar a cabo reformas estructurales comprensivas en el país. En lo que se ha descrito como el nuevo e imprecedente desarrollo en Arabia Saudita, [1] estos grupos de reformistas han estado comprometidos en un diálogo continuo y discusiones con el actual gobernante de Arabia Saudita, el Príncipe a la Corona Abdullah bin Abdul-Aziz, acerca de la naturaleza y alcance de las reformas y su impulso. Los ataques terroristas en Riad en mayo y septiembre del 2003, los cuales Abdullah caracterizó como «un acto satánico y un aguijonazo de un diablo», [2] seguido por aquéllos en noviembre, han dado un nuevo sentido de urgencia a las demandas para un cambio comprensivo en la política, la economía y la sociedad saudita.

Mientras haya un creciente reconocimiento sobre la necesidad de reformas, el compromiso político para llevarlas a cabo o está ausente o está agobiado por la enormidad de las tareas a ser enfrentadas. Un redactor saudí, Rashed Al-Fawzan, subrayó las complejidades de introducir las reformas en su país. Algunas ilustraciones son:

· dependencia total en beneficios fiscales del petróleo, que responden por el 8 por ciento de los beneficios estatales

· una cantidad enorme de gastos en la educación con un resultado de estudiantes pobremente entrenados, la mayoría de ellos en áreas no-técnicas

· la alta proporción de desempleo

· el fracaso de las fábricas locales para producir bienes de exportación de calidad

· la deuda nacional de SR700 billones ($187 millones), aproximadamente igual al PNB anual

· muchas barreras burocráticas y legales para dirigir las inversiones extranjeras [otras diferentes del sector del crudo]

· oportunidades de trabajo limitadas para las mujeres [3]

Un examen de algunas de estas complejidades a continuación.

Arabia Saudita es una economía basada en el petróleo con un fuerte control del gobierno sobre sectores económicos mayores. El sector de petróleo responde por aproximadamente el 75 por ciento de los beneficios presupuestarios, el 45 por ciento del PIB, y el 90 por ciento de las ganancias de las exportaciones. A pesar de los esfuerzos de diversificación, la economía saudita permanece fuertemente dependiente en la producción y exportación del petróleo.

Los beneficios del gobierno que no provienen del petróleo están comprimidos por un mercado principalmente no-competitivo dónde los miembros de la familia real y sus socios dominan monopolios y distribuidores exclusivos y generalmente no generan beneficios para el gobierno en la forma de ventas o impuestos. [4] En un reciente foro económico celebrado en Riad, muchos hombres de negocios se quejaron que el ambiente en la inversión en Arabia Saudita estaba dominado por sobornos e intermediarios, y era «oscuro y peligroso». [5] Al día siguiente, el foro económico exigió que el control del gobierno, que ellos caracterizaron como «protección» de la infraestructura, sea levantada y que los componentes del sector de infraestructura sean abiertos a la inversión privada. [6]

Mientras algunos monopolios y distribuidores únicos controlan grandes segmentos del mercado, ellos están protegidos por el shari’a (ley islámica) de pagar impuestos sobre sus ganancias. A los dueños se les exige hacer una contribución voluntaria del 2.5 por ciento en la forma de zakat (caridad religiosa) a organizaciones o grupos de su escogencia. Un conocido estudioso religioso y una autoridad muy respetada en el sunni Islam, el Dr Yousuf Al-Qaradhawi, escribió una columna en el diario saudita Okaz declarando que, «desde la perspectiva del donador, el zakat es una fuente de purificación y de limpieza interna [tazkia]; desde la perspectiva del comprador y el beneficiario es liberación y fuerza – es la liberación del pobre de lo arduo que es la pobreza y la liberación del esclavo del fuego de la esclavitud… «Sin tener en cuenta el cómo se es visto, el zakat es una fuente libre flotante de dinero que se ha canalizado parcialmente en objetivos no-legítimos. Tal como dijo el asesor general del Departamento del Tesoro americano en testimonio ante el Congreso americano, «de muchas maneras, [Arabia Saudita] es el epicentro para el financiamiento de la red Al-Qaeda de Osama bin Laden y de otros movimientos terroristas». [7] Los saudís mismos conceden que el costo de planear y ejecutar las actividades terroristas en Riad en mayo fueron de $15 millones, mucho del cual fue recolectado a través de «cajas para donativos» puestas delante de los negocios y centros comerciales. [8]

Esta protección religiosa del rico y del poderoso priva al gobierno de fuentes vitales de ingreso para dirigir las necesidades sociales y económicas de la mayoría del pueblo. Un crecimiento alto de la población de más del 3 por ciento, [9] acoplado al descenso del crecimiento económico estimado anualmente en aproximadamente 2.5, está corroyendo el PNB per cápita. Un estudio reciente por el Banco Británico saudí indica que por cada 100 saudís activos hay 490 dependientes, lo cual es 2.4 veces el promedio mundial. Para el año 2020, se prevé que la población crezca a 29 millones, mientras el PNB per cápita fue proyectado para descender de $8000 en menos de dos décadas atrás a 10,000 riyals (aproximadamente $2700) en el año 2020. [10] El mismo estudio encontró fallas en el sistema de educación en lo que se refiere a su enfoque y rendimiento. De los graduados universitarios saudís, sólo el 8.8 por ciento obtienen sus títulos en ingeniería, mientras que el 42.2 por ciento obtiene lo que se describe como «estudios teóricos». Ninguna data fue proporcionada en la especialización del resto del 49 por ciento de los graduados universitarios.

El crecimiento de la pobreza es el resultado de una sesgada distribución del ingreso. El desempleo, particularmente entre la juventud, está por encima del 30 por ciento. El censo más reciente muestra que el 55.7 por ciento de la propia población saudí (excluyendo a los obreros extranjeros) está por debajo de la edad de 20 años, mientras que aquéllos por debajo de la edad de 15 años representan el 44.7 por ciento de la población saudita. [11] United Press Intenational informó que 40,000 jóvenes saudís desempleados compitieron durante 5 días por 80 nuevas posiciones en el Ministerio de Finanzas. [12] Esto es irónico, si no totalmente irrisorio, porque los saudís emplean de 6 a 7 millones de obreros extranjeros, incluyendo a 3 millones de sirvientas y choferes. (No existen cifras exactas del número de obreros extranjeros en Arabia Saudita debido a que muchos de ellos se quedan en el país después de que sus permisos hayan expirado, o están indocumentados en primer lugar, particularmente aquéllos del vecino Yemen. La oficina de estadísticas saudí coloca la cifra en aproximadamente 6 millones). Los programas para la «saudinización» [Sa’wada] han sido torpedeados por la repugnancia de muchos saudís, particularmente jóvenes que responden por un gran porcentaje de desempleados, para trabajar en puestos no-blancos o bajos. [13] El Dr Ihsan Abu ‘Hulaiqa, miembro del Majlis Al-Shura (el Concejo Asesor), dice que las reformas económicas en Arabia Saudita se han convertido en una necesidad estratégica. Esto significaría liberalizar el mercado obrero, iniciar la privatización, y abrir el mercado saudí a las inversiones extranjeras. [14]

Wahhabismo, la religión oficial de Arabia Saudita, es considerada una de las ramas más radicales del Islam. Dicta a sus creyentes una adhesión estricta a los mandatos del Corán y el shari’a (ley islámica). Muchos críticos han argumentado que las enseñanzas del Wahhabismo han engendrado el extremismo religioso y, probablemente, el terrorismo en una escala mayor.

