A raíz de su asesinato ocurrido la semana pasada, algunos apologistas del grupo terrorista Hezbolá han tratado de minimizar a Lokman Slim señalándolo como una especie de don nadie. En realidad, Slim era un hombre mayor que la mayoría de los grandes nombres que hacen los titulares del Líbano porque combinaba tres atributos personales extremadamente poderosos, raros y para Hezbolá – muy peligrosos: Era un individuo que no se vendía, era un hombre sin miedo y siempre tenía algo que decir.

Conocí a Lokman hace 20 años cuando, como diplomático estadounidense a nivel medio y asentado en Ammán, visité las editoriales de libros en Beirut. Mi competencia en la embajada estadounidense en Jordania incluyo el Programa de Libros Árabes del Departamento de Estado, que alguna vez tuvo su sede en Beirut, antes de la Guerra Civil del Líbano. Lokman y su hermana Rasha, una figura dinámica por derecho propio, dirigían una maravillosa editorial árabe, Dar al-Jadeed.[1] Los libros bellamente diseñados seleccionados por Lokman y Rasha reflejaban sus exigentes gustos y amplios intereses: temas sobre reforma política y religiosa, arte, literatura, libre investigación. Lokman, sus amigos y familiares tuvieron otros proyectos e iniciativas a lo largo de los años, todos estos relacionados a sus principales preocupaciones, que siempre fueron la dignidad humana, justicia y libertad, tanto dentro del Líbano como en la región.

Otro esfuerzo inicial fue la investigación y un documental realizado sobre la masacre del campo de refugiados palestinos de Sabra y Chatila en 1984, en la que entrevistó a seis combatientes de las Fuerzas Libanesas involucrados en ese horrible episodio de la Guerra Civil en el Líbano.[2] Un esfuerzo paralelo, también del año 2005, fue UMAM Documentation and Research – documentación e investigación que sirvió como organización coordinadora para una variedad de iniciativas, desde preservar el patrimonio y la memoria del reciente conflicto en el Líbano hasta la creación de un raro espacio cultural y artístico en los suburbios densamente poblados de la zona sur de Beirut, el Foro Penitenciario de MENA.[3]

Un documental posterior del año (2016) dirigido por la cineasta Monika Bergmann, la esposa de Lokman Slim, se centró en la famosa prisión de Tadmor en Siria.[4] Hayya Bina, otra iniciativa más, se enfocó en brindar oportunidades y alternativas a la empobrecida población chiita del sur del Líbano hasta que en el año 2015 la administración Obama le cortó precipitadamente el financiamiento otorgado por el gobierno estadounidense con ansias de reconciliarse con el régimen iraní.[5] Lokman era un apasionado por la comunidad de la cual provenía y entre la que aún vivía. De hecho, él hubiese podido muy fácilmente haberse ido y vivir a París si lo hubiese deseado, pero prefirió quedarse y trabajar en Haret Hreik.

Dados los frecuentes ataques difamatorios por parte de la red propagandística de Hezbolá contra Lokman y otros – Lokman fue acusado de ser un títere «chiita de la embajada (estadounidense)» colocado en la nómina del imperialismo estadounidense – cabe explorar un poco el cómo funciona realmente toda la subcultura sobre la financiación del gobierno estadounidense de la sociedad civil en el extranjero. Las verdaderas cantidades son pequeñas y son fuertemente controladas, nada que ver con las ganancias inesperadas en efectivo que Irán y otros les otorgan a sus agentes-estados regionales. Y la amarga realidad es que ese financiamiento por parte de las ONG siempre fue mucho menor y más atenuado a lo que los estadounidenses le dan regularmente a los diferentes regímenes. Los títeres de Hezbolá en el gobierno libanés reciben más generosidad y apoyo tangible del Tío Sam de lo que toda la sociedad civil libanesa pudiera soñar.

