Publicado originalmente en Haaretz, 10 de mayo de 2022
Durante décadas, Qatar ha brindado, directa o indirectamente, apoyo económico y político a todas las organizaciones terroristas islámicas extremistas: la Hermandad Musulmana, Al Qaeda e incluso grupos vinculados a ISIS. El líder de la Hermandad Musulmana, jeque Yousuf Al-Qaradawi – uno de los principales juristas islámicos, conocido por su antisemitismo extremo y su justificación de la aniquilación de los judíos en el Holocausto, operó durante muchos años en Qatar, bajo la protección del Estado. Qatar también dio refugio a líderes de otras organizaciones yihadistas. Su sistema educativo está saturado de prédicas sobre yihad y ataques suicidas. Su medio de comunicación estatal, el canal Al-Jazeera, está plagado de antisemitismo y negacionismo del Holocausto.
El jefe de la oficina política de Hamás, Ismail Haniyeh, agradece al emir de Qatar, jeque Tamim bin Hamad Aal-Thani, el apoyo de su país a Hamás. (Fuente: qudspress.com)
En 1996, Estados Unidos informó personalmente al emir qatarí de que agentes estadounidenses habían venido a detener a Khalid Sheikh Mohammed (KSM), el agente terrorista responsable de varios atentados a gran escala en Asia, que había recibido asilo y se desempeñaba como empleado del Ministerio de Electricidad y Agua de Qatar. En cuestión de horas, KSM desapareció; cinco años después, se lo conoció como el cerebro del 11 de septiembre. Si no le hubieran dado asilo en Qatar o no lo hubieran alertado antes de ser arrestado, estos ataques no habrían ocurrido. Durante años, Qatar apoyó a los talibanes, y el año pasado [2021] los ayudó en su golpe de Estado contra el gobierno afgano elegido democráticamente, y 13 militares estadounidenses murieron en la violencia. Hoy, Qatar está haciendo todo lo posible para dar legitimidad y ayuda internacionales a los talibanes.
Desde su creación, Al Jazeera TV, que funciona con fondos de sus propietarios –el régimen qatarí–, ha actuado como portavoz de las organizaciones terroristas yihadistas, difundiendo incesantemente mensajes incitadores contra Israel. La afirmación de que Qatar ha calmado los ánimos en los últimos meses es ridícula y demuestra una absoluta ignorancia. Durante los recientes acontecimientos violentos en el Monte del Templo, el canal, que es el más visto en los territorios palestinos, informó diariamente que el régimen israelí tenía previsto celebrar sacrificios y “oraciones talmúdicas” en la mezquita de Al Aqsa, lo que naturalmente contribuyó a la intensificación de la violencia.
Los israelíes recordarán especialmente la celebración televisada del cumpleaños en el estudio del canal en honor a la liberación de la prisión israelí del terrorista Samir Kuntar, quien en un ataque terrorista en 1979 destrozó el cráneo de Einat Haran, de cuatro años, en la playa de Nahariya y asesinó a su padre. La celebración incluyó efusivos elogios para Kuntar, una gran tarta, una banda y fuegos artificiales.
Qatar es quien apoya a Hamás en la Franja de Gaza. Lo hace mediante millones de dólares –según un informe del 5 de enero [de 2022] publicado por Yonatan Liss en el diario Haaretz, 5.000 millones de dólares en la última década– que los gobiernos israelíes le permitieron transferir a Gaza, en apariencia no a Hamás. El intento israelí de comprar una calma temporal con fondos “que no son nuestros” permite a Hamás construir sus sistemas militares, que incluyen túneles, cohetes, drones y unidades militares integradas por miles de combatientes.
Un cálculo sencillo demuestra claramente que habría sido mejor «comprar» esta tranquilidad con inversiones israelíes, en forma de ayuda a los habitantes, y no como ayuda para construir y armar a Hamás. Esto podría haberse hecho a través de organizaciones internacionales que no están vinculadas a Hamás, y mediante la aprobación [israelí] del empleo de decenas de miles de habitantes de Gaza en Israel.
No cabe duda de que, después de todos estos años de financiación de Hamás con el permiso de Israel, un cambio de dirección implicaría una lucha difícil, pero es posible. Esto se debe a que los Emiratos Árabes Unidos, que están al lado de Israel como su aliado y firmaron un acuerdo de paz, pueden lograr la mayor parte del cambio en Gaza, tanto política como económicamente. Los Emiratos Árabes Unidos no tienen menos recursos que Qatar para realizar inversiones masivas en la Franja de Gaza, y están asombrados por la adhesión de todos los gobiernos israelíes a su rival Qatar. Egipto también está interesado en poner fin al dominio de Hamás en Gaza, porque Hamás es la rama palestina de la Hermandad Musulmana, el enemigo acérrimo del régimen egipcio. Egipto puede ayudar a este cambio de dirección utilizando su poder como vecino de Gaza.
Se podría haber esperado que el actual gobierno [israelí] [del primer ministro Naftali Bennet] se abstuviera de continuar con la política de ayuda indirecta a Hamás, que perjudica los intereses de seguridad a largo plazo del Estado de Israel. El primer ministro Bennet incluso advirtió, en el momento álgido de los acontecimientos del Monte del Templo, que Al-Jazeera TV –es decir, el régimen qatarí– “miente todo el tiempo”. Pero las gacetillas de prensa del gobierno contradicen sus declaraciones, que parecen estar destinadas a preparar el terreno para una continuación de la política anterior, que no ve ni el daño político ni el de seguridad [que está causando]. Esto se debe a que Qatar es el que está luchando más activamente, regional e internacionalmente, contra los Acuerdos de Abraham.
Más allá de todas las consideraciones estratégicas y políticas, la cooperación con Qatar, cualquiera que sea su objetivo, es a la vez desastrosa desde el punto de vista estratégico y moralmente vergonzosa. La responsabilidad de ello recae en el gobierno israelí.
* Yigal Carmon es presidente y fundador de MEMRI y se desempeñó como asesor antiterrorista de dos primeros ministros israelíes.