Siguiendo a los atentados en Riad del 12 de mayo del 2003, el editor gerente del semanario egipcio independiente Roz Al-Yousef, Wa’el Al-Abrashi, escribió varios artículos sobre Wahhabismo saudí y el desarrollo del terrorismo islamista. El «Wahhabismo», escribió Al-Abrashi, «prohibe a la mujer trabajar, le prohibe conducir un automóvil, y prohibe la democracia, tratándola como [otra] religión, además de la religión de Alá. El Wahhabismo atribuyó gran importancia a las formas [externas] del Islam – dejarse crecer la barba, ropajes hasta los tobillos para los hombres, y el requisito del uso de palillos en lugar del satánico cepillo de dientes occidental. Un líder wahhabi, el Jeque ibn Taymiya, prohibió fumar, orar detrás de un fumador, afeitarse la barba, orar detrás de un hombre bien afeitado, y usar ropa europea porque es la ropa de los politeístas…» Al-Abrashi sigue diciendo:

Yo digo que este Wahhabismo es incapaz de establecer un estado moderno e incapaz de esparcir los valores de tolerancia sobre el cual el Islam ha sido fundado. Al contrario, este Wahhabismo conduce, tal como hemos visto, al nacimiento de las corrientes extremistas, cerradas, y fanáticas que acusan a otros de herejía, los niegan, y les destruyen. Los grupos religiosos extremistas se han movido de la fase del takfir [cargo de incredulidad] a la fase de «aniquilación y destrucción», de acuerdo con la estrategia de Al-Qaeda – los cuales las autoridades sauditas deben admitir que es una organización saudí local que atrajo a otras organizaciones hacia ella, no de la otra manera. Todas estas organizaciones surgieron bajo la túnica del Wahhabismo. [15]

Siguiendo la misma línea de argumento, un redactor saudí, Khaled al-Ghanami encuentra las palabras de ibn Taymiya, el líder espiritual del Wahhabismo, de ser «el verdadero problema». Al-Ghanami escribió:

¿Por qué ondearon ellos [quiénes fueron responsables por los actos terroristas en Riad] la estandarte del jihad? La respuesta es esta: ibn Taymiya… dijo… que si el gobernante no observa el mandamiento de promover la virtud y prevenir el vicio, esta obligación está apoyada en los clérigos… son estas palabras el verdadero problema. Debemos dejar de engatusar y decir: Estas palabras son un error, y un verdadero desastre, que llevan a la anarquía, y a una amenaza de la unidad nacional, y al retorno a al-jahiliyya, [16] ya que cualquiera que se piense a si mismo un clérigo intentará quitar todo lo que considere vicio. Cualquiera que piense que la música está prohibida volará tiendas que vendan cintas; cualquiera que piense que el fumar narghila [hookah] está prohibido volará las tiendas que las ofrecen a la venta, y así sucesivamente. Esto no es exageración; el día no está lejos cuándo le disparen a las antenas parabólicas. [17]

Apenas una semana después de la publicación de este artículo, el jefe de redacción del diario Al-Watan, Jamal Khashoggi, fue despedido por orden del Ministerio de Información saudí. Para el momento, ninguna razón oficial fue dada por su despido. [18]

La intolerancia de los clérigos sauditas ha sido demostrada recientemente en sus demandas a suspender la exhibición de una serie de televisión que se dirige a algunos de los asuntos sociales del país. El programa se llama Tash Ma Tash que traduce más o menos como «o usted lo consigue o no lo consigue». Un programa que recientemente los ha irritado fue una crítica del sistema que requiere que una mujer sea acompañada por una chaperona o un guardián – marido, padre, hermano o hijo – para hacer cualquier negocio fuera de su casa. Además, la serie muestra que a las mujeres se les prohibe entrar en las oficinas del gobierno, agencias de servicio o tiendas de vídeo. Si un crimen ocurre un policía no puede entrar en una casa si no hay ninguna chaperona presente. [19]

La defensa del Islam como una religión tolerante, a menudo caracterizada como una religión centrista (din al-wasat) se emplea comúnmente ahora para detectar la crítica a la versión saudita del Islam, el Wahhabismo el cual es extremista e intolerante, y fue a menudo visto como el responsable de esparcir el extremismo a través de las escuelas religiosas sauditas, el madrassa (pl. madariss) el cual ha sido usado por los saudís para proselitizar así como también para esparcir su versión del Islam. [20] El Príncipe a la Corona Abdullah llegó hasta nombrar una comisión para esparcir los conceptos de Islam centrista. [21] Otro argumento es que el extremismo es un producto de importación extranjero en Arabia Saudita, producido por «la globalización del extremismo y el colapso de los límites geográficos». [22]

Varios redactores sauditas objetaron fuertemente la noción de que el extremismo fue importado, y declararon inequívocamente que el centro del problema yace en la sociedad saudita, y exigieron que este sea tratado.

El redactor Abd Al-Qadr Tash escribió: «Debemos objetar la interpretación de unos cuantos de nosotros de que el fenómeno de violencia y terror es importado en su totalidad desde fuera de nuestra sociedad saudita. Éstos [pocos] claman que la ideología que alimenta este fenómeno fue inyectada en nuestro medio, y es extranjera a nuestra cultura. Aunque existe alguna medida de verdad en esta exigencia, esta explica sólo parte del fenómeno. Por consiguiente, aceptándolo abiertamente es una manera de escape, el colocarle la culpa a otro, y la auto-exoneración. Nos hemos acostumbrado a manejar muchos de los fenómenos negativos en nuestra sociedad saudita de esta manera.» Tash continua:

El tiempo ha llegado a nosotros para admitir la amarga verdad – el fenómeno de la violencia y el terror tiene una dimensión doméstica… en nuestra cultura social, y principalmente en su parte religiosa. Este cultura sufre de muchas fallas que preparan el suelo para el crecimiento de la ideología de violencia y del enfrentamiento con otros, en lugar de actuar con tolerancia. Esta cultura empuja a nuestra gente joven hacia las mismas corrientes sospechosas [e.d. Al-Qaeda y otros movimientos islamistas] que les lavan el cerebro y finalmente producen terroristas entre ellos. [23]

Proyectando el sarcasmo, el editor del diario saudí con sede en Londres, Al-Sharq Al-Awsat, Abdul-Rahman Al-Rashed, conocido como uno de los liberales principales en la prensa saudita, respondió a aquéllos que niegan la culpabilidad de los nacionales saudís en el terrorismo local. Al-Rashed escribió:

