El Emir de Qatar Tamim Bin Hamad Al-Thani, recibe a los altos funcionarios de Hamas Isma’il Haniyeh y Khaled Mash’al (Fuente: Aawsat.com)
Desde el mes de mayo, 2017 Qatar ha librado una batalla multi-frontal con el cuarteto árabe. Los bandos están claros: en la esquina de Qatar, se encuentra Hamas, la Hermandad Musulmana, Turquía e Irán. En la otra esquina se encuentran Arabia Saudita, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Israel tiene un interés muy particular en fortalecer relaciones con los últimos cuatro, como aliados en contra de Irán.
Durante muchos años, Qatar ha estado impulsando una agenda antisemita, ya sea en sus políticas o por medio de la red de medios de comunicación de Al Jazeera que este opera. El estado del Golfo apoya abiertamente a Hamas y a la Hermandad Musulmana y alienta el terrorismo en contra de Israel. La red Al Jazeera siempre ha sido y sigue siéndolo, un portavoz de Al-Qaeda y de sus diversos afiliados.
Durante años, Qatar ha provisto refugio seguro para el Jeque Yousuf Al-Qaradhawi, la autoridad religiosa de la Hermandad Musulmana. Qaradhawi ha pedido un segundo holocausto contra los judíos, esta vez «con la ayuda de Alá y de los feligreses [musulmanes]».
Hoy día, Qatar mantiene una alianza militar activa con Turquía, donde cada vez más son ideadas artimañas terroristas en contra de Israel y cuya hostilidad hacia ello crece rápidamente.
Recientemente, fue removido el manto de colaboración de Qatar con Irán.
Qatar también ayudó a rehabilitar el sur del Líbano luego de la guerra de Hezbolá con Israel allí en el 2006, fortaleciendo de esta manera la postura de Hezbolá en cualquier confrontación futura con Israel. Este hizo lo mismo con Hamas en Gaza luego de la guerra del 2014.
Bajo estas circunstancias, es natural que Israel considere a Qatar como el enemigo que es y se niegue a permitir que Qatar ejerza su influencia sobre Gaza, donde tal influencia pudiera lastimar gravemente a Israel en un enfrentamiento futuro. Sin embargo, lo que parecería natural para cualquiera que se encuentre preocupado por la seguridad de Israel, aparentemente no tan obvio para el gobierno israelí, tal como lo demuestra el hecho de que el gobierno está permitiendo que Qatar fortalezca el poder de Hamas entre el pueblo palestino.
Israel le permite a Muhammad Al-Emadi, un agente de Qatar con el título de embajador, que visite Israel libremente a voluntad (por su propia cuenta, este ha visitado Israel en 20 ocasiones desde el 2014) y con frecuencia entra a Gaza y reparte ayuda dada por Qatar. Este otorga entrevistas en los medios de comunicación israelíes, donde pretende explicar los intereses de Israel a los israelíes. Todo esto mientras Gaza está bajo las garras de Hamas y cada centavo de ayuda transferida allí, incluso si no posee fines militares, solo fortalece a Hamas.
Entonces, ¿cómo explica el gobierno israelí esta política de colaboración incomprensible con un estado enemigo? En lo más alto de la lista de excusas está la afirmación (claramente infundada) de que la ayuda de Qatar a Gaza está evitando una guerra al impedir que Gaza se precipite a una crisis humanitaria. Este reclamo debe ser examinado en dos niveles: Primero, ¿existe realmente una crisis humanitaria en Gaza? Una evidencia objetiva sugiere que la amenaza de crisis humanitaria es en gran medida una manipulación mediática orquestada por Qatar por una parte y el gobierno israelí por la otra. Segundo, incluso si esta afirmación fuese cierta, la pregunta sigue siendo: ¿es la ayuda de Qatar la única forma de prevenir esta crisis humanitaria que supuestamente llevará a la guerra? ¿Y no es capaz Israel de evitar una crisis de este tipo por sí mismo, sin requerir de los servicios o del dinero de Qatar? Por ejemplo, ¿no pudiera simplemente Israel suministrar electricidad, que parece ser la fuente de todos los desafíos infra-estructurales?