Pero Lokman no fue asesinado por sus actividades de ONG en sí mismas, sino que muy probablemente fue porque su defensa de alto perfil en contra de Hezbolá cruzó una especie de punto de no-retorno interno conocido solo por el grupo. Lokman había sido señalado para morir hace ya años y lo sabía, pero ninguno de nosotros sabía cuándo o si ese momento finalmente llegaría. Existen muchísimas críticas dirigidas hacia Hezbolá en el Líbano todos los días, pero es solo cuando su defensa puede conducir a un cambio o toca alguna prioridad central que el grupo siente necesidad de atacar. El grupo también está mucho más preocupado por las críticas provenientes de la comunidad chiita libanesa que busca controlar a los sunitas y cristianos (aunque Hezbolá también ha asesinado a muchos de ellos). En tal sentido, el ataque a Lokman nos recuerda el asesinato del investigador iraquí Hisham al-Hashemi en el 2020: ambos ya habían aprendido o pudieran aprender demasiado sobre el funcionamiento interno de las milicias/escuadrones de la muerte financiados por Irán en sus respectivos países.[6]

Lokman vivió apasionadamente y su vida la vivió muy bien. Luego de la masacre en París ocurrida en enero del 2015 perpetrada por yihadistas salafistas a las oficinas de la revista Charlie Hebdo, este me escribió: «En este triste día, es bueno recordar que Hassan Nasrallah, ante el frenesí de las caricaturas danesas, declaró el 1 de febrero, 2006: «‘Si un musulmán hubiese hecho cumplir el fatua del Imam Jomeini y hubiese asesinado al renegado de Salman Rushdy, esos bastardos no se hubiesen atrevido a atacar al profeta ni en Dinamarca, ni en Noruega ni en Francia…'»

Cuando me hice cargo del Middle East Broadcasting Networks (MBN) en el 2017 y comencé a escribir una página de opinión,[7] Lokman fue una de las primeras personas en las que pensé como columnista. Pero él no aceptó; No quería estar atado a nada. Ocasionalmente nos envió algunos artículos de opinión, pero se negó a cobrar por estos. Cuando visité el Líbano en el 2017 por primera vez como ciudadano privado y me sentía algo preocupado de que me permitieran entrar, me respondió: «Lamentablemente, sé algo sobre esto… Como me encuentro ‘en la lista gris’, cada vez que salgo del país o regreso, tengo que pasar algunas horas extra esperando que me autoricen la salida o entrada… «Pude llevar a Lokman y a al-Hashemi a una conferencia en el 2018 que celebramos en Túnez sobre la continua lucha por la dignidad humana en el mundo árabe.[8] Tenía la esperanza de realizar una conferencia de seguimiento con él en el Líbano, pero esa oportunidad nunca llegó. «El Líbano merece que se le ofrezca esa oportunidad… ¡Nos estamos volviendo tan provincianos que necesitamos una llamada de atención incluso en forma de conferencia o algo parecido!»

Productivo y centrado en todas las buenas formas que el mundo aprueba (el trabajo de las ONG, las conferencias, publicaciones, investigaciones, promociones), Lokman sabía que este tipo de trabajo incremental era esencial e insuficiente. Él fue un idealista, pero también un hombre que comprendía el cómo el poder, el poder verdadero y despiadado, se ejerce por el mal en el mundo real. Nunca se desesperó, pero comprendió demasiado bien la tragedia del Líbano y la correlación mortal de fuerzas que lo estrangulaban.

Luego ese mismo año, describió «un verdadero episodio en el que no dejé de pensar en los últimos días, éramos tres libaneses alrededor de la mesa del embajador alemán quien organizó esta función con motivo de la visita de un diputado del Comité de Asuntos Exteriores en el Bundestag. Molesto por mis comentarios sobre la ‘fiebre del oro’ europea en Teherán, se volvió hacia mí y me preguntó sin ninguna diplomacia: ‘¿Pero por qué no desea usted ver los impactos positivos de la Pax Iranica?'»

A medida en que el Líbano descendía en una crisis política y económica más o menos permanente en el año 2019 y muchos salían a las calles para manifestarse contra las imperantes condiciones intolerables, Lokman estaba allí y algunos de nosotros estábamos preocupados por su exposición. Este me contestó, «muchas gracias por tu mensaje y consejo. Como puede imaginar, con todo lo que está pasando, ha sido muy difícil mantenerse cauteloso, tener la conciencia tranquila y serle fiel a los compromisos y valores». De manera típica, en lugar de pensar en cómo esconderse, ofreció media docena de ideas fantásticas sobre cómo ayudar al «thawra» a florecer y crecer. Pero Washington no tenía un apetito verdadero por tales actividades. Estas eran ideas que un Occidente que estaba tan comprometido con sus supuestos ideales tales como Irán y los yihadistas salafistas con los suyos, hubiesen acogido. Pero ese mundo ya parece haber pasado, si es que alguna vez existió.