Yo… descubrí que los saudís que fueron a Cachemira, Afganistán, y Chechenia llegaron allí por casualidad; eran turistas que habían perdido su camino… Igualmente, no es cierto que estos turistas sauditas regresaron determinados a llevar a cabo actos de maldad… por la causa del interés público, ellos decidieron llevar la tecnología y el conocimiento que habían adquirido en las montañas de Tora y en las cuevas de Bora a los apartamentos [en Arabia Saudita]… En conclusión, ustedes no deben conectar lo que yo dije con algún atentado escuchado en su ciudad; son solo fuegos artificiales y propaganda americana. [24]

Escribiendo en el diario saudí Al-Riad, el redactor Muhammad Mahfoudh atribuye el surgimiento del extremismo y la violencia política entre la juventud saudita a lo que él caracteriza como «inmovilidad social» y la ausencia de «movimiento y dinamismo» en la realidad social del país. El vacío en el que la juventud saudita vive, y la ausencia de instituciones sociales activas y vibrantes, dice Mahfoudh, contribuyen a la «desviación de algunos de los jóvenes y los hace presa fácil a la totalidad de la disposición destructiva y terrorista. [25]

El Majlis saudí Al-Shura [el concejo consultivo cuyos miembros, sin embargo, son designados por el rey] discutieron el fenómeno del «extremismo acompañado por el terrorismo», no el asunto del extremismo per se. El escritor saudita y académico Ghazi Al-Maghlouth le dijo al diario de Londres Al-Sharq Al-Awsat: «El asunto no es el terrorismo en primer lugar. Es necesario discutir el extremismo, así sea en pensamiento, opinión o hacia el mundo, en lo abstracto. Si fracasamos en discutir este asunto antes de discutir ‘el terrorismo’ este no sumaría mucho». Él agregó: «Tenemos que esforzarnos a [establecer] un nuevo esquema de trabajo educativo, cultural, y de información en el que nos fusionaremos, en lugar de que nos separemos, del mundo. Cuan penoso es que nuestro completo plan de estudios [educativo] incluye sólo 14 páginas que tratan con el mundo. El mundo ha cambiado, y por consiguiente de allí surgen nuevos puntos de vista e ideas. Nosotros continuamos delineando nuestra educación de lo amarillo [lo que se refiere a los libros muy viejos] sin observar en la nueva realidad». [26] O, tal como fue declarado por el redactor saudí Dr. Ahmad bin Mahmoud al-Issa, quién denunció el sistema de educación de su país que enfatizó el odio de Occidente como un todo sin distinguir lo que es malo, «como demasiado», y lo que es bueno, «igualmente demasiado». Desafortunadamente, él lamenta, que estas lecciones de odio son transmitidas durante los sermones del Viernes, e insisten en la juventud a combatir a los infieles en Occidente y en todas partes». [27] Un editorial en el diario saudita Al-Watan también lamenta la oportunidad perdida por ambos el mundo árabe y el mundo musulmán «para cambiar las direcciones equivocadas [en la educación] de cuyos resultados están empezando a mostrarse, y enérgicamente, sobre el suelo». El editorial advierte que «las circunstancias y las demandas de la era no permitirán una mayor pérdida en el tiempo y en las habilidades». [28]

A los saudís no se le permite reunirse públicamente para discutir asuntos políticos o sociales, y las peticiones son el único medio por lo que los reformistas pueden comunicarse con el liderazgo político. En enero del 2003, un grupo de más de 100 intelectuales sauditas se reunieron con el Príncipe a la Corona Abdullah y le entregaron un «documento de visión» en el que presentaron sus puntos de vista sobre los cambios requeridos en los dominios políticos y sociales. El documento discutió la promulgación de una constitución basada en el principio de separación de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. En particular, el documento llamó al reemplazo del Majlis designado Al-Shura por un Majlis o parlamento a ser elegido directamente por el pueblo. Los autores del documento también llamaron a la reforma de la magistratura que está estrechamente influenciada por la rama ejecutiva. Ellos exigieron la restauración de la libertad de expresión y de reunión, el establecimiento de instituciones de la sociedad civil, la distribución justa de riqueza y, el más importante, darle a las mujeres sus debidos derechos. El Príncipe a la Corona Abdullah llamó a los firmantes a su oficina y les dijo «sus exigencias son mis exigencias» y le prometió al grupo que «las reformas eran sólo una cuestión de tiempo» y les aseguró su interés en sus propuestas por las reformas constitucionales. [29]

Como continuación al «documento de visión», el Príncipe a la Corona Abdullah invitó a los reformistas a «La Reunión Nacional sobre Diálogo Intelectual», que fue convocada en la Biblioteca Pública King Abdul Aziz en Riad en junio del 2003 y que duró cuatro días. En un mensaje a la conferencia, el Príncipe a la Corona Abdullah instó a los saudís a comprometerse en «un diálogo que respete las opiniones de otros» y concedió que proteger a la nación de «ideas dañinas» no es ya posible debido a los adelantos tecnológicos. Se ha por consiguiente convertido en una necesidad urgente de pensar juntos sobre el emplear nuevos métodos». [30] Más de 50 personas, representando a la mayoría sunni y a los chi’a y a las minorías isma’ili, además de alguna oposición conocida de figuras como el Jeque Salman Al-‘Odah y Matrook al-Faleh, participaron en la conferencia, la cual fue descrita como «un equipo pensante intelectual». La reunión fue presidida por el Jeque Saleh bin Hamid, el presidente del Majlis Al-Shura. Un antiguo miembro de la familia gobernante, el Príncipe Abdul-Majid bin Abdul-Aziz, el Gobernador de la Meca, estaban presentes, así como muchos antiguos oficiales del gobierno y los editores de los diarios sauditas. [31] Los participantes discutieron el radicalismo religioso y sus efectos en la sociedad; la multitud de ideologías e ideas; los derechos, las responsabilidades sociales y el rol de las mujeres; la libertad de expresión; la necesidad de integrar a la gente joven en la economía nacional, y los decretos religiosos (fatwas) y su efectos en la unidad nacional. En un esfuerzo por contener los fatwas para el jihad (guerra santa), la conferencia adoptó la posición del gobierno de que la proclamación del jihad debe ser la prerrogativa de los gobernantes, y que era importante explicar las reglas del jihad para evitar su abuso. [32]

La participación de representantes del chi’a es la primera concesión de los musulmanes wahhabi que gobiernan el país con una minoría insignificante, en la rica región petrolera de Arabia Saudita. La minoría chi’a, que representa el 10 por ciento de la población saudí ha sido reprimida durante años, tanto que no se permitían imprimir libros en la versión chi’a del Islam o de venderlos en Arabia Saudita. De hecho, el apoyo de Arabia Saudita a la guerra de Saddam en Irán y su represión de los chi’itas iraquíes al sur seguido a su levantamiento en 1991 rechazaron la preferencia de los gobernantes saudís por un estado sunni gobernado en Irak que serviría como enlace entre su país y la República Islámica [chi’a] de Irán. Una república islamica post-Saddam chi’a en Irak es un asunto de seria preocupación para los saudís. Hassan al-Safar, uno de los clérigos chi’a principales que estaban en el exilio antes de la reunión, dijo que uno de los resultados de la reunión fue la ruptura de las barreras entre las varias confesiones religiosas. [33]