La verdad es que estos problemas pudieran ser resueltos dentro de un margen de tiempo razonable si Israel provee la electricidad necesaria para impulsar los proyectos de purificación de agua y desalinización de agua que ya han sido construidos y si Hamas fuese a permitir la utilización de la electricidad israelí para el beneficio de los residentes de Gaza. Si aceptamos el argumento de que la crisis humanitaria plantea una amenaza de guerra, que pudiese exigir un alto número de fallecidos israelíes, no vale la pena que Israel haga la inversión en el área de electricidad para evitar así pagar un alto precio en las vidas de los soldados, incluso si hacerlo puede verse como rendirse a la extorsión? En cualquier caso, Israel puede exigir recuperar su inversión, con intereses, en una infinidad de maneras diferentes.
Además, si Hamas se niega a permitir que Israel ayude a resolver los problemas de infraestructura en Gaza, Israel quedará eximido de toda responsabilidad por dicha situación. Bajo tales circunstancias, si estalla una guerra como resultado de un colapso humanitario, será porque Hamas forzó su voluntad sobre los residentes de Gaza y será obvio para todos aquellos responsables.
En las últimas semanas, los israelíes han difundido ampliamente afirmaciones falsas y proyecciones infundadas respecto a una crisis humanitaria, una escasez de alimentos y una guerra inminente en Gaza. Pero estas afirmaciones van en contra de la data del propio gobierno israelí, así como también de los informes sobre Al Jazeera y en el portavoz mediático de Hamas en Gaza Al-Risalah. Aquí expongo solo algunos ejemplos de evidencia en contra:
Según la Autoridad de Cruce de Tierras del Ministerio de Defensa, que opera los cruces fronterizos de Gaza, unos 160.000 camiones que transportaban mercancías compradas por residentes de Gaza cruzaron hacia Gaza desde Israel en el 2017. Según el Coordinador de Actividades Gubernamentales de las FDI en los Territorios, unas 100.000 unidades de vivienda están siendo actualmente construidas y cientos de otros proyectos también están en marcha.
Recientemente Al Jazeera transmitió una exposición, disponible en el portal del Instituto de Investigación de los Medios de Comunicación del Medio Oriente, respecto al auge económico en Gaza, que incluye nuevos y modernos centros comerciales, 24 hoteles, restaurantes gourmet y más. Hace dos semanas, el portal de Hamas dedicó un video no a la crisis humanitaria de la cual el gobierno israelí ha estado advirtiendo, sino al fenómeno de los autos robados de Israel y que son llevados a Gaza.
Otro argumento hecho es que las partes pudieran ser muy fácilmente arrastradas a una guerra que estos no tenían ninguna intención de emprender y que la mediación de Qatar es la única manera de evitar un escenario tan indeseable. Esto, también es un argumento infundado, porque las cárceles israelíes están repletas de prisioneros de Hamas que pudieran cumplir tal papel si Hamas realmente está interesado en evitar que la situación se deteriore. No existe necesidad específica para un enviado u oficial de Qatar.
Echemos otro vistazo a la perspectiva regional: el cuarteto árabe, que Israel necesita para combatir a Irán, está furioso por el doble juego que realiza Israel. Esto me fue transmitido por fuentes estadounidenses cercanas a estos cuatro estados. El gobierno israelí se engaña a sí mismo si cree que puede jugar al doble juego sin que sus acciones vuelvan a afectar a Israel. Esto muy probablemente socavará las relaciones de Israel con el cuarteto en un momento crítico.
La peor parte de todo esto es que la política israelí que le permite a Qatar reforzar a Hamas terminará exigiéndole un alto precio a Israel en una confrontación futura. El día no está muy lejos cuando la gente comience a preguntarse el por qué Israel promulgó una política que logró fortalecer a sus enemigos. ¿Fue una decisión consciente del gobierno que consideró estas consecuencias diplomáticas y militares? ¿O fue llevado inadvertidamente el gobierno por consideraciones no dignas hacia una política de auto-inmolación y de colaboración con un enemigo?
Este artículo apareció en la edición del 4 de marzo del diario Israel Today