Hace menos de un año, tal como cuando el canal de televisión Al-Hurra lo intentó, en nuestra pequeña y lamentable forma de hacerlo, de arrojar luz adicional sobre la conexión Irán-Hezbolá a la corrupción en la región, este alentó: «Estoy muy feliz de que el nexo de la corrupción entre Irak y el Líbano les llamó la atención. Yo creo que exponer estas redes ayudará verdaderamente a iluminar los esquemas financieros/políticos/clericales que sostienen al «eje de la resistencia». Por supuesto, esto no escatimará en revelar a los facilitadores multi-confesionales que conforman la élite política de estos países».

Aquellos que ven a Lokman como una especie de representante en Occidente están totalmente equivocados. El suyo fue una lucha singular con mucha más coherencia, de principios y honestidad que la mostrada por un Occidente aparentemente distraído y repleto de dudas sobre sí mismo y el lugar que este ocupa en el mundo, un Occidente cansado de luchar y ansioso por abrazar cualquier tipo de hegemonía regional que nos alivie el tener que trabajar y esforzarnos demasiado.

En un mundo mejor, la «comunidad internacional» se apresuraría a acoger para sí la lucha de Lokman y la de sus colegas en los días que están por venir. Yo no visualizo ni a Europa ni a los Estados Unidos de Biden con este tipo de claridad moral. La declaración del secretario de Estado Blinken en la que condenaba el asesinato de Lokman ni siquiera podía mencionar a Hezbolá por su nombre.[9] En cambio, pidió a los líderes políticos y de la judicatura del Líbano – casi todos partidarios de Hezbolá – que tomen medidas contra aquellos que perpetraron este crimen. Una interpretación demasiado caritativa a esta declaración sería que es el producto del equipo en política exterior de una nueva administración que recién está comenzando. Otros lo verán como un acto de profundo cinismo.

Estallo en ira por la muerte de mi amigo por razones egoístas, porque era un hombre al que yo respetaba y admiraba. Pero tanto su vida como su muerte demuestran con asombrosa claridad una amarga y muy esclarecedora verdad, de que el Medio Oriente hallará su camino para seguir solo hacia adelante en gran parte de este. Encontrará una mejor manera de hacer las cosas y cambiará a través del sacrificio y la lucha de sus mejores y más valientes hombres o caerá en desesperación y deterioro aún mayor de lo que hayamos visto jamás. Occidente debe y debería ayudar de manera más creativa e inteligente. Pero nosotros carecemos de la capacidad moral, sutileza y seriedad para liderar. Si la región posee futuro será por las generaciones vivas y futuras dispuestas a luchar sin descanso ni alivio, tal como lo hizo Lokman sin importar el costo que esto pudiera acarrear.

*Alberto M. Fernández es Vicepresidente de MEMRI. 


[1] Twitter.com/daraljadeed2?lang=–.

[2] Youtube.com/watch?v=HAm69aiVTQE.

[3] Umam-dr.org/.

[4] Al Jadid, Aljadid.com/node/2089, 2017.

[5] Wall Street Journal, 14 de junio, 2015 https://www.wsj.com/articles/obamas-favors-for-the-mullahs-1434320132.

[6] Newlinesmag.com/essays/the-man-who-knew-too-much-why-shiite-militias-killed-iraqs-finest-isis-scholar/, 4 de octubre, 2020.

[7] Alhurra.com/different-angle.

[8] Alhurra.com/different-angle/2018/10/06/%D9%85%D8%A4%D8%AA%D9%85%D8%B1-%D8%A7%D9%84%D9%83%D8%B1%D8%A7%D9%85%D8%A9-%D8%A7%D9%84%D8%A5%D9%86%D8%B3%D8%A7%D9%86%D9%8A%D8%A9-%D9%81%D9%8A-%D8%AA%D9%88%D9%86%D8%B3-%D9%8A%D9%81%D8%AA%D8%AD-%D9%86%D8%A7%D9%81%D8%B0%D8%A9-%D9%84%D9%84%D8%AA%D9%81%D8%A7%D8%A4%D9%84-%D9%88%D8%A7%D9%84%D8%A3%D9%85%D9%84.

[9] Departamento de Estado de los Estados Unidos, «Asesinato del activista libanés Lokman Slim, comunicado de la prensa», 4 de febrero, 2021 State.gov/assassination-of-lebanese-activist-lokman-slim/.