Una reunión de seguimiento fue celebrada en Jeddah unos días después de la conferencia de Riad. Es importante saber que un diario saudita, Al-Riad, entregó una larga lista de príncipes que participaron en la reunión. Sin embargo, la lista fue encabezada por el Príncipe Muwafaq Abdul-Aziz, el encabezado de la inteligencia saudí, y el Príncipe Mamdouh bin Abdul-Aziz, el encabezado de la Oficina para Estudios Estratégicos, claramente sugiere que a los ojos de los gobernantes existe un enlace entre las reformas y la seguridad interna del país. [34] También importante fue la crítica de la familia real y la gobernación saudí. Según un informe de un diario, «la carga más grande fue disparada» por Ibrahim Al-Afendi, una figura en la comunidad de negocios de la ciudad. Al-Afendi es citado por haber dicho, «usted habla extensivamente sobre la reforma. Si usted realmente quiere la reforma tiene que empezar con los incompetentes príncipes de la familia gobernante, que controlan las posiciones más altas en el estado». Aunque la crítica se ha a menudo nivelado contra la familia real por las figuras políticas en el exilio, la crítica pública de la familia real desde dentro del país no es común. [35]

Los congresistas sometieron un juego de recomendaciones al Príncipe Abdullah, encapsulado en tres temas primarios: la definición de unidad nacional, tratando con los no-musulmanes según el shari’a (la ley islámica), y el jihad y sus reglas. Otras recomendaciones trataron con la necesidad de quitar las barreras a la tecnología de información así como con la remoción de las dificultades e injusticias que las mujeres enfrentan. También incluyeron gratuitamente, como un último artículo, una declaración contra la ocupación sionista de Palestina. [36]

La pregunta es hasta que punto estos diálogos son tomados en serio por decisión de la familia Al-Saud. Algunos observadores creen que la familia gobernante está verdaderamente buscando probar las aguas antes de tomar medidas en las reformas. Otros argumentarían que los diálogos con los reformistas no son sino un respirador para ayudar a la familia real a absorber algo del enojo y frustración hasta que el aparato estatal pueda ocuparse de los actos de terrorismo. [37] Uno tiene la tendencia a creer que los ataques terroristas en Riad en mayo del 2003, seguido por los ataques en septiembre y noviembre, han actuado como un catalizador, sacudiendo a muchos saudís a ver que el extremismo islámico es una amenaza interna más poderosa de la que habían realizado, y que la cuestión de la reforma ya no puede ser barrida y colocada bajo la alfombra.

Cuatro de los firmantes al «Documento de Visión», Najib Al-Khuneizi, Ali al-Dumeini, Muhammad Said Tayyib, y Abdullah al-Hamed, seguido recientemente con declaraciones a la Agencia de Noticias francesa en Al-Manama, Bahrein. Ellos expresaron sus puntos de vista de que los atentados terroristas en Riad subrayaron la necesidad de acelerar las reformas en el país debido a que el terrorismo era «un síntoma de la cultura de alienación». [38] Por ejemplo, el escritor saudí Najib Al-Khuneizi dijo, «Los atentados de Riad pueden incitar a algunas personas a posponer, o suprimir, el progreso de reformas, exigiendo la necesidad de proteger la seguridad y estabilidad nacional. Pero un análisis fundamental de estos eventos demuestra lo contrario, refiriéndose a la [necesidad para] las reformas y su consolidación». Él dijo que la escalada de terrorismo [era] fundamentalmente una expresión de alienación cultural y la negativa a reconocer a otras. Él advirtió que «retardar las reformas ha creado una atmósfera favorable a las fuerzas del radicalismo, terrorismo y rechazo, sin importar las consignas que cualquiera de ellos usen.

El escritor saudí Ali Al-Dumeini ha atribuido la escalada de radicalismo y terrorismo a la monopolización de los púlpitos por los radicales, a la exclusión de todos los otros. Él ha enfatizado la necesidad de permitir todas las doctrinas educativas y religiosas para expresar sus puntos de vista. Al-Dumeini dijo que para que el estado permanezca islámico y, al mismo tiempo, capaz de mantenerse con el paso de la era, este debe fortalecer su legitimidad a través de las «instituciones constitucionales elegidas, sin la necesidad de las legiones misionarías y las instituciones religiosas para apoyar esta legitimidad». Él llamó al gobierno a responder a las demandas para ‘las reformas constitucionales y para la participación del pueblo en la toma de decisiones’. [39]

El profesor y activista de derechos humanos Abdullah Al-Hamed mantiene que «‘la percepción del pueblo en que las soluciones [políticas] todavía son inalcanzables puede empujarlas hacia el apoyo de la violencia y el terrorismo». Él enfatiza que el fenómeno bin Laden ha sido «el resultado del descontento y la ausencia de libertad». Por consiguiente, él llama a agilizar las reformas. «Mientras más se retarden las reformas», él advirtió, «más largo tomará resolver los problemas, y mayores se conviertan los síntomas del malestar». [40] Muhammad Sa’id Tayyib, abogado y activista de derechos humanos, dijo que los eventos en Riad han indicado que había una falla que no podía ser remediada sólo por las medidas de seguridad. «En nuestra opinión», él enfatizó, «la marcha debería empezar inmediatamente para la reforma total y comprensiva – no parcial o secundaria en todos los aspectos de la vida». Él advirtió que el desempleo era una bomba de tiempo que podría explotar ante todos en cualquier momento, y dijo que reformando los planes de estudios educativos para que los jóvenes fuesen educados en los valores del perdón y el reconocimiento de otros era una prioridad que requirió de un «examen de conciencia social y de confesiones honradas.

Los cuatro individuos, Al-Khuneizri, Al-Dumeini, Al-Hamed, y Tayyib, residen en Arabia Saudita, y todos los cuatro fueron sujetos en el pasado al hostigamiento y al encarcelamiento. [41] Dos de los cuatro, Al-Hamed y Tayyib, y un tercer reformista, el Dr Matrook al-Faleh fueron convocados recientemente al Ministro del Interior, Príncipe Na’if bin Abdul al-Aziz, una de las figuras más poderosas de la oligarquía saudita, que exigió que firmaran una declaración donde ellos no agregarían sus firmas en ninguna petición que llame a las reformas. Los tres se negaron a hacerlo, y se informó que la reunión tuvo un final abrupto. [42]

A pesar de las declaraciones oficiales y alentadoras sobre las reformas, hay poca evidencia para sugerir que mucho ha tenido lugar. Descorazonado por las promesas inconclusas en las reformas por la familia gobernante, un grupo de 300 intelectuales y hombres de negocios, incluyendo a 51 mujeres, enviaron una petición al Príncipe a la Corona Abdullah en septiembre del 2003. Llamada «en Defensa de la Nación», la petición resaltó la ausencia de participación popular en la toma de decisiones. Los firmantes argumentaron que «llegando tarde en adoptar las reformas radicales e ignorar la participación popular en la toma de decisiones han sido las razones principales que llevaron a nuestro país a este punto peligroso. Por consiguiente, mantenemos que privando los elementos políticos, culturales e intelectuales en la sociedad de su derecho natural para expresar sus opiniones, llevó de hecho a la dominación de una facción [los clérigos] lo cual es incapaz, debido a su naturaleza, de llevar a cabo un diálogo con otros, y que esta facción no representa la magnanimidad del Islam y su moderación, ni sus elementos ilustrados, y de hecho ayudó en cristalizar la mentalidad e ideas del terrorismo, el cual quemó a nuestro país con su fuego.» Los peticionarios advirtieron que «confrontando el terrorismo no sólo puede hacerse a través de los medios de seguridad y soluciones de seguridad, sino por un diagnóstico completo de los factores políticos, sociales, económicos y culturales que lo han llevado a esto…»

En lo referente al frente social y económico, la petición llamada a la eliminación de «todos los aspectos de corrupción administrativa y mala administración de fondos públicos así como también el ensanchar las bases productivas [de la economía], y aplicar el principio de la justa redistribución de la riqueza entre todas las clases sociales y regiones, además de dirigir los problemas de pobreza, educación, salud y vivienda, y permitirle a las mujeres a que practiquen sus deberes sociales y económicos….» Los firmantes se refirieron a la temprana petición entregada en enero al Príncipe a la Corona. [43]

Aparte de estas peticiones, se escucharon voces individuales significativas en favor de las reformas. Mai Yamani, la hija del ex-ministro saudita Ahmad Zaki Yamani, y ella misma una compañera del Instituto Real de Asuntos Internacionales, en Londres, dijo que era incumbente en la familia real de escoger entre el mantener las actuales políticas de discriminación o llevar a cabo las reformas políticas para permitirles a los intelectuales la oportunidad de participar en el proceso de toma de decisiones políticas. Aunque ella alabó al Príncipe a la Corona Abdullah por sus logros, tuvo ácidos comentarios para su hermano, el ministro del interior, Príncipe Na’if al cual llamó «reaccionario». Ella dijo que fue difícil convencer a los antiguos príncipes que gobiernan el país de introducir cambios. Las explosiones en Riad, dijo Mai Yamani, «deben haber despertado a los gobernantes de un profundo letargo y les hizo comprender que el enemigo está cerca». El momento ha llegado, ella concluyó, que para resolver el problema del extremismo en Arabia Saudita la familia gobernante debe apresurar las reformas las cuales ha ignorado por demasiado tiempo. [44]

Quizás de igual manera hubo una reciente declaración del Príncipe Talal Abdul-Aziz, hermanastro del Rey Fahd. El momento ha llegado, él dijo, para el Reino de llevar a cabo las reformas que transcienden sus problemas políticos, incluyendo aquéllos de terrorismo. Las reformas políticas sólo serán posibles si el ejecutivo se hace responsable de una legislatura elegida y no de un grupo de tres o cuatro (príncipes) individuales quiénes toman decisiones arbitrarias. Él dijo que el pensamiento actual del estado saudita debe cambiar si el país va a entrar en el siglo 21. Con mayor significado, el Príncipe Talal dijo, las reformas deberían aplicar a los derechos de las mujeres. «Yo observo a las mujeres», él dijo, «las cuales se ven como tiendas negras que caminan en la calle. Esto ya no es nada conveniente para el siglo 21». [45] No es de sorprender que su hijo, el Príncipe Walid bin Talal, uno de los hombres más ricos del mundo, dijo que la demanda para la reforma es compartida por cada hombre y mujer en Arabia Saudita. Él apoya a un elegido Majlis Al-Shura con el derecho a voto extendido para las mujeres. [46]

Otra figura significativa que se unió el movimiento de reforma es Sharif Abdul-Aziz al-Shanbari quién criticó fuertemente la corrupción y los crecientes actos de opresión y discriminación en el área de la Meca. Los Sharif pertenecen a una familia que es considerada descendiente de la Casa del Profeta Mohammad. [47]

Una tercera petición, firmada por más de 150 reformistas, exigió que el gobierno saudí se embarque inmediatamente en las reformas estructurales, convirtiendo el país en una monarquía constitucional en un período de transición de tres años. Mientras el empujón de la tercera petición no difiere mucho de las dos peticiones anteriores, existe no obstante una diferencia substantiva. Luego de mucho debate entre los firmantes, la petición fue dirigida a ambos el Príncipe a la Corona Abdullah y al pueblo de Arabia Saudita. [48]

Coincidiendo con la tercera petición está la firmada por 300 mujeres saudís de una alta educación, también dirigida al Príncipe a la Corona. En su petición, las mujeres saudís propusieron ocho exigencias en relación al estatus de las mujeres – la promulgación de reglas respecto al divorcio y la pensión; la educación obligatoria para muchachos y muchachas; abrir oportunidades de estudio en varias especializaciones en las universidades; abrir oportunidades de empleo en el gobierno y en las agencias públicas; nombrar mujeres a las posiciones de liderazgo y toma de decisiones; abrir el sector comercial para las mujeres y eliminar la necesidad de una chaperona para acompañar a las mujeres durante el negocio y las transacciones financieras; permitir el establecimiento de organizaciones de la sociedad civil; y el igual tratamiento de las mujeres saudís casadas con no-saudís, así como el de las mujeres casadas con saudís. [49]

Aunque Arabia Saudita es signataria a la Convención Internacional contra la Discriminación de Mujeres, en la práctica las reglas del shari’a prevalecen. Por ejemplo, las mujeres no pueden trabajar sin el permiso de un hombre responsable en la familia, no pueden conducir un automóvil, y no pueden ir a un restaurante solas. Estas reglas son estrictamente obligadas por la policía para la Prevención del Vicio y la Promoción de la Virtud, conocida de otra manera como la policía religiosa.

No satisfecho con el ritmo de la reforma y con el creciente desempleo y la penalidad económica, cientos de miles de saudís tomaron las calles de Riad. La protesta fue organizada por el Movimiento Islámico para la Reforma en Arabia Saudita. Según su portavoz, Sa’ad Al-Faqih, la protesta fue liderada por dos mujeres – Um Al-Khawaled y una mujer de edad de nombre Um Mas’oud. Fueron tratadas severamente por la policía antidisturbios y los Guardias de Protección del Palacio, que arrestaron a centenares de personas que protestaban. Sorprendentemente, muchas mujeres tomaron parte en la protesta. Algunos analistas han visto la protesta como un recordatorio al gobierno de la urgente necesidad de tomar medidas que aliviarían los sentimientos de ira y frustración entre la población saudita. [50] El gobierno condenó la protesta como una violación de la ley, y el Gran Mufti del Reino, Jeque Abdul-Aziz bin Abdullah Al-Sheikh, caracterizó la protesta como no-islámica. Consideró a los que protestaron como «un grupo pervertido sin ninguna consecuencia». [51] El diario del gobierno saudita Okaz fue rápido en describir a los que protestaron como traidores. En un editorial titulado «Reformistas o Traidores», este escribió:

Aquellos malvados – qué es lo que quieren de nosotros?

Qué es lo que desean para nuestro país?

Para quienes trabajan?

Al interés de quien instigan ellos la sedición y enfurecen la chusma y cubren de

rencor entre el pueblo? [52]

A principios de año, el mismo diario publicó una extensa entrevista con un miembro de la familia real, el Príncipe Turki bin Muhammad bin Saud al-Kabir, quién atribuyó la crítica del registro de los derechos humano en Arabia Saudita al sionismo o a la antecámara sionista. [53] Después de los más recientes actos terroristas en Riad, el presidente del Majlis Al-Shura, en un sermón en la gran mezquita de la Meca, comparó estos actos para declarar el terrorismo de Israel, y no fracaso en encontrar alguna forma de «coordinación» entre Israel y los terroristas saudís. [54] Un mensaje encontrado en los restos de la mezquita en los barrios Muhiyya, el cual fue bombardeado junto con los barrios residenciales en noviembre, sugiere que tales actos sólo puede haber sido «iniciados por los sionistas». [55]

Una visión más equilibrada fue proporcionada por el editor del diario con sede en Londres Al-Sharq al-Awsat que recientemente celebró en Riad sus 25 años. El editor del periódico, Abdul-Rahman Al-Rashed, escribió un editorial sobre «La Cultura de las Elecciones». Él se refirió a la aparente contradicción entre el nuevo plan de estudios del gobierno para enseñarles a los jóvenes estudiantes los principios de la democracia, libertad de expresión, habilidades para el debate, y el arresto de la gente en la calle que también protesta por los cambios. ¿Cómo se explica la contradicción? Citando a un oficial anónimo, Al-Rashed dice que Arabia Saudita no quiere ser una democracia «por los estándares árabes» y no será «una democracia completa por los estándares occidentales». La sociedad saudí y el gobierno son demasiado conservadores para embarcarse en una apertura completa. Arabia Saudita quiere evitar la experiencia democrática en Argelia, que resultó en los enfrentamientos callejeros y el dolor para todos. Ni Arabia Saudita desea ser otro Irán, o repetir la experiencia de Hitler, quien obtuvo el poder vía las elecciones. [56] Al-Rashed anunció su renuncia como editor del periódico, efectiva a finales del 2003. Arabia Saudita prefiere obviamente reformas lentas y graduales. La pregunta es si los grandes elementos no copiados y marginalizados en la sociedad estuviesen de acuerdo en esperar pacíficamente por los cambios moderados a ser introducidos sobre un largo período, si es que se dan.

El Dr Khalid Al-Dakhil, profesor de sociología política en la Universidad King Saud en Riad, rastrea la historia del movimiento de reforma hasta 1990-91, el cual coincidió con la invasión iraquí de Kuwait y el lanzamiento de la operación Tormenta del Desierto. Al-Dakhil subraya el ambiente de crisis que dio el nacimiento al movimiento. «El destino de la nación» saudita, sugiere él, «estaba en la encrucijada y el hecho que las tropas extranjeras, en lugar de las nacionales, estaban protegiendo al Reino creó un sentido de vulnerabilidad y fracaso político que todavía se prolongan hasta el día de hoy. Exponiendo la incapacidad del gobierno saudita para salvaguardar la seguridad nacional, la crisis del Golfo hizo presión para que la reforma política fuese inevitable».

Al-Dakhil continua diciendo que a pesar de los movimientos de reforma no-islamistas, tales como el Nasserista o el Ba’thista, los miembros del nuevo movimiento que están caracterizados como «nuevos liberales» aceptan a priori la legitimidad de la monarquía saudita tal como el rechazo a la realidad social y política e historia de la sociedad saudita». Sin embargo, los «nuevos liberales» toman el asunto con la repugnancia del gobierno para responder a los cambios políticos y sociales que son dinámicos en lugar de que estén congelados en el tiempo. Según el Dr Al-Dakhil, las demandas para las reformas no son nuevas, como tantas peticiones en el asunto han sido entregadas a la familia gobernante desde la segunda Guerra del Golfo. En el pasado, «la respuesta del gobierno a tales peticiones fue vacilante y mixta, alternando entre las concesiones limitadas y las perturbaciones financieras». [57] Existen algunas indicaciones, sin embargo, de que la familia gobernante estaría preparada para hacer concesiones dado su agarre al poder y que su riqueza no este seriamente desafiada, y que estos actos terroristas puedan ser controlados. Está siendo evidente para los saudís que las duras medidas contra los grupos disidentes sólo exacerbarán los conflictos internos dentro de la sociedad saudita, y podría retardar las reformas en el futuro.

Con las presiones para la reforma en aumento, el liderazgo saudita ha tomado algunos vacilantes y tentativos pasos para provocar los cambios, aunque todavía de una manera desarticulada y aleatoria. En el plan de estudios escolares, se hicieron enmiendas para quitar algunas frases «que directa o indirectamente promueven la enemistad, la hostilidad y el odio en contra de personas que violan la religión». En el libro de texto para escolares de cuarto grado, la frase «y dale amor y apoya al sincero, y detesta y da hostilidad a los infieles» fueron reemplazados en el nuevo plan de estudios con «y da amor a través de Alá». El término «hostilidad» fue omitido y reemplazado por «y no seas injusto con ellos [los infieles]». [58] El concepto infiel, sin embargo permanece.

Un nuevo esquema llamado «La Escuela que Queremos», para democratizar una muestra de escuelas, fue introducido al final del año escolar 2003-4. Comenzando sobre una base experimental, un Majlis Al-Shura hecho de estudiantes y educadores sería instituido en 70 escuelas. El propósito de este ejercicio es «animar la libertad de expresión, las habilidades del debate, y la aceptación de los puntos de vista de los otros». [59]

En un esfuerzo mayor por separar las escuelas de las actividades terroristas, se emitieron nuevas pautas prohibiendo «la recolección de donaciones en las escuelas para organizaciones caritativas» de otras de las que pueden depositarse directamente en cuentas bancarias las cuales están sujetas a vigilancia. [60] Esta medida particular debe ser vista dentro del contexto aun de una mayor restricción, que requirieron la remoción de las «cajas de donación» de las afueras de las mezquitas, tiendas, supermercados y farmacias. Sin embargo, un reportero del diario saudí Arab News ha encontrado que las pautas que restringen el colocar las cajas de recolección no habían sido volteadas, y estas cajas permanecen en sus sitios. [61]

También en el frente religioso, Arabia Saudita ha estado en el proceso de re-educar y readiestrar a 1,000 imams cuyos sermones del Viernes ejercen considerable influencia en las mentes de los creyentes. Los más virulentos imams han sido destituidos. El gobierno también está ejerciendo una mayor influencia sobre el material usado para los sermones, y la duración de los sermones. Sin embargo, cualquier intento por imponer alguna forma de censura a los sermones del Viernes se encontrará con dificultades debido, como lo ha señalado el Ministro de Asuntos islámicos, al predicador no se le exige leer de un sermón ya escrito. Él concedió, sin embargo, que ciertas «directivas» han sido emitidas a los predicadores para evitar el trato con asuntos que no pueden totalmente comprender. [62]

En el frente político, el gobierno decretó, en su reunión del 13 de octubre del 2003, que de aquí en adelante la mitad de los miembros de los concejos municipales sería electo. Sin embargo, esta medida se haría efectiva dentro de un año. [63] Si la medida es implementada será la primera vez en la historia de Arabia Saudita en que las elecciones, de algún tipo, tendrían lugar. Hay dudas que el derecho a votar será extendido a las mujeres. Es igualmente dudoso que el Majlis Al-Shura se convertirá en un cuerpo elegido pronto, y mucho menos se le permitirá a las mujeres miembros.

En el frente económico, Arabia Saudita está abriendo su economía para atraer la inversión. Notablemente, en noviembre del 2002 Arabia Saudita anunció planes para privatizar 20 principales corporaciones públicas o servicios. Como primer paso, Telecom Saudita ha sido privatizada parcialmente, y su oferta pública inicial (OPI) estuvo saturada con suscripciones; aquellos afortunados en comprar las acciones hicieron sus ganancias al instante. Hay también planes para privatizar los servicios postales, la compañía nacional de seguros y la línea aérea saudí. [64]

Respondiendo a las presiones para las reformas, el liderazgo saudí emplazó el segundo diálogo nacional en la Meca del 28 de diciembre al 1 de enero. El tema principal en la agenda fue «El Extremismo y la Moderación – una Visión Programática». Se celebraron cuatro días de discusiones tras puertas cerradas y no mucho de las discusiones fue hecho público. Sin embargo, al final de las reuniones un comunicado fue emitido declarando los cinco temas del diálogo y el ofrecimiento de dieciocho recomendaciones. Los cinco temas fueron el (shari’a) religioso, social y psicológico, educativo, político y económico, y los medios de comunicación; cada uno fue discutido en términos de su aplicación a la reducción del extremismo en la sociedad. Algunas de las recomendaciones llamaron a realizar estudios adicionales pero tres, en particular, son significantes. La tercera recomendación en la lista de recomendaciones llamó a apresurar las reformas políticas y expandir la participación popular incluyendo elecciones directas del Majlis Al-Shura y animando al establecimiento de los sindicatos, organizaciones voluntarias e instituciones de la sociedad civil. La quinta recomendación llamó por un control mayor de los fondos públicos y por satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos. La novena recomendación trató con la reforma del sistema de educación a animar un espíritu de tolerancia. [65] El Príncipe a la Corona Abdullah recibió a los participantes y «alabó los servicios que ellos proporcionaron a su religión y a la nación», pero no ofreció ninguna promesa respecto a la aplicación de alguna de las recomendaciones. [66] De hecho, poco después de la entrega de las recomendaciones para la reforma en el sistema de educación, unos 150 saudís, incluyendo jueces, profesores universitarios, y un clérigo con enlaces a militantes musulmanes firmó un documento advirtiéndole al Reino contra los cambios en el plan de estudios escolar. Ellos criticaron los cambios propuestos como la «presión americana apuntada a tomar el Reino junto al camino de los infieles». [67]

El opositor más fuerte a las reformas políticas y sociales en Arabia Saudita es el establishment religioso, el cual ejerce una considerable influencia en las vidas de la mayoría de los saudís. La poderosa policía religiosa es una potente arma en las manos de los clérigos para obligar a una estricta adhesión a los principios del Wahhabismo, y la voluntad política para disolverlo y entrar en conflicto directo con el clero no está presente para el momento. De hecho, incluso los reformistas podrían ser renuentes a montar un desafío directo contra el poderoso establishment religioso del estado saudí.

Los príncipes de la realeza tienen mucho más que perder si Arabia Saudita fuese a ser democratizada. Para el momento, un grupo pequeño de príncipes, quizás no más de 150, controlan casi todos los aspectos críticos de lo político, lo militar, seguridad y la vida económica del país. [68] La democracia podría significar la pérdida del poder, y con esta la pérdida al acceso a la riqueza, lo cual ha hecho a muchos príncipes y a su círculo interno increíblemente ricos. No es sorprendente que uno de los antiguos príncipes, el Príncipe Na’if bin Abdul-Aziz, quien sirve como ministro del interior, le dijo al diario de Londres de propiedad saudí Al-Hayat que cualquier reforma debe mantener «nuestros principios» que son la palabra código para el status quo de la familia real gobernante. [69] Una crítica mucho más embotada fue dicha por la Princesa Al-Jawhara Al-Sa’ud. Hablando con una estación de televisión orientada hacia las reformas que opera desde Londres, que fue recientemente cerrada debido a la presión del gobierno saudita, ella dijo que el pueblo saudita estaba endeudado con su familia por la educación, los hospitales, y la construcción de ciudades. Ella concluyó diciéndoles a sus compatriotas: «Nosotros los hemos recogido del desierto. Sin nosotros ustedes no se habrían convertido en seres humanos». [70]

El debate en Arabia Saudita sobre las reformas es intrigante, debido a que mientras más alta es la temperatura de la reforma, mayor el encogimiento de la oligarquía real. Algunos observadores, incluyendo saudís, creen que el Príncipe a la Corona Abdullah es serio cuando habla sobre las reformas, pero así sea que pueda llevar consigo a la mayoría de la familia real y a los poderosos clérigos wahhabi es difícil de predecir. Hay ya señales de que los extremistas religiosos están retaliando y poniendo presión sobre los reformistas para detener o retardar su defensa a las reformas. El diario con sede en Londres Al-Quds Al-Arabi informó sobre amenazas a los escritores y el despido de algunos periodistas que cruzaron ciertas líneas rojas. Tres redactores, Mansour al-Nqaidan, redactor para el diario saudí Al-Riad; Hussein Shubakshi, redactor para el diario saudí Okaz; y Daoud Al-Shiryan, redactor para el diario de Londres de propiedad saudí Al-Hayat, han sido suspendidos por sus respectivos diarios. Ambos Al-Nqaidan y Shubakshi han recibido amenazas de muerte por escribir columnas que apoyan el movimiento de reforma en Arabia Saudita. [71]

Por lo menos hasta el presente las reformas fundamentales en Arabia Saudita son un destello en el horizonte, pero existen reformas secundarias que están ocurriendo algo cojas. Las recientes protestas en las calles de muchas ciudades sauditas, aunque todavía pacíficas, puede convertirse en un torrente si las reformas no satisfacen la aspiración del pueblo saudí, entre quienes la pobreza y el desempleo son altos, y van en aumento. El extremismo está profundamente arraigado en el sistema de educación, y a menos que ese sistema sea fundamentalmente reformado continuará produciendo un número potencialmente grande de terroristas que podrían eventualmente conducir a la familia real saudita hacia el camino tomado por el difunto Shah de Irán.

El Rey Abdullah que, hasta hace poco, era el poder detrás del trono está ahora sentado sobre este debería, si él deseara, llevar a cabo las reformas a las que ha clamado estar comprometido. Él debería ser ayudado por el reciente incremento en el precio del petróleo que se traduciría en decenas de billones en beneficios fiscales adicionales en el 2005. Él puede usar los beneficios para introducir cambios estructurales en la economía saudita con una visión de crear trabajo para una población joven que crece rápidamente o puede comprometerse en retener estos recursos tal como sus predecesores lo hicieron durante la bonanza petrolera en los años setenta del último siglo. Entretanto, el Rey Abdullah ha anunciado que los sueldos de todos los empleados civiles, personal militar, y retirados serán aumentados en un 15 por ciento, haciéndose efectivo este mes.


[1] Al-Sharq Al-Awsat, 22 de junio, 2003.

[2] Okaz (Arabia Saudita), 22 de mayo, 2003.

[3] Traducido por Arab News [Noticias Arabes], 13 de agosto, 2003.

[4] Ibrahim al-Assaf, el Ministro de Finanzas saudí, negó alguna intención de introducir el impuesto a los ingresos en el Reino. Al-Hayat, 2 de abril, 2002.

[5] Al-Hayat, 8 de octubre, 2003.

[6] Al-Hayat, 9 de octubre, 2003.

[7] El Washington Post, 26 de junio, 2003.

[8] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 23 de julio, 2003.

[9] El director gerente de estadísticas dijo que la rata de crecimiento de la población había declinado a mediados del 2003 a 2.9 por ciento de las anteriores proporciones de 3.4-3.6 por ciento, Al-Watan (Arabia Saudita), 21 de noviembre, 2003.

[10] Al-Hayat (Londres), 28 de octubre, 2003.

[11] Al-Watan (Arabia Saudita), 21 de noviembre, 2003.

[12] Informado por Al-Quds Al-Arabi (Londres), el 3 de octubre, 2003.

[13] La mayoría de estos datos fueron confirmados por el Príncipe Walid bin Talal, en una entrevista con el diario saudí Al-Watan (Arabia Saudita), 10 de noviembre, 2003.

[14] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 27 de junio, 2003.

[15] Roz Al-Yousef (Egipto), 31 de mayo, 2003.

[16] El período pre-islámico.

[17] Al-Watan (Arabia Saudita), 22 de mayo, 2003.

[18] Para más información, véase MEMRI Despacho Especial No. 535, 9 de julio, 2003.

[19] Al-Hayat (Londres), 3 de noviembre, 2003. La traducción de Tash Ma Tash fue tomada del Times de Nueva York, 24 de noviembre, 2003.

[20] Véase, por ejemplo, la entrevista con el Jeque Abd Al-Aziz bin Abdallah Al-Ammar, Secretario General del Ministerio para Asuntos Islámicos y Al-Awqaf, en Okaz (Arabia Saudita), 23 de mayo, 2003.

[21] Okaz (Arabia Saudita), 22 de mayo, 2003.

[22] Al-Riad (Arabia Saudita), 24 de junio, 2004.

[23] Al-Watan (Arabia Saudita), 18 de mayo, 2003.

[24] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 17 de mayo, 2003.

[25] Al-Riad (Arabia Saudita), 3 de junio, 2003.

[26] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 23 de julio, 2003.

[27] Al-Riad (Londres), 17 de junio, 2003.

[28] Al-Watan (Arabia Saudita), 21 de octubre, 2003.

[29] Al-Nahar (Líbano), 20 de junio, 2003.

[30] Al-Watan (Arabia Saudita), 21 de junio, 2003.

[31] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 28 de junio, 2003.

[32] Al-Watan (Londres), 21 de junio, 2003.

[33] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 26 de junio, 2003.

[34] Al-Riad (Arabia Saudita), 21 de junio, 2003.

[35] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 27 de junio, 2003.

[36] Para una copia completa de la declaración véase Al-Riad (Arabia Saudita), 21 de junio, 2003.

[37] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 26 de junio, 2003.

[38] Al-Ayyam (Bahrein), 17 de junio, 2003.

[39] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 17 de junio, 2003.

[40] Loc. Cit.

[41] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 17 de junio, 2003.

[42] Al-Quds Al-Arabi, 3 de enero, 2004.

[43] La carta con los nombres de sus 300 firmantes apareció en Al-Quds Al-Arabi, el 27 de septiembre, 2003. Todas las citas son de la traducción al inglés de la carta que apareció el El Daily Star (Beirut), 4 de octubre, 2003.

[44] www.raya,com/2003/07/01

[45] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 14 de septiembre, 2003.

[46] Al-Watan (Arabia Saudita), 10 de noviembre, 2003.

[47] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 25 de septiembre, 2003.

[48] Al-Quds Al-Arabi, 24 de noviembre, 2003.

[49] Al-Quds Al-Arabi, 30 de diciembre, 2003.

[50] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 16 de octubre, 2003.

[51] Al-Jazeerah (Arabia Saudita), 15 de octubre, 2003.

[52] Okaz (Arabia Saudita), 25 de octubre, 2003.

[53] Okaz (Arabia Saudita), 27 de mayo, 2003.

[54] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 15 de noviembre, 2003.

[55] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 13 de noviembre, 2003.

[56] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 25 de octubre, 2003.

[57] El Daily Star (Beirut), 18 de octubre, 2003.

[58] Arab Times (Kuwait), 18 de septiembre, 2003.

[59] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 21 de octubre, 2003.

[60] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), el 21 de octubre de 2003.

[61] Arab News, 28 de julio, 2003.

[62] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 13 de noviembre, 2003.

[63] Al-Sharq Al-Awsat (Londres), 14 de octubre, 2003.

[64] Embajada Real de Arabia Saudita (Washington, DC), Comunicado de Prensa, 7 de noviembre, 2003.

[65] Al-Sharq Al-Awsat, 4 de enero, 2004.

[66] La Gaceta Saudï, 4 de enero, 2004.

[67] Al-Sharq Al-Awsat, 2 de enero, 2004.

[68] Véase Nimrod Raphaeli, «Arabia Saudita,: Una Guía Breve a su Política y Problemas». Revisión de Asuntos Internacionales del Medio Oriente, Vol.7, No. 3 (2003).

[69] Al-Hayat (Londres), 5 de noviembre, 2003.

[70] www.Arabianews.org/article.cfm?qid, 13 de septiembre, 2003.

[71] Al-Quds Al-Arabi (Londres), 11 de octubre, 2003.